Informe semestral de actividad yihadista en 2020

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INTRODUCCIÓN

La primera mitad del año 2020 ha estado marcada por el impacto global que ha tenido la pandemia causada por la Covid-19, algo que también ha influido en el progreso de las organizaciones terroristas de carácter yihadista. Si bien es cierto que la crisis sanitaria no ha provocado un giro drástico ni en el desarrollo de los acontecimientos ni en la evolución de estas agrupaciones, lo que sí puede verse es que las dinámicas que se venían observando se han acelerado, de forma exponencial en algunos de los casos. Ejemplo de ello puede verse en la llegada de grupos yihadistas a territorios donde hasta la fecha su presencia era testimonial o nula, viéndose favorecida por la concentración de los esfuerzos de tropas locales en contener la pandemia y por la puntual retirada hacia los acuartelamientos de soldados destinados a misiones internacionales con el fin de prevenir contagios. La dinamización de procesos de radicalización, especialmente en el contexto europeo, es otra de las consecuencias más visibles del confinamiento, al reflejarse todo ello en las acciones terroristas perpetradas por individuos que han actuado de forma autónoma en países como Francia o Reino Unido, así como en las operaciones policiales realizadas frente al terrorismo en nuestro país durante estos últimos cuatro meses.
A medida que nos adentramos en el nuevo paradigma iniciado con la derrota militar de Daesh, se observa cómo el movimiento yihadista global cada vez está más descentralizado, siendo una evidencia clara de ello la alqaedización del propio Estado Islámico. Si en 2019, por primera vez se documentó que más del 50% de la actividad de esta organización se había registrado fuera del espacio que había formado parte de su califato yihadista sirio-iraquí (Igualada, 2020), durante el primer semestre de 2020 esta tendencia descentralizadora se ha acentuado todavía más, al incrementarse el protagonismo y la capacidad de sus grupos afiliados y franquicias regionales, tales como el Estado Islámico del Gran Sahara (EIGS), el Estado islámico de África Occidental (ISWAP, por sus siglas en inglés) o el Estado Islámico de África Central (ISCAP), establecidas en distintas áreas geográficas. Asimismo, la llegada de la influencia de Daesh sobre movimientos insurgentes locales ha acabado por dar un impulso a los planteamientos más radicales, teniendo presencia actualmente la ideología del salafismo yihadista en países como la República Democrática del Congo o Mozambique, lugares que se han consolidado como escenarios de gran relevancia en cuanto al desarrollo del fenómeno yihadista en poco más de dos años, como se verá más tarde.

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