Actividad yihadista en el Magreb y el Sahel, abril 2021

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La escala de colores de los países representa el número de ataques sufridos en cada nación, siendo más oscuros los territorios con más atentados registrados durante el mes de abril. Haciendo clic en el mapa se puede acceder a una versión interactiva.

 

La escala de colores de los países representa el número de ataques sufridos en cada nación, siendo más oscuros los territorios con más atentados registrados durante el mes de abril.
Haciendo clic en el mapa se puede acceder a una versión interactiva.

Casos de estudio Magreb y Sahel abril 2021

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En el mes de abril la actividad yihadista registrada ha descendido respecto a marzo, aunque de manera prácticamente insignificante: 89 atentados, comparados con los 91 del mes anterior. Los niveles de violencia se mantienen, por tanto, muy altos. De hecho, con una breve excepción en febrero de 2021, en los últimos siete meses se han superado los 80 ataques terroristas, algo que hasta entonces suponía un pico excepcional.

El número de víctimas mortales también ha disminuido respecto al Observatorio anterior, en este caso, en más de un 30%: el número total de víctimas es de 326—126 militares y 200 civiles—y, si se contabilizasen las muertes de militantes de grupos terroristas, la cifra ascendería a 665.

Las claves del mes:

  • Se mantienen, prácticamente, los niveles de violencia registrados en el mes de marzo. Malí, Burkina Faso y Nigeria experimentan la evolución más desfavorable, mientras que Camerún, Níger y Túnez muestran cierta mejora.
  • Malí y Burkina Faso: cifra récord de atentados terroristas. Los 26 ataques registrados en abril en suelo maliense superan el anterior máximo, de 24, de julio de 2020. En el caso de Burkina Faso, los 22 atentados exceden los 21 de febrero de 2020.
  • Costa de Marfil: nuevos ataques en la localidad de Kafolo y alrededores. Primeros casos de uso de Dispositivos Explosivos Improvisados (IEDs, por sus siglas en inglés) detectados.
  • Nigeria: la filial de Daesh redobla esfuerzos fuera del estado de Borno. Continúa presionando en el estado de Yobe y reivindica dos ataques en Adamawa.
  • Cooperación Internacional: el Consejo Europeo adopta la nueva estrategia integrada de la Unión Europea en el Sahel, que hace mayor hincapié en la gobernanza y resiliencia de los países africanos que las anteriores y, posiblemente, condicione ayudas europeas al cumplimiento de ciertos objetivos por parte de estos; Dinamarca asignará tropas a la Fuerza Takuba.

Análisis de las regiones de estudio

A continuación, se realiza un análisis pormenorizado de la actividad de carácter yihadista en las zonas de estudio.

Sahel Occidental

La violencia en Malí continúa en aumento. El país ha registrado la cifra más alta de actividad terrorista de la que se tiene registro (26). Los dos ataques más mortíferos han sido obra de la Katiba Macina, perteneciente a la coalición JNIM, cuyos miembros se han enfrentado a milicias civiles formadas por cazadores tradicionales (donso) en la zona central de Mopti. El 13 de abril, en las aldeas de Megou y Sare-Heyre, 28 cazadores habrían fallecido, y al día siguiente al menos otros 10 en las localidades de Marebougou y Megou (casos de estudio 66 y 73).

La coalición JNIM ha protagonizado además dos de los hechos más relevantes del mes de abril en el país. Por un lado, la Katiba Macina habría reivindicado por primera vez un atentado en la región meridional de Sikasso, fronteriza con Burkina Faso[1] (caso de estudio 61). Además, el grupo habría tratado de llevar a cabo un atentado de gran complejidad contra la base de la MINUSMA, situada en Aguelhok: decenas de terroristas, armados con lanzacohetes y haciendo uso de un vehículo kamikaze, atacaron las instalaciones el pasado 02 de abril (caso de estudio 9). Finalmente, el personal de la base consiguió repeler el ataque, pero cuatro cascos azules chadianos fallecieron en los enfrentamientos. Entre los 40 terroristas abatidos por los militares de las Naciones Unidas se encontraría Abdallaye Ag Albaka, una importante figura de JNIM.

Precisamente cuando se cumplen seis años del primer atentado yihadista en Burkina Faso, el país ha captado la atención internacional tras el asesinato de los periodistas españoles David Beriain y Roberto Fraile, así como del conservacionista irlandés que viajaba con ellos, Rory Young (caso de estudio 109). Los españoles se encontraban en los alrededores del complejo WAP de parques naturales preparando un documental sobre caza furtiva en la región. El lunes 26 de abril, cuando viajaban desde Natiaboani hacia Pama, su convoy—una amplia unidad mixta de gendarmes y guardias forestales—fue atacado por un gran número de individuos. Si bien en un primer momento pudieron contener a los atacantes, finalmente resultaron superados. La muerte de los tres occidentales, que durante las primeras horas fueron considerados como desaparecidos, se confirmó al día siguiente. Pese a la grabación de audio, supuestamente realizada por miembros de JNIM, en la que se reivindica el atentado, el modus operandi no coincide con la manera habitual de atacar de estos o del EIGS. Además, la coalición afín de Al Qaida no ha llegado a reivindicarlo de manera oficial, por lo que su autoría no está aún confirmada. No obstante, tanto miembros del convoy escolta como investigadores burkineses y españoles, insisten en que la naturaleza del ataque sí sería terrorista.

Además de este suceso, la actividad terrorista ha continuado degradándose en el país, que ha registrado el doble de atentados (22) que en el mes de febrero (11), y ha doblado también el número de víctimas mortales de marzo. El país no ha sufrido ningún atentado de impacto alto, siendo el ataque más mortífero el perpetrado contra las aldeas de Yattakou y Koumbré, en la frontera con Níger, en el que fallecieron al menos 18 civiles (caso de estudio 110). Ningún grupo lo ha reivindicado aún.

La región Este ha continuado suponiendo un fuerte desafío para el contexto de seguridad del país. En esta ocasión, se han producido dos atentados, ambos contra unidades mixtas de defensa. El primero de ellos tuvo lugar el 05 de abril en Tanwalbougou, en el que ocho militares fallecieron: presuntos miembros del Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS en adelante) habrían atacado un convoy mixto de gendarmes y voluntarios civiles, en respuesta a una operación antiterrorista que desplegaron el día anterior (caso de estudio 28).

Respecto a su frontera sur, en los países del Golfo de Guinea, Costa de Marfil ha continuado sufriendo ataques yihadistas. El 01 de abril tuvo lugar el que sería el primer ataque mediante IED registrado en su territorio, al que siguió otro el día 12, también en la zona norte del país, en los alrededores de Kafolo.

Níger ha registrado menor incidencia del terrorismo yihadista en esta ocasión, tras el auge de este tipo de violencia registrada en el mes de marzo. No obstante, en la región de Tillabéri ha tenido lugar el ataque de mayor gravedad: el 17 de abril, decenas de terroristas atacaron a los asistentes de un entierro en la aldea de Gaygorou minutos antes de la ruptura del ayuno (caso de estudio 84). 19 de ellos fallecieron.

 

Lago Chad

Contrariamente al Observatorio de marzo, y tal y como puede apreciarse en la figura 4, Nigeria ha sido el país con peor evolución de la subregión del Lago Chad. Nuevamente, la actividad del Estado Islámico en África Occidental (ISWAP) ha sido notablemente superior a la de Boko Haram, tanto en número de ataques como en su impacto.

En primer lugar, encontramos varios atentados en los que los terroristas logran tomar el control de bases militares o localidades. Ha sido el caso de la base de las Naciones Unidas en Damasak (casos de estudio 49 y 75)—que ha resultado atacada repetidamente—, la base militar de Kamuya (caso de estudio 85), de Dikwa (caso de estudio 93) o la ciudad de Geidam, en el estado de Yobe (caso de estudio 103), en la que sus miembros habrían ofrecido dinero en efectivo—alrededor de 50 dólares—a sus habitantes para unirse a la causa terrorista. De hecho, tras los repetidos ataques contra instalaciones de Naciones Unidas en Dikwa y Damasak desde principios de marzo, la organización ha decidido suspender temporalmente sus actividades en la zona.

Además del caso de Yobe, respecto a expansión geográfica, la filial de Daesh –cuyos ataques fuera del estado de Borno son cada crecientes– habría reivindicado por primera vez un ataque perpetrado en el estado de Adamawa (caso de estudio 50), que se saldó con la muerte de cinco personas.

Por su parte, el ejército de Chad habría continuado siendo objeto de atentados yihadistas. Durante el mes de abril se han registrado dos ataques en la localidad de Litri, a orillas del Lago Chad, en los que habrían fallecido un total de 26 militares (casos de estudio 41 y 115), ambos reivindicados por ISWAP. En el segundo de ellos, perpetrado el 27 de abril, 64 terroristas habrían sido neutralizados en los enfrentamientos.

Por último, los diez atentados registrados en Camerún, todos ellos de bajo impacto, habrían sido obra de Boko Haram. Un total de 20 civiles habrían muerto como consecuencia de todos ellos.

 

Magreb

En esta ocasión, se tiene constancia de un solo atentado yihadista en la región, en esta ocasión en la región de Kasserine, en Túnez, donde la explosión de un IED hirió de gravedad a un agricultor[2]. Aparte de este incidente, las autoridades magrebíes han continuado desplegando operaciones antiterroristas. En territorio tunecino, se han registrado cuatro intervenciones policiales en las ciudades de Sbiba, Kasserine y Sfax, todas ellas en la mitad norte del país (casos de estudio 6, 7, 14 y 95, respectivamente). Al menos seis terroristas habrían sido neutralizados.

En Argelia, dos operativos consecutivos en las ciudades de Djelfa y Borj Bagji Mokhtar se saldaron con la detención de siete terroristas (casos de estudio 63 y 69). En esta última, Ibrahim Biblic, argelino procedente de territorio maliense, se entregó a las autoridades militares del puesto fronterizo.

Por su parte, tal y como se indicaba en la introducción, Marruecos apostará por un mayor apoyo a los países africanos con el objetivo de reforzar sus capacidades para luchar contra el terrorismo. El primer ministro, Nasser Bourita, insistió en la conveniencia de abrir una sede del programa de antiterrorismo de las Naciones Unidas (UNOCT, por sus siglas en inglés).

 

Perspectiva regional

En el Sahel Occidental, la coalición JNIM, afín a Al Qaida, ha redoblado su actividad, especialmente en territorio maliense. Sus miembros se encuentran detrás de los ataques más graves acaecidos en el país, y continúan expandiéndose geográficamente hacia el sur. Presuntamente, miembros de la Katiba Macina serían los autores de los repetidos ataques en el norte de Costa de Marfil, fronterizo con Burkina Faso.

Desafortunadamente, en Burkina Faso se ha producido la muerte de dos españoles, algo que no sucedía desde mayo de 2019. La zona en la que ha ocurrido, el sureste del país, es área de operaciones tanto de la coalición JNIM como de la filial de Daesh, el EIGS. Esto, unido a la falta de coincidencia con los modus operandi tradicionales de ambos grupos, y a la falta de credibilidad de la reivindicación no oficial publicada en redes sociales, dificulta la atribución del atentado. En cualquier caso, el alto número de atentados y de víctimas mortales causadas no muestran sino la fortaleza de la que tanto JNIM como el EIGS cuentan.

Todo ello tiene lugar en un momento de especial inestabilidad en la región, tras la muerte del presidente de Chad, Idriss Déby, tras cuyo fallecimiento en combate contra miembros del grupo rebelde FACT se ha creado una junta militar transitoria, liderada por su hijo, Mohammed Idriss Déby. Por el momento, continúan los enfrentamientos contra el FACT, y se prevé que se celebren elecciones durante los próximos meses. No obstante, la desestabilización interna del país puede tener consecuencias en toda la región, dada su fortaleza militar y la presencia y colaboración de sus tropas en la zona occidental del Sahel. Además, los esfuerzos invertidos en la lucha contra el grupo rebelde en el norte podrían ir en detrimento de recursos destinados a la lucha antiterrorista en la cuenca del Lago Chad.

Por otro lado, en Nigeria la situación continúa deteriorándose. Los atentados en el estado de Yobe, al oeste de Borno, son cada vez más frecuentes, y se aprecia una mayor presión por parte de ISWAP hacia la población civil. Además, también se ha hecho oficial la presencia del grupo en Adamawa, al sur de Borno, donde sus miembros no operaban tradicionalmente.

[1] Si bien ya se habían registrado incidentes aislados en esta zona, cuya autoría apuntaba hacia miembros de la Katiba Macina, ninguno había sido oficialmente reivindicado por el grupo.

[2] No obstante, de acuerdo con los criterios establecidos para la elaboración del Observatorio, el atentado no ha sido contabilizado, al no causar víctimas mortales.