Actividad yihadista en el Magreb y el Sahel, septiembre 2021

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Casos de estudio Magreb y Sahel septiembre 2021

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El mes de septiembre ha supuesto un nuevo descenso en la actividad yihadista, por segundo mes consecutivo. Los 76 atentados registrados contrastan con los 84 de agosto, así como con los valores cercanos a 90 y 100 de meses anteriores. De hecho, esta cifra es la segunda más baja registrada hasta ahora en 2021, tras los 70 ataques del mes de febrero. No obstante, no todos los países muestran esta tendencia decreciente, como se analizará más adelante.

En términos generales, esta tendencia a la baja se muestra también en el registro de víctimas mortales, que en septiembre suponen menos de la mitad de las cifras del mes de agosto. En esta ocasión, 238 civiles y militares habrían fallecido a causa de la violencia yihadista. En caso de contabilizarse las muertes de militantes de grupos terroristas, la cifra total ascendería a 412.

 

Las claves del mes:

  • Sahel Occidental: Los 32 atentados producidos en Malí suponen la mayor cifra nunca registrada en el país, pese a la acusada caída de las víctimas mortales. Burkina Faso ocupa, por primera vez en meses, la segunda posición de la comparativa regional de actividad terrorista.
  • Nigeria: se recrudecen los enfrentamientos entre ISWAP y Boko Haram. Aumenta la presencia terrorista en el estado de Kaduna, al norte de la capital, Abuya.
  • Camerún: vuelven a aumentar los atentados terroristas, tras el descenso registrado en agosto.
  • Cooperación internacional: el G5 Sahel incrementa las operaciones conjuntas y establece como principal objetivo la zona de la Triple Frontera entre Malí, Burkina Faso y Níger.

 

 

Análisis de las regiones de estudio

A continuación, se realiza un análisis pormenorizado de la actividad de carácter yihadista en las zonas de estudio.

 

Sahel Occidental

En Malí destaca el aumento de la violencia en la ruta que conecta Bamako con Kayes, donde han tenido lugar dos incidentes de relevancia. El día 11, un grupo de transportistas marroquíes que trasladaban mercancías a la capital fueron víctimas de una emboscada en los alrededores de Didieni. Dos de ellos murieron, y otro resultó herido (caso de estudio 36). El ataque no ha sido reivindicado aún, pero se descarta que se trate de bandoleros o traficantes ya que, tras atacar a los conductores de los dos camiones, huyeron sin robar la mercancía. Por otro lado, JNIM reivindicó el ataque contra un convoy militar que escoltaba a los trabajadores de una mina de la región, matando a cinco miembros del personal de seguridad (caso de estudio 90).

Por otro lado, el gobierno francés ha confirmado la muerte de Adnan Abou Walid al-Saharaoui, líder del Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS, en adelante), designado en 2020 como el principal objetivo de la Operación Barkhane. Su muerte habría tenido lugar en una operación a finales de agosto, y habría seguido a la neutralización de varios altos cargos del grupo en el mes de julio. Por su parte, tras semanas sin publicar ningún comunicado al respecto, la última publicación de al-Naba—propaganda semanal del grupo terrorista—, en la que aparece una foto de al-Saharaoui en un artículo que habla del martirio, podría interpretarse como una admisión tácita de su muerte.

Respecto a la cooperación de ejércitos internacionales en Malí, la posible negociación del gobierno maliense de transición con el grupo paramilitar ruso Wagner ha tensado las relaciones con los países occidentales, que aseguran que se marcharán del país en caso de que este acuerdo prospere. La CEDEAO también ha mostrado su rechazo. La junta de gobierno de Malí, que ha comprado durante las últimas semanas helicópteros de combate y armamento de origen ruso, achaca esta decisión al “abandono” de Francia, refiriéndose a la extinción de la Operación Barkhane, que pasará a formar parte de la Fuerza Takuba europea.

En cuanto a Burkina Faso, tal y como se indicaba en la introducción, los niveles de violencia yihadista han disminuido notablemente en septiembre. De hecho, junto con Níger, es el único país que ha mostrado un descenso de cifras, por lo que suponen la causa de la tendencia positiva enunciada al comienzo del documento. No obstante, la situación en el país continúa siendo muy grave. Prueba de ello es la publicación del último informe del Consejo Noruego de Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés), según el cual los grupos yihadistas presentes en Burkina Faso habrían sido responsables de la muerte de casi 500 civiles entre los meses de mayo y agosto. Además, en este sentido, la compañía canadiense Iamgold ha decidido suspender la circulación de convoys desde y hacia uno de sus principales yacimientos mineros, el de Essakane, cerca de la frontera con Níger, debido al ataque del convoy de empleados que tuvo lugar el pasado 31 de agosto, que finalmente pudo ser repelido por el personal de seguridad que los escoltaba.

La expansión de células de JNIM hacia el sur del país continúa, tanto en el extremo oriental como el occidental. En el primero de los casos, en la provincia de Comoé, fronteriza con Costa de Marfil, se han producido huidas masivas de población debido al aumento de la violencia contra los ciudadanos por parte de estos grupos yihadistas. De hecho, el gobierno marfileño, como parte de su esfuerzo para tratar de frenar el avance yihadista proveniente del norte, y consciente de la importancia de las ganancias provenientes del sector en la financiación de actividades terroristas, ha anunciado la próxima publicación de una nueva ley de regulación del sector minero.

Por último, en el extremo suroeste de Níger tuvo lugar el único ataque de impacto medio[1] registrado en la zona de la Triple Frontera (caso de estudio 31): decenas de hombres armados—presuntamente miembros del EIGS—atacaron la aldea de Tcharba Koira, matando a 11 de sus ciudadanos, horas antes de la visita oficial del presidente Bazoum a la región de Tillabéri (caso de estudio 31).

 

 

Lago Chad

La actividad yihadista en la cuenca del Lago Chad incrementa nuevamente, tras el descenso registrado en el mes de agosto. Los dos principales actores terroristas que operan en la región, el Estado Islámico en África Occidental (ISWAP en adelante) y Boko Haram continúan reestructurándose tras la muerte del líder de este último, Abubakr Shekau, el pasado mes de mayo, a manos de miembros de la filial de Daesh, lo que habría debilitado notablemente la fuerza del grupo.

Continúan produciéndose fuertes enfrentamientos entre ambas facciones, debido a la resistencia de algunos miembros de Boko Haram a reintegrarse en las filas de ISWAP, tal y como estos pretenden. Si bien durante el verano la filial de Daesh fue claramente superior en fuerza, se tiene constancia de recientes éxitos de sus rivales que, por ejemplo, lograron dominar la isla de Kirta Wulgo, en el Lago Chad, imprescindible para importar armas y suministros en territorio nigeriano.

No obstante, la violencia entre ellos no impide que ambos lleven a cabo atentados en los países ribereños. De hecho, es en Nigeria donde ha tenido lugar el único atentado de impacto alto del que se tiene constancia en septiembre: el 1 de septiembre, miembros de ISWAP atacaron el campo de refugiados de Bama mientras se realizaba un traslado de población hacia el de Sabasawa. La muerte de 48 personas pudo ser confirmada, pero otras 18 continuarían desaparecidas (caso de estudio 5). Posteriormente, el día 16, realizaron una emboscada contra un convoy militar que circulaba entre Maiduguri y Mogono (caso de estudio 51).

Asimismo, resulta preocupante la creciente presencia de grupos terroristas en el extremo noroeste del país. Su expansión ha sido creciente durante el último año, especialmente por parte de Boko Haram, pero en las últimas semanas se habría acelerado, con una mayor presencia de grupos terroristas en el estado de Kaduna, concretamente, al bosque de Rijana, en Chikun. Estos militantes terroristas provendrían tanto del estado vecino de Zamfara, hasta ahora refugio de elementos yihadistas presentes en la zona noroeste y que ha sido objeto de repetidas operaciones policiales, como de Borno, con la huida de elementos de Boko Haram. Además, en esta zona también opera Ansaru, afín a Al Qaeda, que reanudó el pasado año la actividad armada aunque, por el momento, sus ataques apenas han tenido relevancia.

Por otro lado, el ejército de Chad volvió a ser objeto de un ataque terrorista, probablemente de miembros de ISWAP. Un IED explosionó al paso de un vehículo militar en la aldea de Kondoloba, en la provincia del Lago Chad, causando la muerte de tres de sus tripulantes e hiriendo a dos de ellos (caso de estudio 14). También en la región del Lago se produjo un ataque contra la aldea de Kadjigoroum, en el que murieron nueve civiles (caso de estudio 61).

Ya en último lugar, en Camerún los niveles de violencia yihadista prácticamente se han duplicado desde agosto, con 13 atentados registrados, todos ellos de bajo impacto y, en su práctica mayoría, contra civiles. Según la información obtenida, algunos de ellos podrían haber sido obra de miembros de Boko Haram, no solo de ISWAP, como ha sucedido durante los meses de verano.

 

Magreb

En esta ocasión, en la región del Magreb solo se tiene constancia de una muerte que pueda relacionarse con el terrorismo yihadista. En Libia, en la ciudad de Misrata, un policía falleció y otros dos resultaron heridos durante una operación policial contra una célula terrorista (caso de estudio 7).

 

 

Perspectiva regional

En Malí, el aumento de los ataques en la autopista que comunica Bamako con Senegal es muestra de una presencia más fuerte de células de la coalición JNIM, que trataría de sabotear una de las grandes redes de abastecimiento tanto de la capital maliense como de la zona occidental del país. se puede apreciar como el grupo, lejos de verse debilitado, también continúa con la expansión territorial hacia el sur desde Burkina Faso.

Por otro lado, y en cuanto a su principal rival, el EIGS, aunque su líder, al-Saharaoui, era un líder robusto, experimentado y carismático, su sustitución no tiene porqué implicar consecuencias notables a corto plazo en la actividad terrorista del grupo. Su muerte sí supone un rotundo éxito militar para Francia, con el que han podido culminar una campaña contra la cúpula del grupo, y es especialmente importante para hacer valer su aportación en un momento de tensión con el gobierno de transición maliense como el actual.

Por otro lado, en la cuenca del Lago Chad, la resistencia de miembros de Boko Haram contra ISWAP se ha acelerado. Es posible, tal y como ya se indicó en Observatorios anteriores, que esté liderada por Bakura Buduma, cuya zona de operaciones tradicional se encontraría en las orillas del lago y el sureste de Níger y que ya operaba de forma más autónoma incluso bajo el mandato de Shekau. De hecho, este posible reagrupamiento de miembros de Boko Haram se evidenciaría en el resurgimiento de ataques terroristas en territorio camerunés, que durante los últimos meses habían sido prácticamente inexistentes.

Por último, la región noroccidental de Nigeria estaría sirviendo de refugio para miembros de Boko Haram que huyen desde el estado de Borno. A lo largo de anteriores Observatorios del último año ya se publicó información sobre la creciente presencia de terroristas en esta zona central y occidental, debido a las relaciones que Shekau labró con los grupos criminales que operan allí, y ahora podría suponer un nuevo foco de yihadismo en el país. Además, en caso de que los miembros de Ansaru, presentes tradicionalmente en el centro del país, también se desplazasen hacia el norte como consecuencia directa de las operaciones militares en el centro, podrían producirse nuevos enfrentamientos entre grupos yihadistas diferentes. En cualquier caso, es probable que la violencia yihadista se añada a la perpetrada por los grupos de delincuentes de esta región, con la complejidad que ello acarreará a la hora de distinguir unos ataques de otros.

[1] Se consideran ataques de impacto bajo aquellos que provocan la muerte de menos de 10 personas; impacto medio, entre 10 y 29 víctimas mortales; impacto alto, 30 o más víctimas.