La propaganada yihadista y los esfuerzos en contranarrativa

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Documento OIET 5/2020

La propaganda yihadista y los esfuerzos en contranarrativa (PDF- 913 KB)

 

1.Introducción. Origen de la narrativa extremista violenta y contexto en el que se originan las contranarrativas como respuesta al discurso yihadista

El control territorial que consiguió la organización terrorista Daesh entre los años 2013 y 2016 en Siria e Iraq fue proporcional a su éxito propagandístico y mediático. Daesh supo aprovechar en su propio beneficio las herramientas comunicativas favoritas de la generación millennial y de forma muy hábil consiguió convencer a miles de individuos de que se unieran a su terrorífico proyecto ante la mirada atónita de la comunidad internacional.

Daesh puso encima de la mesa un cambio de paradigma en el ámbito de los conflictos bélicos; fue el principio del fin de los conflictos como los habíamos conocido hasta ahora. La batalla se trasladaba del terreno físico al mundo de las percepciones y en este sentido la organización terrorista obtuvo una extraordinaria popularidad y aceptación entre miles de jóvenes de todo el mundo.

A partir de esta situación, la comunidad internacional fue consciente de que la respuesta ante el terrorismo debía englobar una perspectiva más amplia que incluyese otras dinámicas además de la vía militar. En este contexto, Naciones Unidas, a través de su Comité Contra el Terrorismo, CTT por sus siglas en inglés, emprendió en 2014 una línea de trabajo que incorporaba proyectos y recomendaciones a los Estados Miembros sobre cómo afrontar el extremismo violento a través de la comunicación y la opinión pública. El secretario general de la ONU aconsejó la implementación de estrategias de comunicación nacional para combatir las narrativas asociadas al extremismo violento y así hicieron países como Reino Unido, Estados Unidos, Francia y España, entre otros.

Desde entonces los Estados Miembros también han instado a la sociedad civil a que se involucre en la lucha contra la ideología extremista violenta. Así lo recoge el gobierno español en el capítulo 4 de la Estrategia Nacional contra el Terrorismo de 2019;

  1. Generar una narrativa propia y específicamente dirigida a los colectivos vulnerables contra los procesos de radicalización violenta.
  2. Promover campañas en Internet y redes sociales que hagan frente al discurso extremista violento, colaborando e implicando especialmente a la sociedad civil y al colectivo de jóvenes.

 

 2.¿En qué consiste la propaganda yihadista y qué entendemos por contranarrativa?

Para poder hablar de herramientas de contranarrativas frente al discurso extremista violento debemos definir primero qué es la narrativa de origen yihadista, y en qué consiste su propaganda.

Los grupos extremistas violentos incitan al reclutamiento de nuevos miembros ofreciéndoles un marco ajustado a su visión del mundo e inspirándoles a apoyar y participar en acciones violentas que promuevan dicha percepción del mundo y sus objetivos. La cosmovisión de estos grupos compuesta por ideas y mensajes es lo que conocemos como narrativas.

Las narrativas por tanto son un conjunto de perspectivas que muestran la manera en la que un individuo o grupo percibe su lugar en el mundo. Suelen combinar elementos pertenecientes a la verdad histórica con sucesos construidos que legitimen su discurso y por este motivo pueden tener un carácter positivo o negativo en función de su intención.

La narrativa extremista violenta persigue dividir y socavar la cohesión social, su discurso se compone de varios argumentos para lograr su meta, entre los que podemos destacar:

  • Victimización. Elemento muy recurrente en la narrativa yihadista, según estos grupos el islam está siendo atacado por los gobiernos musulmanes y por la alianza de países occidentales liderada por Estados Unidos. Invocando a la victimización se busca ganar simpatía entre la población vulnerable.
  • Sentimiento que se reitera continuamente en la propaganda yihadista. El agravio puede ser individual o colectivo, puede ser real o percibido. En muchas ocasiones los agravios colectivos derivan de la dominación, la opresión o la intervención extranjera, por ejemplo. Este sentimiento puede provocar ciertas reacciones emocionales que la propaganda extremista violenta logra aprovechar y convertir en un sentimiento de venganza contra el “opresor”.
  • Actos violentos. Los grupos extremistas violentos buscan reclutar a individuos para llevar a cabo actos violentos, para ello deshumanizan a sus oponentes y legitiman así la violencia contra ellos.
  • Negación de sus propios crímenes. Justifican sus actuaciones para buscar legitimidad, intimidan a sus opositores y ofrecen recompensas a sus miembros por participar en actos de esta naturaleza.

La narrativa extremista violenta es el término comúnmente utilizado en el marco de la lucha contra el extremismo violento para referirse al conjunto de mensajes y discursos que estos grupos violentos difunden y publican generalmente vía online. No se debe, sin embargo, dejar de prestar especial atención a la narrativa offline, aquélla que se comparte en el espacio físico, de persona a persona, puesto que a menudo la propaganda online hace referencia a ideas y perspectivas que los extremistas violentos y sus potenciales seguidores comparten también en un entorno físico.

Acorde con los distintos investigadores en esta materia y según redes de trabajo como Radicalisation Awareness Network (RAN) de la Comisión Europea, las contranarrativas como respuesta al discurso extremista violento se dividen en tres grupos:

  • Comunicación estratégica gubernamental

La comunicación estratégica gubernamental tiene como impulsor al gobierno de un país y alberga dos objetivos claros. El primero de ellos es socavar las narrativas extremistas violentas a través de acciones y proyectos concretos donde se explique a la ciudadanía las medidas que toma para luchar contra el extremismo violento. El segundo objetivo consiste en generar conciencia en la sociedad sobre la importancia de hacer frente a la amenaza del terrorismo. Del mismo modo los gobiernos deben fomentar relaciones de confianza con las distintas comunidades con las que pueden colaborar en materia de prevención y creación de narrativas alternativas.

  • Narrativas alternativas

Las narrativas alternativas son ideas y perspectivas que se presentan a un público objetivo para que reconsidere el mensaje del extremismo violento. Los relatos alternativos tienen como meta principal destacar valores positivos en lugar de cuestionar o juzgar otro tipo de discurso. La sociedad civil debe ser quien impulse las narrativas alternativas para que logren ser creíbles y su discurso verosímil, para ello se puede contar con la experiencia de individuos desradicalizados, supervivientes, víctimas del extremismo violento, líderes comunitarios, etc.

  • Narrativas de choque o contranarrativas

Las narrativas de choque persiguen como principal objetivo desacreditar, refutar y desafiar el discurso extremista violento, para ello esta ideología se presenta como errónea y se analiza su discurso con el objetivo de dejar al descubierto su falso relato e hipocresía. Los líderes religiosos son uno de los actores que poseen la legitimidad para llevar a cabo este tipo de contranarrativas debido a su autoridad moral al igual que periodistas o testigos sobre el terreno de actos extremistas violentos en zonas de conflicto, por ejemplo. En este tipo de narrativas el papel de los gobiernos debe quedar relegado a un segundo plano ya que en muchas ocasiones se percibe su labor como menos creíble.

Según algunos de los foros e instituciones más relevantes para la prevención del radicalismo violento como Hedayah o Institute for Strategic Dialogue, en la creación de una contranarrativa se deben identificar claramente varios elementos para lograr el objetivo de socavar el discurso extremista violento:

  1. La audiencia

Identificar la audiencia de una determinada contranarrativa resulta fundamental si se quiere conectar con el público objetivo al que va dirigido un proyecto de estas características. Para ello se deben tener en cuenta aspectos como la lengua y el lenguaje que maneja la audiencia, su bagaje cultural, la edad, el género o el lugar de origen.

  1. El objetivo

Contar con objetivos claros y realistas contribuye a desarrollar campañas bien enfocadas y capaces de obtener cambios decisivos en los comportamientos y actitudes de las audiencias objetivo. Se deben tener en cuenta también factores como las causas que influyen en el proceso de radicalización de los individuos a los que va dirigida la campaña. RAN añade además en este punto que la posibilidad de evaluar el impacto y el éxito de la campaña está supeditada a la correcta elección del objetivo.

  1. El emisor

Definir un emisor efectivo y creíble resulta crucial para que el mensaje llegue a su audiencia objetivo. A la hora de definir un emisor se deben tener en cuenta varios factores como la relación entre éste y la audiencia objetivo, su credibilidad, el potencial que posee para cambiar actitudes y comportamientos al igual que los posibles riesgos que se pueden correr en la elección de un particular emisor. Emisores potenciales en el desarrollo de iniciativas de contranarrativas pueden incluir a familiares, profesores, líderes comunitarios, personas famosas o estrellas musicales entre otros.

  1. El mensaje

El público objetivo prestará atención al mensaje de la contranarrativa si los creadores de este contenido entienden a la audiencia objetivo y son capaces de desarrollar un mensaje que conecte con cuestiones que les resulten relevantes. En las campañas de contranarrativas se debe tener en cuenta además el tono del mensaje.

  1. El medio para divulgar el mensaje

Utilizar los mismos medios que usa la audiencia objetivo para comunicarse condiciona la eficacia de una iniciativa de contranarrativa. Algunos de estos medios, aunque no los únicos son, por ejemplo, las plataformas de redes sociales y las aplicaciones de mensajería, las páginas web y los foros de discusión, los programas de radio, televisión, el contacto personal u otras plataformas offline, etc.

  1. Evaluación y análisis del impacto de la contranarrativa

De cara a garantizar la sostenibilidad de un proyecto de contranarrativa es sumamente importante que haya una evaluación de su impacto. Desde los dosieres y trabajos realizados por RAN se recomienda que las iniciativas de contranarrativas incluyan medios para evaluar y medir el resultado de éstas.

 

 3.Herramientas existentes para desarrollar iniciativas de contranarrativas y ejemplos de campañas en el ámbito internacional

Tras analizar distintos proyectos de contranarrativas de diferentes países se han tomado algunos ejemplos para poder clasificar las principales herramientas utilizadas en el desarrollo de iniciativas de esta naturaleza.

– En primer lugar, el discurso de líderes religiosos es uno de los principales instrumentos destinados a deslegitimar la narrativa extremista violenta a través de las denominadas narrativas de choque. Los imames son los únicos relatores que poseen suficiente autoridad y credibilidad para refutar el ideario yihadista. En este sentido se han analizado dos iniciativas, la revista al-Haqiqah y la organización Search for Common Ground.

Al-Haqiqah es una revista online que un grupo de eruditos musulmanes británicos creó en 2015 con el propósito de rebatir la retórica de Daesh a través de explicaciones claras sobre aquellos versos del Corán que la organización terrorista utilizaba para justificar sus asesinatos y actos violentos. Según sus creadores su público es una población joven que se pueda sentir atraída por el discurso de grupos terroristas de inspiración yihadista, por ello persiguen lanzar un mensaje positivo y conciso que la audiencia potencial pueda compartir fácilmente en sus redes sociales. Al- Haqiqah es una revista física, aunque también se publicó online[1] y su diseño y estilo es similar al de la revista Dabiq que publicó Daesh con el propósito de atraer al mismo público objetivo. Al-Haqiqah nace por tanto con el objetivo de confrontar directamente sus ideas con el ideario yihadista.

Fragmento de uno de los números de la revista Al- Haqiqah

La organización Search for Common Ground ha producido una serie de videos llamados “Building Bridges in Morocco” en los que diferentes líderes religiosos junto con otros actores comunitarios desempeñan un papel de mediadores frente a los conflictos que surgen en sus respectivas comunidades. Un ejemplo es el vídeo protagonizado por El-Mortada lamrachen, imam de una mezquita cercana a al-Hoceima en el norte de Marruecos, donde explica cómo su visita a una iglesia en el Día Internacional de la Tolerancia le acarreó serias amenazas. Como consecuencia de este hecho El-Mortada decidió encontrarse con la persona que le amenazó para intentar entender que le motivó a comportarse de esta manera y enfrentar sus emociones y sensaciones. Este proyecto defiende que acciones como el perdón, la tolerancia y el entendimiento pueden impactar en un individuo a nivel psicológico y emocional con el fin de modificar sus conductas extremistas.

– Los testimonios de familiares de terroristas, víctimas del radicalismo violento e individuos desradicalizados conforman otra de las herramientas más empleadas para invalidar el discurso de grupos terroristas como Daesh. Una de las denominadas como buenas prácticas por la red de trabajo RAN, es la organización británica Families Against Stress and Trauma (FAST), quién lanzó una campaña de concienciación en 2014 llamada “Families matter” sobre el riesgo de la radicalización de los jóvenes británicos a raíz del fenómeno foreign fighter. FAST trabaja con las familias de estos jóvenes con el doble objetivo de ayudarlas a enfrentarse a esta difícil experiencia, conseguir que sean resilientes frente a la trágica vivencia de haber visto cómo sus hijos se unían a Daesh y se marchaban a Siria e Iraq, al igual que formarlas en agentes de cambio para concienciar a la sociedad sobre el desafío de la radicalización violenta gracias a la realidad y la veracidad de su discurso[2].

El alegato de Nadia Murad, mujer yazidí violada y esclavizada por Daesh, ante Naciones Unidas en 2015 es un ejemplo claro, según los defensores de las contranarrativas, de cómo la experiencia de las víctimas y supervivientes de Daesh pueden ser transmisores creíbles. Su mensaje tiene la capacidad de sembrar la duda entre posibles individuos captados por estos grupos y llevarlos a cuestionarse sus motivaciones gracias a la credibilidad de su emisor.

También las revelaciones de exradicales en un contexto adecuado pueden desempeñar un papel determinante a la hora de contrarrestar la ideología yihadista acorde con los valedores de las iniciativas de contranarrativas. Estas personas han vivido las consecuencias del terrorismo y el relato de su experiencia puede disuadir a otros individuos de unirse a grupos terroristas como Daesh y al-Qaeda. Una iniciativa que formaría parte de las denominadas narrativas de choque es el programa de televisión Hmomona, “nuestras preocupaciones” de una televisión saudí. En 2015 este programa comenzó a emitir una serie de entrevistas a exradicales saudíes que abandonaron Daesh donde relataban las atrocidades cometidas por este grupo terrorista, con la finalidad de disuadir a los jóvenes de unirse a ellos. La figura del desertor puede contrarrestar la propaganda de Daesh a través de varios mensajes clave. El primero de ellos es que el verdadero interés de Daesh radica en luchar contra todos los musulmanes que no sigan sus postulados mediante la realización de actos atroces, de esta forma se vacía de contenido su discurso de liberación del pueblo sirio e iraquí. El testimonio de estos exradicales[3] incide en que el comportamiento de Daesh está muy alejado de la ética y preceptos que predica el islam, al mismo tiempo que resaltan sus actos de corrupción y su estilo de vida violenta y brutal (Neumann,2015).

– Redes de trabajo como RAN de la Comisión Europea alientan a que la sociedad civil se involucre activamente, a través de las diferentes herramientas de las que dispone, en el desarrollo de contranarrativas y narrativas alternativas frente a la narrativa extremista violenta. En esta dirección la oenegé austríaca Turn lanzó en 2017 la campaña “Jamal al-Khatib” que consistía en mostrar la historia vital de un joven musulmán que abandonó su país de origen con su familia para residir en Viena. Los emisores de esta iniciativa son un equipo de jóvenes, musulmanes y no musulmanes, cineastas, editores digitales, exradicales, etc., que a través de cortometrajes mostrados abiertamente en internet muestran sus pensamientos, temores o dudas, con las que cualquier joven musulmán europeo pueda sentirse identificado según esta organización. El método que esta oenegé utiliza es trasladar el trabajo tradicional de calle que realizan los trabajadores sociales a internet, a un espacio virtual que representa un aspecto fundamental en la vida actual de cualquier joven. “Jamal al-Khatib” tiene como público objetivo a un receptor vulnerable al extremismo violento, como también a aquéllos que ya son miembros de grupos extremistas y a todo público sensible a la idea de prevención del radicalismo violento.

Dentro de la sociedad civil la figura de cantantes, actores, deportistas, etc., conforman voces creíbles frente a Daesh según organizaciones como Hedayah. Hedayah recoge el anuncio publicitario de Zain durante el mes de Ramadán de 2017 como ejemplo de herramienta factible para desacreditar el mensaje radical violento. En el anuncio se muestra al célebre cantante de Emiratos Árabes Unidos Hussain al-Jassmi entonando un tema con imágenes de un hipotético terrorista suicida que busca atentar mientras las víctimas de varios atentados salen a su paso con mensajes positivos[4]. El propósito del anuncio es dejar constancia de que el terrorismo nunca podrá ser una opción válida y que valores como la paz, la tolerancia o la misericordia son fundamentales en el islam y pueden impulsar un cambio que lleve de la violencia y el aislamiento a la integración en la sociedad. Se trata de una iniciativa muy influenciada por los sentimientos que imperan entre los musulmanes en su mes sagrado. El medio elegido para difundir el mensaje, la televisión, como la música y el estilo propiamente árabe del anuncio son elementos que fácilmente pueden conectar con el público objetivo de la campaña que no es otro que la audiencia general de Oriente Medio.

Continuando con las herramientas que posee la sociedad civil para luchar contra la narrativa extremista violenta en materia de contranarrativas, se han señalado hasta ahora medios de comunicación como la televisión e internet. Sin embargo, existen otras iniciativas en esta misma línea con la radio como protagonista. Es el caso de Radio PSA, un medio jordano que ha producido una serie de mensajes, también difundidos a través de internet, con el fin de concienciar a la juventud jordana en relación con el respeto a los demás y prevenirla frente al extremismo. Este proyecto se engloba dentro de las narrativas alternativas donde el objetivo no es tanto confrontar directamente el extremismo violento como generar discusión y debate sobre, por ejemplo, temas de religión o diferencias étnicas y culturales dentro de la sociedad jordana. Su finalidad es que el público objetivo sea consciente de que la radicalización no va ligada únicamente a los crímenes y actos terroristas, sino también a aspectos relacionados con la vida cotidiana. El hecho por ejemplo de no felicitar la Navidad a un vecino porque se pueda considerar haram, forzar a las mujeres a cubrirse la cabeza, no reír en voz alta o alegrarse de crímenes cometidos contra no musulmanes, son algunos de los temas tratados en estos mensajes radiofónicos.

Otro ejemplo de narrativa alternativa creada por la sociedad civil para ser divulgada en redes sociales es la página de Facebook Taadudiya que publica videos sobre jóvenes héroes en Oriente Medio, a esta iniciativa también le acompaña la etiqueta en Twitter “#WhatisYourStory”. En este proyecto se puede destacar el relato de una familia omaní cuyo fin es poner de relieve una serie de valores como la ciudadanía, el diálogo, el respeto o la capacidad para buscar soluciones a problemas sociales. Una vez más se observa como el propósito de las narrativas alternativas es generar espacios de encuentro donde cualquier asunto de temática social pueda discutirse[5].

– El compromiso de los gobiernos supone un instrumento fundamental en la creación y desarrollo de las contranarrativas. El gobierno de Emiratos Árabes Unidos a través de uno de los canales de televisión de Abu Dhabi creó un spot publicitario con el objetivo de concienciar a la sociedad sobre la importancia de la amenaza terrorista y sobre la responsabilidad y el compromiso que se debe adquirir como ciudadanía con respecto al rechazo de la violencia[6].

 

4.Voces críticas que cuestionan la efectividad de las contranarrativas como medida para frenar el extremismo violento. Dificultades que presentan estas iniciativas a la hora de medir sus resultados

Como decíamos anteriormente, la mayoría de los países europeos, entre ellos España, aboga en sus estrategias nacionales de seguridad por generar y promover narrativas eficaces frente al discurso extremista violento, sin embargo, las contranarrativas generan dudas entre algunos investigadores debido a la falta de evidencia de efectividad de sus métodos.

A pesar de los estudios existentes en el campo de las narrativas extremistas violentas, hasta la fecha el impacto de las contranarrativas sobre los procesos de radicalización y terrorismo no ha podido ser acreditado de forma empírica (Taylor y Ramsay, 2010:109). La relación causal entre el consumo de propaganda violenta y la realización de actos violentos no ha sido comprobada (Ferguson, 2016:10), de manera que no hay evidencia de que las contranarrativas sean un método efectivo de intervención para socavar la propaganda yihadista. En uno de sus estudios Ferguson concluye que si las ideas por sí solas no generan una acción es posible entonces que la adopción de una ideología extremista pueda conducir a resultados diferentes. Es decir, es posible que ciertos individuos mantengan, expresen y consuman puntos de vista extremos sin llegar a realizar actos violentos (2016,11).

En esta misma línea de escepticismo el Instituto Danés de Estudios Internacionales (DIIS) indica que el uso de estas iniciativas como vía para frenar el extremismo violento presenta varias dificultades; En primer lugar, la contranarrativa se utiliza como reacción frente a la narrativa yihadista, por lo tanto, su uso supone el reconocimiento intrínseco de los términos que establece el discurso yihadista y en la práctica entraña que su relato puede verse reforzado en lugar de obtener el efecto contrario. El objetivo de la contranarrativa es confrontarla directamente con la narrativa extremista violenta a través de la corrección o el ridículo, sin embargo, con ese método, según el DIIS, se corre el riesgo de que la contranarrativa se rechace automáticamente.

Si como dice Ferguson convencerse de una causa no siempre es el punto de partida o la razón por la cual un individuo o grupo actúa violentamente con referencia a una ideología, entonces quizás la causa, la ideología y las narrativas no deban estar siempre en el centro de los intentos para prevenir el terrorismo. Según esta hipótesis un individuo o grupo puede no estar convencido de una ideología, sino que la utilice para buscar otros fines, en ese caso sería poco probable que confrontar, exponer, corregir o ridiculizar una ideología mediante una contranarrativa cambiase las cosas.

Otra de las dificultades que resalta el DIIS con relación a la utilización de contranarrativas como medida para minar el relato extremista violento es el desconocimiento de los motivos objetivos por los que dicha narrativa resulta atractiva a la audiencia. Si los investigadores no saben cómo la propaganda yihadista atrae al público objetivo, resulta hartamente complicado la construcción de una contranarrativa eficaz contra grupos como Daesh y al-Qaeda. A pesar de esta circunstancia y en aras de enfocar con más precisión la realización de estas iniciativas, la red de trabajo RAN anima desde sus informes a recoger y evaluar los datos que arrojen las campañas de contranarrativas y narrativas alternativas realizadas. En sus dosieres RAN promueve la identificación de los posibles indicadores de éxito, y una vez que la campaña ha finalizado se insta a determinar cuáles han sido las “lecciones aprendidas” con el objetivo de mejorar la efectividad de cara a un próximo proyecto. Sin embargo, a pesar de la inclusión de elementos evaluables en estas iniciativas que se pueden llevar a cabo a través de la realización de encuestas de satisfacción entre la audiencia o mediante la medición de los “me gusta” de un proyecto online, por ejemplo, no se tiene el conocimiento objetivo de a cuántas de las personas que han visto, escuchado o participado en una campaña les ha influido el mensaje de ésta. En consonancia con ese mismo razonamiento ocurriría lo mismo con el discurso extremista violento. Faltan estudios sobre cómo el público objetivo recibe, interpreta, decodifica, internaliza y en algunos casos actúa con los mensajes intrínsecos de la propaganda extremista violenta (Aly, 2016).

Algunos investigadores ponen en entredicho también la efectividad de las narrativas alternativas. Creen que se presenta a la juventud de una forma errónea y el éxito de los discursos alternativos queda por lo tanto en entredicho. En estas campañas se muestra a la juventud como un grupo vulnerable frente al extremismo violento y se les considera un sector poblacional susceptible de ser manipulado. No obstante, los defensores de estos proyectos estiman que pueden funcionar como vía para frenar la atracción por la propaganda yihadista mediante la transmisión de valores correctos y positivos, valores que siguen los estándares sociales del emisor de la narrativa alternativa. En no pocas ocasiones además las organizaciones sociales llevan a cabo campañas alternativas con el apoyo financiero y de otra índole de los gobiernos. Sin embargo, cuando esta circunstancia tiene lugar dichas iniciativas son tachadas de sospechosas y generan desconfianza entre la ciudadanía por su supuesto carácter partidista.

Por otro lado, entre algunos investigadores de la materia como Alex P. Schimd, James A. Russell o William D. Casebeer, existe un acuerdo de mínimos a la hora de ver factibles estas iniciativas. Si bien medir la radicalización de un individuo resulta una misión harta complicada, estos investigadores sostienen que el consumo de este tipo de narrativas acelera el proceso de radicalización de una persona. De manera que, siguiendo la misma lógica de razonamiento, las contranarrativas podrían producir el efecto contrario, esto es, desacelerar dicho proceso. En este sentido, organizaciones y redes de trabajo como RAN, Hedayah, ISD, etc., fomentan la creación y el análisis de proyectos de contranarrativas entre los diferentes países y alientan además a sus diferentes gobiernos y sociedades civiles a monitorizar y evaluar los resultados de estas campañas en aras de conocer el impacto alcanzado como hemos visto anteriormente.

A pesar de las voces a favor y en contra de las contranarrativas y en un intento de avanzar en la carencia de evidencia científica, sí se puede intentar delimitar algunos de los factores a los que puede responder el consumo de la propaganda extremista violenta:

  • La propaganda extremista violenta puede responder a un sentimiento de insatisfacción, marginación o búsqueda de pertenencia y las personas que se sienten desplazadas socialmente pueden buscar una explicación externa a este hecho. Puede tratarse de individuos vulnerables, con escasas habilidades sociales, que han vivido experiencias negativas en el colegio o lugar de trabajo, jóvenes de familias desestructuradas o hijos de inmigrantes a quiénes les resulta difícil vivir de manera simultánea entre dos culturas y tradiciones.
  • La propaganda puede responder a un anhelo de aventura, a la necesidad de cometer actos heroicos o a la voluntad de realizar actos violentos.

Un enfoque constructivo podría ser distorsionar la imagen de que los terroristas son héroes y evitar representarlos como malvados poderosos para en cambio, resaltar sus fallos y debilidades, Roy (2008). En relación con los individuos que buscan activamente la aventura y están dispuestos a cometer “actos heroicos”, se les puede ofrecer formas alternativas socialmente más aceptables para lograrlo. Sin embargo, para otros individuos la violencia en si misma es la atracción inicial, a veces seguida de un compromiso ideológico. Roy (2008) lo llama “racionalización posterior”, esto es, la ideología se usa como un medio para justificar y racionalizar el motivador principal, es decir, la violencia. Mientras que para algunos el compromiso ideológico se desarrollará con el tiempo, otros nunca serán verdaderos creyentes. Este matiz es crucial para trabajar en cualquier intento de contra medida ya que determinará si centrarse en contrarrestar la fascinación por la violencia como un medio de expresión o si es necesario considerar también un aspecto ideológico (Roy, 2008).

  • La propaganda puede responder a una sensación de indignación, injusticia percibida o solidaridad. En este sentido la propaganda es absorbida por individuos que perciben algún tipo de injusticia contra ciertos grupos o individuos y ello les genera sentimientos de indignación. Esta narrativa puede también inspirar un sentido de solidaridad con las víctimas de estas injusticias, la propaganda yihadista responsabiliza por ejemplo a los gobiernos occidentales de la muerte de miles de civiles en Iraq y Siria, Roy (2008). En tal caso la violencia se justifica para salvar a los “hermanos musulmanes” de la opresión occidental (Roy, 2008), se justifica en términos de una guerra ya existente, y la solidaridad se expresa respondiendo a esta llamada mediante las armas.
  • La propaganda puede responder a una ideología preexistente entre los individuos que consumen narrativas yihadistas. Hay individuos con un conocimiento básico y superficial del islam que serían más fáciles de convencer en un momento dado por un individuo carismático que afirme tener un mejor conocimiento de la religión, mientras que otros serán más conocedores de la religión y podrán ser más críticos ante un posible reclutador.

En estos casos la aceptación de narrativas violentas puede ser simplemente una forma de racionalizar y legitimar el comportamiento de estos individuos. Consecuentemente es difícil emplear contranarrativas y seleccionar “voces de la razón” que sean apropiadas y que tengan un efecto contrario para todos los que se sienten atraídos por estos discursos. Por lo tanto, incluso cuando los gobiernos alientan a los actores no estatales, a través de sus planes estratégicos de seguridad, a participar en campañas de esta naturaleza se corre el riesgo de que esos individuos las ignoren.

Si tenemos en cuenta el conjunto de la sociedad, la propaganda violenta no atrae a masas de población sino únicamente a ciertos individuos, por tanto, crear campañas dirigidas a toda la población para llegar a unos pocos puede ser arriesgado. De ahí que volviendo a RAN, se aliente desde esta plataforma a que las iniciativas focalicen su audiencia objetivo.

No obstante, vuelve a surgir una pregunta en este sentido, si dirigir la contranarrativa a un público objetivo concreto es incluso una opción cuando se corre el riesgo de que los proyectos sean tachados de discriminatorios y estigmatizadores por ir dirigidos a un grupo específico de población. Esto no significa, sin embargo, que se cuestione la efectivad de estas iniciativas en su totalidad, sino que como se hacía referencia anteriormente, no se sabe lo suficiente acerca de por qué algunos individuos se sienten atraídos por la propaganda yihadista o por ciertas partes de esta ideología y cómo la consumen. De este modo se podría decir que hasta ahora cualquier proyecto de contranarrativa se basa esencialmente en conjeturas.

 

5.Conclusiones

Tras haber realizado un acercamiento al estudio de las contranarrativas, presentado algunos ejemplos de las iniciativas llevadas a cabo en diferentes países y expuesto las distintas posturas de los investigadores en relación con su utilidad y eficiencia, se pueden extraer dos ideas al respecto: la narrativa extremista violenta supone un desafío para la sociedad actual en su conjunto y a tenor de lo analizado en este trabajo no resulta posible afirmar que la contranarrativa como medida para prevenir el terrorismo sea un método incuestionable.

Algunos analistas defienden que el extremismo violento es atractivo para los jóvenes que se sienten atrapados en una batalla existencial e identitaria y debido a esta circunstancia las contranarrativas corren el riesgo de ser consideradas simplemente como una campaña de propaganda típica occidental y políticamente correcta. Al igual que creen que las narrativas alternativas únicamente logran ofrecer una normalidad multicultural sin ser capaces de gestionar la atracción que produce el extremismo a nivel emocional y político.

Sin embargo, que no exista evidencia científica que corrobore la relación causal entre actos extremistas violentos e ideología radical o que desconozcamos por qué la propaganda yihadista ejerce una gran atracción en determinados grupos o individuos, no quiere decir que las contranarrativas como respuestas al extremismo violento sean irrelevantes. Se debe reconocer que no se puede construir una respuesta única frente al discurso extremista violento ya que como hemos visto en el apartado anterior, seguramente existan diferentes razones por las que algunas personas sienten fascinación por este tipo de propaganda. Quizás dentro de las posibles soluciones esté identificar correctamente los agravios, reales o percibidos, que experimentan los individuos que se ven seducidos por la narrativa yihadista. Chrone sostiene que la ideología, la narrativa y la propaganda pueden jugar diferentes roles y esto por tanto conlleva la necesidad de generar respuestas diferentes, entre las que se encuentran las contranarrativas y narrativas alternativas, aunque no deben entenderse como las únicas herramientas con las que contamos.

Ante tal escenario de duda y escepticismo donde como se ha visto a lo largo de este trabajo no existen investigaciones que puedan constatar los factores “radicalizantes” o “desrradicalizadores” de la comunicación online, se puede apostar por otro tipo de instrumentos para contrarrestar el discurso extremista violento. Prevenir la propaganda yihadista quizás vaya más allá de vender un producto o contar la verdad a una contracultura que tiene distorsionada la realidad, y se deba tener más en cuenta el entorno offline.

Si se abordan los problemas y las quejas reales de los jóvenes, que por otro lado son el sector de la ciudadanía más vulnerable debido a su momento vital, tanto en temas domésticos como en cuestiones internacionales; si se facilitan debates abiertos sobre asuntos complejos como los conflictos violentos o la política internacional en el entorno educativo, por ejemplo, puede que a través del fortalecimiento del pensamiento crítico, dichos jóvenes logren ser menos vulnerables ante ciertos riesgos como el extremismo violento y de esa manera la propaganda yihadista ejerza menos fascinación entre ellos.

En la misma línea de fomentar el pensamiento analítico se halla la alfabetización mediática y la mejora de las habilidades digitales. Este planteamiento consiste en conectar el conocimiento general con el sentido crítico y desde esa posición enseñar a los jóvenes a ser escépticos ante las simples proclamas sobre la verdad y quienes las divulgan. Este enfoque, no obstante, no es una solución simple, se basa en una perspectiva a largo plazo ya que se fundamenta en la creación de una sociedad democrática fuerte compuesta por ciudadanos digitales que habiendo interiorizado estas herramientas sean capaces de prevenir el extremismo futuro.

En cualquier caso, si se apuesta por la creación de iniciativas de contranarrativas y narrativas alternativas frente a la propaganda yihadista, resulta crucial considerar cómo se distribuyen las narrativas extremistas violentas. Hasta ahora se ha puesto el foco en las plataformas de internet considerándolas el factor determinante, ya que son los sitios principales desde donde se puede acceder a todo tipo de material de esta naturaleza. Sin embargo, no se debe olvidar que el entorno offline puede desempeñar la misma función catalizadora de las actividades yihadistas que las plataformas de internet. El contacto personal es una herramienta fundamental en el reclutamiento de posibles individuos y esto los reclutadores lo saben, véase cómo se gestó y funcionó la célula de Ripoll responsable de los atentados de Barcelona y Cambrils de agosto de 2017, de manera que las campañas de contranarrativas deben estar bien equipadas y saber abordar los aspectos que tienen que ver con las relaciones y emociones derivadas del contacto físico para lograr ser efectivas ante esta amenaza.

 

 6.Bibliografía

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Marta Morillas

Graduada en Filología Árabe y Máster en Estudios Estratégicos y Seguridad Internacional

 

[1] Se puede acceder al contenido de dicha revista a través del siguiente enlace: http://haqiqah.org/haqiqah-magazines/

[2] Algunos de sus testimonios se pueden visualizar en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=YO4uKhDLYy0

[3] Se puede visualizar uno de los testimonios que recoge el programa en este enlace:  https://www.youtube.com/watch?v=-RrEae–CW0.

[4] Se puede acceder al vídeo a través del siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=U49nOBFv508&feature=youtu.be

[5] Algunos de sus relatos pueden visualizarse en el enlace: https://www.facebook.com/taadudiya/videos/vl.2178412888864634/300760963959838/?type=1&theater

[6]El anuncio se puede visualizar en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=o3bvVvf-N8o.