Observatorio de atentados yihadistas de julio de 2020

Los ataques yihadistas en Cabo Delgado (Mozambique) están obligando al desplazamiento de decenas de miles de personas. Imagen: BBC News.

La preocupante dinámica ascendente en cuanto a la actividad terrorista de carácter yihadista a escala global continúa su escalada, y los datos de julio son una buena muestra de esta realidad. Durante este mes, se han cometido al menos 186 ataques en los que han perdido la vida un total de 770 personas.

Afganistán muestra un mes más la misma tendencia de aquello que se viene observando durante los últimos años con atentados diarios que se repiten sobre las fuerzas y cuerpos de seguridad. Como consecuencia de estos ataques, la mayoría de ellos obra de los grupos talibán, solo en julio han fallecido 292 agentes de policía y soldados afganos. Todo ello en un contexto en el que aparentemente se está buscando un acuerdo de paz entre la insurgencia talibán y el gobierno afgano para finalizar con décadas de violencia.

Para comprender la intensa actividad yihadista que se está desarrollando durante los últimos meses es fundamental desplazar la atención hacia la zona del Sahel, donde la inestabilidad y la inseguridad crecen a cada día que pasa. Tanto el Sahel Occidental como el entorno del Lago Chad se han convertido en dos áreas de importante presencia yihadista, ya que por un lado se encuentran grupos como JNIM o el Estado Islámico del Gran Sahara (EIGS) en Mali y Burkina Faso, mientras que Boko Haram y el Estado Islámico de África Occidental (ISWAP) tienen presencia en Nigeria, Níger, Chad y Camerún. Lo más preocupante en este sentido es que la capacidad de estos grupos continúa incrementándose, algo que les permite aspirar más allá de sus propias áreas de influencia y tratar de expandirse, lo que están consiguiendo con relativa facilidad. En el caso de JNIM y EIGS, su presencia en regiones fronterizas con países costeros como Benín o Costa de Marfil ya es una realidad, dándose incluso acciones terroristas sobre estos territorios. Por su parte, algo similar se observa en Nigeria, donde hasta fechas recientes la actividad terrorista se concentraba únicamente en el noreste del país. Sin embargo, este mismo mes se ha producido el primer ataque en el estado de Gombe, ubicado al sur de Borno, epicentro de actividad de Boko Haram e ISWAP. Al menos este mes se han producido en este estado 2 ataques en pequeños poblados en los que han fallecido cinco personas, siendo arrasadas estas aldeas al paso de los terroristas, quienes saquean todo tipo de recursos que les sean útiles.

La situación del fenómeno yihadista actual es más preocupante que nunca, ya que hasta la fecha no había conseguido tener tanta difusión como en estos momentos, no solo a nivel ideológico y propagandístico, sino a partir de la propia expansión territorial que se observa a nivel mundial por parte de los grupos que actúan bajo el influjo del extremismo.  El continente africano es el mejor ejemplo de ello, ya que además de todo lo que se está comentando, existen otros grupos como al Shabaab en Somalia y Kenia o el Estado Islámico en África Central (ISCAP) con presencia en la República Democrática del Congo o Mozambique.  Precisamente, este último país presenta uno de los escenarios más alarmantes, ya que en apenas tres años, la proliferación que ha tenido el yihadismo de la mano de la insurgencia local y la influencia que ha ejercido sobre ella Daesh ha permitido que el grupo autóctono Ansar al Sunna sea capaz de hacerse con el control de importantes regiones de la provincia norteña de Cabo Delgado, obligando a una importante parte de la población a huir y desplazarse hacia otros territorios que les garanticen tener mayor seguridad.

Por otra parte, el sur y el sudeste asiático se presentan como los mejores ejemplos para explicar cómo la influencia de Daesh ha sido absorbida por los distintos grupos locales que conforman el panorama regional, lo que ha permitido que estos incrementen exponencialmente su capacidad durante los últimos años, como quedó de manifiesto con la toma de la ciudad de Marawi en el año 2017. Si bien finalmente la pérdida de esta ciudad ha supuesto un importante retroceso para grupos como Abu Sayyaf o el Maute Group, los atentados, especialmente en Filipinas, continúan dándose de forma más o menos reiterada. También es importante destacar que este mes se ha vuelto a producir, después de más de un año, un ataque sobre Bangladés, el cual ocurrió tras estallar un artefacto en una comisaría de la capital Dacca, siendo reivindicada la acción por Daesh.

En el mes de julio dieciocho ha sido los países que han sido escenario de al menos un atentado de inspiración yihadista, siendo estos: Afganistán, Siria, Irak, Pakistán, India, Bangladés, Filipinas, Egipto, Mali, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Camerún, Chad, Somalia, Kenia, República Democrática del Congo y Mozambique.

2.Metodología

La metodología de la presente investigación tiene como base la búsqueda y el análisis de fuentes abiertas, siendo éstas esencialmente noticias de prensa nacionales e internacionales, informes de instituciones gubernamentales, ONG’s que trabajan sobre el terreno y comunicados emitidos por los propios grupos terroristas (teniendo en cuenta que la información de éstos no siempre es fiable y siendo contrastada previamente). Dichas fuentes son accesibles al lector y pueden ser consultadas a través del enlace adjuntado en los resúmenes que acompañan a los datos extraídos en cada uno de los casos de estudio registrados. No obstante, existen algunas excepciones en las que se ha decidido no añadir el enlace por motivos de sensibilización y respeto a las víctimas, al tratarse de imágenes que no se considera necesario mostrar.

En la sección que hace referencia a la autoría de los atentados, en determinados casos se puede leer “sin confirmar” junto al nombre de la organización terrorista. Esto sucederá en todos aquellos casos donde ningún medio oficial vinculado a la organización autora haya reivindicado dicho ataque. Pese a la falta de esta confirmación, existen vínculos, modus operandi y características comunes con otros antecedentes que pueden ayudar a determinar la autoría, aunque siempre exista el riesgo de equivocarse en el análisis de la información.

El objetivo último de este observatorio es intentar conocer los máximos casos posibles, sabiendo que resulta imposible plasmar todos ellos por la inaccesibilidad de medios o falta de información en determinadas regiones. Debido a esta razón, uno de los criterios que debe reunir un atentado para aparecer en esta investigación es que se produzca alguna víctima, dado el escaso (o nulo) eco mediático que tienen aquellos casos en los que por suerte no se producen muertes, excepto en el caso de países occidentales donde sí se incluyen los atentados también que no hayan provocado víctimas.  El objetivo último es que los datos representados mes a mes permitan mostrar la evolución del terrorismo yihadista a partir de la actividad de las distintas organizaciones que lo representan a escala global.

Finalmente, se recuerda, como todos los meses, los criterios establecidos a la hora de contabilizar los casos de estudio:

• Atentados que sean perpetrados por organizaciones yihadistas o
• Cometidos por individuos inspirados en su ideología.
• Donde al menos se produce una víctima, pudiendo ser el propio terrorista, excepto casos puntuales.
• Que estén documentados por fuentes abiertas contrastadas en medios u organizaciones nacionales o internacionales.

3.Tabla con casos de estudios documentados