Análisis de los atentados yihadistas en marzo de 2017

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Marzo ha estado marcado por el hallazgo en Mosul de una de las fosas comunes con mayor número de cuerpos, la preocupación en Europa por el atentado en Londres, las evidencias de los ataques químicos de Daesh o el aumento de los atentados yihadistas en el Sudeste Asiático.

El Observatorio de Atentados Yihadistas ha documentado a lo largo del mes de marzo 93 atentados perpetrados por organizaciones que abanderan el terrorismo islamista o individuos inspirados en la ideología salafista yihadista, teniendo siempre en cuenta los condicionantes establecidos en esta investigación.

A lo largo del presente análisis se indagará en aquellos aspectos más relevantes relacionados con la presencia de este fenómeno a escala global y la actividad de los distintos grupos que lo representan, atendiendo especialmente a los acontecimientos con mayor repercusión ocurridos en marzo. El foco de atención se centrará de nuevo en cuestiones ya tratadas anteriormente como es la preponderancia de Daesh con su epicentro de actividad en aquellos lugares donde tiene mayor presencia y dominio a nivel territorial, el progresivo avance que están teniendo en Afganistán y en Pakistán los grupos talibán o el éxito de la estrategia de al Qaeda, que supo mantenerse en un segundo plano con el surgimiento del Estado Islámico y que a medida que éste ha entrado en decadencia, ha vuelto a adquirir mayor presencia y protagonismo.

Por otro lado, se comentarán cuestiones que derivan del estudio de los datos de este mes, como es el hallazgo en Mosul de una de las fosas comunes con mayor número de cuerpos, la preocupación en Europa por el nuevo atentado en Londres, las primeras acciones cometidas por Jamaat Nusrat-ul-Islam-wal-Muslimin, las evidencias de los ataques químicos por parte de Daesh contra la población de Mosul o el importante aumento de los atentados yihadistas en el Sudeste Asiático como consecuencia del incremento de la presencia de la ideología yihadista en unos grupos que cada vez tienen vínculos más estrechos con Daesh.

Análisis

En términos generales las acciones provocadas por el terrorismo yihadista han sufrido una disminución a nivel cuantitativo respecto a los últimos períodos, siendo los 93 atentados el número más bajo registrado durante los últimos cinco meses por esta investigación. No obstante, este retroceso contrasta con el número de muertes provocadas por grupos yihadistas a lo largo de este mes que ha ascendido por encima del millar de víctimas, llegando a las 1042 víctimas para ser más exactos. Es cierto que casi la mitad de ellas son consecuencia del hallazgo de una de las mayores fosas comunes que realizaron las fuerzas progubernamentales en Mosul, tras arrebatar uno de los territorios que había permanecido bajo la ocupación de Daesh durante los últimos dos años y medio. En el interior de esta fosa se encontraron cerca de 500 cuerpos en estado muy avanzado de descomposición con evidentes signos de haber sido torturados y ejecutados. Al parecer, todo apunta a que se trataría de una de las tantas fosas comunes repartidas en la ciudad donde fueron enterrados miles de chiíes que habían sido ejecutados tras la ocupación de la ciudad de Mosul por parte del autodenominado Estado Islámico en verano de 2014.

Si se tiene en cuenta que el descubrimiento de este macabro hallazgo no debería ser analizado como una acción perpetrada por un grupo yihadista durante este mes, se puede concluir que el número de víctimas durante marzo ha disminuido de la misma forma que lo han hecho los atentados. Según los criterios establecidos por el Observatorio de Atentados Yihadistas , en los dos últimos meses se produjo la coincidencia de que las víctimas provocadas por cada acción yihadista se saldó con una media de 8.2 fallecidos, mientras que este mes es de 5.8, por lo que se puede apreciar la reducción de forma significativa.

tabla1

 

Estas evidencias empíricas contrastan con el clima que se respira desde Occidente, donde tras cada atentado que se produce en ciudades europeas resurge el sentimiento de la amenaza del terrorismo yihadista, pudiendo llegar a producir una sobredimensión del fenómeno por su repercusión mediática. No obstante, como se plasma cada mes en esta investigación y como se verá de nuevo más tarde, las acciones del terrorismo islamista en suelo europeo son muy reducidas generalmente en cuanto a términos cuantitativos y a su intensidad, aunque son magnificadas por la repercusión que producen si se atiende a todo ello desde la perspectiva de un fenómeno global presente en casi todas las regiones del planeta.

En cuanto a las organizaciones yihadistas, Daesh sigue siendo la más activa de todas a consecuencia de su actividad en Siria e Irak así como la ejercida por sus filiales, como es el caso de Wilayat Sina que tiene una importante presencia en la Península del Sinaí. A lo largo de este mes se ha mantenido el perfil de actuación del Estado Islámico en aquellos territorios donde se está produciendo un enfrentamiento directo con las fuerzas gubernamentales y aliadas, haciendo uso de ofensivas suicidas contra las filas enemigas, ataques con drones o ejecuciones masivas de la población que es capturada mientras intenta huir de la ciudad. Además, en marzo se han comprobado al menos dos ataques químicos, producidos los días 1 y 6, en los que han muerto al menos cuatro personas en Mosul. Es en esta ciudad donde Daesh más se está ensañando con la propia población civil que igualmente es utilizada como escudos humanos por los terroristas para no convertirse en blancos fáciles durante las ofensivas y los ataques aéreos. Varios vídeos grabados por fuerzas iraquíes muestran desde el aire cómo varios grupos de individuos armados van moviéndose de un lugar a otro acompañados en todo momento por niños que permanecen cerca de ellos en todo momento. Por otro lado, como ya se ha comentado, las ejecuciones contra la población siguen siendo una de las señas de identidad de Daesh, quien no duda en utilizar todo tipo de métodos para asesinar a los que son acusados de intentar huir de la ciudad, colaborar con fuerzas del régimen, conspirar contra la propia organización o incluso por la tendencia homosexual de la persona, hecho que ha vuelto a quedar de manifiesto este mes como aparece recogido en uno de los casos de estudio registrados.

tabla2

Respecto a otros grupos es preciso volver a hablar de al Qaeda. La organización liderada por Zawahiri vuelve a convertirse de forma progresiva en el centro de muchas de las noticias y los estudios que se realizan, haciendo especial hincapié en su resurgimiento. No obstante, es necesario matizar que al Qaeda nunca ha llegado a ejercer este papel por necesidad, sino más bien por una conveniencia estratégica en la que de buena gana ha cedido el liderazgo a Daesh para reestructurarse a nivel interno y otorgar mayor protagonismo a sus dos grandes franquicias: AQMI Y AQPA. Es preciso tener esto en cuenta para comprender los motivos por los que Daesh no ha conseguido ejercer dicho liderazgo en aquellas regiones donde está presente la actividad de ambas filiales, ya que tanto en Yemen que es el epicentro de la actividad de AQPA, como en el Magreb y el Sahel donde opera AQMI, la presencia del Estado Islámico o grupos vinculados a él sigue siendo generalmente minoritaria en comparación a las filiales de al Qaeda. Además, a al Qaeda le ha ayudado en los últimos tiempos el perfil bajo que ha adoptado en cuanto a su actividad terrorista, lo que ha permitido que se le presente en muchos casos como un grupo más moderado con el que poder incluso negociar para hacer frente a Daesh, como ya propuso el general Petraeus en su momento. Estos hechos contrastan todavía más si se compara con Daesh, que ha demostrado ser junto a Boko Haram la organización yihadista más extrema en cuanto al uso de la violencia.

Respecto al resto de organizaciones terroristas islamistas con mayor presencia se puede comentar brevemente que los grupos talibán tanto en Afganistán como en Pakistán siguen ampliando sus zonas de influencia, llegando a controlar amplios territorios aprovechándose de la debilidad y la incapacidad gubernamental por mantener la seguridad en todo el territorio. Especialmente en Afganistán se está comprobando que la invasión estadounidense no consiguió vencer a los talibanes, sino más bien que éstos dejaron caer su propio gobierno y se negaron a presentar batalla conociendo su inferioridad, prefiriendo retirarse a regiones donde veían garantizada su supervivencia hasta el momento en el que se diesen las condiciones necesarias para su vuelta, la cual coincidió con la marcha de las tropas occidentales. Por otro lado, tanto Boko Haram como al Shabaab continúan cometiendo atentados indistintamente contra la población civil y objetivos militares, aunque es cierto que la amenaza que suponen está siendo cada vez más combatida por los distintos ejércitos nacionales que les hacen frente a escala regional.

Por último, es importante señalar que la formación creada recientemente en el norte de Mali bajo la protección de al Qaeda tras la unificación de varios grupos yihadistas bajo el nombre de Jamaat Nusrat-ul-Islam-wal-Muslimin ha reivindicado sus primeros atentados, por lo que es de suponer que su presencia en la región seguirá presente en los próximos meses y con toda probabilidad aumentará su zona de actuación.

tabla3

Atendiendo a la tabla superior se observa que el terrorismo yihadista tiene como principal centro de actividad la región de Oriente Medio y la mitad norte del continente africano, especialmente el Magreb, el Sahel y el Cuerno de África. En Oriente Medio se da la suma de distintos grupos con una importancia presencia y control efectivo sobre el territorio, como es el propio Daesh o los grupos talibán en Afganistán y Pakistán, incentivados por la inestabilidad de toda la región. A ellos, habría que añadirles la actividad de otros grupos menores, pero que en determinadas zonas tienen cierta presencia, como es Lashkar-e-Jhangvi , también en Pakistán, Ahrar al Sham en Siria o Tahrir al Sham, coalición formada por varios grupos salafistas entre los que destaca el antiguo frente al Nusra.

En cuanto a la zona del Magreb y del Sahel se aprecia el continuo traspaso de influencias y de individuos que se trasladan de unas zonas a otras entre las distintas fronteras en las que convive por igual el contrabando, las rutas del narcotráfico, la trata de seres humanos y el salafismo yihadista. Estas regiones son el paradigma de la cooperación existente entre grupos ligados a las dos grandes organizaciones yihadista del momento, pasando a ocupar un segundo plano el hecho de que juraran fidelidad a uno u otro. A nivel práctico este fenómeno se observa claramente en el sur de Libia y el norte de Mali, convirtiéndose ambos en focos de los grandes hervideros del terrorismo islamista a escala global por la presencia de decenas de grupos que no tienen reparos en ejercer las actividades citadas anteriormente para poder sobrevivir y tener acceso a mayores recursos.

La realidad presente en el Sudeste Asiático no suele ser uno de los temas que se trata en los análisis occidentales. Por ello es necesario poner el foco de atención en esta región donde en los últimos tiempos han aparecido decenas de grupos que intentan establecer vínculos con Daesh para obtener nuevos recursos y capacidad de atracción. Es cierto que a excepción de Abu Sayyaf o Ansar al Sharía en Filipinas, la gran mayoría de estos grupos que han jurado fidelidad a Daesh desde la proclamación del califato no reúnen más de varias decenas de individuos, por lo que su capacidad operacional está muy restringida. Aun así, el aumento de atentados durante este mes y la mayor presencia de estos grupos en países como Filipinas, Indonesia, Malasia o Bangladesh son factores a tener en cuenta de cara al futuro por la posibilidad de que acabe implantándose un Estado islámico.

tabla4

La tabla 4 refleja que el terrorismo yihadista es un fenómeno a escala global aunque no afecta a todos por igual. A lo largo de este mes han sido 22 los países en los que se ha producido al menos un atentado de dicha etiología. Estos Estados son: Afganistán, Irak, Siria, Tailandia, Burkina Faso, Somalia, Pakistán, Yemen, Mali, Níger, India, Arabia Saudí, Filipinas, Egipto, Túnez, Bangladesh, Nigeria, Camerún, Francia, Reino Unido, Indonesia y Rusia.

Desde que se puso en marcha el Observatorio de Atentados Yihadistas, en los casos de estudio documentados mensualmente, como era de esperar, siempre han aparecido países como Irak, Siria, Afganistán, Pakistán, Yemen, Nigeria, Somalia o Mali. Estos ocho ejemplos son los que mejor representan la realidad del terrorismo yihadista, una realidad que tiene a los países musulmanes y a su población como principales víctimas de su actividad. Los datos recabados por esta investigación a partir de los registros anteriores confirman que más del 90% de las víctimas provocadas por atentados de organizaciones yihadistas son musulmanes. Mientras, la sensación que se tiene en Europa respecto a esta realidad se representa de una forma distorsionada e interesada en ocasiones por motivaciones políticas y mensajes de los partidos de extrema derecha, los cuales ven con buenos ojos la sobredimensión que se le da a este fenómeno en Occidente con el propósito de defender su ideario abanderado por la homofobia y el rechazo de la población musulmana, instrumentalizando la relación entre inmigración y terrorismo islamista.

Es preciso que la sociedad occidental comprenda la realidad en la que convive, una realidad en la que el terrorismo de corte salafista está más presente que nunca a escala global y por ende afectará más que nunca a nuestros países. El gran inconveniente y peligro es cuando esta imagen no se asemeja a la realidad, especialmente en momentos posteriores como al reciente atentado de Londres, llegándose a pensar que Europa o Estados Unidos es el epicentro de la actividad yihadista y que su principal objetivo es acabar con la vida de la población occidental, cuando realmente no es así.

Para finalizar con el análisis se hará mención a los objetivos contra los que suelen recurrir los grupos terroristas al perpetrar sus acciones.

tabla5

La tabla superior refleja la dicotomía existente en lo concerniente a esta cuestión. No obstante, dicha dicotomía no debe ser entendida como tal, ya que estos grupos atacan indistintamente tanto a la población civil como a las fuerzas gubernamentales que intentan acabar con sus militantes y la amenaza que representan. Los distintos modus operandi empleados a la hora de cometer un atentado no tienen por qué ser diferentes dependiendo del objetivo. Las acciones suicidas cometidas tanto en mercados como en instalaciones militares o el uso de armas para atacar restaurantes y a un grupo de soldados por igual son ejemplos que evidencian el uso de estrategias similares contra distintos objetivos. Sin embargo, también es preciso comentar que en el caso de ataques contra blancos militares se ha comprobado que muchas de estas acciones requieren mayor elaboración, como son algunos de los atentados suicidas perpetrados por Daesh contras fuerzas gubernamentales en los que emplean vehículos prácticamente blindados para que no puedan ser frenados por los disparos y consigan llegar a cruzar las líneas enemigas para detonar los explosivos que llevan en el vehículo.

Conclusiones

Los 93 atentados registrados, los 22 países afectados y las más de mil víctimas provocadas por el terrorismo yihadista son la muestra empírica de un fenómeno que a día de hoy es más global que nunca gracias en parte a las nuevas tecnologías que han permitido la llegada de esta ideología a regiones donde anteriormente su presencia era minoritaria.

A pesar del evidente retroceso en términos militares que está sufriendo Daesh desde hace algo más de un año, su presencia seguirá siendo incuestionable siempre y cuando sigan dándose sucesos en los que distintos individuos radicalizados por su ideología continúen cometiendo acciones terroristas en nombre del yihadismo. No obstante, su menor protagonismo, coincidiendo con la reaparición de al Qaeda, ha provocado que distintos grupos comiencen a replantearse su vinculación a Daesh, que comienza a ser visto como una apuesta perdedora por muchos.

Mención aparte requiere la presencia de grupos salafistas entre el Magreb y el Sahel donde la cooperación entre entidades vinculadas tanto a al Qaeda como a Daesh es una realidad que no tiene en cuenta la rivalidad que existe en Oriente Medio. La unión entre estos grupos derivada de intereses comunes puede convertirse de cara al futuro en una de las grandes amenazas para la seguridad internacional, sin olvidar que el Magreb supone la puerta de entrada hacia Europa.

El yihadismo como ideología seguirá existiendo en los próximos tiempos indistintamente de las siglas que se conviertan en su principal referente. La cuestión es que se abrirá la posibilidad de erradicarlo en el momento en el que sea combatido firmemente por todos los países y no haya actores interesados que indirectamente hagan uso de los grupos que lo representan para perseguir sus objetivos o saquen beneficio de la inestabilidad que siempre garantizan.