Documento OIET 6/2021
David Sànchez – Inspector de los Mossos d’Esquadra
Cuando el 17 y 18 de agosto de 2017 se sucedieron unos atentados protagonizados por una célula terrorista compuesta por ciudadanos de una población del Pirineo catalán, inmediatamente se planteó el ejercicio de evaluación de los procesos de prevención y detección, para justo después abordar el objetivo de poner en marcha acciones de optimización de dichos procedimientos que trabajan sobre un fenómeno (los procesos de radicalización que conducen a extremismos violentos) cambiante, de una gran volatilidad, y sobre el que existen unos conocimientos limitados que todavía se encuentran en fase de desarrollo.
La Policia de la Generalitat – Mossos d’Esquadra, a través de su Comissaria General d’Informació (CGINF), invierte esfuerzos en impulsar procedimientos de trabajo de naturaleza multiagencial con el objetivo de llevar a cabo un abordaje sistemático para la prevención de los extremismos violentos[1] (EV), incluyendo el yihadismo y la ultraderecha, entre otros. En la lucha contra los EV, esta es una primera línea de actuación, junto a la detección temprana de Procesos de Radicalización Violenta (PRV), que se complementa con las investigaciones policiales bajo tutela judicial para aquellos casos en que existen indicios suficientes de comisión de ilícitos penales de terrorismo.
Uno de los ejes prioritarios de actuación para el fortalecimiento y consolidación de la prevención y la detección de PRV es la contribución a la comprensión sobre cómo estos funcionan. En el caso de los miembros de la célula terrorista de Ripoll, y bajo este eje, se planteó el diseño de una investigación con el objetivo la identificar factores clave en los PRV de los terroristas, para posteriormente contrastar estos factores con otros PRV conocidos[2] y también estudiados por la CGINF.
El proyecto de investigación sobre los miembros jóvenes (excluyendo a Abdelbaki es Satty) de la célula de Ripoll se denominó proyecto Camins (en castellano Caminos), y a parte del estudio de los PRV individuales, se abordó el análisis sobre cómo se desarrollaron las dinámicas grupales, tanto en el momento de identificación colectiva con la ideología salafista yihadista, como en estadios anteriores absolutamente ausentes de influencia extremista. El equipo responsable del Proyecto Camins integró distintas sensibilidades profesionales dentro de Mossos d’Esquadra, incluyendo efectivos territoriales de la zona de influencia de Ripoll, profesionales especializados en investigación contraterrorista, analistas, personal especializado en PRV, e incluso profesionales especialistas en el abordaje de los grupos de manipulación psicológica. Esta interdisciplinariedad interna garantizó un enfoque holístico en el planteamiento de obtención de información, así como en el proceso de validación de datos y su análisis.
El personal adscrito al proyecto era ajeno a la investigación policial que se desarrollaba para el esclarecimiento de los atentados y la obtención de pruebas de participación en ellos. Ambas funciones, obtención de prueba y comprensión del fenómeno, discurrieron en paralelo, con puntos de conexión, para evitar así que la investigación sobre factores clave de los PRV pudiera quedar viciada por un sesgo de confirmación y preservando el máximo rigor.
El presente artículo supone un breve resumen del trabajo llevado a cabo, sin otra pretensión que dar a conocer las líneas generales del proyecto.
Base conceptual y despliegue metodológico
Para enmarcar la recogida de información acerca de los procesos de radicalización se partió del planteamiento explicativo de que existe una relación de complementariedad entre factores PUSH o de predisposición y factores PULL o de atracción. Se recoge a continuación una muy breve referencia de la interpretación de este punto de partida conceptual.
Consideramos factores PUSH o de predisposición aquellos elementos que son generadores de una o diversas necesidades a cubrir, y que aportan causalidad o motivación para que un individuo inicie un PRV. Los factores de predisposición pueden ser individual (micro), social (meso) o sistémico (macro)[3], e incluyen necesidades no cubiertas, elementos catalizadores, vulnerabilidad emocional, emociones negativas, etc. Un cúmulo de factores de predisposición puede llevar al individuo a una situación de apertura cognitiva[4]. Esta apertura cognitiva se define como el momento en que el individuo, sea por la ausencia de creencias propias o por su cuestionamiento, se muestra más receptivo a nuevas formas de ver e interpretar el mundo[5].
Por su lado, consideramos factores PULL o de atracción aquellos elementos que dan respuesta a las necesidades no cubiertas del individuo, siendo siempre estos de naturaleza exógena. Éstos fundamentalmente tendrán que ver con la narrativa, la creación de una identidad social y la respuesta a las necesidades del individuo. La función del marco conceptual es ser un punto de partida, producto del conocimiento previo, que a su vez se alimenta durante la recogida e incorporación de datos en función del nivel de encaje que los resultados tengan en la idea preestablecida inicialmente.
En cuanto a la metodología utilizada para la recogida de información, esta se fundamentó en una combinación de técnicas inductivas y deductivas, partiendo del análisis de la información contenida en los diferentes dispositivos tecnológicos intervenidos, el análisis de las diferentes declaraciones de testigos de la causa, las entrevistas con entornos de afinidad cercanos (familia, amistad, profesión, afición) o la obtención y contraste de datos relacionados con los diferentes ámbitos de desarrollo vital (salud, escuela, trabajo).
El trabajo de campo consistente en entrevistas a personas de entornos cercanos a los terroristas en sus diferentes momentos vitales se llevó a cabo bajo un punto de vista cualitativo, buscando la profundización y el matiz, con una vocación de identificar aquellas narrativas que pudieran quedar ocultas en unas primeras versiones. En este sentido, el planteamiento de recogida de información partió de un esquema estructurado de diferentes dimensiones[6], categorías e indicadores, alrededor de los cuales se debían articular las iniciativas de obtención de información, ya fueran estas de contacto con personas, de solicitud de expedientes o de observación de indicios de la investigación.
Conclusiones del estudio: los PRV de los miembros de la célula de Ripoll en cinco factores clave
El momento geopolítico
A finales de 2014 y principios de 2015 Daesh estaba en expansión evidente, lanzando un mensaje de futuro al mundo. Con la entrada en Siria hicieron gala de haber revertido el acuerdo de Sykes-Picot y se dirigieron a jóvenes como Younes Abouyaaqoub, Mohamed Hichamy o Youssef Alla, a los que les presentó a través de su propaganda un proyecto ganador, de éxito. Los miembros de la célula vivieron esta euforia de la organización terrorista en plena adolescencia, cuando a las inquietudes identitarias heredadas de sus vivencias se le debe añadir las crisis propias de la etapa evolutiva. El reclamo que ofrece Daesh en 2014 y 2015 no es solo de tinte ideológico, sino que es sobre todo un llamamiento antisistema que busca representar a unos jóvenes europeos hijos de la inmigración y de los que explota su malestar de base por un difícil encaje social. El mensaje de Daesh dirigido a los jóvenes busca y consigue una conexión con la emocionalidad de los chicos que acabaron siendo terroristas. Este momento irrepetible parece determinante hasta el punto de considerarlo un factor clave. Los PRV de los iniciadores de la célula terrorista[7] nacen de una admiración, no fundamentada ideológicamente, por lo que Daesh está haciendo en Siria e Irak; una admiración que se explica en buena medida por la imagen de éxito que proyecta la organización terrorista[8]. Es un período en que esta idealización acaba dando lugar, entre otros, al fenómeno de los Combatientes Terroristas Extranjeros (CTE) con un movimiento de varios millares de europeos que se acaban trasladando a la zona de conflicto para enrolarse en Daesh y participar de su proyecto de expansión mundial e instauración de la sharía.
Dicha idealización inicial por parte de los jóvenes de Ripoll no tiene un fundamento racional, en el sentido de no haber interiorizado previamente unos preceptos o dogmas que los lleven a sentir afinidad por aquel proyecto mundial. En esta primera fase se trata de una admiración por la imagen, por lo inmediato, por lo superficial. Tener estas características circunstanciales en cuenta permite concluir que, en etapas históricas posteriores de menor incidencia de la propaganda del salafismo yihadista, incluso de repliegue y descrédito de Daesh, la admiración idealizada del proyecto se vuelve menos probable en perfiles de personas, como los miembros de la célula de Ripoll, ajenos previamente a la influencia del movimiento yihadista global.
Las vulnerabilidades derivadas de su desarrollo familiar
Constituye un hecho destacable la constatación de disfuncionalidades familiares en cuatro de las cinco familias “representadas” en la célula terrorista. Las familias de los jóvenes eran de origen bereber, del norte de Marruecos. Hicieron un proceso migratorio con final en Catalunya alrededor del año 2000. En ese momento, los miembros mayores de la célula tenían entre 8 y 9 años aproximadamente. El resto de integrantes eran menores de 3 años cuando migraron. Driss Oukabir, que es un caso singular, llegó a Catalunya con 12.
En un análisis del hecho religioso musulmán, estas familias, con lógicos matices diferenciales entre ellas, no eran especialmente practicantes, aun mostrando características culturales de origen. No eran asiduos al oratorio, y las cuestiones de religión no suponían un aspecto prioritario en su día a día[9].
Las figuras maternas responden a un perfil de poca formación, poco o nulo dominio de los idiomas vehiculares habituales en Catalunya, y muy baja interacción con las instituciones, a pesar de la trayectoria de años de residencia. Este cuadro las llevaba a un cierto aislamiento, y en cuanto a las relaciones materno-filiales, a un amplio desconocimiento de la cotidianidad de sus hijos, que a su vez crecen de manera rápida en la inserción social y en el conocimiento cultural de acogida.
Por otro lado, en cuanto a las figuras paternas, cuatro de las cinco familias afectadas han compartido, al menos en algunas etapas de su vida, dinámicas poco favorables para el desarrollo de los niños y adolescentes, con situaciones sostenidas en el tiempo, según el caso, de violencias machistas y domésticas, abuso de alcohol por parte de estas figuras paternas, combinadas con, en otros casos, largas ausencias de varios meses por motivos laborales o personales. Esta ausencia de rol paterno (físico y simbólico) se da con mayor visibilidad durante los primeros años de la adolescencia, y convierte a Younes Abouyaaqoub, Youssef Alla y Mohamed Hichamy en los “hombres mayores” de la familia en edades de 14 – 15 años. El desempeño de este rol por parte de Younes, Youssef y Mohamed, los tres chicos iniciadores de la célula terrorista, explicará en buena parte el desarrollo del grupo en los momentos próximos a la planificación de los atentados. En aquél momento, junio de 2017, ellos se verán con la legitimidad de ejercer autoridad hacia sus hermanos menores Omar Hichamy, El Houssaine Abouyaaqoub o Said Alla, como consecuencia de haberla ejercido de manera habitual en sus respectivas familias con anterioridad.
La disfuncionalidad familiar compartida es un factor clave en una doble dimensión. Por un lado, aporta factores de predisposición a los PRV, como consecuencia de lo traumático de las situaciones vividas. Por otro lado, es un factor determinante también a favor de la cohesión intragrupal, puesto que les unen las experiencias duras, intensas y en buena parte compartidas.
La necesidad de creación de identidad
Los miembros de la célula terrorista, excepto su líder ideológico espiritual Abdelbaki Se Satty, habían crecido en la población de Ripoll, capital de la comarca del Ripollès, a los pies de los Pirineos catalanes. Ripoll tenía una población algo por encima de los 10.000 habitantes, repartidos en una superficie de 73 km2, y un entramado social propio de los entornos rurales donde casi todo el mundo o bien se conoce directamente, o bien comparte algún conocido. En general, y Ripoll no es una excepción, los entornos rurales son más cerrados que los entornos urbanos; los relatos son menos cuestionados y las resistencias a los cambios son mayores. En definitiva, los entornos rurales tienen un componente menos intercultural en las dinámicas frente a entornos urbanos más cosmopolitas.
El Ripollès es una de las comarcas con menor tasa de inmigración de Catalunya. La vivencia de la religión musulmana en Ripoll está estrechamente ligada al factor migratorio, ya que es a raíz de la llegada de la primera inmigración norteafricana cuando se constituye una comunidad de fieles a esta religión. En este sentido, nada destaca en las comunidades musulmanas ripollesas, caracterizadas como en el resto de Catalunya por mantener una actividad estrictamente religiosa, por la autogestión económica o una precariedad en las instalaciones, y no siendo considerados – los oratorios y las comunidades musulmanas – entornos favorables a la radicalización extremista violenta.
La vivencia de los jóvenes que acabaron siendo terroristas en este contexto se caracterizó por tener en común un hecho diferencial en cuanto a su sentimiento de pertenencia a la sociedad en la que vivían[10]. En este sentido, cabe destacar que hay una distancia entre la realidad que pudiera ser observada y la realidad íntimamente percibida. En la realidad observada tenemos a jóvenes que, a modo de ejemplo, hablan catalán, tienen actividades y aficiones compartidas con otros miembros de su generación o superan los cursos académicos. Esta realidad que se puede observar desde la lejanía no evita que ellos se sintieran diferentes por condición de origen, una diferencia con connotaciones de discriminación y de dificultad de encaje. Dicen los expertos en sociología que la identidad siempre se crea contra algo. La necesidad de creación de identidad está relacionada con la existencia de otras identidades colectivas que incomodan. En definitiva y simplificando, la identidad se construye frente a otra identidad.
La percepción de estar al margen de la sociedad se puso de manifiesto durante el crecimiento de los jóvenes con episodios claramente reveladores de su sentimiento de agravio por razón de origen, situación que les llevó a crecer en una identidad compartida en torno a esta percepción de rechazo. Este sentimiento, previo al inicio de los PRV, nada tiene que ver en este momento con la influencia de la propaganda yihadista. No hay que olvidar que la victimización es también primer objetivo clásico de la propaganda.
Dicha falta de adscripción a una identidad colectiva ripollesa y, a su vez, la identificación de la existencia de una identidad occidental que les excluye supone un vacío, una necesidad no cubierta que en último término permitirá que nazca y crezca el interés y la idealización de Daesh. Todo ello sin ningún tipo de conciencia ni fundamento religioso del salafismo yihadista. No llegan pues al yihadismo tras un proceso racional de consolidación ideológica, sino motivado por encontrar una identidad que llena el vacío que tenían.
La existencia de un catalizador
La figura de Abdelbaki Es Satty como catalizador es muy evidente y trascendental. Abdelbaki es Satty es una persona de posición generacional muy distinta, dobla la edad al resto de miembros de la célula, aparte de tener una trayectoria consolidada y sostenida de convicciones radicales bajo el salafismo yihadista. Con este perfil cumple la función de legitimar religiosamente (entendiendo la versión tergiversada que ofrece el salafismo yihadista) los pensamientos e ideas que de manera poco fundamentada empezaban a identificar a los jóvenes. El imán abre la ventana a convertir lo abstracto en concreto; pone fundamento e impulsa los procesos de radicalización violenta. Aprovecha la inestabilidad de identidad para ofrecer lo que los jóvenes necesitan y conducirlos hacia una nueva socialización. Abdelbaki Es Satty introduce a los tres miembros iniciadores de la célula al salafismo yihadista, ofreciendo una versión del islam que no debe ser cuestionada.
Anteriormente, hasta 2014, la religión no tenía un papel relevante en las vidas de los futuros terroristas. Crecieron en el seno de familias que a pesar de ser de tradición cultural musulmana no eran especialmente practicantes ni cumplían con los pilares del islam. Los padres acudían sólo esporádicamente a la mezquita y nunca hicieron una tarea educativa religiosa hacia sus hijos, más allá de transmitir, por ser modelos, algunos ritos y celebraciones propias del islam. Este desconocimiento probablemente jugó a favor de una asimilación de los dogmas salafistas yihadistas, puesto que no tenían capacidad crítica por desconocimiento, por desinformación religiosa y, por contra, sentían una necesidad intensa de profundizar en la fe.
Las dinámicas grupales y los roles
La influencia de Abdelbaki es Satty fue evidente sobre Younes Abouyaaqoub, Youssef Alla y Mohamed Hichamy, pero la amenaza a la seguridad depende en buena parte de las capacidades y estructura de la célula. ¿Por qué la célula de Ripoll estaba formada por diez personas? Los miembros de la célula, aun cometiendo atentados y formando parte del grupo el 17 de agosto de 2017, estaban en momentos distintos en sus personales PRV a nivel cognitivo y de convencimiento. Concluimos que Younes Abouyaaqoub, Mohamed Hichamy y Youssef Alla habían culminado sus PRV y que ellos tenían la determinación de actuar a toda costa. Además, tuvieron un PRV paralelo que les retroalimentó mutuamente, hasta el punto de que se hace difícil imaginar el proceso vivido si no hubiera existido esta simultaneidad. Para el resto del grupo, con sus matices, observamos muchas diferencias, estando algunos de ellos en fases incipientes de radicalización cognitiva en el momento de los atentados.
La célula terrorista no fue un grupo creado alrededor de una idea común, de una ideología. Es un grupo existente de manera previa en el cual entra en primer lugar una admiración por las acciones de Daesh, y posteriormente la ideología salafista yihadista de la mano de Es Satty, pero donde los vínculos de unión, el sentido de lealtad entre ellos y el mero sentido de pertenencia ya existía anteriormente al inicio de los PRV. Las relaciones entre los miembros de la célula[11] estaban basadas en afinidades diversas, todas ellas ajenas a vínculos que tuvieran que ver con ninguna ideología extremista violenta: familiaridad nuclear, familiaridad extensa, amistad para compartir generación, amistad para compartir aficiones (fútbol), vecindad, origen y proceso migratorio, etc. Es en este contexto grupal y bajo la influencia de relaciones y roles ya existentes donde entran en escena los factores de atracción o PULL (consumo habitual de propaganda yihadista), en el último trimestre de 2014, cuando Youssef y Younes tienen 19 años y Mohamed 21.
En mayo de 2015, tal vez antes, Younes Abouyaaqoub, Mohamed Hichamy y Youssef Alla ya tenían relación con el imán. En septiembre de ese mismo año, solo cuatro meses después, la relación estaba muy consolidada. La relación de Abdelbaki Es Satty con los tres jóvenes se definía por ser una relación tipo maestro – alumnos, muy marcada por el reconocimiento compartido de que Es Satty era una persona con experiencia y elevados conocimientos, mientras que los jóvenes partían de una situación de absoluta ignorancia ideológica y religiosa y a la vez una motivación muy elevada por hacer una inmersión en este nuevo mundo. Esta combinación de persona mayor con grupo de jóvenes responde a un patrón ya apreciado anteriormente en otros casos.
Younes Abouyaaqoub, Mohamed Hichamy y Youssef Alla fueron los iniciadores del grupo, mostrando una progresión de conocimientos doctrinales y capacitación logística sorprendente. Omar Hichamy y Mohamed Houli suponen un segundo peldaño en el desarrollo de la futura célula. Por su lado, El Houssaine Abouyaaqoub, Said Alla y Moussa Oukabir podemos afirmar que en el momento del atentado se encuentran en una fase incipiente de su proceso de radicalización violenta, con unos conocimientos doctrinales muy precarios todavía. Por su parte, está Driss Oukabir, el mayor en edad y de perfil personal singular. Este último, con plena participación en la célula, presenta un PRV más bien débil y menos condicionado al grupo. La secuenciación en la vinculación al grupo responde, fundamentalmente, a las relaciones previas existentes.
Analizados en profundidad los PRV individuales de cada miembro de la célula y teniendo en cuenta los cambios que sufrieron, las conductas observadas, etc. podemos afirmar que algunos de los terroristas atentaron porque formaban parte de un grupo en el que unos miembros tenían ascendencia sobre otros, con unas dinámicas concretas. Existió un cierre de filas en el seno de la célula, una lealtad al grupo en sí mismo, por encima de la ideología que los une. Tal es la relevancia de la influencia ejercida por el grupo de los nueve miembros (Es Satty aparte) de la célula que se concluye que tan solo tres habían completado un PRV y tenían una determinación individual absoluta a actuar. Para el resto, con sus respectivos matices individuales, es determinante el hecho de formar parte del “nosotros” que constituía la célula para explicar el motivo por el cual acabaron participando en una operación de terrorismo.
Conclusiones
Transcurridos ya cuatro años de los hechos, el conocimiento obtenido ha permitido retroalimentar las políticas de prevención y de detección que Mossos d’Esquadra implementa en coordinación con otros actores profesionales y asociativos de distinta naturaleza. La consolidación de sistemas holísticos e interdisciplinares nos aproxima a una prevención real y eficaz.
El proyecto Camins aportó certezas acerca de los PRV de la célula de Ripoll y de los factores clave explicativos de su existencia y desarrollo. No obstante, es importante tener presente que se trata de conclusiones sobre un caso concreto que presenta unas lógicas determinadas, que no deben ser inferidas automáticamente a la generalidad de los PRV. Aunque resulta una obviedad, caber decir que para aproximarnos a factores explicativos generales fiables es necesaria una suma de estudios de casos concretos en momentos determinados. A ser posible, de todos aquellos casos conocidos sobre los que se tenga capacidad de investigación. Generar conocimiento local sistemáticamente y buscar coordinación y cooperación con la Academia parece clave para dotar de una mayor fiabilidad y consistencia a los procedimientos de detección y de prevención.
Cuando los autores de atentados terroristas yihadistas son personas de pleno derecho en nuestras sociedades, como se dio en Ripoll, es poco discutible que este terrorismo tiene mucho que ver con nuestras sociedades, y las dinámicas que en ellas se suceden. En estos casos, el yihadismo es un fenómeno autóctono. Las conclusiones obtenidas y las tendencias generales confirman que es necesario dejar atrás enfoques que situaban al terrorismo yihadista como un fenómeno importado temporalmente y relacionado con actores externos. Aunque la ideología que lo promueve es planetaria y persigue objetivos mundiales, queda de manifiesto que las causas principales que explican los PRV son en muchos casos exclusivamente locales.
En este sentido, para políticas preventivas efectivas se deberá incidir acertadamente en estas causas muy cercanas para desactivar la predisposición a asumir las doctrinas extremistas violentas del salafismo yihadista, o cualquier extremismo violento de otra naturaleza. No parece posible hacer prevención solamente actuando sobre los factores de atracción, es decir, sobre la narrativa y sus derivadas.
Ante este escenario, y bajo la consideración hecha anteriormente, otra de las implicaciones en pro del rigor es la necesidad de incorporar la vivencia subjetiva percibida en la recogida de información. Algunos factores de vulnerabilidad pueden pasar desapercibidos fácilmente si los estudios se ciñen al análisis de situaciones estructurales y la interpretación de datos. Los miembros de la célula terrorista hablaban catalán, no tenían una identidad religiosa musulmana, hicieron las mismas actividades que otros niños y jóvenes. Pero su experiencia íntima estaba alejada de esta aparente normalidad, se sentían al margen. Hay que incidir en las percepciones (de ser de segunda, de agravio, de injusticia…) para poder hacer lecturas completas de las situaciones evolutivas. También para ser eficaces en las acciones a emprender.
El proyecto Camins ha supuesto una importante fuente de aprendizajes sobre los PRV y ha contribuido a consolidar una línea de trabajo permanente para la adquisición de conocimiento en la PGME. Ante fenómenos multicausales y de elevada complejidad, como es el caso de los PRV, es necesario tener como objetivo la comprensión, más teniendo en cuenta las múltiples consecuencias negativas de un atentado terrorista en la sociedad, independientemente de su naturaleza. El conocimiento aumenta la eficacia de la prevención, y la prevención es el primer frente de actuación para tener alejados de la ciudadanía los riesgos derivados de los extremismos violentos.
[1] En Catalunya Mossos d’Esquadra impulsa los Procedimientos de Prevención y Detección de Procesos de Radicalización conducentes a Extremismos Violentos (PRODERAE), un modelo de colaboración, compartición de información y coordinación de actuaciones con otros sectores profesionales, asociativos, sociales y comunitarios, como el sector educativo o los profesionales de la ejecución penal, entre muchos otros.
[2] Son muy destacables las coincidencias encontradas respecto a factores explicativos clave en la célula de Ripoll con el estudio hecho de la célula desarticulada en Terrassa en 2015 en el denominado Caso Caronte.
[3] Jordan, J. (2009), Procesos de Radicalización yihadista en España. Análisis sociopolítico en tres niveles, Revista de Psicología Social, núm 24 vol(2), p. 197-216.
[4] Moyano, M. 2019. Radicalización terrorista. Gestión del riesgo y modelos de intervención. Madrid: Síntesis.
[5] Wictorowick, Q. (2004), Joining the Cause: Al-Muhajiroun and Radical Islam, Yale University.
[6] Entre las categorías a explorar se contaban los datos académicos-personales-socioeconómicos, factores asociados a la vulnerabilidad emocional y la trayectoria vital, factores asociados a necesidades no cubiertas, factores asociados a la trayectoria vital en el ámbito religioso, factores asociados a la ideología extremista, factores asociados al grupo, factores asociados a agentes radicalizadores, entornos favorables a la radicalización, factores sociales y sistémicos, entre otros.
[7] Younes Abouyaaqoub, Mohamed Hichamy y Youssef Alla.
[8] Torres, M. 2018. El estado de la yihad online un año después de los atentados de Barcelona y Cambrils. Instituto de Seguridad y Cultura
[9] Reinares, F., y C. García-Calvo. 2016. Informe Estado Islámico España. Real Instituto Elcano.
[10] Penninx y Martiniello identifican tres circunstancias de integración: tener cubiertas las condiciones políticas legales, tener posibilidad de mejora socioeconómica y sentirse parte de la Sociedad. Véase: Penninx, R., y M. Martiniello. 2004. Integration Processes of Migrants: Research Findings and Policy Challenges. Migracijske i etničke teme 1-2:7-32
[11] Younnes Abouyaaqoub, Mohamed Hichamy y Youssef Alla vivían una relación de amistad desde que tenían entre 11, 12, 13 años. Esta amistad les llevó, paralelamente a su desarrollo, a ir cambiando las actividades compartidas, desde juegos infantiles a travesuras adolescentes, y cuando eran mayores, tener actividad de ocio nocturno habitual para la etapa evolutiva en que se encontraban. No hubo en este desarrollo limitación ni condicionamiento de tipo religioso. En cambio, ya eran un grupo. Por su parte, Omar Hychami y Mohamed Houli, tenían entre ellos una relación estrecha y compartían actividades durante la adolescencia. El Houssaine Abouyaaqoub, Moussa y Said, 2 y 3 años más jóvenes que Omar Hichamy y Mohamed Houli, y 4/5 más jóvenes que Younes Abouyaaqoub, Mohamed Hichamy y Youssef Alla, pertenecían a la misma generación y se reconocían mutuamente un vínculo, aun no compartiendo muchas actividades.