Observatorio de atentados yihadistas de agosto de 2023

Autobús en el que fueron asesinados 33 soldados sirios en un atentado llevado a cabo por terroristas de Daesh en Al Mayadeen (Siria) el pasado 10 de agosto. Imagen: Syrian Observatory for Human Rights

1.Análisis

El anuncio realizado en abril por las autoridades turcas en el que comunicaban la muerte de Abu al Husein al Huseini al Qurashi, cuarto líder de Daesh, ha sido corroborado este último mes por la propia organización terrorista. No obstante, parte de esta información ha sido matizada. Mientras que el gobierno de Erdogan afirmaba haber acabado con la vida del califa de Daesh durante el desarrollo de una operación antiterrorista liderada por fuerzas turcas, el mensaje del portavoz de la organización terrorista a través de Al Furqan Media aseguraba que la muerte del líder de Daesh se produjo durante un enfrentamiento con miembros del grupo terrorista Hayat Tahrir al Sham, encabezado por Abu Mohammad al Golani. Pese a que en estos momentos no existe ninguna evidencia que confirme cuál de las dos hipótesis es cierta, resulta difícil de creer que la información facilitada por Daesh en este caso sea errónea, dado que está concediendo el éxito de haber acabado con la vida de su líder a un grupo yihadista considerado como su acérrimo enemigo y principal rival por el control territorial de la región siria de Idlib. Tampoco está de más recordar que, posteriormente al comunicado de Daesh, Hayat Tahrir al Sham emitió otro mensaje en el que negaba cualquier tipo de participación en la muerte de Al Huseini, generando así mayores dudas sobre lo realmente ocurrido. Sea como fuere, y más allá del anuncio de la muerte de su líder, el portavoz de Daesh en el mensaje publicado a través de Al Furqan también comunicaba el nombre de su sucesor: Abu Hafs al Hashemi al Qurashi, del que apenas se sabe nada.

El anuncio por parte de Daesh de la muerte de su cuarto califa se produce bajo un evidente contexto de deterioro y pérdida de capacidad en el seno de la organización terrorista, la cual ha visto cómo en catorce meses han sido eliminados sus tres últimos líderes. Esta incapacidad para recuperar su fortaleza de años atrás se ha hecho especialmente visible en Irak, país en el que en los últimos meses se vienen desarrollando importantes operaciones antiterroristas que están desmantelando la capacidad organizativa del grupo, al ser detenidos o eliminados buena parte de los cargos intermedios.

Por su parte, y frente a la debilidad de la organización en Irak, la estructura central de Daesh trata de priorizar sus esfuerzos en Siria donde todavía están consiguiendo llevar a cabo acciones de cierta repercusión que ponen de manifiesto la amenaza que todavía representa esta organización terrorista. Entre la docena de atentados cometidos el último mes por Daesh en este país, es preciso destacar el ocurrido el 10 de agosto en Al Mayadeen, lugar en el que fue asaltado por numerosos terroristas un autobús con decenas de militares en su interior. El ataque se saldó con la muerte de 33 soldados sirios, siendo la acción terrorista más letal cometida por el autodenominado Estado Islámico en lo que va de año en Siria (caso de estudio #33).

La inestabilidad en Siria, en cuanto a lo que concierne a la amenaza terrorista, también ha sufrido un repunte durante los últimos meses debido a la actividad ejercida por Hayat Tahrir al Sham. Tanto es así que a partir de mediados de agosto se ha dado un incremento de las operaciones aéreas llevadas a cabo por Rusia en un intento de eliminar mediante bombardeos los centros operacionales del grupo. Este apoyo, ofrecido por Rusia al gobierno de Al Assad, está siendo clave para que el régimen sirio pueda contener los avances de diversos grupos terroristas y a su vez para debilitar cualquier movimiento que pueda ejercer cierta oposición hacia los actuales dirigentes del país.

Cambiando de escenario, Somalia se presenta como otro de los países en los que más se están recrudeciendo los episodios de violencia relacionados con la actividad terrorista. Desde que se iniciara hace un año la denominada por el gobierno somalí como “guerra total”  frente al grupo terrorista Al Shabaab, han sido numerosos los episodios que se han saldado con la muerte de decenas de terroristas, civiles, combatientes y milicianos, así como miembros de las fuerzas de seguridad. En el mes de agosto se dio un nuevo paso en esta escalada de violencia, ya que el día 7 el primer ministro Hamza Abdi Barre anunció el inicio de una nueva ofensiva de prolongada duración que contará con la participación de más de 10.000 soldados y que tiene como objetivo último la extinción de Al Shabaab. Este anuncio se tradujo los días posteriores en numerosas operaciones a lo largo de buena parte del país que se saldaron con la detención o eliminación de decenas de supuestos terroristas. Asimismo, esta campaña antiterrorista ha sido respondida por una nueva oleada de atentados de Al Shabaab, igual que ha ocurrido en anteriores ocasiones. Así se explica que en los cinco días posteriores al comunicado de Abdi Barre se produjeran una decena de atentados sobre suelo somalí.

No obstante, hubo que esperar hasta final de mes para ver la acción terrorista de Al Shabaab de mayor envergadura. El día 26 de agosto en la región de Masagaway, ubicada en el centro de Somalia, se produjeron distintos asaltos simultáneos sobre varias bases militares (#82). Más allá de las imágenes que reflejan la dureza de los enfrentamientos y los daños causados, resulta difícil conocer la letalidad del ataque, ya que el gobierno somalí se ha negado a facilitar el número de fallecidos, así como de heridos. Por su parte, y frente al vacío informativo, Al Shabaab ha sacado músculo de la operación llevada a cabo, afirmando que en esta sucesión de acciones terroristas encadenadas lograron acabar con la vida de 178 soldados somalíes.

Para terminar, a lo largo del último mes se ha producido al menos un atentado de inspiración yihadista que se ha saldado con la muerte al menos de una persona en un total de 18 países, siendo estos: Irak, Siria, Afganistán, Pakistán, Irán, India, Tailandia, Filipinas, Yemen, Mali, Burkina Faso, Benín, Níger, Nigeria, Camerún, República Democrática del Congo, Somalia y Mozambique.

2. Metodología

La metodología de la presente investigación tiene como base la búsqueda y el análisis de fuentes abiertas, siendo éstas esencialmente noticias de prensa nacionales e internacionales, informes de instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales que trabajan sobre el terreno y comunicados emitidos por los propios grupos terroristas (teniendo en cuenta que la información de éstos no siempre es fiable y siendo contrastada previamente). Dichas fuentes son accesibles al lector y pueden ser consultadas a través del enlace adjuntado en los resúmenes que acompañan a los datos extraídos en cada uno de los casos de estudio registrados. No obstante, existen algunas excepciones en las que se ha decidido no añadir el enlace por motivos de sensibilización y respeto a las víctimas, al tratarse de imágenes que no se considera necesario mostrar.

En la sección que hace referencia a la autoría de los atentados, en determinados casos se puede leer “sin confirmar” junto al nombre de la organización terrorista. Esto sucederá en todos aquellos casos donde ningún medio oficial vinculado a la organización autora haya reivindicado dicho ataque. Pese a la falta de esta confirmación, existen vínculos, modus operandi y características comunes con otros antecedentes que pueden ayudar a determinar la autoría, aunque siempre exista el riesgo de equivocarse en el análisis de la información.

El objetivo último de este observatorio es intentar conocer los máximos casos posibles, sabiendo que resulta imposible plasmar todos ellos por la inaccesibilidad de medios o falta de información en determinadas regiones. Debido a esta razón, uno de los criterios que debe reunir un atentado para aparecer en esta investigación es que se produzca alguna víctima, dado el escaso (o nulo) eco mediático que tienen aquellos casos en los que por suerte no se producen muertes, excepto en el caso de países occidentales donde sí se incluyen los atentados que no hayan provocado víctimas, así como aquellos otros que presenten unas particularidades propias que requieran su inclusión. El objetivo último es que los datos representados mes a mes permitan mostrar la evolución del terrorismo yihadista a partir de la actividad de las distintas organizaciones que lo representan a escala global.

Finalmente, se recuerda, como todos los meses, los criterios establecidos a la hora de contabilizar los casos de estudio:

• Atentados que sean perpetrados por organizaciones yihadistas o
• Cometidos por individuos inspirados en su ideología
• Donde al menos se produce una persona fallecida, pudiendo ser el propio terrorista (con las excepciones ya citadas)
• Que estén documentados a través de técnicas OSINT y fuentes contrastadas

3. Tabla con casos de estudio documentados