Documento OIET 3/2020
Pasado y presente del fenómeno yihadista en los Balcanes Occidentales-Luis Antonio González (Versión PDF- 1.42MB)
“Los Balcanes producen más historia de la que son capaces de digerir”, esta cita atribuida a Winston Churchill, parece cobrar más validez si cabe a la vista de los luctuosos acontecimientos que sacudieron y a la postre acabaron dividiendo la región. Las diferentes manifestaciones del conflicto armado que se desarrolló en la zona con toda su crudeza, constituyeron un paraguas que mantuvo relativamente oculto un fenómeno al que en aquel momento no se le prestó excesiva atención: la llegada al teatro de operaciones de combatientes originarios de otros países a los que se les denominaba muyahidin. Estos individuos tenían en común la búsqueda del combate inspirados por una distorsionada y rigorista versión de la fe islámica, la cual no abandonó la región con la finalización del conflicto. De manera casi imperceptible, la yihad había llegado a Europa. El bosque la guerra no dejó ver el árbol del yihadismo.
Muyahidin es el plural de muyahid “Combatiente de Dios” o “Aquel que se esfuerza en la causa de Dios”. En el Corán hay catorce referencias a esta expresión en pasajes en los que se ensalza sus cualidades como creyentes[1] A lo largo de la historia este término ha ido asociado a la defensa del islam. El segundo califa andalusí al-Hakam II, recibió del literato cordobés Ibn Hazm el sobrenombre de “Gran Muyahid” por sus combates contra los cristianos peninsulares. Según la profesora del Estudios Árabes e Islámicos de la UAM, Luz Gómez García, este término se acentuó con la lucha de los afganos contra la invasión soviética (1979-1989) y , en la década de los noventa del pasado siglo “…saltó a los medios de comunicación y se usó a trochemoche”[2].
Uno de estos “muyahidín”, el saudí Abu Abdel Aziz, optó por abandonar Afganistán para desplazarse a la nueva Dar al Harb (Morada de la Guerra): los Balcanes Occidentales. En sus propias palabras:
“Sólo transcurrieron quince días [desde la caída del régimen de Najibulá en Afganistán en abril de 1992] y empezó la crisis en Bosnia. Esto confirmó el refrán del Profeta, que la paz y las bendiciones vayan con él, quien dijo «De hecho la yihad continuará hasta el día del juicio». Una nueva yihad empezó en Bosnia, nos trasladamos allí y estamos con él, si Alá quiere” [3].
En abril de 1992, Abu Abdel Aziz se encargó del traslado de combatientes desde Peshawar a Bosnia fundando el Odred El Mudžahid (Batallón Muyahidin en bosnio). Abdel Aziz, tenía por costumbre de teñir con henna cabellos y barba por lo que era apodado Barbaròs (Barbaroja). Este sobrenombre lo tomó de Hayreddin Pasha, corsario que acabaría siendo gran almirante (kapudan pasha) del Imperio Otomano cuyo mayor éxito militar tuvo lugar en 1538 en la batalla de Preveza (Grecia) tras vencer a una flota combinada de España, Portugal, Venecia, Malta y los Estados Pontificios.
En una entrevista fechada en agosto de 1994, Abu Abdel Aziz, afirmó que antes de desplazarse a Bosnia había mantenido reuniones con ulemas (eruditos del islam) como Nasir ad-Din al-Albani, Abdel Aziz Bin Baz o Muhammad Bin Otheimin y que todos ellos habían dado su beneplácito a la yihad en Bosnia. Nasir ad-Din al-Albani incluso habría llegado a considerar esa yihad como un deber religioso. Sus combatientes, el Odred El Mudžahid, estaban integrados en la Séptima Brigada del Ejército bosnio (Sedmi Korpus, Armija Republike BH). Abu Abdel Aziz tenía el rango de “comandante” y estaba integrado en el Comando Armado Unificado General, el cual, en palabras de Abdel Aziz únicamente “quiere ver resultados, no dicta una estrategia o acción”.
Poco después de la llegada de Abu Abdel Aziz a Bosnia, en agosto de 1992, Jamal Ahmed al-Fadl fue enviado por Osama Bin Laden desde Jartum (Sudán) llegando a Zagreb (Croacia) a través de Budapest (Hungría). Durante ese periodo mantuvo contacto con radicales islamistas de la región entre los que se encontraba el propio Barbaròs.
En 1993 se publicó una entrevista a Osama Bin Laden, definido por cierto en aquel entonces como un “guerrero antisoviético”. En relación a la región balcánica en conflicto Bin Laden afirmaba: “La situación allí no proporciona las mismas oportunidades que Afganistán. Un pequeño número de muyahidines han ido a luchar en Bosnia-Herzegovina, pero los croatas no permitirán que los muyahidines pasen a través de Croacia, al igual que los paquistaníes hicieron con Afganistán”.
Pese a tan “contenidas” declaraciones durante el conflicto armado desatado en Bosnia-Herzegovina entre los años 1992 y 1995, la influencia de Osama Bin Laden se dejó sentir en la zona. Según una información de The Huffington Post del año 2011, en 1993 la embajada de Bosnia-Herzegovina en Viena expidió pasaportes para Osama Bin Laden y Ayman al-Zawahiri quienes viajaron al país para fundar una unidad de muyahidín en la localidad de Zenica dedicada a atacar aldeas de mayoría serbia. Su presencia en el país contaría con el beneplácito del entonces presidente bosnio, el musulmán Alija Izetbegović. En 1994 Renate Flottau, corresponsal del semanario alemán Der Spiegel afirmó haber visto a Bin Laden en la sala de espera del presidente bosnio Alija Izetbegović en dos ocasiones.
La colaboración entre Izetbegović y Bin Laden no habría sido comentada por el Departamento de Estado de EE.UU. en sus reuniones diarias con los periodistas. Madeleine Albright, cuando era representante de Estados Unidos ante la ONU, amenazó con usar el derecho de veto para impedir que prosperasen las resoluciones que condenaban las violaciones de los mandatos de la ONU por parte de los musulmanes bosnios, con lo que se mostraba una panorámica interesada según la cual los únicos responsables de crímenes de guerra eran los combatientes del JNA (Jugoslovenska Narodna Armija – Ejército Popular Yugoslavo).
En ese periodo, Al Qaeda difundió vídeos en los que se podía ver a los “muyahidín”, eufemismo con el que por aquel entonces se denominaba a los yihadistas, practicando una macabra versión del fútbol en el que en lugar de un balón empleaban cabezas cortadas de soldados del Ejército Popular Yugoslavo. Estas prácticas, en unión de cruentas matanzas, provocaron el temor y la animadversión incluso entre sus correligionarios, los bosniaks (musulmanes bosnios)[4].
Desde el año 1992, en torno a 4.000 individuos extranjeros procedentes de Oriente Próximo, el norte de África y Europa se habrían desplazado a Bosnia para tomar parte en el conflicto. Estos combatientes fueron bien recibidos por el Gobierno bosnio ya que de ese manera complacía a los ricos donantes de los países árabes.
Tropas musulmanas del ejército bosnio a las que estaban vinculados los combatientes de “Batallón de Muyahidin” desfilan en Zenica en 1995 frente a Alija Izetbegović. Fuente: Thread Reader.
“Creo que los musulmanes no habrían sobrevivido sin ellos”, llegó a declarar en referencia a estos combatientes, Richard Holbrooke, uno de los artífices de los Acuerdos de Paz de Dayton en 1995. Esto acuerdos especificaban que las unidades de muyahidin deberían ser desmanteladas y sus miembros extranjeros retornados a sus países, pese a ello, en torno a unos 400 yihadistas se quedaron en el país.
Madeleine Albright, en aquel entonces secretaria de Estado de la Administración Clinton, solicitó personalmente al presidente Izetbegović la expulsión de su territorio de los sospechosos de terrorismo o bien que les retirase sus pasaportes de Bosnia-Herzegovina. Estos documentos posibilitaban a sus portadores el acceso sin visado a cualquier país musulmán. La respuesta de Izetbegovic parece ser que fue negativa y se basaba en que muchos de esos combatientes habían contraído matrimonio en el país lo que les confería la ciudadanía de pleno derecho. Alija Izetbegović abandonó la presidencia del país en el año 2000, pese a ello, se mantuvieron en puestos de responsabilidad individuos sospechosos de manejar redes propias al margen de la ley, redes que emplearían en la protección de yihadistas.
El alcance de la yihad en la región balcánica fue reflejado en el informe de la Comisión del Congreso de EE.UU, sobre los atentados de 11/S. En el documento se recoge que dos de los secuestradores del vuelo 77 de American Airlines que acabaron estrellando contra el Pentágono, Khalid Al-Mihdhar y Nawaf Al-Hazmi , habían viajado en 1995 a Bosnia-Herzegovina participando activamente en los combates.
El nuevo conflicto surgido en Kosovo en el año 1999 fue planteado como una yihad en defensa de la mayoría musulmana albano-kosovar. El principal actor armado kosovar, la UÇK (Ushtria Çlirimtare e Kosovës, Ejército de Liberación de Kosovo), proponía una agenda de corte nacionalista, hecho que, únicamente en primera instancia, pareció desalentar a los yihadistas. Con el paso del tiempo el componente religioso de la guerra en Kosovo parece que tuvo mayor importancia de la que en un principio le fue dada. En 2015, Shefqet Krasniqi, imam de la gran mezquita de Pristina, la capital de Kosovo, publicó un video en su página oficial de Facebook en el que describía a sí mismo como un “veterano de guerra”, confirmando por primera vez su participación, un conflicto del cual dijo que se había ejecutado “en el nombre de Alá” y que dios y la patria estaban unidos.
Tras la finalización de la guerra, unos doscientos ciudadanos procedentes de Kosovo se desplazaron a Arabia Saudí con el objetivo de cursar estudios islámicos al ser beneficiarios de becas procedentes de la monarquía de los Al Saud. Los fondos saudíes también fueron destinados a otros proyectos. Según Fatos Makolli, director de la policía antiterrorista de Kosovo, el dinero saudí fue empleado para difundir su versión del islam político proyectado a través de diversos programas dirigidos fundamentalmente a los jóvenes. Estos programas incluían la difusión de literatura de corte salafista y wahabí.
Abu Bakr al-Baghdadi, autodenominándose “califa Ibrahim” proclamó el “califato” desde la Gran Mezquita de Mosul en julio de 2014 .Poco después, en septiembre de ese mismo año, se difundió la noticia, citando fuentes de la Agencia Central de Inteligencia (C.I.A.) de Estados Unidos según las cuales, unos treinta ciudadanos de Montenegro engrosaban las filas de Daesh y más de cuarenta yihadistas originarios de Kosovo y otros nueve de Macedonia habrían muerto en el transcurso de los combates. En aquel momento se apuntaba la posibilidad de que hasta 350 yihadistas originarios del suroeste de la provincia serbia de Sandzak, que concentra a un importante porcentaje de la población musulmana del país, se habrían desplazado a la zona de conflicto en el Medio Oriente. Junto a estos se habrían desplazado, 150 yihadistas kosovares, 140 albaneses y 20 macedonios.
Esta “emigración” desde la zona hacia el “califato” fue empleada por el eficaz aparato propagandístico de Daesh. En el número 11 de la revista digital Dabiq publicada en septiembre de 2015 (pag. 57), se anunciaba de manera triunfal que se había implantado en Bosnia, Kosovo y Albania, teniendo “presencia” en los “otros estados balcánicos”. Resulta llamativa la razón esgrimida Daesh para tener esta aparentemente destacada presencia en la región. La propagada de Daesh atribuía a “una campaña de décadas de duración que comenzó con la desaparición de la URSS y en la que la que Arabia Saudí, sus socios del Golfo, y sus ONG han convertido a un gran número de musulmanes de los Balcanes de creyentes nominales a musulmanes bien educados en la guerra.”
Tal y como se recoge en Dabiq en referencia a la implantación de las corrientes del islam de corte salafista y wahabí, “El esfuerzo liderado por Arabia Saudí” no había conseguido convertir la zona en “un bastión” aunque estaba consiguiendo que estas corrientes radicales alcanzasen cada vez más adeptos.
Según la propagada del “califato”, estos “conversos” habían puesto en marcha “un flujo constante de voluntarios” contando con la ayuda de “unidades logísticas” establecidas en “Turquía, Grecia, España e Italia”. Para Daesh el crecimiento del número de adeptos en la región le permitiría un “acceso seguro a los países de la UE”.
Imagen publicada en el número 11 de la revista Dabiq en la que aparece un yihadista presuntamente originario de los Balcanes.
Un informe elaborado en 2015 por el Kosovar Center for Security Studies (KCSS) sobre las causas que llevaron a 230 ciudadanos de Kosovo, entre los que se incluían antiguos combatientes de la UÇK, a engrosar las filas del yihadismo especificaba que muchos de ellos habían optado por la yihad influidos por los sermones de los clérigos de las mezquitas locales.
Otro informe titulado “The Lure of the Syrian War: The Foreign Fighters” (2015), elaborado por Atlantic Initiative, ONG fundada en Sarajevo en 2009, establecía dos grupos diferenciados en base por sus motivaciones entre los individuos de nacionalidad Bosnia desplazados al conflicto en Siria e Irak. En un primer grupo se situaban los que percibieron el conflicto sirio-iraquí como una continuación de la yihad que terminó para ellos de forma prematura con los acuerdos de Dayton en 1995. Un segundo grupo incluía a individuos jóvenes que abrazaron la fe islámica y viajaron en busca de aventuras y de autoafirmación, así como del reconocimiento por parte de su entorno.
En noviembre de 2016 la maquinaria propagandística de Daesh, a través de su productora Al-Hayat Media, lanzó la versión en idioma bosnio de su revista Rumiyah (Roma), que había sido difundida en varios idiomas el mes de septiembre de ese mismo año. Según Goran Kovacevic, profesor de la Facultad de Criminología y Estudios de Seguridad de la Universidad de Sarajevo, el interés de Daesh en Bosnia-Herzegovina podía ser debido a que se trata de un país de mayoría musulmana en Europa, si bien el porcentaje de población musulmana respecto al total de la población es menor que en Kosovo o Albania. Otra de las “ventajas” que Daesh vería en los posibles candidatos bosnios es la formación militar de una parte de la población que participó en el conflicto bélico de 1992 a 1995. Individuos con experiencia en combate y sin ingresos podrían ver su participación en el conflicto como una ventana de oportunidad para mejorar su situación personal. A este escenario hay que añadir una población juvenil con elevadas tasas de desempleo que también podría mostrar cierta recepción a la propaganda yihadista.
A lo largo del año 2016, fueron detenidos en Kosovo 14 religiosos, presentado cargos contra 67 individuos y clausuradas 19 organizaciones musulmanas por actuar contra la constitución, incitar al odio y reclutar candidatos para grupos yihadistas. En la actualidad las mezquitas en Kosovo superan las ochocientas, 240 de ellas erigidas tras la finalización del conflicto.
Entre los años 2012 y 2016 las autoridades de Serbia estimaron que en torno a una cincuentena de nacionales del país entre los que figuraban mujeres y niños se habían desplazado al territorio que Daesh tenía bajo su control. Muchos de ellos eran reclutados entre la comunidad romaní, que sufre grandes niveles de marginalidad y otros eran musulmanes bosnios que residían en el país.
En junio de 2016, fue difundida una nueva edición en bosnio de Rumiyah en la que se publicaba un artículo titulado “Los Balcanes: Sangre para los enemigos y miel para los amigos”. En el texto se afirmaba: “Juramos por Alá que no olvidamos a los Balcanes” y contenía una advertencia: “Pronto los soldados del Califato caminarán por Belgrado, Zagreb, Sarajevo, Tirana, Pristina, Skopje y otras ciudades, arrancando cabezas y derramando la sangre de los infieles“. También contenía amenazas a los serbios y croatas que lucharon contra los musulmanes bosnios, amenazas que hicieron extensivas a todos los “traidores a la fe islámica” en Bosnia, la región serbia de Sandzak, Albania, Kosovo y Macedonia. Estos serían “exterminados” con “sables y dagas“, a menos que adoptasen la versión absolutamente distorsionada del islam que preconiza Daesh. “Su sangre es más apreciada y más dulce para nosotros que la de serbios y croatas“, se afirmaba en el artículo.
En ese mismo mes Al Hayat Media, productora mediática de Daesh, difundió un vídeo propagandístico titulado “El honor está en la Yihad”, elaborado específicamente para el público de los Balcanes. En el vídeo, yihadistas supuestamente procedentes de Bosnia- Herzegovina hacían un llamamiento a sus compatriotas a “emigrar” hacia el “califato” o bien a oponerse frontalmente al gobierno bosnio. Otro yihadista, supuestamente albanés, pedía a sus conciudadanos que se desplazasen al territorio controlado por Daesh para experimentar “la dulzura del califato”.
The Soufan Centre, centro de investigación estadounidense especializado en cuestiones seguridad global, hizo público un informe el 24 de octubre de 2017 en el que situaba en torno a los novecientos el número de ciudadanos de los Balcanes desplazados desde sus países de origen al escenario de conflicto en Irak y Siria. Entre estos se incluían mujeres y niños, 148 de nacionalidad bosnia y unos 300 de origen kosovar. El número de retornados de la zona estaría en torno a los 250 individuos.
A finales del 2019, el ministro de Seguridad de Bosnia-Herzegovina, Dragan Mektic, estimó en unos 260 individuos, en torno al centenar de hombres y unas 160 mujeres y niños, la cifra de nacionales de su país que se encontraban en los campamentos de Siria que acogen a aquellos que se habían desplazado a la zona para unirse a Daesh. Por su parte las autoridades kosovares, manejando datos de noviembre de 2019, calculan que todavía hay en torno a una treintena de individuos procedentes de Kosovo implicados en actividades de grupos terroristas en Siria.
El planteamiento erróneo de que la salida de los soviéticos de Afganistán se debió únicamente a los combatientes inspirados por su rigorista versión de la fe musulmana, obviando intencionadamente la importante ayuda proveniente de actores externos, fue el acicate para que muchos de estos combatientes se desplazasen a los Balcanes Occidentales a continuar con su yihad. Por aquellos entonces recibían la denominación un tanto aséptica y cuasi exótica de “muyahidin” lo que tal vez impidió ver el problema en toda su dimensión. Parafraseando a Sebastian Haffner, aquellos “muyahidin” ya eran yihadistas sólo que nadie les llamaba así[5].
En términos absolutos su participación en la guerra no fue ni mucho menos determinante, aunque sirvió para que una doctrina hasta el momento prácticamente exógena fuese echando raíces en la zona. Esta circunstancia fue el caldo de cultivo para que, con el surgimiento del “califato”, ciudadanos de la región optasen por desplazarse a vivir bajo la égida del autodenominado “califa Ibrahim”.
La muerte de este en 2019 y la expulsión de Daesh del territorio que tenía bajo su control han supuesto que un número de individuos originarios de la región balcánica estén en situación de regresar a sus lugares de procedencia. Este fenómeno, común a otros países, lleva aparejado un problema de notable complejidad que es la gestión de los retornados. Por tratar de establecer algún tipo de categorías estos podrían dividirse en tres grupos: Traumatizados, frustrados y resignados.
Los traumatizados serían aquellos que, al igual que quienes se vieron sometidos a la tensión de otros conflictos bélicos, regresan con trastornos de tipo psicológico y/o psiquiátrico. Los frustrados podrían ser aquellos que, pensando en vivir en una sociedad previamente idealizada, se toparon de bruces con, en palabras de Jesús A. Núñez Villaverde, el “delirio del califato”, lo que les proporcionaría un baño de realidad y de paso el desistimiento de sus ideas. Los resignados, aunque sea desde la mera hipótesis, serían aquellos que mantienen su ideología intacta y regresarían simplemente con la convicción de que el desarrollo de los hechos es debido a la “voluntad divina” y únicamente, siempre desde el terreno de la hipótesis, estén esperando un escenario de condiciones más favorables.
Estos últimos, sin abandonar la senda de la hipótesis claro está, constituirían el grupo de mayor riesgo ya que su experiencia podría ser aprovechada para la comisión de actos violentos, como ocurrió por ejemplo con los llamados “afganos”, que nutrieron las filas del GIA argelino. Además sus vivencias podrían ser un importante factor de proselitismo al trasmitir a su entorno, en palabras de Joseph Conrad, “la fascinación de lo abominable”[6].
Este status quo no deja de entrañar un panorama poco tranquilizador en la frontera oriental de la Unión Europea, una Unión que no tiene fronteras.
[1] GALINDO AGUILAR, Emilio: “Enciclopedia del Islam”, Ed. Darek-Nyumba, Madrid (2004) pag. 362.
[2] GÓMEZ GARCÍA Luz: “Diccionario de islam e islamismo”, Ed. Espasa-Calpe (2009) pp 239-240.
[3] GUNARATNA, Rohan: “Al Qaeda. Viaje al interior del terrorismo islamista”, Servidoc, Barcelona, 2003, (pp.207-208).
[4] Ibid.
[5] “Solo los Freicorps llevaban armas; los Freicorps que ya eran buenos nazis, solo que sin ese nombre”. HAFFNER, Sebastian: “Historia de un alemán. Memorias 1914-1933”, Ed. Destino (2009) p. 45.
[6] “Ha de vivir en medio de lo incomprensible, que también es detestable. Y hay en todo ello una fascinación que empieza a trabajar en él. La fascinación de lo abominable.” CONRAD, Joseph: “El corazón de las tinieblas”, Ed. Lumen (2002), p.15.