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Casos de estudio Magreb y Sahel marzo 2021

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La tendencia decreciente de violencia yihadista registrada durante los dos primeros meses de 2021 se ha revertido en marzo. Los 91 atentados registrados a lo largo del mes vuelven a suponer altos niveles de actividad terrorista, equivalentes a los del último trimestre de 2020. Además, tal y como se puede apreciar en la figura 1, suponen el segundo valor más alto de los doce meses anteriores, solo detrás de los 98 ataques registrados en julio.

El número de víctimas mortales también se ha visto fuertemente incrementado: los casi 500 fallecimientos del mes de marzo contrastan con los 163 de febrero, de los que 195 han sido consecuencia de dos grandes ataques perpetrados en el suroeste de Níger. Si se contabilizasen las muertes de militantes de grupos terroristas, la cifra ascendería a 829.

Las claves del mes:

  • Aumento de un 30% de atentados a nivel regional. Especial incidencia en Malí y Burkina Faso, siendo Nigeria la única excepción de esta tendencia, con más de un 70% de reducción de la violencia yihadista respecto al mes de febrero.
  • Malí: mueren 33 militares en Tessit a manos del Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS), en el que sería el atentado más grave contra el ejército maliense desde noviembre de 2019.
  • Récord de fallecidos en Níger: dos atentados, ambos en la región suroeste del país, causan casi 200 víctimas mortales en menos de una semana.
  • Nuevos ataques en Costa de Marfil, en la localidad de Kafolo y alrededores. Esta zona fue golpeada por el yihadismo en junio de 2020.
  • Aumenta la participación de Estados Unidos en África: además del despliegue de fuerzas especiales en Mozambique tras el recrudecimiento de la violencia yihadista allí, el Programa de Asistencia Antiterrorista del Departamento de Estado estadounidense ha celebrado las primeras operaciones conjuntas junto a unidades judiciales y de investigación malienses, burkinesas y nigerinas.

Análisis de las regiones de estudio

A continuación, se realiza un análisis pormenorizado de la actividad de carácter yihadista en las zonas de estudio.

Sahel Occidental

Además de ser, una vez más, el país de la subregión que más atentados ha sufrido, los 20 ataques en Malí suponen la cifra más alta desde febrero de 2020. El más mortífero, que también ha supuesto el de mayor gravedad contra el ejército maliense desde noviembre de 2019, tuvo lugar el 15 de marzo en la localidad de Tessit, donde 33 militares fallecieron (caso de estudio 62). Días después, el EIGS reivindicó su autoría. En términos generales, la actividad del grupo ha aumentado en el país durante el mes de marzo, siendo sus miembros responsables de la muerte de 43 militares y ocho civiles durante este período.

Por otro lado, la MINUSMA, misión de las Naciones Unidas desplegada en Malí, ha hecho públicas las conclusiones de la investigación sobre uno de los operativos de la Fuerza Barkhane en Bounti en el mes de enero. Según el informe, además de tres miembros de JNIM, 16 civiles habrían fallecido como consecuencia de la operación, algo que el Ministerio de Defensa francés continúa rechazando.

En Burkina Faso la actividad terrorista ha aumentado en más de un 50%, habiéndose registrado 17 atentados en marzo. En esta ocasión, todos ellos han sido de bajo impacto[1] y, aunque la actividad predominante continúa siendo de JNIM, la correspondiente a miembros del EIGS ha aumentado respecto a meses anteriores.

En cuanto a expansión geográfica, tres de los 17 los atentados han tenido lugar a lo largo de su frontera sur: uno cerca de Togo, en las inmediaciones del complejo WAP de parques naturales, y dos de ellos en la frontera de Costa de Marfil. El país ha vuelto a ser golpeado por el terrorismo[2]: dos ataques tuvieron lugar en la madrugada del 29 de marzo en suelo marfileño, en las localidades de Kafolo—donde se produjo, en junio, el último atentado yihadista registrado en el país— y Kolobougou. El balance final sería de tres gendarmes fallecidos y cinco heridos, además de tres terroristas neutralizados y cuatro detenidos. Tres días después, el 01 de abril, tuvo lugar el primer ataque mediante IED, también en los alrededores de Kafolo. El explosivo, que se habría detonado al paso de un vehículo de transporte de civiles, no causó muertos. Por el momento, estas acciones no han sido reivindicadas.

Pese a que en términos cuantitativos Níger ha sufrido menos ataques que Malí y Burkina Faso, el número de víctimas mortales ha sido el mayor nunca registrado allí. La práctica totalidad de fallecimientos han sido consecuencia de dos ataques de gran envergadura, que tuvieron lugar en la región de Tillabéri en menos de una semana. En el primero de ellos, 58 civiles fallecieron tras ser atacados mientras regresaban del mercado maliense de Banibangou hacia Chinegodar (caso de estudio 63). Por otro lado, el domingo 21, al menos otras 137 personas murieron en Tilia, región de Tahoua (caso de estudio 82). Desde el inicio del proceso electoral en enero, ha habido un claro recrudecimiento de la violencia yihadista en el país; durante el primer trimestre ha registrado, prácticamente, tantas víctimas mortales como en todo 2020. Por el momento, ninguno de estos atentados ha sido reivindicado, aunque la información disponible apuntaría, con alta probabilidad, hacia miembros del EIGS.

Lago Chad

Nigeria ha sido el único país de estudio en el que la violencia yihadista ha descendido durante el mes de marzo, aunque el número de víctimas mortales ha aumentado ligeramente respecto al anterior Observatorio.

El ataque de mayor gravedad corrió a cuenta de miembros de Boko Haram, que el 15 de marzo asesinaron a 22 pastores en la localidad de Monguno (caso de estudio 64). No obstante, la actividad del Estado Islámico en África Occidental (ISWAP, en adelante) predomina frente a la de aquellos. El grupo se encuentra detrás de la muerte de al menos 40 personas en los 10 atentados que habría cometido, entre los que destaca el perpetrado contra un convoy del ejército en Gudumbali, en el que fallecieron 15 militares (caso de estudio 49).

Por otro lado, la base militar y el centro humanitario de las Naciones Unidas de la ciudad de Dikwa fueron invadidos el 2 de marzo por terroristas[3], que consiguieron tomar el control de las instalaciones durante casi 24 horas. Consta la muerte de seis civiles, y numerosos inmuebles fueron saqueados e incendiados (caso de estudio 16). Simultáneamente a este atentado, la base militar de Bukarti, en el estado de Yobe, fue atacada. En este caso, no consta balance oficial de bajas (caso de estudio 17).

En Camerún destaca el ataque reivindicado por ISWAP en la localidad de Dabanga, región de Logone-et-Chari, que se encuentra a aproximadamente 200km al sur de su zona tradicional de operaciones. La ciudad fue saqueada y tres civiles y un militar fallecieron a consecuencia del ataque (caso de estudio 107).

Por último, Chad ha sufrido el primer atentado terrorista desde el mes noviembre. El 22 de marzo, un grupo afín a ISWAP se habría enfrentado con militares chadianos cerca de la localidad de Baga, a la orilla del Lago Chad, matando a al menos dos de ellos e hiriendo a otros siete. Los terroristas consiguieron saquear e incendiar las instalaciones de la Cruz Roja locales (caso de estudio 84).

Magreb

Por segundo mes consecutivo, Túnez ha sido el único país de la región del Magreb afectado por el terrorismo yihadista. Dos niños fallecieron el 11 de marzo en Mont Salloum (Kasserine) tras pisar una mina antipersona (caso de estudio 51). Al margen de este ataque—que por el momento no ha sido reivindicado—, otra mina explosionó en el monte Mghila, en la región de Sidi Bouzid, que no provocó víctimas mortales. Por otro lado, la policía tunecina desmanteló en la ciudad de Bizerte, a finales de mes, una célula terrorista de nueve miembros; detuvo a cuatro de ellos y emitió órdenes de búsqueda contra los otros cinco, actualmente en paradero desconocido (caso de estudio 113).

En Argelia, el ejército ha detenido a un total de cuatro presuntos terroristas. Uno de ellos sería Okbaoui Abdi, comandante de Al Qaida en el Magreb Islámico, que fue capturado al sur del país, en la frontera con Malí (caso de estudio 1). Por otro lado, una célula de tres personas fue desmantelada en la ciudad de Tipaza. Uno de sus miembros habría colocado un IED a las afueras de Argel antes de su detención, que las fuerzas de seguridad consiguieron desactivar (caso de estudio 10).

Por último, en Libia, miembros del Ejército Nacional Libio (LNA), liderado por el Mariscal Jalifa Haftar, detuvieron a Abu Omar, un notorio líder de Daesh en el país (caso de estudio 60).

 

Perspectiva regional

Los datos del primer trimestre de 2021 evidencian la continua degradación del contexto de seguridad en la región del Sahel. La figura 5 muestra la comparativa, en cuanto a número de atentados, respecto a los tres primeros meses de 2020. Se puede apreciar que, a excepción de Burkina Faso, Chad y Argelia, el resto de los países de estudio han experimentado mayores niveles de actividad yihadista en 2021. Destaca el primero de los casos, en el que la reducción de este tipo de violencia ha sido casi del 20%. Este descenso podría deberse al inicio de negociaciones entre el gobierno burkinés y JNIM, aunque esto no ha sido oficialmente confirmado por las autoridades.

A nivel regional, considerando que en 2020 se registraron cifras récord en cuanto a actividad terrorista de carácter yihadista, el horizonte que 2021 esboza hasta el momento, marcando máximos en la mayoría de los casos, resulta desalentador.

No obstante, en la figura 6 puede apreciarse una menor mortalidad de los atentados respecto al pasado año. En este sentido, Níger ha sido el único país en el que se han registrado más víctimas mortales—más del doble—que durante el primer trimestre de 2020.

 

Volviendo a los incidentes exclusivamente registrados en el mes de marzo, en la triple frontera los datos confirman la presencia del EIGS en el círculo de Ménaka, especialmente en su zona sur, fronteriza con Níger. A este respecto, se han registrado nuevos testimonios locales que insistirían en la presencia de combatientes extranjeros, que podrían provenir de la filial nigeriana de Daesh (ISWAP). Avanzando hacia el oeste, la situación cambiaría a la altura de la localidad de Tessit, donde JNIM se mantendría como principal actor yihadista.

Preocupan también los últimos ataques en Costa de Marfil que, pese a no haber sido reivindicados, teniendo en cuenta la zona en la que se han producido se trataría, con una alta probabilidad, de miembros de JNIM.

Por último, respecto a la cuenca del Lago Chad, ataques como el de Dikwa (Nigeria), que ya fue atacada en febrero, continúan mostrando la fortaleza que los grupos terroristas ostentan, al hacerse con el control de instalaciones militares sin demasiada dificultad.

 

[1] Se consideran de bajo impacto los atentados que causan menos de 10 víctimas mortales.

[2] Costa de Marfil no está incluido en la zona de estudio, por lo que estos ataques no son contabilizados. No obstante, sí se han posicionado en el mapa de incidentes.

[3] Los datos apuntarían hacia miembros de ISWAP, aunque el atentado no ha sido oficialmente reivindicado.