Observatorio de la actividad yihadista en el Magreb y el Sahel Occidental de noviembre de 2020

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Casos de estudio Magreb y Sahel noviembre 2020

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Continúa agravándose el contexto de seguridad del Magreb y el Sahel Occidental: durante el mes de noviembre se han registrado 90 atentados terroristas de carácter yihadista, que han provocado 337 víctimas mortales[1]. Esta cifra ascendería hasta 545 si se contabilizasen las muertes de los miembros de grupos terroristas durante el desarrollo de los ataques o con ocasión de operaciones de las fuerzas de seguridad.

  • El número de ataques continúa aumentando, acercándose al máximo histórico registrado el pasado mes de julio (98).
  • Víctimas mortales: descienden ligeramente, aunque mantienen los altos niveles de octubre.
  • Continúan las tensiones entre el Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS en adelante) y la coalición JNIM en la zona de las tres fronteras, tanto en el norte de Burkina Faso–donde la presencia de aquel continúa siendo fuerte—como en territorio maliense, en el que pugnan por el control de la región de Tessit.
  • Tras la muerte de su líder, Adelmalek Droukdel, el pasado mes de junio, Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) designa como su sucesor al argelino Abu Ubaida Yusef al-Annabi. Este nombramiento era el más probable, tal y como se adelantó en el observatorio de junio.
  • La coalición internacional contra Daesh, liderada por Estados Unidos, ampliará sus operaciones a África Occidental, como parte de la lucha contra el grupo terrorista y sus filiales a nivel mundial. Mauritania se unirá como su 83er
  • La misión europea de entrenamiento, EUTM, aumenta de nuevo su actividad en Malí, y anuncia un fuerte incremento de las tropas y cambios estratégicos de cara a 2021.

Análisis de las regiones de estudio 

A continuación, se realiza un análisis pormenorizado de la actividad de carácter yihadista en las zonas de estudio.

Sahel Occidental

Tal y como sucedió a lo largo del primer semestre, Burkina Faso ha mostrado los peores registros en cuanto a actividad yihadista en la región (18), quedando por detrás de Nigeria y Camerún en la comparativa. Se acerca así al máximo histórico registrado en febrero, con 21 atentados constatados. La actividad del EIGS en el país ha aumentado notablemente en noviembre.

Los dos ataques de mayor gravedad, ambos reivindicados por la filial de Daesh, han tenido lugar en Tin Akoff, en el que fallecieron 14 militares que patrullaban la zona; y en una mina de oro ubicada en la comuna de Arbinda, que se saldó con la muerte de 11 civiles. El de Tin Akoff sería el segundo ataque más mortífero registrado en el país, detrás del de Koutougou, en agosto de 2019. En respuesta a estos ataques, el ejército burkinés desplegó una operación en la zona que, junto a la desarrollada por Barkhane a principios de mes en la frontera con Malí, han permitido neutralizar a más de 60 terroristas.

En esta ocasión, Malí ha quedado relegado a la cuarta posición de la comparativa regional. Lamentablemente, esto no se debe a una mejora de su contexto de seguridad—mantiene los 17 atentados registrados en octubre—, sino al empeoramiento registrado en Camerún y Burkina Faso (ver figura 3). No obstante, el número de víctimas mortales sí muestra un dato positivo, reduciéndose de 60 en octubre a 34. No se ha registrado ninguna reivindicación oficial por parte del EIGS, que sí ha protagonizado diversos enfrentamientos con la coalición JNIM en el centro y sur del país (ver casos de estudio 67, 71, 121 y 122). El ataque más mortífero registrado en noviembre tuvo lugar en Bandiagara, donde ocho civiles perdieron la vida tras un ataque contra el autobús en el que viajaban. El imán de la gran mezquita local fue atacado también en su domicilio, presumiblemente por miembros de la coalición JNIM.

A mediados de mes, la ministra de las Fuerzas Armadas francesa, Florence Parly, anunciaba la muerte de uno de los líderes militares de Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI), Bah ag Moussa, durante una operación de la Fuerza Barkhane. Probablemente a modo de respuesta, el último día de noviembre AQMI reivindicaba los ataques simultáneos contra las bases francesas de Kidal—donde también se encuentran las tropas de las Naciones Unidas que forman parte de la MINUSMA—, Ménaka y Gao, en el norte del país, que fueron bombardeadas. No se registraron víctimas ni apenas daños materiales.

Los atentados en la región occidental de Níger han aumentado considerablemente (de dos a ocho), especialmente contra líderes e imanes locales, como son los casos de Kolman, Gorou, Chinagodar y Kakou. La mayoría de ellos han sido reivindicados por el EIGS, aunque la coalición JNIM habría estado detrás de los ocurridos en la mina de oro de Samira y en Kakou, ambos en la frontera con Burkina Faso (ver casos de estudio 55 y 106, respectivamente). Todos ellos se consideran de bajo impacto.

Lago Chad

En Nigeria se reflejan nuevamente las peores cifras de la región de estudio, pese a que han experimentado cierta mejora respecto a octubre (ver gráfico 3). Se han registrado más ataques perpetrados por ISWAP que por miembros de Boko Haram, aunque ambos grupos se encuentran detrás de ataques de gran envergadura. Sin duda, el más grave ha sido el ocurrido en la aldea de Zabarmari, en Jere, donde terroristas de Boko Haram habrían degollado a al menos 78 personas, en su mayoría trabajadores de los campos de arroz de la zona, acusados de colaborar con el ejército (ver caso de estudio 118). Por otro lado, 34 militares habrían muerto en Monguno a manos de ISWAP (caso de estudio 8). Se han producido además dos ataques contra el ejército fuera del estado de Borno, en Yobe, su vecino occidental (casos de estudio 24 y 80), en los que habría muerto al menos un militar.

El ejército nigeriano ha llevado a cabo numerosas operaciones antiterroristas, confirmando la eliminación de 27 terroristas. No obstante, es muy probable que este número se encuentre lejos de la cifra real, ya que muchos de estos operativos se desarrollan desde el aire, impidiendo contabilizar las bajas. Entre ellas destaca la realizada en el bosque de Dunya, en el estado septentrional de Katsina, contra miembros de Ansaru, grupo afín a Al Qaida, donde al menos 17 de ellos habrían sido neutralizados (caso de estudio 73).

En Camerún continúa aumentando la actividad yihadista por parte de Boko Haram. Sin embargo, las características de los ataques no experimentan grandes variaciones: atentados de bajo impacto, principalmente contra civiles y líderes locales.

Por último, el ejército de Chad ha sufrido tres ataques por parte de ISWAP, dos de ellos haciendo uso de IEDs contra embarcaciones militares en el Lago Chad (casos de estudio 79 y 104), que han provocado un total de 18 bajas entre sus tropas.

 

Magreb

La región del Magreb no ha registrado ningún atentado yihadista durante el mes de noviembre, aunque las autoridades de sus países han seguido persiguiendo a las células existentes en la zona.

La Oficina de Investigaciones Judiciales (BCIJ, por sus siglas en francés) de Marruecos ha detenido a los tres miembros de un grupo afín a Daesh que planeaba ataques inminentes en el país (caso de estudio 98). En Túnez se han llevado a cabo cuatro detenciones por su presunta relación con grupos de carácter yihadista (casos de estudio 32 y 40).

El ejército de Argelia detuvo a un terrorista en la localidad septentrional de Timiaouine, confirmándose posteriormente que fue uno de los presos liberados por las autoridades malienses en octubre, como parte del trato para la liberación del líder opositor Soumalia Cissé y otros tres civiles extranjeros secuestrados (caso de estudio 65). En este sentido, el gobierno ha aprobado una enmienda constitucional por la que se permite la intervención de sus militares fuera de sus fronteras, siempre y cuando sea para ayudar a pacificar un “conflicto en sus vecinos”.

 

Perspectiva regional 

No se espera que la designación de Abu Ubaida Yusef al-Annabi suponga cambios sustanciales en el seno de AQMI. No obstante, el pragmatismo mostrado, además de un menor nivel de agresividad en sus mensajes, podría resultar de gran utilidad para la coalición JNIM, ya que facilitaría nuevos tratos y negociaciones con el gobierno maliense.

Los sucesos registrados recientemente en el norte de Burkina Faso apuntaban hacia la supremacía de JNIM en la zona, que tras meses de enfrentamientos habría conseguido que el EIGS cesara sus operaciones en la zona. No obstante, los ataques que la filial de Daesh ha reivindicado en noviembre, y las victorias cosechadas en estos choques entre grupos terroristas, evidencian su presencia y fortaleza allí, descartando este escenario.

En cuanto a contraterrorismo, se espera que los cambios en la respuesta internacional de cara al próximo año supongan importantes avances en la lucha contra los grupos yihadistas: la nueva estrategia de la EUTM—entrenamientos dinámicos acompañando a las tropas malienses durante operaciones en terreno, aumento de las tropas y de las zonas de actuación, abarcando territorios de Níger y Burkina—, unida a la participación de la Coalición Internacional contra Daesh en la región y al ya conocido nuevo enfoque de la Unión Europea—que redoblará esfuerzos en problemáticas asociadas al terrorismo como corrupción, gobernanza, desigualdad social y económica—suponen una aproximación más integral al problema, por lo que su eficacia será mayor a la actual.

Por otro lado, el recrudecimiento de los ataques en el noreste de Nigeria podría deberse a colaboraciones puntuales entre las dos facciones de Boko Haram que operan en la región, JAS (liderada por Abubakar Shekau) e ISWAP (encabezada por Abu Musab al-Barnawi). Si esto fuera así, ataques como los ya registrados en noviembre podrían repetirse durante los próximos meses, ya que las capacidades de los terroristas se verían notablemente reforzadas, al contar con los recursos de ambos grupos. Esto supondrá un gran desafío para las autoridades, que ya han redoblado esfuerzos en la zona centro o noroeste para frenar la expansión de los yihadistas allí.

[1] Tal y como puede apreciarse en el gráfico 1, del total de las 337 víctimas mortales, 121 eran militares y 216 civiles.