Actividad yihadista en el Magreb y el Sahel Occidental en marzo de 2022

Análisis de la actividad yihadista en el Sudeste Asiático en el primer trimestre de 2022
04/04/2022
Observatorio de atentados yihadistas de marzo de 2022
14/04/2022

 

 

Casos de estudio Magreb y Sahel marzo 2022

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El mes de marzo continúa con una tendencia similar a los dos anteriores de 2022. Se han registrado 101 atentados en los 16 países de estudio, por lo que la reducción respecto al mes de febrero (102) es prácticamente inexistente. El número de víctimas mortales (549) casi se duplica en comparación con el mes anterior, por lo que la mortalidad media sería de 5,5 víctimas mortales por atentado.

Las claves del mes:

  • Balance del primer trimestre de 2022: en comparación con el mismo período de 2021, los atentados de carácter yihadistas han aumentado en un 27% durante los tres primeros meses del año. Las víctimas mortales también son mayores; en este caso, el incremento ha sido del 8%.
  • Sahel Occidental: por cuarto mes consecutivo, Burkina Faso registra valores máximos de actividad terrorista. En Malí se aprecia una notable degradación de la situación respecto al mes de febrero.
  • Cuenca del Lago Chad: en Nigeria se registran tan solo cinco atentados de carácter yihadista, el nivel más bajo del que se tiene constancia en los últimos tres años.
  • Dáesh designa al nuevo líder del grupo: Aul Hasan al-Hashimi al-Qurashi. Su nombramiento ha derivado en la renovación de juramentos de fidelidad por parte de las filiales de Libia, Gran Sáhara y África Occidental, entre otras muchas que operan en distintas regiones.

 

Análisis de las regiones de estudio

A continuación, se ofrece un análisis pormenorizado de la actividad de carácter yihadista en cada una de las zonas de estudio.

 

Sahel Occidental

Otro de los cambios producidos en la actividad de Dáesh en el Sahel Occidental es la denominación de una nueva filial regional. Es decir, lo que hasta ahora era el Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS), dependiente formalmente de la estructura del Estado Islámico en África Occidental (ISWAP, por sus siglas en inglés), ahora se denomina Estado Islámico en el Sahel (EIS, en adelante), y operará de manera independiente al de África Occidental.

A nivel nacional, tal y como se indicaba en el apartado introductorio, Burkina Faso lidera, una vez más, la comparativa regional, registrando nuevamente valores máximos de actividad terrorista. En esta ocasión, los atentados se han concentrado en la región este del país, donde han tenido lugar varios de impacto medio[1]. El más grave tuvo lugar el día 31 de marzo en un yacimiento minero cerca de Mossi, en la provincia de Namentenga. Al menos 20 trabajadores fueron asesinados, y otras decenas resultaron heridos (caso de estudio 114). Otro atentado contra infraestructuras mineras, esta vez en Seytenga, acabó con la vida de al menos 14 personas (caso de estudio 36). Además, han tenido lugar varios atentados de impacto medio contra miembros de la Gendarmería o del ejército, que han causado la muerte de al menos 47 de sus miembros (casos de estudio 41, 43, 73 y 75).

Por otro lado, continúan las negociaciones entre la CEDEAO y el gobierno burkinés de transición, de carácter militar, que por el momento no es objeto de sanciones por parte de la organización regional, como sí sucedió en el caso de Malí. Los miembros del ejecutivo fueron renovados a principios de marzo por el presidente de la junta, el general Paul-Henri Sandaogo Damiba, entre los que se encuentran varios ministros y líderes del gobierno del presidente expulsado tras el golpe de Estado, Roch Marc Kaboré, aún detenido por el ejército.

Malí también muestra una notable degradación en su contexto de seguridad. En primer lugar, se han producido violentos enfrentamientos entre miembros del EIS y de grupos armados tuareg en la región de Ménaka, en el norte del país, que habrían causado la muerte de cientos de civiles. A principios de mes (alrededor del 09 de marzo) tuvieron lugar los primeros choques, que se vieron recrudecidos semanas después (casos de estudio 31, 32, 80 y 83). Por otro lado, la coalición JNIM habría atacado el campamento militar de Mondoro, en Mopti, consiguiendo controlar las instalaciones durante horas y matar a al menos 27 militares (caso de estudio 9). En esta ocasión, los ataques perpetrados por la filial de Dáesh superarían a los de la coalición afín a Al Qaeda.

Por su parte, el ejército maliense ha sido nuevamente acusado por la organización Human Rights Watch de abusos contra la población civil durante los últimos meses, en operaciones que ya habrían desarrollado junto a miembros de Wagner.

En cuanto a antiterrorismo, la Unión Europea ha expresado su intención de continuar con la misión de adiestramiento militar (EUTM) que dirige en Malí, siempre y cuando la junta militar ofrezca suficientes garantías de seguridad para poder operar en el terreno. Por el momento, no ha habido respuesta por parte del Ejecutivo maliense, que ha continuado alejándose de Francia, llegando incluso a suspender la emisión de France24 y RFI en territorio nacional.

Respecto a los países del Golfo de Guinea, tal y como se indicaba al inicio del documento, no constan atentados de carácter yihadista en su territorio a lo largo del mes de marzo.

 

Por último, Níger mantiene el nivel de actividad terrorista que registró en febrero. No obstante, el número de víctimas mortales (58) ha aumentado en más del doble al del mes pasado, lo que supone el mayor valor registrado en 2022. Esto se debe, principalmente, a las 40 víctimas mortales derivadas de dos de los atentados registrados. En primer lugar, en la zona occidental del país, un autobús en el que decenas de civiles viajaban de Uagadugú a Niamey fue atacado por un grupo de terroristas, que interceptaron el vehículo a escasos kilómetros de la frontera y mataron a al menos 20 de los ocupantes (caso de estudio 61).

Por otro lado, en la región de Diffa, en la parte oriental del país, supuestos miembros de Boko Haram habrían atacado varias aldeas de la zona, donde habrían muerto otras 20 personas (caso de estudio 26).

 

Lago Chad

La tendencia registrada en Burkina Faso y Malí contrasta con el alivio que muestran los países de la cuenca del Lago Chad. En primer lugar, en Nigeria solo se tiene constancia de cinco atentados, lo que supone el valor más bajo de los últimos tres años. Además, durante el desarrollo de los mismos, solo se habrían registrado dos víctimas mortales, ambas militares, por lo que la letalidad de estas acciones resulta también inusualmente baja.

Sí se han continuado produciendo enfrentamientos entre las dos principales facciones yihadistas, el ISWAP y Boko Haram, que se habrían saldado con la muerte de decenas de militantes, como parte de la reconfiguración de la que estos grupos son objeto desde el pasado mes de mayo, tras la muerte de Abubakr Shekau, líder de este último. En cuanto a la renovación de fidelidad al nuevo líder de Dáesh, destaca la publicación de diferentes grupos de militantes dependiendo de la zona de Nigeria: ISWAP difundió distintos vídeos desde el Lago Chad, bosque de Sambisa, Faruq, Banki—en la frontera con Camerún—y desde la zona de la Triple Frontera entre Malí, Burkina Faso y Camerún.

Por otro lado, en Chad, se ha registrado un atentado en la localidad de Kaiga Kindjiria contra un grupo de pescadores, que acabó con la vida de dos de ellos (caso de estudio 18).

En último lugar, Camerún también muestra una tendencia decreciente en cuanto a violencia yihadista se refiere. Los cinco ataques de los que se tiene constancia, todos ellos en la zona norte de país, habrían sido perpetrados por Boko Haram contra civiles, causando un total de siete víctimas mortales.

 

Magreb

Por segundo mes consecutivo, no se ha obtenido información sobre atentados yihadistas en los países de la región del Magreb, donde las autoridades han continuado desarrollando operaciones antiterroristas. En Túnez, además de la detención de al menos cuatro individuos (casos de estudio 62 y 69), 16 de los condenados por un ataque perpetrado en 2016 cerca de la frontera libia, en la ciudad de Ben Guerdane, han sido condenados a muerte (caso de estudio 14). Por otro lado, en Argelia, siete presuntos terroristas habrían sido arrestados en Oued Edouar (caso de estudio 56). Finalmente, las autoridades de Marruecos, a través del BCIJ, habrían detenido a cinco individuos que pretendían atentar contra instalaciones militares y edificios oficiales gubernamentales. Las detenciones se llevaron a cabo en operaciones separadas que tuvieron lugar en las ciudades de Kenita, Larache, Taroudant y Souihla (caso de estudio 60).

 

Perspectiva regional

El primer trimestre de 2022 finaliza con un balance muy negativo en la región de África Occidental, donde la actividad de los grupos terroristas aumenta imparable. Las cifras superan holgadamente tanto al mismo período de 2021 (01 de enero-31 de marzo) como a las registradas durante los tres últimos meses del pasado año.

Burkina Faso continúa consolidándose como epicentro de la violencia yihadista, tras seis meses consecutivos posicionado en primer lugar de la comparativa regional, por delante de Malí. En este último, la junta de transición y el gobierno francés continúan distanciándose, aumentando incluso la tensión con acciones como la prohibición de emisión de algunos canales franceses en territorio nacional maliense. Por el momento, la operación Barkhane, que continúa reconfigurándose territorialmente, no operará tampoco en Burkina Faso, donde el nuevo gobierno rechaza su presencia.

Pese a la hegemonía tradicional de JNIM en la zona del Sahel Occidental, la reorganización de las filiales regionales de Dáesh, ya comentada en Observatorios anteriores, indicaría la importancia que desde la matriz del grupo le otorgan a esta área, donde el nuevo Estado Islámico en el Sahel no dependerá ya de la filial nigeriana.

Además, en la región del Lago Chad, continúa la reconfiguración de grupos terroristas entre ISWAP y Boko Haram, que desde hace casi un año pugnan por la hegemonía de diversas extensiones territoriales. Según la información disponible, parece que la nueva división de filiales regionales de Dáesh también afectará a esta zona, que abarcará varios grupos diferentes, aunque por el momento no se ha confirmado si continuarán dependiendo de ISWAP.

 

[1] Se consideran atentados de bajo impacto aquellos que causan menos de 10 víctimas mortales; medio impacto, entre 10 y 29 muertes; alto impacto, 30 o más víctimas.