Observatorio de violencia y terrorismo de extrema derecha: marzo 2021

1.Metodología

Este observatorio pretende reflejar el nivel de intensidad de la actividad violenta asociada a la extrema derecha en países occidentales, entendida según los parámetros que aparecen a continuación:

• “Actividad violenta” se refiere a toda violencia física contra personas, incluyendo
  • atentados terroristas o tentativas frustradas de atentado,
  • agresiones físicas con lesiones o tentativas frustradas de agresión,
  • amenazas de muerte,
  • violencia e instigación a terceros a cometer actos violentos.

Esta definición no incluye:

• • delitos de daños contra infraestructuras (grafitis, aparición de banderas o pegatinas asociadas a movimientos de extrema derecha);
  • incidentes de violencia no física contra personas (insultos, abuso verbal);
  • incidentes relacionados con la extrema derecha en los que no exista riesgo concreto e inmediato de violencia (membresía de grupos terroristas, publicaciones en internet).
• “Asociada a la extrema derecha” se refiere a aquella actividad que está ligada claramente a una ideología de extrema derecha, identificada a través de:
  • membresía de organizaciones extremistas o terroristas, o
  • reivindicación del ataque inspirado por dicha ideología, o
  • vínculos directos o indirectos con organizaciones o individuos que representen dicha ideología;
  • admiración de regímenes fascistas, incluidas menciones a Hitler o el Holocausto.

Esta definición no incluye:

• delitos de odio que no incluyan una referencia clara a una ideología de extrema derecha, pese a que estén motivados por prejuicio.

Este observatorio recoge tanto actos de violencia que ocurran a lo largo del mes como detenciones por tentativas de atentados o incitación a la violencia.

2. Análisis

Marzo se cierra con cuatro incidentes violentos ligados a la extrema derecha, entre ellos un ataque en Atlanta y varias operaciones antiterroristas en Australia.

Destaca que dos de las amenazas de violencia registradas por este observatorio hayan tenido lugar en Australia, precisamente porque este mismo mes ha tomado la iniciativa de ilegalizar al grupo neonazi Sonnenkrieg Division, fundado en Reino Unido. Esta decisión ha sido recibida con cierta sorpresa porque no se tenía conocimiento previo de la existencia de células ligadas a Sonnenkrieg Division en Australia, aunque la evidencia apunta a que la policía antiterrorista ha debido descubrir algún tipo de comunicación entre sospechosos australianos ligados a la extrema derecha con sus contrapartes británicos de esta organización neonazi. Sonnenkrieg Division, también ilegalizado el año pasado en Reino Unido, acaparó los titulares de la prensa británica en 2019 en relación a la detención de dos de sus miembros por instigar a un ataque violento contra el príncipe Harry por ser un “traidor” a la raza y haberse casado con Meghan Markle.[1] Australia todavía no ha sufrido un ataque terrorista de extrema derecha, aunque en nuestro Observatorio a lo largo de 2020 hemos identificado varios casos en los que se han llevado a cabo operaciones antiterroristas contra miembros de esta ideología. La ilegalización de Sonnenkrieg Division, aunque bien pueda ser una organización marginal en Australia, es no obstante prueba del compromiso del país con la lucha antiterrorista contra la extrema derecha.

Como punto de comparación, Canadá es el país que ha ilegalizado a más organizaciones en los últimos años, y además lo ha hecho de forma proactiva y sin anclarse a que pudiera haber existido un complot frustrado de una organización concreta en suelo canadiense. Por el contrario, el ritmo de ilegalizaciones en Reino Unido y Alemania atiende más a las operaciones antiterroristas que estuvieran desarrollándose en ese momento. Hasta la fecha, Estados Unidos tan solo ha ilegalizado al Movimiento Imperial Ruso, en parte por la inexistencia de instrumentos legales que le permitan ilegalizar a otras organizaciones que operen exclusivamente en el entorno doméstico.

Dos de los cuatro incidentes este mes fueron casos de amenazas de violencia, mientras que se ha registrado también un acto de violencia contra mujeres asiáticas en Atlanta, Estados Unidos.

El 16 de marzo un hombre llevó a cabo un tiroteo en varios spas, acabando con la vida de ocho mujeres asiáticas en Atlanta. El sospechoso niega el componente racial de su ataque y se ha escudado en su “adición sexual”, la que le hacía ver a las mujeres como una “tentación”.[2]

Dicho caso ha despertado el debate entre la comunidad mediática y de expertos, que dudan de si la motivación misógina y racial obligan a situar al atacante dentro de la esfera de la extrema derecha. De nuevo, como el concepto de extrema derecha es un concepto descentralizado que abarca múltiples iteraciones de esta ideología, en ocasiones existe cierta complejidad a la hora de determinar con precisión cuales son las demarcaciones de este movimiento. El racismo y la misoginia son desde luego amenazas presentes en nuestra sociedad que en muchas ocasiones se han normalizado y que no provienen exclusivamente de la extrema derecha, al mismo tiempo que los movimientos de extrema derecha tampoco se circunscriben únicamente a aquellos que portan esvásticas y veneran a Hitler.

En el caso de Atlanta, expertos de terrorismo como Alexander Melegrou-Hitchens apuntan a que las reivindicaciones del sospechoso de haber cometido este acto de violencia como respuesta a la industria del porno pueden tener una vinculación directa con ideas sostenidas por la extrema derecha. Según dicho experto, una teoría presente en varios foros supremacistas dicta que el porno es una “conspiración judía para corromper moralmente y distraer a la sociedad blanca”[3], aunque matiza que no ha emergido todavía una conexión del sospechoso de Atlanta con dichos foros. La experta de terrorismo Cynthia Miller-Idriss insta, no obstante, a reconocer que los elementos de misoginia y racismo presentes en el tiroteo de Atlanta están entrelazados con el dogma de la extrema derecha a la hora de establecer una jerarquía en la que ciertos miembros de la sociedad son “superiores” e “inferiores”.[4]

Todavía no ha emergido todavía evidencia de que el sospechoso de Atlanta o bien pertenecía a una comunidad extremista o empleaba un lenguaje que pueda ser adscrito claramente a influencia de estos movimientos, como por ejemplo referencias a teorías conspiranoicas antisemitas y del gran reemplazo o victimización de la raza blanca. No obstante, desde nuestro Observatorio entendemos que la motivación racial y misógina de este ataque es suficiente como para englobarla dentro del paraguas amplio de la extrema derecha, aunque no descartamos que nueva información en el curso de la investigación pueda poner el énfasis en otro tipo de motivaciones que maticen el posicionamiento del atacante en cuanto a la extrema derecha global.

La mayoría de los casos de este mes tienen relación con el supremacismo blanco, además de tendencias misóginas y antiinmigrantes.

Uno de los individuos este mes, que agredió a un guardia de seguridad en Melbourne, era el líder de una organización neonazi en Australia. No ha trascendido información sobre si los demás sospechosos tenían una relación directa o estaban inspirados por otros terroristas u organizaciones de extrema derecha.

Al margen de los cuatro casos analizados en el observatorio de marzo, continúan las detenciones de individuos en relación al ataque al Capitolio de los Estados Unidos el pasado 6 de enero. En lo que llevamos de año, el FBI ha detenido a 20 individuos del grupo de extrema derecha Proud Boys, que recientemente ha sido ilegalizado en Canadá, además de acusar a cuatro jefes de sus filiales regionales de conspirar para obstruir el Capitolio.[5] Otros doce miembros de Oath Keepers, otra organización de extrema derecha, se han unido a la ya larga lista de detenidos por los incidentes de enero, lo que ayuda a esclarecer el papel, cada vez más evidente, que la extrema derecha estadounidense desempeñó en este complot.

En cuanto a los objetivos de los incidentes violentos de este mes, las minorías raciales continúan siendo un objetivo claro de la extrema derecha, aunque en algunos de los casos no ha transcendido detalle sobre el modus operandi. Esto bien puede significar que la información es clasificada y que no se ha hecho pública todavía o que algunos de los complots y amenazas estaban todavía en un estado germinal y no habían ideado un plan en concreto.

3. Base de datos

[1] Ford, R. (2020, febrero 24). “Terror ban for Sonnenkrieg Division neo-Nazis who branded Prince Harry a race traitor.” The Times, https://www.thetimes.co.uk/article/terror-ban-for-sonnenkrieg-division-neo-nazis-who-branded-prince-harry-a-race-traitor-09zf3l3tb

[2] DeCook, J. (2021, marzo 19). “The issue isn’t incels, it’s racist misogyny.” GNET, https://gnet-research.org/2021/03/19/the-issue-isnt-incels-its-racist-misogyny/

[3] Melegrou-Hitchens, A. (2021, marzo 21.) “On Atlanta shooter’s apparent claims about reacting to the porn industry-worth noting a relationship between this view and racism. There are extreme right rw communities online obsessed with  idea that porn is  jewish conspiracy to morally corrupt and distract ‘white society’.” Twitter, https://twitter.com/amhitchens/status/1373591965162483715

[4] Miller-Idriss, C. (2021, marzo 18). “Quick thread on why it’s critical to understand & recognize both the violent racist hate & the violent entitled misogyny as intertwined in the Atlanta shootings. Far right extremism includes beliefs in hierarchies of superiority.” Twitter, https://twitter.com/milleridriss/status/1372506325977071616

[5] Hsu, S., Weiner, R. (2021, marzo 19). “Proud Boys conspired in multiple encrypted channels ahead of Jan. 6 riot, fearing criminal gang charges, U.S. alleges.” Washington Post, https://www.washingtonpost.com/local/legal-issues/captiol-riots-indictment-proud-boys/2021/03/18/971da624-8770-11eb-82bc-e58213caa38e_story.html