Formas de radicalización y reclutamiento yihadista en Occidente

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David Martí

 

Las prisiones se han convertido en uno de los focos de radicalización más importantes en los últimos años. Imagen: Institute for Global Change

 

Radicalización y reclutamiento yihadista de menores

La mayoría de las personas predispuestas al radicalismo y a la actividad yihadista en España comenzaron con edades muy tempranas, oscilando entre los 16 y 25 años. Aunque la mayoría de los radicalizados son hombres jóvenes, en los últimos años las mujeres están adquiriendo más protagonismo en el entorno yihadista.

En cuanto a los orígenes de los radicalizados, muchos son nacidos en Occidente con ascendencia islámica. Suelen ser de segunda o incluso de tercera generación, aunque se pueden dar casos atípicos como los conversos o inmigrantes de primera generación[1].

Aunque la media de edad se encuentre entre los 16 y 25 años, los menores han sido desde un principio un objetivo estratégico para el yihadismo global, ya incluso desde la aparición de al-Qaeda. Así pues, desde el surgimiento del califato yihadista en junio de 2014, Daesh promueve el alistamiento de los “niños soldado” gracias a fuentes coránicas donde relatan la principal ayuda de dos quinceañeros en la primera victoria de Mahoma.

Son múltiples los factores determinantes que dan lugar a la movilización yihadista de menores. Los primeros son los vínculos sociales previos que actúan como agentes de adoctrinamiento, y estas relaciones son efectivas puesto que el menor se siente vulnerable debido a la presión grupal ejercida por su entorno. El segundo factor es el conocimiento previo que tiene el captador acerca del menor y el tercero es la edad del menor que se pretende radicalizar. Por lo tanto, estos tres factores dan lugar a fórmulas que son:

 

Fórmula intrafamiliar

El primer lugar de socialización del menor es la familia. Aquí se tiene lugar la política básica, donde se trasmiten las normas y valores sociales, siendo así, un lugar favorable para adoptar determinadas ideologías y comportamientos.

En España se han utilizado dos mecánicas en la formula intrafamiliar. La primera radica en exponer al menor propaganda yihadista con el objetivo de incentivar sentimientos positivos hacia esta ideología y desensibilizarlo de la violencia, mientras que la segunda es enseñar vocabulario, normalizar e imitar conductas provenientes de estas organizaciones.

Conforme pasa el tiempo y el menor crece, este se desarrolla cognitivamente y comienza a comprender las políticas básicas, por lo que el proceso de radicalización puede resultar más dificultoso. Es por este motivo que se mantiene esa exposición de propaganda audiovisual, pero se comienza a introducir orientaciones relacionadas con lealtades sectarias. Y como el menor comienza a incorporarse en otros grupos sociales como la escuela y amistades, se vigila su entorno para evitar influencias externas.

No es atípico que los progenitores controlen su educación imponiéndoles un estilo educativo autoritario, exigiendo obediencia e interfiriendo por ejemplo en los libros que leen, sustituyéndolos por otros, prohibiéndoles escuchar música, mandando a los hijos a escuelas religiosas, etc. De esta forma, la familia se convierte en un refugio ideológico donde actividades cotidianas como ver películas, escuchar música o hacer fotografías no se realizan. Además, se aísla al menor del exterior de tal forma que encuentra a las influencias externas como una amenaza a su identidad islámica.

Los progenitores se ayudan de su autoridad para manipular a sus hijos cognitiva y emocionalmente con mensajes benévolos a la yihad y a actividades yihadistas.

 

Fórmula extrafamiliar en contexto inmediato

Una vez el menor alcanza la adolescencia, como hemos mencionado antes, su círculo social aumenta y queda expuesto a la influencia externa. El nexo familiar, sin perder su importancia, deja paso a una nueva adquisición de creencias y experiencias. Pero este círculo social puede situar al adolescente bajo la influencia de otras personas de su círculo cercano como agentes de radicalización.

Las parejas pueden instrumentalizar el vínculo sentimental con el objetivo de que la otra parte asuma los principios ideológicos del yihadismo global. Se influye en la vestimenta (a las mujeres se les influye para ponerse el velo), se les muestra vídeos propagandísticos, y se procura radicalizar el entorno como por ejemplo los hermanos o amigos de la pareja.

Por otro lado, las amistades también pueden actuar como agentes de radicalización facilitando el acercamiento a entornos favorables a la captación. Con las amistades entra en juego los sentimientos de pertenencia o reconocimiento social y estos son desencadenantes ya que el adolescente buscará aceptación por parte del grupo y un significado y valor de su propia existencia. Y cuando no son las amistades o las parejas, la labor de adoctrinación pueden realizarla adultos que conocen al menor. Por ejemplo, adultos que sean vecinos del menor, que pueden vivir en el mismo barrio, que se encuentren en centros culturales, etc.

Cuando dichos adultos no pertenecen al entorno cercano del menor, se utilizan ciertas tácticas para entablar un vínculo de confianza. Se servirán de ciertas carencias del adolescente que ayudarán a que se dé un acercamiento con el objetivo de construir una relación afectuosa e inofensiva. También este acercamiento se puede dar en lugares públicos y cuando el adolescente da pie a esa apertura cognitiva, se invita a este a determinados encuentros privados.

Como vemos, en la fórmula intrafamiliar se explota un entorno reservado y estable para adoctrinar de forma segura, en cambio, adoctrinar y radicalizar a personas externas implica mayor riesgo, sobre todo con los menores que están caracterizados por su inconsciencia e impresionabilidad.

 

Fórmula extrafamiliar en contexto no inmediato

Internet entra en acción prácticamente en todas las edades del menor, pero a partir de los 13 años el riesgo es mayor puesto que aumentan las posibilidades de entablar contacto con captadores. Hay mayor presencia de redes sociales, menor control parental, hay más posibilidad que se comparta información personal y mayor tendencia a entablar conversación con desconocidos en diversas plataformas audiovisuales, incluso en videojuegos.

Los agentes observan, por un lado, la información personal del menor y sus perfiles, entablando individualmente conversaciones para analizar como responden ante esto, y, por otro lado, se difunde materiales propagandísticos vigilando las reacciones de los seguidores y comunicarse con aquellos que muestran interés. En ocasiones son los propios menores atraídos los que se acercan y entablan la conexión por iniciativa propia. No obstante, cuando el adolescente no se adhiere al yihadismo, el reclutador busca elementos en su personalidad que favorezca ese fortalecimiento del vínculo y se aumenta el discurso radical.

Es común que cuando la relación online se intensifica, dé lugar a encuentros físicos entre el adolescente y el captador. De esta forma se consolida la relación, siempre y cuando la distancia geográfica no sea un problema. Y una vez se consolida y se estrecha, se acelera la intervención del menor en actividades yihadistas para afianzar su compromiso y entrega. Sin embargo, en algunos casos se puede llegar a aumentar la insistencia e intensidad de las comunicaciones e incluso llegar a la intimidación para lograr la participación del menor. La red Kibera realizó este método con el objetivo de convencer a determinadas mujeres a viajar a Siria como yihadistas.

De forma online se suele comenzar el contacto de forma inofensiva para obtener rápidamente una relación íntima con el menor, el cual piensa que controla la situación, pero no es consciente del proceso de captación y radicalización al que está siendo sometido[2].

 

Radicalización y reclutamiento en las mezquitas

En los años 90 los radicales residentes en Europa tenían el objetivo de hacerse con el control de las mezquitas para convertirlas en lugares seguros para radicalizar y recaudar fondos. A partir del atentado del 11-S se aumentó la presión policial y la tolerancia cero de muchos responsables de las mezquitas[3]. En la actualidad, en estos lugares de culto en Europa, los reclutadores se acercan a determinados sujetos – como hemos mencionado anteriormente – para invitarlos a encuentros más privados donde son radicalizados por yihadistas experimentados[4].

En España se encuentran mezquitas que son conocidas por predicar la interpretación más radical del islam. Una de ellas es la mezquita de Corella donde aparecieron inversores próximos al yihadismo con fondos procedentes de terceros países, en particular Kuwait. Una de esas asociaciones era Revival of Islamic Heritage Society, la cual figura en la lista de organizaciones asociadas a al-Qaeda desde 2002.

En Málaga, en 2014, se detuvo a Rafael, que adoptó el nombre de Mustafá Maya Amaya después de casarse con su mujer marroquí y asentarse en la ciudad andaluza. En 2001 ocupó ilegalmente una mezquita situada en la calle San Agustín donde se erigió como imam convirtiéndose en uno de los mayores captadores de Europa y enviando a un gran número de personas a Siria e Irak. Sus discursos se centraban mayoritariamente en recuperar Al-Ándalus, Ceuta y Melilla.

Por ejemplo, en el caso de los gemelos de Badalona en 2015 se puede observar cómo un imam marroquí de 25 años, que dirigía las mezquitas de Badalona y Santa Coloma de Gramanet durante el verano para predicar y recaudar fondos, radicalizó a los menores. La familia se caracterizaba por ser una familia humilde de cinco miembros donde un hermano estaba preso y otro falleció luchando con el grupo islamista radical Ahrar Al Sham. El imam se fijó en los dos gemelos, los cuales en aquella época tenían 14 años y admiraban al imam, viéndolo como un ejemplo a seguir. Éste se interesó por ellos ofreciéndoles la oportunidad de viajar a Tánger para estudiar el islam, convenciendo a la familia explicándoles que él estaría en todo momento con los menores. La madre, que pensó en un futuro mejor para sus hijos, aceptó.

Una vez en Marruecos, el imam a la semana los expulsó de su casa abocando a los gemelos a una madrasa donde conocerían a una persona que les reclutaría para viajar a Siria.

En 2017, en Reino Unido, se detuvo a Tarik Chadlioui, al cual se le conoce como uno de los clérigos salafistas más influyentes con frases como “El que muere en la yihad, Alá le perdona todos sus pecados”. Ha predicado en numerosos países, y en España concretamente en Mallorca. En nuestro territorio no tenía ninguna mezquita asignada, pero sí que participada en actos culturales.

Respecto a los atentados del 17 de agosto en Barcelona y Cambrils, el imán Abdelbaki Es Satty, conocido como “el imam de Ripoll”, radicalizó a los miembros de la célula, todos ellos adolescentes, hasta el punto de formar una célula que posteriormente acabaría materializando la acción terrorista.

En noviembre 2020 se detuvo a un imam en una mezquita ilegal en Guipúzcoa. Actualmente, en España, se encuentran numerosas mezquitas ilegales que se autocalifican como mezquitas o centros islámicos. Se sabe que, en Madrid, Comunidad Valenciana y en Cataluña hay decenas de estos centros religiosos ilegales que se suelen localizar en garajes, trastiendas, etc. Y para combatir este tipo de lugares de culto es necesario la colaboración ciudadana. Asimismo, en Getafe, el 5 de diciembre, se arrestó a un imán, de origen marroquí, profesor de una madrasa por su supuesta actividad pro Daesh. Ayudó a un terrorista de Daesh, quien volvía de Siria, a establecerse en nuestro país y, además, se le intervino varios archivos con manuales de capacitación militar. La policía constató que en internet realizaba labores de captación y adoctrinamiento a través de las redes sociales.

Por último, en Austria, el 6 de noviembre, se ordenó el cierre de dos mezquitas en Viena donde, según los servicios de inteligencia internos, se apunta a que estas dos mezquitas ayudaron a radicalizar al joven que atentó pocos días antes disparando en el centro de la capital del país. La mezquita situada en el barrio de Meidling se cerró para proteger la seguridad pública y por incumplir la actitud respetuosa hacia la sociedad y el Estado. La otra mezquita, que se sitúa en el barrio de Ottakring, se clausuró por favorecer la radicalización del autor y de otros islamistas conocidos por las fuerzas de seguridad. La ministra austriaca declaró que “son centros religiosos que atentan contra nuestros valores y no podemos permitirlo”[5].

 

Radicalización y reclutamiento en los centros penitenciarios

Las prisiones se han convertido en uno de los focos más importantes en cuanto a radicalización y reclutamiento puesto que es un entorno favorable para estos procesos. La constatación de la radicalización yihadista en las prisiones dio lugar a uno de los primeros casos de relevancia en España en la prisión salmantina de Topas en 2004. Allí se desmanteló una célula creada en la misma cárcel, dispersando a los internos que estaban relacionados con esta actividad yihadista y se aplicaron medidas estrictas en las comunicaciones para evitar posteriormente el adoctrinamiento de los demás presos[6].

Las cárceles se caracterizan por la diversidad humana que se encuentran en ellas, y las relaciones que se dan en su interior se refuerzan mucho más que en el exterior. El interior de las prisiones ofrece una excelente oportunidad para la obtención de futuros yihadistas donde se castiga la confidencia a los funcionarios o la falta de discreción. Además, también son participes las redes informales mediante las cuales se comunican entre internos o con internos de otros módulos o centros, enviando noticias, mensajes y cartas al exterior.

El victimismo entra en juego puesto que la yihad presenta a los yihadistas encarcelados como mártires. Se ayudan del victimismo y pueden manifestar que han sido encarcelados debido a la opresión y represión que ejerce Occidente sobre ellos y que les aboca a la delincuencia.

Otro factor en juego en el proceso de radicalización y reclutamiento son los grupos que se forman en el interior de los centros penitenciarios. El interno necesita de estos grupos para hacer más llevadera su estancia. Estos grupos se caracterizan por poseer intereses comunes tanto en drogas, tráfico de favores, falsificaciones e incluso la captación de futuros terroristas. Estos grupos pasan desapercibidos y están formados por subgrupos de dos o tres internos, y cada subgrupo realiza diferentes tareas llegando a construir una red que alcanza otros módulos, departamentos e incluso otras prisiones, tal y como ocurrió con la red destapada por la Operación Nova[7].

El hecho de la privación de la libertad y las características psicológicas del interno provoca consecuencias negativas a la salud mental de estos como desequilibrios emocionales, estados anímicos vulnerables y problemas físicos, llegando a tener episodios de crisis existenciales. Los reclutadores se aprovechan de las circunstancias personales de cada interno y los rodean con una falsa percepción de respeto y reconocimiento en el grupo, percibiendo así una falsa seguridad. Asimismo, dentro del grupo se le justifica moralmente las actuaciones que le han conducido a la prisión asimilando de esta manera los posibles cuestionamientos personales que pueda tener. Y, como hemos dicho anteriormente, el interno acepta el cómodo papel de víctima de un sistema político, económico y legal supuestamente injusto[8].

Por último, está el tiempo. Se debe de producir una serie de coincidencias para que el radicalizador y el radicalizado se encuentren al mismo tiempo. Debido a que los internos suelen cambiar con frecuencia de módulo o de prisión, la radicalización en la prisión debe ser dinámica. En este proceso se hace más hincapié en lo emocional que en lo racional. Los métodos para retomar el contacto y seguir el proceso de captación suelen ser pedir a un abogado o familiar el cambio de módulo o de centro alegando razones de arraigo familiar, o también pueden solicitar un programa de tratamiento que solo se ofrece en dicho módulo o centro penitenciario. Es decir, suelen aprovechar múltiples razones para continuar el proceso[9]. Por ejemplo, Karim Abdeselam, conocido como “Marquitos”, era líder de una célula yihadista en El Príncipe en 2013. Estaba cumpliendo condena en la cárcel de Palma cuando una investigación policial descubrió que intentaba radicalizar a otros internos. Pintó frases en la prisión como “No hay más dios que Alá” y las autoridades decidieron iniciar la investigación.  Asimismo, en 2018 la Guardia Civil descubrió a más de 30 yihadistas realizando proselitismo en diferentes cárceles de toda España, entre ellas la de Palma. En esta cárcel se hacía referencia a la célula que dirigía Karim y se manifestó que él era quien controlaba la red para captar voluntarios para posteriormente enviarlos a Siria. En la cárcel de “Marquitos” se encontraron cartas de adoctrinamiento y la utilización de prisioneros para fomentar el terrorismo.

En Europa hay una gran preocupación por el riesgo a la reincidencia de los internos. Los condenados durante los años 2012-2018 que habían reincidido en actividades yihadistas se dedicaron como emprendedores de células, grupos y redes destinadas a la radicalización. El hecho de que estuviesen anteriormente en entidades yihadistas sea dentro o fuera de España les proporcionaba un carisma útil para ser cabecillas de estas células yihadistas. Tal es el caso de Abderrahman Ahmed, conocido como el “talibán español”, que fue detenido en febrero de 2016 junto a los españoles Morad D.M. y Hamsa L.A. En 2001 fue entrenado en técnicas de combate en Afganistán y tras pasar por Guantánamo, fue extraditado a España. En Ceuta, en 2015 abrió una tienda conocida como “la del guantanamero” donde construyeron una célula destinada al adoctrinamiento yihadista y al enaltecimiento de Daesh y, ayudándose de su historial, se perfiló como líder intelectual e instruyó a los demás.

 

Radicalización y reclutamiento del ciberyihadismo

Aunque internet ha traído numerosos beneficios para la sociedad debido a su accesibilidad y a la evolución de las tecnologías de la información, también ha motivado la aparición de nuevas amenazas en cuanto a seguridad se refiere, como por ejemplo la propaganda yihadista.

Es un hecho que los terroristas usan cada vez más internet para radicalizar, reclutar y hacer llegar su mensaje a todos los rincones del mundo. Esta actividad está caracterizada por difundir amenazas o manuales acerca de la formación, cómo obtener armas, cómo fabricar bombas, cómo planear ataques terroristas, etc.

Hasta ahora ningún grupo terrorista había sido tan inteligente como Daesh a la hora de explotar el uso de las redes sociales para sus propios beneficios y, estas han jugado un papel importante en darles popularidad. El trabajo de los denominados “yihadistas de comunicación” es un grupo formado entre 500 y 2.000 simpatizantes, que publican mensajes las 24 horas del día en todas las plataformas. Las múltiples plataformas del Daesh son webs populares, foros, salas virtuales, YouTube, Facebook, Instagram, WhatsApp, Telegram, Twitter, etc. Estas redes son fundamentales para la captación de combatientes.

Existe lo que se conoce como “cibercalifato” para referirse a la red tejida por el Daesh en internet. Esta red se estructura profesionalmente y cada yihadista forma sus propias agencias de producciones multilingües y revistas digitales.  En Twitter y Telegram existen cuentas que son fáciles de identificar que se dedican a la formación militar o a publicar material yihadista, pero, en cambio, hay otras cuentas que son difíciles de localizar. Esto es porque no se utiliza las palabras clave como “yihad “o “ISIS”, sino que tratan pasar desapercibidos y se sirven de contenido teológico dirigido a los jóvenes que, como hemos mencionado al principio, se sienten tratados injustamente o de forma indiscriminada.

En Telegram hay diferentes grupos y cada uno tiene su especialización. Hay grupos dedicados a incitar a la violencia, otros tratan cuestiones teológicas para justificar la violencia y sus actos, otros se dedican a mostrar las injusticias que se realizan a los musulmanes en el mundo y hay otros tantos destinados a la formación militar, grupos que enseñan a elaborar bombas o incluso cómo realizar un atentado terrorista.

Se observa que es fácil encontrar propaganda tanto en Twitter como Facebook, sin embargo, puede ser más complejo llegar a entrar en los grupos de WhatsApp o Telegram. Daesh, en estos grupos, utiliza el sistema de escalera. En no pocos casos, una vez te introduces ellos puedes ver el contenido que existe, pero no comentarlos puesto que solo está disponible para los administradores. Posteriormente, para introducirse en los grupos de debate y captación o en los grupos para participar o ayudar de cualquier manera, se requiere una declaración de lealtad a Daesh y a su líder.

Esta propaganda se dirige a diversos destinatarios. Se puede dirigir a la audiencia local, residente en Oriente Medio, o a la audiencia internacional. A grandes rasgos, la propaganda destinada a la audiencia local se caracteriza por someter a la población a la autoridad de Daesh o al-Qaeda y la propaganda internacional se caracteriza por provocar atentados terroristas en los países occidentales. La propaganda internacional tiene como objetivo principal Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Alemania. Se caracteriza por dirigirse a los jóvenes franceses, alemanes o británicos, que provienen de países en guerra contra el islam. En el caso de España se intenta convencer de la recuperación de Al-Ándalus.

 

Conclusión

En primer lugar, la juventud, como hemos observado, es un segmento de la población particularmente vulnerable en los procesos de radicalización y captación. Por lo que es necesario tomar medidas para evitar dicho proceso.

Los sistemas educativos, tanto de España como de los demás países occidentales, se están enfrentando a nuevos desafíos que están relacionados con el rendimiento escolar, la falta de disciplina, desmotivación y problemas de integración religiosa y cultural. Los analistas establecen como principal desafío el de integrar adecuadamente a una gran diversidad de alumnos pertenecientes a culturas y religiones diversas.

El hecho de la densidad de población y el fracaso escolar alertan sobre contextos favorecedores para la radicalización de niños y jóvenes. Por ello es necesario políticas de apoyo, facilitando el arraigo y cohesión de estos grupos, evitándose así la marginación social y educativa. Para esta función se necesitará a formadores y educadores capacitados para transmitir valores de respeto hacia los derechos humanos.

En segundo lugar, en Europa, las mezquitas han sido uno de los focos de captación más importantes, pero con el aumento de la seguridad e inteligencia y la constante supervisión de éstos a los responsables religiosos, han inducido a los captadores potenciar otros métodos de radicalización. Por eso, lugares como locutorios, domicilios privados, gimnasios y otros centros sociales han sido cada vez más utilizados. También es uno de los motivos por los que internet se ha visto reforzado para favorecer la radicalización y esto se observa en la cantidad de propaganda detectada por los servicios de inteligencia distribuida por la red.

En tercer lugar, para la población que se encuentre en los centros penitenciarios de España, se efectuará un seguimiento y valoración de la actividad donde se cumpla condena de aquellos individuos que ingresen por actos vinculados con terrorismo. Esta medida se encuentra en el Plan Estratégico Nacional de Lucha contra la Radicalización Violenta. Este seguimiento se caracteriza por incidir rigurosamente en las relaciones que se dan en las prisiones, independientemente de que estos hayan sido condenados por terrorismo u otros delitos. Se observarán las comunicaciones y visitas con estas personas, la relación entre ellos y con terceros y se estudiará la actitud y comportamiento.

Por último, la Europol creó en el año 2015 la Unidad de Notificación de Contenidos de Internet (UNCI) con el objeto de identificar los contenidos terroristas y extremistas en línea y asesorar a los Estados miembros al respecto. Y en 2018, la Comisión propuso normas para atajar la difusión de contenido terrorista, y entre ellas se determina una medida encaminada a fijar un plazo de una hora para retirar contenidos en respuesta a una orden de retirada emitida por las autoridades nacionales competentes. Asimismo, el Ministerio del Interior, a través del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), ha creado la web “Stop-Radicalismos” donde se puede alertar de forma anónima cualquier indicio de radicalización o conducta extremista.

En cuanto a las redes sociales, no se debe colaborar difundiendo vídeos o imágenes, sobre todo en caso de atentados, por respeto a las víctimas, familiares y porque estamos beneficiando a los terroristas propagando el terror. No solo lo debe de hacer la ciudadanía sino también los medios de comunicación.

 

[1] Moreno Huerta, J. D. (2017). Análisis del nuevo delito de autoadoctrinamiento del artículo 575.2 del Código Penal incorporado con la Ley Orgánica 2/2015. Recuperado de Boletín Oficial del Estado.

[2] Vicente, Á. (2018). Fórmulas utilizadas para la radicalización y el reclutamiento yihadista de menores en España, Real Instituto Elcano.

[3] Jordán, J. (2009). El terrorismo yihadista en España: evolución después del 11-M, Real Instituto Elcano.

[4] Rubio Damián, F. (2018). Reclutamiento de extremistas islámicos en Europa y África, Cátedra Paz, Seguridad y Defensa

[5] La Vanguardia (2020). Gobierno austríaco cierra las dos mezquitas donde se radicalizó el terrorista.

[6] Alonso Pascual, R. (2009). El proceso de radicalización y reclutamiento: variables de influencia, Instituto Español de Estudios Estratégicos.

[7] M. Lázaro, J. (2008). El Supremo anula la mayoría de las penas por terrorismo de la Operación Nova, El País.

[8] Carou-García, S. (2019). Yihadismo y Derecho Penitenciario. La prevención del extremismo violento en prisión desde una perspectiva tratamental, Universidad de A Coruña.

[9] López Torrijos, R. (2014). Subcultura penitenciaria y radicalización yihadista en las prisiones españolas: Coincidencias discursivas, UNIR.