Accede al informe completo aquí
Resumen
Las dinámicas de la economía ilícita que rodean al negocio de la explotación humana han ido escalando posiciones entre actores criminales hasta alcanzar aquellos con una agenda política de naturaleza extremista, llevando a asociar la explotación de personas, muchas de ellas en situación de vulnerabilidad, bajo el espectro y dominio de la actividad terrorista. El producto de estos delitos ha terminado por contribuir directa e indirectamente a una parte de la agenda terrorista, perpetuando un ciclo permanente de explotación difícil de desmantelar.
Los grupos terroristas, como muchos otros actores armados no estatales, han mostrado un interés genuino por el mercado de la explotación humana debido a su capacidad multifunción y a su posible uso como táctica tanto operativa como financiera. Esto los ha llevado a instrumentalizar las actividades del crimen organizado como parte de su modus operandi. En consecuencia, e independientemente de los reveses militares o las pérdidas territoriales que puedan sufrir en algunos espacios, el terrorismo se ha convertido en uno de los actores más activos a la hora de cometer actos criminales de lo que se conoce como “la esclavitud moderna”, incluyendo delitos sexuales contra mujeres y niños, reclutamiento forzoso y actividades de intimidación y adoctrinamiento, entre otros.
El presente proyecto analiza los vínculos entre el terrorismo y el crimen organizado dedicado a la trata y el contrabando de personas. Basándonos en un análisis exhaustivo de información proveniente de fuentes abiertas, locales y organismos de seguridad pública, el estudio tiene el objetivo de concretar la relación existente de manera actualizada e identificar formas de combatir esta relación híbrida