Actividad yihadista en el Magreb y el Sahel, febrero 2023

Observatorio de atentados yihadistas de enero de 2023
20/02/2023
Observatorio de atentados yihadistas de febrero de 2023
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Casos de estudio Magreb y Sahel febrero 2023

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Por segundo mes consecutivo, febrero supone un nuevo máximo en cuanto a actividad de grupos yihadistas en las regiones de África Occidental y el Magreb (145 atentados[1]). El número total de víctimas mortales asciende a 587, la tercera cifra más alta nunca registrada. Si se considerasen los miembros de grupos terroristas muertos durante la perpetración de atentados o a lo largo del desarrollo de operaciones de seguridad, esta cifra ascendería a 722.

 

Las claves del mes:

  • Sahel Occidental: evidente degradación del contexto de seguridad en la subregión, principalmente por los valores registrados en Burkina Faso y Mali.
  • Golfo de Guinea: la mortalidad derivada de los atentados yihadistas aumenta notablemente en Togo.
  • Francia anuncia su nueva estrategia en África, que implicará una “drástica reducción de tropas”.
  • Cuenca del Lago Chad: continúan los enfrentamientos entre grupos terroristas.

 

Análisis de las regiones de estudio

A continuación, se ofrece un análisis pormenorizado de la actividad de carácter yihadista en cada una de las zonas de estudio a lo largo del mes de febrero de 2023.

 

Sahel Occidental

La subregión del Sahel Occidental muestra un acusado empeoramiento. El mes de febrero ha supuesto notables cambios, tanto en la actividad terrorista como en las misiones de lucha contra este tipo de criminalidad.

Por un lado, se aprecia un aumento de la violencia por parte de la filial regional de Dáesh, el Estado Islámico en el Sahel (EIS), que trata de consolidarse en el este de Mali. En este sentido, se tiene constancia del asesinato de decenas de civiles en poblaciones como Agarak o Doghay, donde han impuesto nuevas normas basadas en la sharía o ley islámica.

Además, también en este país, la coalición JNIM, afín a Al Qaeda, que trata de frenar la expansión de su rival, ha estrechado lazos con la Coordinación de los Movimientos del Azawad (CMA), que aglutina distintos grupos de etnia tuareg y que fue conformada en 2014. Ambos actores consideran al EIS un enemigo común y, aunque la región de Kidal—donde predominan los grupos tuareg—queda aún fuera del epicentro de la violencia, Gao y Ménaka sí están en riesgo.

Por otro lado, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, visitó Bamako, donde reafirmó la intención de Rusia de aumentar la cooperación en la lucha contra el terrorismo, y prometió apoyo militar por parte del gobierno de Vladimir Putin. Hizo referencia explícita a “Guinea, Burkina Faso y Chad”, e incluso a los “países ribereños del Golfo de Guinea”.

En cuanto al otro socio tradicional de la zona, Francia, el presidente Macron ha anunciado su nueva estrategia en África, donde el número de fuerzas francesas se verá drásticamente reducido. El mandatario reconoce haber asumido responsabilidades militares “exorbitantes”, posicionando así a su país como un “chivo expiatorio”, y anuncia un “nuevo modelo de asociación”, que implique el “aumento del poder de las fuerzas africanas”. Si bien no hace referencia al cierre de bases, su gestión sí contará con una mayor participación de las fuerzas del país anfitrión.

En cualquier caso, la estrategia maliense continúa dando que hablar: el Consejo de Seguridad de la ONU ha acordado iniciar una investigación por posibles crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos por las Fuerzas Armadas de Mali y Wagner, en relación con acusaciones por ejecuciones masivas, torturas, violencia sexual, detenciones arbitrarias y desapariciones forzosas.

Además, en cuanto a actividad terrorista, los 39 atentados registrados en Mali solo fueron superados en junio de 2022 (40), lo que evidencia las crecientes capacidades de actuación de los grupos yihadistas. El país, que no ha sufrido ningún ataque de impacto alto[2], sí ha sido escenario de dos de impacto medio, cuya autoría no ha sido reivindicada. En primer lugar, presuntos miembros de JNIM habrían matado a al menos 12 civiles en Kani Bonzon, Círculo de Bankass, dejando a otros cinco heridos. Por otro lado, en la región de Ménaka, diez personas habrían fallecido como consecuencia de un atentado (casos de estudio 121 y 144, respectivamente).

 

 

No obstante, el país que más violencia yihadista ha sufrido ha sido Burkina Faso. Los 61 atentados son la cifra más alta nunca registrada en territorio burkinés. Además de liderar la comparativa regional desde hace meses, la diferencia, en términos de atentados, con el siguiente país, Mali, es cada vez mayor. Reflejo de ello son los diez atentados de impacto medio registrados dentro de sus fronteras, donde además ha tenido lugar uno de los dos ataques de impacto alto: miembros del EIS atacaron un convoy militar en Oudalan, haciendo uso de armamento pesado. Al menos 51 militares fallecieron a consecuencia de este (caso de estudio 88).

Asimismo, no se aprecia una estrategia definida por parte del gobierno, que coopera con Mali pero, a su vez, aseguran que continuarán siendo parte del G5 Sahel, fuerza regional que su vecino abandonó en 2022. En cuanto a Francia, las tropas que conforman la Operación Sabre abandonarán el país en febrero. Las dificultades que el país atraviesa son evidentes, y se materializan en acciones como la requisa de 200 kilos de oro extraído por la compañía canadiense Endeavour Mining, alegando “necesidad pública ante un contexto excepcional” que no ha sido explicada con mayor detalle.

Nuevamente, en cuanto a los países del Golfo de Guinea monitorizados—Costa de Marfil, Ghana, Benín y Togo—, se han registrado atentados yihadistas en estos dos últimos, pero se aprecian cambios reseñables en la región. Por un lado, en Ghana se habría producido la que sería la primera explosión de un IED[3], aunque no ha sido registrado en la base de datos por no causar víctimas mortales. Los terroristas—presuntamente, parte de JNIM—, pretendían volar un puente en Bawku, cerca de la frontera con Burkina Faso. Por otro lado, el número de víctimas derivadas de los tres atentados registrados en Togo se han disparado hasta 47 (hasta ahora, la mayor cifra mensual era 18).

Por último, en Níger, donde se han registrado tres atentados de impacto medio (casos de estudio 3, 57 y 63), es, precisamente, el lugar elegido por la Unión Europea para ubicar la nueva misión conjunta, EUMPM Níger, que forma parte de la Política Común de Seguridad y Defensa, y que como parte del apoyo en la lucha contra el terrorismo, contribuirá al establecimiento de un Centro para entrenamiento de técnicos especialistas de las Fuerzas Armadas, dará recomendaciones y formación especializada a demanda del gobierno y creará un nuevo sistema de comunicación y mando para el Ejército de Níger.

 

Lago Chad

Las cifras registradas en los países de la cuenca del Lago Chad distan mucho de las del Sahel Occidental. Pese a ello, a excepción de Níger, todos ellos han sufrido un nivel de violencia yihadista mayor que el del mes de enero.

Empezando por Nigeria, donde se tienen constancia de 11 ataques terroristas—todos ellos de impacto bajo—llama la atención la proliferación de enfrentamientos entre los dos principales grupos que operan en la zona: Boko Haram y el Estado Islámico en África Occidental (ISWAP, por sus siglas en inglés). Precisamente un grupo afín a estos últimos habría perpetrado un atentado en el estado de Níger—región central del país—contra una patrulla militar, matando a seis de sus miembros (caso de estudio 135).

Por otro lado, en Chad, miembros de ISWAP habrían atacado la localidad de Kaya, en el lago, en la que habrían muerto dos personas. Según la información disponible, los terroristas habrían secuestrado a un tercero (caso de estudio 134).

Por último, en Camerún se han registrado 16 atentados a lo largo del mes, lo que supone un aumento de casi el 50% respecto al mes de enero. Como es frecuente, en la mayoría de ellos no se dispone de datos suficientes que permitan dilucidar si se trata de miembros de Boko Haram o de ISWAP, pero sí se evidencia un aumento de la actividad en la región del Extremo Norte. Todos ellos habrían sido de baja intensidad y dirigidos contra civiles.

 

Magreb

En esta ocasión, los países del Magreb—Marruecos, Argelia, Túnez y Libia—no han registrado actividad de grupos terroristas de carácter yihadista.

 

Perspectiva regional

La gravedad del contexto de seguridad del Sahel Occidental prevalece, actualmente, sobre la situación existente en la cuenca del Lago Chad. En Mali, la visita de Ag Ghaly a Kidal—región que, en principio, queda fuera de su zona de influencia—, tiene un claro tinte político, ya que trataría de ganar el apoyo de la población y los líderes locales, a los que posiciona en contra del EIS y del propio gobierno maliense. La unificación de la coalición JNIM y la CMA supone, por tanto, un notable movimiento político, y un posible desafío para el gobierno, que podría ser el germen de futuras negociaciones entre ambas partes.

Además, si se analiza el avance y la creciente beligerancia de ambas facciones terroristas, se prevé un fuerte aumento de la violencia en la zona centro-este de Mali, en la zona de la Triple Frontera. Probablemente, habrá que añadir un incremento de enfrentamientos entre JNIM y el EIS a la ya existente violencia contra fuerzas armadas y civiles.

En Burkina Faso, es probable que la gravedad del atentado de Oudalan provoque acciones por parte del capitán Traoré. Se espera que aumente la presión por parte de la sociedad burkinesa, ya que el gobierno no consigue cumplir con el objetivo de proveer seguridad, argumento con el que se encumbró en el poder el pasado mes de septiembre. Este atentado es reflejo de la complejidad del contexto burkinés, así como de la fuerza que los grupos terroristas ostentan en el país.

La fragilidad de la situación en el país, y las prácticas que se derivan de ella, como la incautación de oro a Endeavour Mining, pueden afectar, con una alta probabilidad, a la presencia de compañías extranjeras, que no contarían con la estabilidad necesaria para operar. Por otro lado, podrían ser indicador de la presencia de Wagner que, en caso de verse confirmada, es posible que provocase nuevos episodios de este tipo.

En los países del Golfo de Guinea, resulta evidente la escalada de las acciones terroristas en Ghana, aunque por el momento no se hayan derivado víctimas mortales de las mismas. Se aprecia la misma tendencia en el caso de Togo, donde el alcance de los atentados ha aumentado notablemente.

Por último, en Nigeria sigue siendo patente la expansión territorial de los grupos yihadistas, especialmente por parte de la filial de Estado Islámico, que continúa perpetrando ataques en regiones lejanas al estado de Borno, bastión tradicional del grupo.

 

[1] Los atentados registrados en el presente Observatorio son aquellos de los que se deriva al menos una muerte, ya se trate de civiles, personal de seguridad o miembros de grupos terroristas.

[2] Se consideran atentados de bajo impacto aquellos que causan menos de 10 víctimas mortales; medio impacto, entre 10 y 29 muertes; alto impacto, 30 o más víctimas.

[3] Improvised Explosive Device, Dispositivo Explosivo Improvisado.