El Batallón Azov: un regimiento neonazi en las filas del ejército ucraniano

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Miembros del Batallón en una demostración. Fuente: NurPhoto

 

En las últimas semanas han circulado imágenes y vídeos de grupos militares ucranianos entrenando a civiles en el uso de armas como preparación para la invasión rusa. Sin embargo, un análisis puntualizado en los elementos de estos vídeos muestra que algunos de los soldados que imparten este entrenamiento pertenecen al Batallón Azov, unidad militar calificada como neonazi. Esta realidad, a su vez, se ve complementada por el hecho de que uno de los elementos centrales del discurso de Putin para legitimar su invasión en Ucrania es una supuesta desnazificación del país. Si bien este elemento discursivo es falso y es fruto de una gran exageración del problema, no se puede desmentir la existencia de grupos dentro de las Fuerzas Armadas ucranianas con estrechos vínculos con el neonazismo. En este sentido, el principal grupo que ha cobrado notoriedad es el previamente mencionado Batallón Azov.

El presente análisis ofrece una breve exposición de este grupo y analizar su relevancia en el actual conflicto entre Rusia y Ucrania, particularmente sobre el papel de los llamados combatientes extranjeros que se han unido a las filas de este grupo, haciendo un especial énfasis en las posibles implicaciones de su participación en materia de seguridad y para los grupos violentos de la extrema derecha occidental.

 

¿Qué es el Batallón Azov?

El Batallón Azov, cuyo nombre deriva del mar de la costa de Azov, es una organización de ideología ultranacionalista vinculada con el neonazismo y  compuesta por diferentes grupos: un regimiento oficial perteneciente a las Fuerzas Armadas de Ucrania, una rama política y un grupo paramilitar conocido como la Milicia Nacional. Este último ha recibido críticas por ser especialmente violento y por atacar a grupos minoritarios.

La organización destaca principalmente por tres motivos: por un lado, es un movimiento que cuenta con un reclutamiento activo de combatientes extranjeros, principalmente adeptos a ideologías de extrema derecha y más específicamente al neonazismo y al supremacismo blanco. Por otro lado, el movimiento se encuentra vinculado a nivel transnacional con otras organizaciones violentas de extrema derecha. Sin embargo, el elemento más destacable de este conjunto es su ideología extremista ultranacionalista con estrechos vínculos con el neonazismo. Un ejemplo claro de ello es que el logotipo del regimiento es una combinación de dos símbolos heráldicos alemanes popularizados por el ejército de la Alemania nazi, siendo los símbolos específicos el de un Wolfsangel[1] en conjunto con un sol negro. Además, un número importante de sus miembros se identifican como neonazis. Sin embargo, a pesar de utilizar elementos nazis y seguir una ideología supremacista, el grupo se desvincula de ser catalogado como neonazi.

Emblema del Batallón Azov. Fuente: Wikimedia

Resulta imperante destacar que este grupo no surgió debido al conflicto actual. Por el contrario, los orígenes del Batallón Azov se remontan al conflicto de 2014, cuando  separatistas rusos se levantaron contra el gobierno ucraniano. En vista de ello, el grupo comenzó con voluntarios pertenecientes a la banda extremista Patriotas de Ucrania y al grupo neonazi Asamblea Nacional Socialista, liderado entonces por Andriy Biletsky, un individuo abiertamente neonazi que posteriormente ocuparía un cargo electo en el parlamento ucraniano.

Ante los acontecimientos derivados del conflicto de 2014, el gobierno ucraniano aceptó e incorporó a estas milicias paramilitares a sus Fuerzas Armadas a finales de año, otorgando así cierta legitimidad a estos grupos. En concreto, el batallón adquirió notoriedad internacional a finales del 2014 al prestar apoyo en la captura de la ciudad de Mariúpol, al sur de Ucrania. De hecho, un número importante de las tropas que tomaron la ciudad eran miembros de ese regimiento. Por otro lado, un elemento que destaca de este grupo es la reputación y los elogios que ha recibido por parte del Estado ucraniano, hasta el punto de ser catalogados por el expresidente Poroshenko como “los mejores guerreros”.

En el sentido ideológico, esta organización se caracteriza por sus tintes ultranacionalistas. No obstante, los grupos Ucrania Patriota y Asamblea Nacional Socialista, precursores del Batallón Azov, se caracterizaron por su ideología neonazi. Por tanto, se expone que el vínculo con el neonazismo está presente. Por otra parte, Olena Semenyaka, la portavoz y jefa de la oficina de divulgación internacional, mostró la voluntad de que Azov tomara el control de Ucrania. En una entrevista de 2019, Semenyaka se expresó de este modo: “estamos en marcha hacia el poder, y tendremos que llegar a él a través del parlamento o por otros medios”. Esta opinión es compartida por otros miembros del Batallón Azov, que comentaron abiertamente las aspiraciones de marchar sobre Kiev cuando terminaran los combates contra las fuerzas rusas y los separatistas, por lo que puede afirmarse que el hecho de que sus líderes, pasados y presentes, manifiesten abiertamente sus posiciones totalitarias y que estén al mando de un regimiento armado que forma parte de las Fuerzas Armadas, pueda a la larga suponer un importante problema de seguridad.

Por otro lado, el Batallón Azov se ha caracterizado por la producción de vídeos como forma de propaganda, los cuales se han hecho virales en las redes sociales. En estos vídeos se puede ver a los miembros de este grupo en marchas con antorchas y escenas de guerra, en las que muestran su equipamiento militar. A consecuencia de su participación en el frente y de haber recibido el permiso del gobierno ucraniano, este grupo ha logrado difundir su ideología a través de torneos de artes marciales y festivales de música neonazi sin mayor impedimento. Además, el grupo cuenta con medios suficientes para adoctrinar a los futuros reclutas, incluyendo campos de entrenamiento y equipamiento militar. Los potenciales voluntarios que se unen a este grupo lo hacen cuando su proceso de radicalización está en su fase inicial, y es en estos campos de entrenamiento donde se desarrolla y culmina el proceso de radicalización.

Ceremonia de clausura del festival. Fuente: TIME

Actualmente, se estima que el grupo cuenta con unos 900 miembros activos, sin contar a los voluntarios internacionales. Sin embargo, como consecuencia de la invasión militar rusa, el volumen de llamadas para unirse al frente de guerra ha aumentado considerablemente y varios grupos extremistas de Europa y Estados Unidos han expresado su voluntad de participar en el conflicto, por lo que se espera que esta cifra aumente sustancialmente.

 

El papel de los combatientes extranjeros y la amenaza que representan

En relación con los voluntarios internacionales o combatientes extranjeros, siendo este el aspecto más relevante en cuanto a los grupos violentos de extrema derecha internacional, existen evidencias de que el Batallón Azov les ha recibido desde el 2014. Este aspecto ha sido característico de este grupo, como se demuestra en sus inicios, donde estaba compuesto en un 50% por ucranianos del este y la otra mitad estaba constituida por combatientes extranjeros procedentes de otros países occidentales, entre ellos Suecia, España, Italia, Canadá, Estados Unidos, Alemania, Francia y Rusia. En concreto, se ha demostrado que Ucrania ha servido de campo de entrenamiento para extremistas neonazis, y se ha equiparado esta situación con la de los combatientes de ideología yihadista en Siria. Además, en el caso de Ucrania, hay pruebas de una consolidación de relaciones con otros grupos extremistas violentos a nivel internacional, en particular con la Atomwaffen Division en Estados Unidos, a quienes se le acusa de haber enviado a miembros para que reciban formación militar.

Basándose en esta relación con grupos violentos de extrema derecha y en su postura abiertamente extremista, el gobierno de Estados Unidos prohibió en 2015 que cualquier parte de su ayuda material o financiera a Ucrania fuera a parar al Batallón Azov. Sin embargo, esta prohibición se levantó en 2016, sólo para ser posteriormente restablecida como parte de un proyecto de ley de Apropiación de Defensa en 2018.

Es en virtud de lo expuesto por lo que se argumenta que el grupo representa un importante riesgo para la seguridad, actuando como un agente radicalizador. Por un lado, se presentan como un grupo aspiracional con una ideología ultranacionalista y neonazi que busca defender la raza blanca, lo cual atrae a jóvenes simpatizantes con los mismos ideales y los invita a unirse al movimiento. Al mismo tiempo, el grupo ofrece una oportunidad única de adquirir conocimientos tácticos militares a los individuos que se animen a ir al frente. De hecho, un elemento central en la narrativa de los diversos grupos violentos de extrema derecha es la preparación para una inminente guerra racial, por lo que el hecho de que reciban este tipo de formación y experiencia en el campo de batalla supone un riesgo crítico para la seguridad. Es fundamental destacar que estos dos elementos se vienen produciendo desde el 2014 y que se estima que alrededor de 1.500 voluntarios se han incorporado a las filas del batallón durante este periodo, número que se espera que aumente considerablemente debido a la ocupación militar rusa.

Según la evolución del movimiento, es de esperar que la situación se deteriore, ya que el gobierno ucraniano se encuentra con graves limitaciones de medios para hacer frente a esta situación, y es complejo controlar hacia qué grupo irán los voluntarios que se incorporan al frente de guerra, estimados ya en 16.000. Sin embargo, es crucial aclarar que estos voluntarios internacionales y el regimiento son sólo un grupo minoritario en el conflicto. A pesar de su notoriedad, no representan a las Fuerzas Armadas ucranianas en ningún sentido y no legitiman en absoluto el discurso político de Putin. No obstante, como resultado de la participación y el entrenamiento de voluntarios extremistas en el conflicto, es previsible que el riesgo que supone el terrorismo de extrema derecha en Occidente acabe aumentando y que la ofensiva militar rusa termine siendo aprovechada por las corrientes extremistas para ganar mayor presencia en la región.

[1] El Wolfsangel es un símbolo rúnico que se creía que podía ahuyentar a los lobos. El uso del símbolo se popularizo en el SXXI por el ejercito de la Alemania nazi, particularmente por la Waffen-SS. Fuente: Anti-Defamation League.