Actividad yihadista en el Magreb y el Sahel Occidental, enero 2021

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Casos de estudio Magreb y Sahel enero 2021

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2021 ha comenzado con una disminución de la actividad terrorista respecto a los últimos meses, registrando cifras inferiores a las del último trimestre de 2020. No obstante, el número de víctimas mortales continúa en aumento: 375 personas han fallecido a consecuencia de los 84 ataques yihadistas acaecidos[1]. Esta cifra ascendería hasta 764 si se contabilizasen las muertes de los miembros de grupos terroristas durante el desarrollo de los ataques o con ocasión de operaciones de las fuerzas de seguridad.

 

 

  • Entra en vigor el cuarto mandato de la EUTM, que hasta 2025 será liderada por el general español Fernando Gracia Herréiz. Entran en vigor importantes cambios, como la apertura de nuevas bases militares, acompañamiento a operaciones en terreno de las tropas malienses y ampliación de la zona de actuación a Burkina Faso y, previsiblemente, Níger.
  • Aumentan los ataques de la coalición JNIM contra las fuerzas internacionales en Malí: represalias contra el aumento de actividades de la MINUSMA que causan la muerte de cinco cascos azules; y dos militares de la fuerza Barkhane fallecen tras un ataque mediante Dispositivos Explosivos Improvisados (IED, por sus siglas en inglés).
  • Níger: mueren más de 100 personas en dos ataques simultáneos en dos aldeas de la región de Tillaberi, en la zona de la triple frontera con Malí y Burkina Faso. Lo más probable es que se trate de un ataque del EIGS aunque, por el momento, no lo han reivindicado.
  • Nigeria: fuerte reducción de la violencia yihadista a nivel nacional. Continúa la expansión de Boko Haram hacia el centro del país, e ISWAP designa un nuevo líder.

 

 

Sahel Occidental

Malí muestra las peores cifras de todos los países de la región estudiada. Lidera la comparativa regional con 24 atentados, en contraste con los 19 del mes de diciembre, y alcanza de nuevo el máximo registrado en julio de 2020. No obstante, pese a este aumento de la violencia, las tendencias mostradas en meses anteriores se mantienen: todos los ataques han sido de bajo impacto y, salvo uno de ellos, habrían sido cometidos por la coalición JNIM, cuya influencia en el país es creciente. La excepción tuvo lugar en Inekar, Menaka (caso de estudio 103), en la frontera oriental del país con Níger, donde el 21 de enero se encontraron los cuerpos de cuatro personas que habían sido secuestradas por miembros del EIGS días antes (caso de estudio 103).

El mes ha estado marcado por el aumento de la presión militar—especialmente en el marco de la ‘Operación Eclipse’, liderada por Barkhane —que ha conllevado un mayor número de ataques terroristas contra fuerzas internacionales. En el caso francés, a los cinco militares fallecidos desde finales de diciembre[2], se suman al menos otros siete heridos. Por otro lado, el incremento de la presencia de la misión de estabilización de las Naciones Unidas (MINUSMA)—que, tal y como se indicaba en el anterior Observatorio, desplegó misiones de “control urbano” en la zona norte del país—ha implicado un aumento de la violencia yihadista contra sus efectivos: cinco cascos azules habrían fallecido durante el mes de enero, habiendo resultado heridos otros nueve (casos de estudio 56 y 71). Todos estos atentados han sido perpetrados mediante IED, de cuyo creciente uso ya habrían advertido las Naciones Unidas.

Uno de los operativos llevados a cabo por la Fuerza Barkane y miembros del G5 Sahel, dentro de la ya mencionada ‘Operación Eclipse’, tuvo lugar el 03 de enero en Bounti, Douentza. Según ellos, la operación permitió “neutralizar a docenas de terroristas”, pero posteriores denuncias de población local indicaban la posible muerte de población civil que estaría celebrando una boda. La MINUSMA decidió iniciar una investigación para esclarecer los hechos, que aún se encuentra en curso.

A nivel nacional, el gobierno de transición maliense ha disuelto definitivamente el Comité Nacional de Salvación del Pueblo, autoridad creada al día siguiente del golpe de Estado y cuya desaparición exigía la CEDEAO como garantía para la celebración de las elecciones programadas.

Por otro lado, en Burkina Faso la violencia yihadista ha vuelto a aumentar, doblando los niveles registrados en diciembre y marcando el valor más alto desde febrero de 2020 con 20 atentados. En este caso, la actividad de la coalición JNIM y el EIGS estaría prácticamente igualada, centrándose la primera en la frontera con Malí, mientras que la filial de Daesh actuaría en la zona oriental, cerca de Níger. Ambos grupos estarían también expandiéndose hacia el sur del país, en el que predominaría la presencia de JNIM, aunque con una creciente presión del EIGS.

No obstante, la mayoría de los atentados registrados tienen lugar en la mitad norte del país, donde se encuentran importantes yacimientos de oro, que suscitan el interés de los grupos terroristas por su importancia como fuente de financiación. Con el objetivo de tratar de evitar un mayor control de los yihadistas en estas zonas, el gobierno ha decidido cerrar los yacimientos artesanales de las provincias de Oudalan y Yagha del 15 de enero al 15 de abril.

Por último, en el caso de Níger, pese a que el número de atentados se ha reducido a la mitad, la mortalidad asociada al terrorismo se ha disparado, alcanzando el máximo de 121 víctimas mortales. Cinco de los siete ataques registrados han tenido lugar en la región de Tillaberi, en el suroeste del país, en la que tuvieron lugar los ataques simultáneos en las aldeas de Tchomma Bangou y Zaroumadareye, que se saldaron con 105 muertes. El ataque coincidió con la publicación de los resultados de la primera vuelta electoral, y habría sido llevado a cabo por militantes del EIGS[3].

 

Lago Chad

En esta ocasión llama la atención el caso de Nigeria, cuyas cifras se han reducido a la mitad en comparación al mes de diciembre, con 20 ataques perpetrados en enero, relegando al país al tercer puesto de la comparativa regional.

Como ya se indicaba en el Observatorio de diciembre, el grupo continúa afrontando problemas internos. Los fuertes enfrentamientos en Kayowa (Lago Chad) por la designación de Chakkar como nuevo “gobernador local” habrían supuesto la razón definitiva para la salida de Ba Lawan, que desde hace meses habría perdido el respeto de las bases del grupo, y que ha sido reemplazado por Abu Dawud.Nuevamente, predomina la actividad de ISWAP, que se encontraría detrás de un 75% de los incidentes registrados. De hecho, son militantes de este grupo los que han cometido los dos ataques más mortíferos del mes: el 09 de enero, 13 militares murieron tras un ataque en el estado de Yobe, al oeste de Borno; y el día 18, al menos 20 miembros nigerinos de la Fuerza Multinacional Mixta (FMM) fallecieron en combates con el grupo (casos de estudio 47 y 89).

Por otro lado, Boko Haram continúa expandiendo su actividad. El gobernador del estado de Nasarawa, en el centro del país, advertía de la creciente presencia de miembros del grupo, que se habrían desplazado desde el colindante estado de Níger tras las operaciones de las fuerzas de seguridad. En dicho estado, el día 28, habrían llevado a cabo un ataque conjunto con criminales locales en la localidad de Bassa, secuestrando a al menos 50 residentes y asesinando a otros tantos (caso de estudio 130).

El elevado nivel de violencia registrado durante los últimos meses en el país ha aumentado la presión política y social sobre el gobierno de Buhari, que finalmente ha realizado cambios en la cúpula de las Fuerzas Armadas, sustituyendo al Jefe de Estado Mayor de la Defensa y a los líderes de cada uno de los ejércitos.

Por último, Camerún muestra cierto alivio respecto a los meses de noviembre y diciembre. Los 11 atentados registrados habrían sido obra de Boko Haram, siendo el más mortífero de ellos un ataque suicida en la localidad de Mozogo: los habitantes habrían huido al llegar los atacantes, momento en el que una de las terroristas se mezcló con la población y detonó los explosivos que portaba. Al menos 13 personas murieron (caso de estudio 36).

Se ha registrado un presunto ataque de Boko Haram en la localidad de Kassa, en Djerem, que habría sido repelido por el Ejército de Camerún (caso de estudio 111). No obstante, la lejanía de la ubicación respecto al área de operaciones tradicional del grupo—a prácticamente 700 kilómetros al sur—así como la ausencia de reivindicación por parte del grupo y la falta de verificación de la información con varias fuentes, no permite considerar los datos como altamente fiables.

 

Magreb

En la región del Magreb, Argelia ha vuelto a ser golpeada por el yihadismo. Un IED explosionó al paso de un vehículo que circulaba por los alrededores de Telidjane, en Tebessa, frontera con Túnez (caso de estudio 61). De las ocho personas que viajaban a bordo, cinco de ellas murieron, resultando heridas las otras tres. Por otro lado, las autoridades han llevado a cabo tres operaciones antiterroristas, en las que han neutralizado a al menos 11 terroristas. Durante el desarrollo de una de ellas, llevada a cabo en la localidad de Tipaza, dos militares fallecieron, elevando a siete las víctimas mortales de enero.

Destaca la cooperación entre las autoridades argelinas y la Policía Nacional española: el 08 de enero, miembros de la Comisaría General de Información detuvieron en Barcelona a tres presuntos yihadistas—uno de ellos habría estado combatiendo en las filas del Daesh en Siria e Irak—que habían entrado recientemente en España procedentes de Argelia, cuyos servicios de seguridad alertaron a las autoridades españolas, lo que permitió la desarticulación del comando. Un cuarto miembro, que había viajado a Francia, fue detenido allí también.

En Marruecos, un terrorista que acababa de ser puesto en libertad trató de atacar con un cuchillo a uno de los policías que custodian la residencia del rey Mohammed VI de Sidi Moumen, en Marrakech, aunque los otros efectivos policiales presentes consiguieron evitar el ataque[4].

Por último, la Guardia Nacional de Túnez ha llevado a cabo dos operaciones antiterroristas, en las que han detenido a seis presuntos miembros de organizaciones yihadistas (casos de estudio 27 y 42). Entre ellos se encontraría uno de los principales líderes de Daesh en el país, que habría conformado una célula con otras cuatro personas para atentar en suelo tunecino.

 

 

Perspectiva regional

Pese a que el balance de la ‘Operación Eclipse’, que finalizó el 20 de enero, ha sido muy positivo por parte de las autoridades, posteriores ataques como los de las bases militares de Mondoro y Boulkessi, que fueron repelidos con éxito, evidenciarían la fortaleza de la que aún gozan los grupos yihadistas en la zona. En este sentido, la coalición JNIM ha adquirido mayor fuerza e influencia durante los últimos meses, algo que también se muestra en sus crecientes victorias contra el EIGS. Los ataques haciendo uso de IEDs han aumentado notablemente desde finales de 2019, lo que podría haberse visto favorecido por la liberación en octubre de alrededor de 200 presos terroristas, que contarían con conocimientos técnicos a este respecto. Además, factores como la creciente presión de Barkhane en la zona centro de Malí—zona tradicional de operaciones de JNIM—prevista para 2021, así como la posibilidad de la apertura de conversaciones entre el grupo terrorista y el gobierno maliense, podría motivar el recrudecimiento de la violencia de la coalición contra tropas internacionales, en un intento de fortalecer su posición de cara a estas negociaciones.

Las autoridades francesas siempre se han opuesto a un eventual pacto entre el gobierno de Malí y JNIM, aunque recientemente han mostrado una postura más moderada. El rechazo de la sociedad maliense a la presencia de las tropas de Barkhane en el país es cada vez mayor, y sucesos como los de Bounti no hacen más que agravar la situación. Es probable que el gobierno de Macron anuncie, tras la próxima cumbre con el G5 Sahel—que tendrá lugar a mediados de febrero en la capital chadiana—la retirada de parte del personal que hace un año fue enviado como refuerzo.

En la cuenca del Lago Chad, es probable que se registren cada vez más acciones en estados centrales u occidentales del país, en las que miembros de grupos terroristas—especialmente Boko Haram—participen en ellas junto a criminales locales. Por su parte, se espera que ISWAP redoble su actividad en la zona noreste del país, en un intento de mostrar fortaleza tras el cambio de liderazgo.

 

[1] Tal y como puede apreciarse en la figura 2, del total de las 375 víctimas mortales, 142 eran militares y 233 civiles.

[2] El ataque mediante IED en el que fallecieron dos militares franceses fue erróneamente reportado el 30 de diciembre. El atentado tuvo lugar el 02 de enero, por lo que se incluye en el presente Observatorio con la fecha correcta (caso de estudio 8).

[3] JNIM habría negado su autoría, y la zona en la que tuvieron lugar suele ser objeto de ataques del EIGS.

[4] No obstante, este atentado no ha sido contabilizado en la base de datos, al no derivarse víctimas mortales del mismo.