Observatorio de la actividad yihadista en el Magreb y el Sahel Occidental de julio de 2020

Terrorismo y violencia de extrema derecha en 2015
03/08/2020
Muerto Al Baghdadi, ¿ahora qué?
18/08/2020

MAP

Casos de estudio Magreb y Sahel julio 2020

Observatorio Magreb y Sahel Occidental julio 2020 (PDF-315 KB)

El mes de julio ha registrado la máxima cifra del último año en cuanto al número de atentados terroristas de carácter yihadista (98) en las regiones del Magreb y el Sahel Occidental, que han causado un total de 299 víctimas mortales entre población civil y militar. El número total de bajas ascendería a 439 si se contabilizasen también las muertes de militantes terroristas. Se tiene constancia además de 18 operaciones antiterroristas, en las que se han llevado a cabo 29 detenciones.

G1

A nivel geográfico, la actividad terrorista no ha mostrado diferencias sustanciales respecto a meses anteriores. Las fuentes consultadas no han arrojado información sobre ataques en la región del Magreb y en el Sahel Occidental se concentran en los dos focos ya tradicionales: al oeste, en el centro de Malí y en la zona de la triple frontera con Burkina Faso y Níger; y en la cuenca del Lago Chad en la zona más oriental. En esta ocasión, tampoco se ha registrado ningún atentado yihadista en países del Golfo de Guinea, aunque sí tuvo lugar uno en la localidad burkinesa de Nataboani, colindante con Togo (caso 90 de estudio). En este sentido, ante la continua degradación del contexto de seguridad en Burkina Faso y Malí, Costa de Marfil y Senegal han reforzado las instalaciones militares en sus fronteras con estos países: en el caso marfileño, tras los ataques de Kafolo y  Gbéya en junio, las autoridades han creado una zona operativa militar a lo largo de la región norte para que los puestos de vigilancia fronteriza puedan desplegar respuestas de carácter defensivo con eficacia. A nivel regional, en cuanto a número de víctimas mortales causadas, no se ha registrado ningún ataque de gran envergadura.[1]

Tal y como se puede apreciar en el mapa inicial, los enfrentamientos entre miembros de la coalición JNIM y el Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS en adelante) han continuado en Malí y Burkina Faso. En esta ocasión, el grupo afín a Daesh ha sufrido mayores pérdidas y bajas humanas que su rival, que ha cosechado victorias tanto en la zona del Gourma maliense (casos de estudio 87, 100 y 109), tradicionalmente de su dominio, como en el norte y el este burkinés, hasta ahora bastión del EIGS (casos de estudio 70, 75 y 97).G2

En cuanto a las acusaciones por presuntas ejecuciones y desapariciones forzosas de civiles llevadas a cabo por fuerzas de seguridad regionales, la ONG Human Rights Watch publicó a principios de julio un informe en el que afirmaba que las fuerzas de seguridad de Burkina Faso habrían sido responsables de la muerte de más de 170 civiles encontrados en fosas comunes en la zona de Djibo, en el norte del país. En respuesta, el gobierno de Estados Unidos insistió en la fragilidad de la cooperación entre ambos países, postura ya mostrada por Francia en junio, insistiendo nuevamente en que su asistencia “no continuará si las autoridades no toman medidas”. El citado informe también hace referencia al gobierno de Camerún: en este caso, acusa a las autoridades locales a obligar a civiles a vigilar zonas de la región del Extremo Norte –continuamente azotada por ataques de Boko Haram—, so pena de castigos físicos.

Por último, en cuanto a las operaciones de apoyo internacional, Francia lanzó oficialmente la Fuerza Takuba a mitad de julio. El contingente inicial está formado también por tropas estonias, a las que se unirán durante los próximos meses otros procedentes de República Checa, Suecia e Italia. El principal objetivo de esta nueva operación será el entrenamiento y acompañamiento de las fuerzas de seguridad locales, a los que prepararán para responder de manera más eficaz a la amenaza terrorista a la que han de hacer frente en la región. Julio ha sido también momento para renovar el mandato de la operación de entrenamiento militar europea, la ‘European Union Training Mission’ (EUTM), hasta mayo de 2024.

A continuación, se realiza un análisis pormenorizado de la actividad de carácter yihadista en las zonas de estudio.

G3

Sahel Occidental

Malí ocupa el segundo lugar de la comparativa regional en cuanto a número de ataques, por detrás de Nigeria pero superando las cifras de Burkina Faso con un total de 24 atentados. Los tres incidentes más mortíferos registrados en julio han tenido lugar en el círculo de Bankass –en las localidades de Gouari y Djimdo— y en Sangha (casos de estudio 4, 5 y 60, respectivamente), todas ellas en la región de Mopti. Los dos primeros formaron parte de una serie de ataques en aldeas vecinas en las que los terroristas atacaron a ciudadanos que volvían de trabajar en el campo. En el caso de Sangha, al menos 12 civiles fallecieron durante el asalto a la población. La información disponible indicaría que miembros del EIGS se encontrarían tras estos atentados, aunque no ha habido reivindicación oficial del grupo.

Este mes ha estado marcado también por el recrudecimiento de las protestas civiles organizadas por el movimiento ‘5 de junio – Agrupación de Fuerzas Patrióticas’ (M5-RFP). Cobraron especial importancia las celebradas durante el fin de semana del 10 de julio en Bamako, en las que los líderes de esta corriente llamaron a la desobediencia civil y durante las que murieron al menos cuatro manifestantes durante las intervenciones de las fuerzas de seguridad. Tras tres días de duras movilizaciones, el imán Dicko llamó a la calma a la población, posponiendo nuevas convocatorias hasta el mes de agosto para poder continuar con las negociaciones entre ambas partes. En este sentido, si bien Dicko exigía inicialmente la dimisión del presidente Keita, así como la disolución de todo su gobierno y del actual parlamento, este requisito ha ido perdiendo importancia durante sus últimas apariciones. Por su parte, el presidente disolvió la Corte Constitucional, y su hijo Karim renunció a su cargo como presidente de la Comisión de Defensa de la Asamblea Nacional.

Los 17 ataques registrados en Burkina Faso mantienen al país en niveles similares a los registrados en meses anteriores, habiéndose registrado tan solo uno considerado de impacto medio en la ciudad de Pensa, en Bam, en la zona norte del país (caso de estudio 28), donde el alcalde de la localidad, tres vecinos pertenecientes a las milicias locales de autodefensa y seis militares perdieron la vida en una emboscada contra el convoy en el que viajaban. Por otro lado, la fuerza Barkhane llevó a cabo una exitosa operación en Oudalan (caso de estudio 65), en la reserva natural del Sahel, cerca de la frontera con Malí y donde, como ya se indicaba anteriormente, han tenido lugar algunos de los enfrentamientos entre miembros de JNIM y el EIGS.

Por último, en cuanto a la zona suroeste de Níger, se han registrado cuatro atentados por parte de miembros del EIGS, todos ellos de bajo impacto y contra población civil: continúan tratando de crear vacío de poder en la región, asesinando a líderes e imanes locales como sucedió el día 3 en Filingue (caso de estudio 15).

Lago Chad

Nuevamente, tal y como ya sucedió en junio, Nigeria ocupa la primera posición en la comparativa regional de atentados yihadistas, produciéndose además un notable incremento en el número de ataques durante el mes de julio, como se puede apreciar en el gráfico 4. El ataque de mayor gravedad registrado tuvo lugar en la localidad de Baga, Kukawa, en el que murieron al menos 20 militares (caso de estudio 52). Por el momento no ha sido reivindicado, aunque, con una probabilidad alta, se trataría de miembros de ISWAP. El grupo, que en junio perpetró varios ataques contra población civil, a la que acusaba de cooperar con las autoridades gubernamentales, ha vuelto a centrarse en objetivos militares, a excepción de la ejecución de cinco trabajadores humanitarios que habían sido secuestrados (caso de estudio 94). Además, su líder en el Lago Chad, Baba Kaka, fue ejecutado por sus propios compañeros por promover motines internos y por su “inacción” ante operaciones antiterroristas del ejército. Goni Maina, antiguo cabeza de la filial del grupo en el Lago Chad, ha sido designado como sucesor de Baba Kaka.G4

Tal y como se viene advirtiendo durante los últimos meses, la actividad terrorista ya no se concentra exclusivamente en el estado de Borno. Además de la reivindicación de ISWAP del que sería su primer atentado en el estado de Gombe, al sur de Borno (caso de estudio 22), en el que asesinaron a un miembro de la milicia local de autodefensa e hirieron a otros tres, la situación en la región noroeste continúa degradándose: Boko Haram publicó un vídeo en el que se muestra a un grupo de supuestos milicianos en el estado de Níger (centro oeste de Nigeria), haciendo referencia explícita a los sucesos en el estado de Zamfara y animando a la población de la región a unirse a su causa. Esto corroboraría las sospechas mostradas durante los últimos meses sobre una mayor actividad del grupo en esta región occidental del país. Las autoridades nigerianas, que hasta ahora mantenían que los ataques eran obra de delincuentes comunes, han reconocido la posibilidad de que la región sea el destino de terroristas que huyen de Borno tras operaciones militares.

El ejército de Chad ha continuado sufriendo ataques en la región del Lago por parte de Boko Haram e ISWAP. Se han registrado tres atentados en los que han muerto al menos 33 militares, por lo que el número total de víctimas mortales ha aumentado notablemente respecto a las cifras de los dos últimos meses. El más grave de ellos tuvo lugar en Kaiga Kindjira, donde 13 soldados perdieron la vida y otros nueve resultaron gravemente heridos.

Por último, en Camerún, el número de ataques registrados continúa aumentando, aunque no de manera alarmante. Han tenido lugar numerosos incidentes de bajo impacto por parte de miembros de Boko Haram en la zona del Extremo Norte, tal y como viene siendo usual, y el número de víctimas (13), todas ellas civiles, se mantiene estable.G5

Magreb

En esta ocasión, no se ha registrado ningún atentado dentro de la región del Magreb. No obstante, las autoridades han continuado desplegando operaciones antiterroristas, en las que han neutralizado a cinco presuntos militantes terroristas y detenido a al menos otros diez, cuatro en Nador, Marruecos, uno en Az-Zawiyah, Libia, y cinco en Sousse, Túnez, donde habrían desmantelado sendas células relacionadas con Daesh que planeaban atentar próximamente (casos de estudio 34, 30 y 89, respectivamente). Además, las autoridades libias habrían detenido en Misrata a un militante de Daesh que habría entrado en el país, procedente de Siria, en 2016 (caso de estudio 21).

Perspectiva regional

Los resultados de los enfrentamientos acaecidos en julio entre los dos principales grupos terroristas, JNIM y EIGS, en Malí y Burkina Faso, muestran un cambio en la tendencia, hasta ahora muy igualada, registrándose un mayor número de derrotas entre las filas de los afines a Daesh. Además, Amadou Kouffa, uno de los principales líderes de la coalición terrorista, ha continuado participando en la reconciliación entre grupos de defensa civiles de distintas etnias. Este aperturismo posibilitaría una mayor expansión del grupo, al que en ocasiones relacionan directamente con la etnia peul.

En cuanto a las protestas civiles en Malí, la posibilidad de que el movimiento popular admita el mantenimiento del presidente Keita al frente del país daría la oportunidad de que se llegase a un acuerdo durante las próximas semanas que, si bien implicaría numerosas destituciones y reformas, limitaría la resistencia del actual dirigente, pudiendo evitarse posibles recrudecimientos de las protestas o episodios violentos.

Por último, en cuanto a la desestabilización de Nigeria, los datos evidencian la presencia de los grupos terroristas nuevos puntos del territorio, tanto en la región del Lago Chad, donde los esfuerzos del ejército nigeriano han conseguido limitar la actividad yihadista dentro del estado de Borno durante los últimos cinco años, como en la zona noroeste. No obstante, si bien en un primer momento esto podría interpretarse como un aumento del poder de los terroristas y una estrategia de expansión, esto podría ser consecuencia del debilitamiento sufrido por estos grupos, como ya se apuntaba en el anterior observatorio, que habrían emprendido la huida hacia regiones en las que la presión de las fuerzas de seguridad sea menor y, por tanto, su implantación resulte más sencilla, como podrían ser las regiones centro y noroeste del país.

[1] Atendiendo a la leyenda detallada en el mapa, se consideran ataques bajo impacto aquellos que provoquen menos de 10 víctimas mortales, impacto medio entre 10 y 30 bajas y alto los que superen las 30.