En su última investigación, el experto del OIET Carlos Igualada revela que los atentados de Cataluña originalmente planeados por la célula yihadista de Ripoll habrían acabado con la vida de centenares de personas. También destaca que la célula yihadista de Ripoll se inspiró en gran medida en los atentados de París del 13 de noviembre de 2015 para su plan inicial de atentados de Cataluña.
Con motivo del aniversario de los atentados terroristas yihadistas del 17 y 18 de agosto de 2017 de Barcelona y Cambrils, el investigador del Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET) Carlos Igualada ha elaborado un informe en el que expone varios aspectos en relación a estos atentados: la estructura interna y el funcionamiento de la célula de Ripoll, la responsabilidad y la función de cada uno de los terroristas en los atentados de Cataluña, la sucesión de los hechos y los interrogantes y las lecciones por aprender. Asimismo, el autor recopila información sobre todas las víctimas mortales de estos atentados.
Carlos Igualada hace hincapié en que, a raíz de la información que se ha dado a conocer últimamente, “se puede creer que los lugares en los que se iban a llevar a cabo los atentados eran cuatro, aunque siguen existiendo algunos interrogantes sobre la forma en la que algunos de ellos se iban a perpetrar”. Todos ellos tenían Barcelona y sus proximidades como epicentro, excepto el objetivo de atacar la Torre Eiffel mediante una furgoneta bomba, quedando respaldada esta hipótesis por el análisis de las fotos, ya citado anteriormente. “La magnitud de los atentados que la célula yihadista de Ripoll había planeado para Cataluña habría acabado con la vida de centenares de personas sin lugar a dudas”, afirma Carlos Igualada.
Asimismo, el autor hace hincapié en que “los terroristas de Ripoll se inspiraron en gran medida en los atentados de París del 13 de noviembre de 2015 para su plan inicial de atentados de Cataluña”. Sin embargo, los planes originales de los terroristas se frustraron por distintos motivos que se exponen ampliamente a lo largo de la investigación.
El autor destaca que uno de los procesos de investigación más importantes en la actualidad es el que tiene como objetivo establecer con certeza el grado de vinculación real entre la célula de Ripoll y Daesh a partir de las conexiones internacionales. “Los distintos y numerosos viajes realizados a países como Suiza, Francia, Bélgica o Marruecos por varios terroristas durante el año y medio previo a los atentados abren la posibilidad de que algunos de estos tuviesen como objetivo reunirse con alguna persona que de una u otra forma pudiese estar vinculada con la red europea de Daesh”, afirma el autor. Otra cuestión sin resolver responde a los casi tres días de huida del terrorista de las Ramblas. “El hecho de que pudiese recorrer cerca de 40 kilómetros a pie sin que ninguna persona diese con él, así como su cambio de ropa o la forma en la que consiguió los materiales necesarios para fabricar un chaleco de explosivos falso siguen siendo interrogantes sin respuesta”.
En cuanto a las lecciones por aprender, el autor destaca dos. La primera de ellas es la necesidad de una mayor coordinación entre los distintos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad. En Cataluña, tanto los Mossos, como la Policía Nacional y la Guardia Civil tienen plenas competencias en materia antiterrorista, algo que necesariamente debería obligar a todas ellas a cooperar entre sí, compartiendo la informa- ción y participando de forma conjunta en las distintas operaciones. Precisamente, para fomentar todo ello se creó el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), órgano que se hizo cargo más tarde de la coordinación de todas las investigaciones en torno a los ataques. “Sin embargo, los atentados de Cataluña pusieron de manifiesto que esta realidad teórica no siempre se lleva a la práctica. La rivalidad, la desconfianza y el cruce de acusaciones que se observó durante aquellos días entre ellas representan sin duda la nota más negativa, más allá de las víctimas causadas por el propio atentado”, afirma Carlos Igualada.
Por otro lado, el autor remarca la necesidad de mejorar la atención institucional que se ofrece a las víctimas del terrorismo. “El caso de los familiares de Pau Pérez fue especialmente dramático, teniendo que vivir cerca de un día de incertidumbre en el que se afirmaba que el joven había sido uno de los terroristas”, revela el autor en la investigación, plasmando su testimonio. “Tanto las instituciones como los responsables gubernamentales deben ser conscientes de que por encima de sus rivalidades políticas debe primar la seguridad de todos, debiéndose mostrar necesariamente unidad ante los momentos más adversos”.