Anuario del terrorismo yihadista 2023

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Prólogo a cargo de Fernando Grande-Marlaska, Ministro del Interior

Desde que la violencia terrorista yihadista desplegara toda su fuerza sobre suelo europeo, especialmente entre los períodos de 2004-2005 y a partir de 2015 en adelante, tanto España como la Unión Europea han buscado combatir este fenómeno a través de un esfuerzo conjunto, holístico y multidisciplinar. Para ello se trabaja a través de múltiples frentes tanto nacionales como internacionales: desde proporcionar las plataformas necesarias para la coordinación, la cooperación y el intercambio de información entre los Estados miembros en materia antiterrorista hasta el esfuerzo regulatorio para la prevención de la radicalización en espacios en línea y el establecimiento de sanciones contra personas, grupos y entidades involucrados en actos de terrorismo.

El terrorismo yihadista se presenta desde hace casi tres décadas como una de las mayores amenazas para la seguridad global, y en nuestro entorno no somos ajenos a ello. Además de sentirlo en nuestras propias fronteras, vemos cómo durante este período el extremismo violento se ha manifestado con virulencia en diferentes regiones, desde Oriente Medio a Occidente pasando por África y el Sur de Asia, afectando directamente a la vida de millones de personas.

Las dinámicas de violencia yihadista no han dejado de crecer en los últimos años. El terrorismo global llega cada vez con mayor asiduidad a nuevos territorios en los que su influencia se consideraba muy limitada e incluso inexistente hasta fechas recientes. En África, países como Mali, Burkina Faso, la República Democrática del Congo o Mozambique son ejemplo de ello. Esto provoca que el momento sea uno de los más propicios si cabe para analizar este panorama, al encontrarnos en un escenario en el que el debilitamiento de Al Qaeda y de Estado Islámico junto al desplazamiento del foco mediático hacia otros acontecimientos como es la guerra en Ucrania o el conflicto entre Hamas e Israel puede llevarnos a tener una errónea percepción de la realidad al creer que la amenaza terrorista es ajena a todos nosotros.

Pero no es así. Si bien es cierto que los principales damnificados por el terrorismo son las propias víctimas de los atentados, estas no son las únicas que sufren este tipo de violencia. Cada año son cientos de miles las familias que se ven obligadas a abandonar sus hogares en un intento de huir de los conflictos derivados de la violencia terrorista, desplazándose en ocasiones hasta lugares donde las condiciones de vida son muy duras y apenas se llega a cubrir las necesidades básicas, como es el caso de algunos campos de refugiados. La dimensión de género es también un elemento que se añade al panorama de deterioro de la seguridad en el cual nos encontramos y donde la Unión Europea siempre ha tenido una especial preocupación, ya que muchas mujeres y niñas, además de sufrir en primera persona los ataques, a menudo son testigo de deplorables violaciones sobre sus derechos más básicos en forma de secuestros, trabajo forzoso o explotación sexual.

Este año hemos conmemorado el XX aniversario de los atentados del 11 de marzo de 2004, motivo por el cual la Comisión Europea escogió Madrid para la celebración del Día Europeo de Recuerdo de las Víctimas del Terrorismo, que tuvo lugar en las Galerías de las Colecciones Reales bajo la presidencia de Sus Majestades los Reyes. El recuerdo de este trágico ataque terrorista de inspiración yihadista, que acabó con la vida de 193 personas y dejó más de 1800 heridos, nos reafirma en la convicción de que uno de los pilares de la lucha contra el terrorismo tiene que ser la mejora de la situación de las víctimas del terrorismo, como principales damnificados de la lacra terrorista, y su toma en consideración en la prevención de la radicalización.

Con la mirada puesta en avanzar en la consecución de estos objetivos, durante la pasada Presidencia española del Consejo de la Unión Europea, se han aprobado por unanimidad las “conclusiones para mejorar el apoyo y reconocimiento a las víctimas del terrorismo”, de 4 de diciembre de 2023, que refuerzan los mecanismos de coordinación existentes en la Unión para la protección de las víctimas, y reconocen el extraordinario valor de los testimonios de las víctimas del terrorismo en la deslegitimación de la violencia. en dichas conclusiones del Consejo de la Unión Europea se hace un llamamiento a los Estados Miembros para impulsar las políticas de reconocimiento y memoria de las víctimas del terrorismo.

Desde hace años en España promovemos el desarrollo esas políticas de memoria, de las que el Centro para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo es el principal referente. El Centro Memorial es pionero en recordar a todas las víctimas de todos los terrorismos que han actuado en España desde 1960, y realiza una actividad imprescindible para el conocimiento del terrorismo y la reparación de sus víctimas.

También es preciso poner en valor el esfuerzo que se está realizando por los Ministerios del Interior y de Educación y Formación Profesional, junto con el Centro Memorial, para implementar en toda España el proyecto “Memoria y Prevención del Terrorismo”. Este proyecto educativo promueve el estudio de la historia del terrorismo en España en las aulas, y lo complementa con el testimonio personal y directo de las víctimas, llevando así la voz de sus familiares y supervivientes a los centros educativos como la mejor forma pedagogía contra la radicalización violenta. Desde España somos firmes en la defensa de unos valores comunes que chocan de frente con los actos de terrorismo y la degradación de los derechos fundamentales contra enormes grupos de población y colectivos. Si algo nos dice nuestra experiencia en la lucha contra el terrorismo es que no debemos bajar la guardia, el terrorismo es, por tanto, uno de los principales objetivos contra el que debemos dar una respuesta integral. Por ello, desde el Ministerio del Interior hemos actualizado recientemente la Estrategia Nacional contra el Terrorismo, verdadero instrumento político estratégico de lucha contra este fenómeno y los extremismos violentos.

Esta estrategia nos aporta una de las principales lecciones aprendidas en la lucha contra el terrorismo en España: la enorme eficacia que se consigue en la lucha contra el terrorismo cuando se lleva la iniciativa frente a los terroristas, se está junto a las víctimas y se movilizan todas las capacidades necesarias del Estado y también de la sociedad en su conjunto y de la academia.

Por este motivo, entendemos que investigaciones como la que presenta el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET) bajo la dirección de Carlos Igualada en este Anuario del terrorismo yihadista 2023 es una de las herramientas más valiosas que promueve y difunde estos valores ante una amenaza que no conoce fronteras y que hoy en día está lejos de dejar de existir.

Desde el Ministerio del Interior del Gobierno de España estamos orgullosos de poder contribuir a esta publicación, que en su séptima edición, la segunda consecutiva también traducida al inglés de su versión original en español, busca señalar cuáles son las tendencias del movimiento yihadista en su dimensión global, regional y local, haciendo un análisis exhaustivo de hacia dónde está evolucionando este fenómeno y de las amenazas que representa para la seguridad de todos nosotros.

Bajo el propósito de analizar las dinámicas del yihadismo global tanto desde su perspectiva global como regional, encontramos los tres primeros capítulos de esta publicación, resultado del trabajo de monitorización y análisis realizado a lo largo del año en cada una de las regiones de estudio del OIET.

En el primero de ellos, Carlos Igualada pone el foco en las diferentes tendencias yihadistas desarrolladas a lo largo del último año. Entre ellas destacan la consolidación de África Occidental como principal epicentro de actividad terrorista, el surgimiento de nuevos focos de interés para la expansión de la agenda del extremismo violento, la instrumentalización del conflicto entre Hamas e Israel por parte del terrorismo o la creciente amenaza que representa la rama territorial de Estado Islámico en el Khorasan para la seguridad regional centroasiática y también para Occidente y Europa.

Por su parte, en el segundo capítulo Ana Aguilera centra la atención en la evolución del yihadismo en las regiones del Magreb y África Occidental durante el último año. En su análisis, la autora destaca que el continente africano cuenta con el índice más elevado en lo que respecta a violencia yihadista a escala global. La investigadora también afirma que la coalición afiliada a Al Qaeda (JNIM) capitaliza este ascenso meteórico en las dinámicas de violencia en la región y que la proyección de riesgos derivados de la violencia extremista se encuentra agravada por la espiral de conflictos en su entorno más inmediato, particularmente en Sudán y Etiopía, así como en la esfera internacional.

En el tercero de los capítulos, Iñaki Méndez hace hincapié en la evolución del yihadismo en el Sudeste Asiático, destacando una sustancial mejoría en todos los países de la región en cuanto a lo que concierne a la amenaza yihadista, a excepción del caso de Tailandia. El autor destaca que los esfuerzos realizados en materia de contraterrorismo en países como Indonesia y Filipinas han conseguido descabezar al movimiento yihadista regional y local, dejando muy debilitadas a sus organizaciones terroristas más representativas, como Abu Sayyaf o el Maute Group.

El cuarto capítulo es fruto del seguimiento y análisis de las operaciones frente al yihadismo que se realizan en España a lo largo del año. Este capítulo, más allá de hacer un balance de las 36 operaciones realizadas por las fuerzas y cuerpos de seguridad españoles en 2023, también realiza un estudio de perfilado de las 78 personas que son detenidas por su presunta vinculación con actividades yihadistas. De este trabajo, elaborado por Carlos Igualada, se extrae que una de las mayores dificultades en materia de contraterrorismo recae precisamente en la multitud y diversidad de perfiles existentes. El autor también analiza la creciente alerta que supone la implicación de cada vez más menores en actividades yihadistas no solo con un rol pasivo, en el que son objeto de procesos de radicalización, sino también como agentes activos en los que ellos desarrollan labores de proselitismo y adoctrinamiento hacia otros menores y adultos jóvenes.

Paralelamente a estos cuatro capítulos, que son el resultado del seguimiento y monitorización realizada durante el año, se encuentran otros dos trabajos en los que se analizan temas de actualidad ligados a la temática yihadista en el contexto europeo. Por un lado, Daniel Pérez-Garcíaprofundiza en las experiencias y desafíos de la desvinculación y reintegración de la violencia extremista a las mujeres retornadas de Iraq y Siria a sus países de origen. Por su parte, Christian Tratzi analiza la propaganda yihadista en Europa y los métodos de financiación y apoyo a los grupos terroristas, examinando la actividad de institutos islámicos y ONGs que, bajo el pretexto de aportar una caridad-solidaridad islámica, favorecen la propagación ideológica y la actividad de grupos extremistas en el continente.

El último de los capítulos lleva las firmas de Inés Gaviria y María Cantó, quienes ponen el foco en las víctimas del terrorismo yihadista y la atención que reciben en el contexto europeo. Ambas autoras afirman que todavía existe un potencial de mejora a la hora de desarrollar organismos y políticas públicas de protección integral a las víctimas y a sus derechos. En este sentido, proponen la creación de iniciativas de atención integral para las víctimas del terrorismo, como los One-Stop Centers, que han demostrado ser herramientas eficaces para brindar apoyo a víctimas de otros tipos de crímenes violentos en Europa.

Esta breve visión panorámica de cada uno de los capítulos que componen el Anuario del terrorismo yihadista 2023 ofrece la oportunidad de ampliar conocimientos sobre esta importante cuestión, de los cuales se podrán extraer valiosas conclusiones y propuestas para el debate. Por todo ello, invito al lector a que inicie la lectura de esta interesante obra fruto de la inmensa labor de los autores y de su director, Carlos Igualada, quien ha permitido posicionar al OIET como uno de los centros de referencia para los estudios del terrorismo global.