Actividad yihadista en el norte de África y el Sahel, enero 2025

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Casos de estudio Magreb y Sahel enero 2025

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Aumentan los ataques terroristas e índices de letalidad en el inicio de 2025. La región de África Occidental experimenta un total de 103 acciones mortales en las que, al menos, 517 personas habrían perdido la vida entre soldados, civiles y milicias de autodefensa. Estas cifras ascienden hasta las 247 y los 737 fallecidos si se tienen en cuenta acciones sin víctimas mortales y el cómputo de terroristas abatidos o víctimas en enfrentamientos entre grupos rivales.

 

Las claves del mes:

  • La actividad terrorista se recrudece en países como Burkina Faso, Nigeria y Benín. El área de lago Chad experimenta unas dinámicas de violencia con mayor crecimiento en comparación con el Sahel Occidental.
  • Un ataque de ISWAP contra agricultores y pescadores de la comunidad nigeriana de Dumba (Kukawa, Borno) se salda con 40 civiles fallecidos.
  • En Benín, 200 combatientes de JNIM habrían terminado con la vida de al menos 30 soldados en un ataque contra miembros de la Operación Mirador.

 

 

Análisis de las regiones de estudio

A continuación, se ofrece un análisis de la actividad de carácter yihadista en cada una de las zonas de estudio a lo largo del mes de enero de 2025.

 

Sahel Occidental

Burkina Faso experimentó un recrudecimiento de la violencia en su territorio con el comienzo del nuevo año. Mientras que cerró 2024 con 38 acciones terroristas de las que se derivaron 146 víctimas mortales, en enero de 2025 se perpetraron 53 atentados que dejaron un balance de 278 fallecidos.

El país se encuentra sumido en un escenario de violencia constante, dirigida especialmente contra militares, policía y milicias de protección. En este contexto destacan las acciones de JNIM entre el 6 y el 14 de enero, ejecutando varios atentados con explosivos improvisados en diversas localidades del departamento de Djigoue, en la provincia de Poni. Los ataques se registraron entre Laghan y Akweri, Kalembokora y Helintira, causando bajas humanas y materiales, con al menos tres muertos en cada uno de ellos (casos de estudio #36, #37 y #38 respectivamente).

En el periodo de análisis, se han producido al menos dos ataques de medio impacto y una acción de impacto alto. Las dos primeras corresponden a actividades de EI-Sahel y JNIM respectivamente. En la primera, militantes de EI-Sahel ejecutaron el 11 de enero una emboscada contra una patrulla en Yebelba (Dori, Seno), al norte del país, lo que acabó con la vida de 10 soldados, seis gendarmes y seis civiles. El grupo reivindicó la autoría y afirmó haber eliminado a 25 soldados y destruido cinco vehículos (caso de estudio #44).

La segunda corresponde a un asalto a manos de JNIM, previsiblemente a través de su rama local Ansaroul Islam, el 23 de enero contra un campamento militar y de VDP en Pama (Kompienga), dejando un balance de cinco milicianos y 18 civiles asesinados. También destruyeron numerosas infraestructuras e incendiaron viviendas (caso de estudio #89).

El atentado de alto impacto tuvo lugar el 22 de enero en Sebba (provincia de Yagha) contra un campamento militar, causando la muerte de 21 soldados y 12 civiles, además de más de una veintena de soldados heridos y 18 desaparecidos. Los combatientes de JNIM incendiaron una estación de combustible y vehículos del hospital, y aseguraron haber tomado el control del campamento, además de hacerse con material y armamento. La respuesta del ejército burkinés incluyó ataques aéreos con drones, que según fuentes locales causaron la muerte de unos 20 terroristas (caso de estudio #81).

En esta ocasión, también se ha producido un choque entre JNIM y EI-Sahel en su competición por áreas de influencia estratégicas. El 7 de enero, el primero atacó a miembros de este último cerca de la frontera con Níger, en la localidad de Higa (Tankougounadie, Yagha), acabando con la vida de dos de los combatientes y capturando a otro más.

Por su parte, Mali mejora sus dinámicas de violencia en el mes de enero. El país ha pasado de experimentar 26 acciones mortales en el último mes de 2024 a 18 ataques contabilizados para el primer mes de 2025. El volumen de víctimas también ha disminuido considerablemente, pasando de poco más de un centenar de fallecidos a 65 en enero.

JNIM ha intensificado su ofensiva contra fuerzas armadas y milicias de autodefensa. El 6 de enero, el grupo asaltó posiciones de las FAMa, la Gendarmería y las Aduanas en Nioro du Sahel (Kayes). El ataque causó importantes daños materiales y la muerte de un soldado (caso de estudio #16). Según fuentes de las FAMa, se logró repeler el ataque y se neutralizaron a 30 de los combatientes, incautando armas y munición. Sin embargo, JNIM afirmó haber tomado el control de tres de estas bases, destruido cinco vehículos militares y capturado dos vehículos, y aseguró haber perdido únicamente a un combatiente. También acusó al ejército maliense de haber matado a 30 civiles y no a combatientes, generando controversia sobre la veracidad de las cifras oficiales y la identidad de las víctimas. Fuentes mauritanas sobre el terreno sostienen que el ataque fue un duro golpe para las fuerzas de seguridad, que llegaron a perder mucho material e infraestructura militar tras el incidente.

Un par de días más tarde, otro ataque de JNIM tuvo lugar en un campamento militar en Diangassagou (Bandiagara, Mopti). Durante la incursión, los militantes tomaron el control del campamento, quemaron cuatro vehículos y acabaron con la vida de al menos 6 soldados, dejando también varias decenas de heridos (caso de estudio #30). Las FAMa afirmaron haber respondido con ataques aéreos, que dejaron un balance de 14 terroristas neutralizados y la captura de vehículos y equipo de guerra.

Los ataques de JNIM contra milicias también mantienen su intensidad. Uno de los más relevantes tuvo lugar el 12 de enero, cuando varias decenas de combatientes de Katiba Macina asaltaron posiciones de la milicia Dan Na Ambassagou en Kassa Simdé, cerca de Berdossou (Mopti). La respuesta de los milicianos fue contundente, logrando neutralizar a cerca de 30 de los combatientes y dejando 23 cuerpos abandonados en la retirada enemiga. Se incautaron armas pesadas, fusiles de asalto y equipos de comunicación. También se registraron heridos entre los combatientes dozos aliados de Dan Na Ambassagou.

 

 

En esta ocasión, Níger ha visto mejorar sustancialmente sus dinámicas de violencia en África Occidental reduciendo su volumen de ataques a tres acciones que han causado un total de seis víctimas mortales. El país no experimentaba esta relajación en la actividad terrorista desde al menos septiembre de 2021, y aún entonces el balance de víctimas fue de poco más del doble (13) que el experimentado en esta ocasión.

El ataque más mortal habría tenido lugar el 7 de enero, cuando miembros de Lakurawa (afiliados a EI-Sahel) y soldados nigerinos se enfrentaron en el área de Tafouka, Bazaga (Birni N’Konni, Tahoua), a pocos kilómetros de la frontera con Nigeria. El balance final habría sido de cuatro soldados fallecidos (caso de estudio #24). Al parecer, los terroristas estaban reunidos en la zona para planificar su ofensiva y, tras su encuentro, se dispersaron en pequeños grupos. Uno de ellos interceptó a un civil que presenció su actividad en la zona, por lo que fue ejecutado en el acto. Como respuesta, las fuerzas de seguridad enviaron un vehículo de reconocimiento con seis soldados y, tras la emboscada, parte del destacamento tuvo que retirarse hacia la ciudad de Konni. Este ataque tuvo un impacto significativo en la seguridad de la región, interrumpiendo el tráfico en la carretera nacional RN1, una vía clave para el comercio transfronterizo. Por razones de seguridad, numerosos vehículos, autobuses y camiones tuvieron que regresar a Konni.

El grupo Lakurawa se está expandiendo considerablemente en la zona noroeste de Nigeria, especialmente alrededor de Sokoto, lo que está poniendo en grave aprieto al espacio fronterizo que comparten Nigeria y Níger. Tanto es así que el 23 de enero, el gobierno de Nigeria declaró oficialmente al grupo Lakurawa como organización terrorista.

 

Lago Chad

Precisamente Nigeria se encuentra experimentando un fuerte empeoramiento de sus dinámicas de violencia. Mientras que su vecino Níger ha reducido casi un tercio su volumen de actividad terrorista, Nigeria ha pasado de 7 ataques en diciembre a 17 acciones durante el mes de enero. El peor balance se lo llevan los índices de letalidad registrados, ya que han aumentado de 11 víctimas en diciembre 2024 hasta 118 durante el primer mes del año.

Casi la mitad de las víctimas provienen de un solo ataque ocurrido el 12 de enero, cuando combatientes de ISWAP asaltaron la comunidad de Dumba, cercana a Baga (Kukawa, Borno), y acabaron con la vida de al menos 40 pescadores y agricultores (caso de estudio #50). Las víctimas practicaban la agricultura de riego en la estación seca tras haber firmado un acuerdo de protección con una facción de ISWAP. Sin embargo, otra facción del mismo grupo habría irrumpido en la zona y los habría ejecutado. Miembros de Boko Haram, pertenecientes a la facción Buduma y estacionados en Ladi Dumba, escucharon los disparos e intervinieron, lo que obligó a los atacantes a huir para evitar un enfrentamiento. Al parecer, Boko Haram se habría posicionado como protector de los lugareños, brindando asistencia humanitaria, evacuando a los heridos a aldeas cercanas como Mangari para su posterior traslado a Baga y permitiendo la recuperación de los cuerpos en áreas bajo su control, como Tudun Kwata Yobe y Tudun Kanta.

Sin embargo, poco duró la inactividad de Boko Haram por el duelo de los fallecidos. Un par de días después, las tropas nigerianas se enfrentaron a combatientes de Boko Haram después de que estos emboscaran a los soldados cuando regresaban de Dumba, donde habían estado prestando apoyo en los funerales de los 40 civiles asesinados por ISWAP. En el enfrentamiento, las tropas abatieron a varios combatientes, pero perdieron a nueve soldados, con un balance total de 29 muertes, incluidas las bajas del ejército (caso de estudio #58).

La segunda mitad de mes en Nigeria se ha caracterizado por los enfrentamientos entre ISWAP y Boko Haram, tónica habitual desarrollada durante 2024. En esta ocasión, destaca el ataque de ISWAP contra combatientes de Boko Haram en Lumburam (Mobbar, Borno) y Kachalla Kellori el 20 de enero. El enfrentamiento se debió a disputas por el control territorial y las rutas de contrabando desde Geidam, Diffa (Níger) hasta el área de lago Chad. Boko Haram se retiró tras sufrir bajas considerables, con 10 muertes registradas.

Un día más tarde, el ataque lo protagonizaba Boko Haram contra combatientes de ISWAP en la aldea de Maleri Zoriaya, a escasos dos kilómetros de la zona de ataque del día anterior. Cabe destacar que el mismo día, un IED explotó en la ciudad de Kawuri (Konduga, Borno), matando al vicepresidente de la fuerza de apoyo nigeriana Civilian Joint Task Force (CJTF).

Tras el ataque contra la comunidad de Dumba, la segunda acción de mayor impacto en el teatro nigeriano tuvo lugar el 24 de enero, también a manos de ISWAP, en una serie de ataques coordinados contra el ejército en el Triángulo de Timbuktu, cerca de Chiralia (Damboa, Borno) en represalia por las bajas sufridas los días anteriores. La emboscada contó con granadas propulsadas por cohetes, drones y vehículos suicidas con explosivos. Entre 22 y 27 soldados murieron, incluido su comandante, junto con 6 miembros del contingente de la CJTF (caso de estudio #94).

Camerún ha aumentado ligeramente su actividad violenta en términos comparativos, pasando de cinco acciones en diciembre de 2024 a ocho ataques que se han cobrado la vida de al menos 10 personas. La práctica totalidad de actividad terrorista en el país es repelida de manera efectiva por los cuerpos y fuerzas de seguridad nacionales y regionales. En esta ocasión, el único ataque que ha causado más de una víctima mortal ha tenido lugar en la localidad de Ngouma (Makary, Logone-et-Chari, Extreme-Nord) a manos de ISWAP el 13 de enero contra las fuerzas camerunesas y de la MNJTF, causando la muerte de tres de los soldados y seis combatientes (caso de estudio #53).

En el caso de Chad, la actividad terrorista continúa siendo escasa, como así lo demuestran los pocos ataques registrados en el país desde finales de 2022. En enero, se ha registrado un único incidente ocurrido el día 5 en la isla de Ngouboua, en la región de lago Chad. Según fuentes militares, la ofensiva comenzó alrededor de las 23:00 y fue ejecutada por combatientes de Boko Haram provenientes de Nigeria. Tras dos horas de enfrentamientos, el ejército chadiano logró repeler el ataque, neutralizando a 10 de los terroristas y perdiendo a tres soldados chadianos.

De Togo destaca un único ataque perpetrado por JNIM contra una multitud reunida para un funeral en Tchimouri (Tone, Savanes), a pesar de la orden de las autoridades de evacuar la zona antes del anochecer. Tres civiles fueron asesinados a tiros y seis resultaron heridos (caso de estudio #70). La zona se encuentra bajo un estado de emergencia decretado por las autoridades desde hace tres años y cuenta con un campamento militar en las inmediaciones para proteger a la población, incluidos desplazados de Blamonga, Kpembole y Dielo Telega.

Al contrario que en el caso de Togo, la actividad terrorista en Benín es preocupante. Si bien solo se han registrado tres ataques de JNIM en el país durante enero, dos de ellos con víctimas mortales, las capacidades de la Katiba Abu Muslim, operativa en el este de Burkina Faso y activa en Benín, ha protagonizado un nuevo ataque de gran letalidad que se ha saldado con la vida de al menos 60 personas, entre combatientes y militares. En la noche del 8 de enero de 2025, al menos 200 de sus miembros atacaron una de las bases militares mejores equipadas del país, ubicada en Point Triple (comuna de Karimama, Alibori). Esta acción, considerada la más mortífera por parte de JNIM contra las fuerzas de seguridad beninesas desde que se tienen registros, dejó entre 34 y 36 soldados muertos, todos ellos miembros de la Operación Mirador, la iniciativa militar destinada a combatir la insurgencia en el norte del país. El ejército lanzó una operación de contraataque por aire y tierra, eliminando a 40 de los combatientes. Si bien constituye un éxito antiterrorista, la magnitud del ataque generó fuertes repercusiones y exigencia de responsabilidades en la política interna de Benín los días posteriores.

 

 

Norte de África

No se ha registrado ningún ataque yihadista en el norte de África.

 

Perspectiva regional

El repliegue de las tropas francesas sigue marcando las dinámicas políticas en el inicio de año en África Occidental. En Chad, su retirada se completó el 30 de enero con la salida de los últimos soldados de la base en Yamena, poniendo fin a la presencia militar gala en el país. El presidente de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, anunció también la reducción de un tercio de la fuerza francesa asentada en la base de Port-Bouët, dejando a un centenar de efectivos dedicados a misiones de formación. Este repliegue confirma la tendencia observada en 2024, en la que la influencia militar de Francia se ha ido debilitando regionalmente, país a país. Las fricciones con el país galo no acaban aquí. Un punto de tensión clave en enero fue la polémica declaración de Emmanuel Macron, quien calificó de “ingratos” a los líderes africanos por el rechazo a la presencia militar francesa. La respuesta no tardó en llegar: el presidente de Burkina Faso, Ibrahim Traoré, consideró sus palabras una “ofensa para toda África” y reiteró su llamamiento a poner fin a los acuerdos de defensa con París.

En esta línea ha ido trabajando la Alianza de Estados del Sahel (AES), que formalizó su salida de la CEDEAO el 29 de enero y reafirmó su voluntad de autonomía en materia de seguridad y defensa. Como parte de esta estrategia, Níger anunció el despliegue de una fuerza conjunta de 5.000 soldados para combatir el terrorismo en el vecindario regional, una medida que refleja el giro hacia una cooperación militar interna en detrimento de los pactos y aliados tradicionales.

Además de la política regional, uno de los acontecimientos más monitorizados durante enero lo protagonizó el secuestro de extranjeros. El 12 de enero, una ciudadana austríaca de 73 años fue raptada en Agadez, Níger, y sigue todavía hoy en manos de EI-Sahel tras ser vendida por el grupo criminal que la secuestró en un inicio. Tres días después, un español fue raptado en Tamanrasset (Argelia) por cinco hombres armados, aunque liberado pocos días después gracias a la ayuda local, sin llegar a caer en la red de EI-Sahel tal y como estaba previsto en las negociaciones con sus captores. También cabe mencionar el rapto de dos trabajadores chinos de la empresa China National Petroleum Corporation (CNPC) en Agadem por hombres armados sin afiliación, aunque existen dudas de que la rama de Estado Islámico operativa en la zona de Diffa, ISWAP, sea quien los tenga retenidos en la actualidad. La necesidad financiera de Estado Islámico en el Sahel está fomentando su interés en hacerse con los rehenes, lo que convierte a la organización en uno de los principales clientes de los grupos criminales que explotan el negocio de los secuestros como método de financiación. En claro contraste, JNIM ha negado su participación en cualquiera de los secuestros que hayan tenido lugar recientemente, buscando proyectarse como un grupo con ambiciones políticas alejado de antiguas prácticas más propias del terrorismo y/o el crimen organizado.

Otro acontecimiento relevante en enero tuvo lugar en Chad con el ataque al Palacio Presidencial el 8 de enero. Inicialmente, medios locales y autoridades informaron que se trataba de una incursión terrorista de Boko Haram, aunque con el paso de las horas, la versión oficial comenzó a cambiar. Según fuentes gubernamentales, un grupo de 24 individuos, armados con machetes y cuchillos, simuló una avería en su vehículo cerca del palacio antes de asaltar a los guardias, logrando asesinar a dos de ellos. En respuesta, la guardia presidencial abrió fuego, abatiendo a 18 de los atacantes y capturando a otros seis. El ministro de Asuntos Exteriores, Abderaman Koulamallah, descartó posteriormente que se tratara de un atentado terrorista y sugirió que los agresores actuaban bajo los efectos de las drogas y el alcohol, insinuando una posible relación con dinámicas internas del país. Esta versión contrasta con la respuesta inicial de las fuerzas de seguridad, que actuaron con extrema contundencia, lo que se ha interpretado como una reacción desproporcionada por el temor a un golpe de Estado.

Finalmente, algo a seguir de cerca es el llamamiento a la yihad en Sudán publicado en al-Naba, instando a “aprovechar la guerra entre los dos infieles, Burhan y Hemedti, para implantar una base para una yihad de larga duración”. Se trata de un llamamiento inédito en Estado Islámico, presente en el país desde hace una década, preocupante especialmente por la posibilidad -o al menos voluntad- de expansión de la amenaza terrorista a escenarios de conflicto más amplios.