Actividad yihadista en el Magreb y África Occidental, marzo 2025

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Casos de estudio Magreb y Sahel marzo 2025

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Aumento de las dinámicas terroristas en África Occidental durante marzo de 2025. Las 110 acciones violentas registradas, que han dejado un total de 566 víctimas mortales, suponen los datos más elevados de actividad y letalidad desde julio y agosto de 2024 respectivamente. La violencia aumenta en todos los países de estudio salvo en el caso de Burkina Faso, que disminuye (44), y Chad, donde se mantiene (1). El Golfo de Guinea no registra ningún ataque.

 

Las claves del mes:

  • La actividad terrorista aumenta en Mali, Camerún, Níger y Nigeria, mientras Burkina Faso desciende en sus dinámicas de violencia y Chad se mantiene
  • El Golfo de Guinea no registra ninguna acción terrorista de la que se hayan derivado una o más víctimas mortales durante el periodo de análisis
  • Un ataque de JNIM en la localidad burkinesa de Diapaga (Tapoa, región Este) deja más de 60 fallecidos entre soldados y fuerzas auxiliares

 

 

Análisis de las regiones de estudio

A continuación, se ofrece un análisis de la actividad de carácter yihadista en cada una de las zonas de estudio a lo largo del mes de marzo de 2025.

 

Sahel Occidental

Durante el periodo de análisis, Burkina Faso ha sido escenario de una intensa actividad antiterrorista, con al menos 37 operaciones relacionadas con la lucha contra el extremismo violento principalmente protagonizado por JNIM. Las Fuerzas de Defensa y Seguridad (FDS), junto con los VDPs, llevaron a cabo numerosas ofensivas en diversos puntos del país, especialmente alrededor de las regiones norte, este y oeste, cosechando un éxito considerable en buena parte de ellas.

Una de las más críticas tuvo lugar entre el 9 y el 11 de marzo en el poblado de Bena (Solenzo, Banwa), en el contexto de un ataque de JNIM a combatientes voluntarios. La respuesta militar conjunta entre soldados y VDP no solo logró repeler el ataque, sino también ejecutar una operación de gran escala que trajo como resultado la muerte de cerca de 100 militantes y la liberación de cientos de familias previamente retenidas por los insurgentes. Además del éxito táctico para las fuerzas gubernamentales, esta contraofensiva se ha llegado a considerar un símbolo de victoria para la narrativa oficial, a pesar de la controversia generada por la difusión de imágenes violentas en redes sociales.

Otra operación militar de especial relevancia tuvo lugar el 13 de marzo bajo el nombre de “Gnambweogo” en el área de Thiou (Yatenga). En esta ocasión, la fuerza aérea intervino y realizó varios ataques aéreos contra combatientes de JNIM, abatiendo a varios de ellos e incautando y destruyendo una gran cantidad de equipamiento.

A pesar del éxito en buena parte de las operaciones de seguridad, los militares han seguido constituyendo el principal objetivo de JNIM durante el periodo de análisis. La peor ofensiva ocurrió el 28 de marzo en Diapaga, provincia de Tapoa, al este del país. Más de 200 combatientes de la katiba Hanifa, fuertemente armados y desplazándose en motos, lanzaron un ataque coordinado contra el campamento militar del BIR27 – recién creado por decreto el 2 de enero de 2025 – y contra la misma ciudad, que no tardaron en tomar. La infraestructura militar, aún en proceso de consolidación y sin equipamiento completo, fue rápidamente superada por la violencia de los militantes, desembocando en un trágico desenlace con más de 60 fallecidos entre FDS y VDP, incluyendo al comandante del destacamento, el Capitán Sayouba Yannick Sawadogo. Decenas de soldados fueron heridos de gravedad, y muchos civiles fueron ejecutados en la ciudad por los atacantes (caso de estudio #107). Incluso se habla de un balance final de víctimas de más de 90 personas.

Además del elevado coste humano, los militantes prendieron fuego a la localidad, redujeron a cenizas a varios comercios y saquearon y destruyeron instalaciones clave, entre ellas la planta algodonera de SOCOMA y la prisión local. Varios vehículos blindados ligeros fueron robados y una parte del arsenal del campamento capturado. La escena fue difundida posteriormente por los propios terroristas en redes sociales, generando una crisis de credibilidad para las autoridades, especialmente tras la supuesta operación de desinformación protagonizada por la cadena estatal RTB y el Ministerio de Defensa, que calificaron el ataque como “Fake News”, lo cual fue ampliamente criticado por su potencial para minar la confianza ciudadana.

En Mali, el escenario de seguridad tampoco atraviesa un buen momento. Los 27 atentados terroristas, responsables de un total de 141 víctimas militares y civiles, ha vuelto a poner de manifiesto la elevada presencia del terrorismo en todo el país, especialmente a manos de JNIM. Su capacidad operativa se mantuvo activa tanto en las zonas rurales como en regiones clave del centro y norte del país.

El ataque más letal del periodo de análisis tuvo lugar el 27 de marzo entre Diafarabé y Nouh-Bozo (en las proximidades de Djenné, región de Mopti), cuando combatientes de JNIM emboscaron una patrulla conjunta de las FAMa y milicianos Dozo. En el asalto murieron al menos 41 personas – 11 soldados, incluido su comandante, y 30 milicianos –, mientras que otras seis resultaron heridas (caso de estudio #104). JNIM se atribuyó esta acción, publicando imágenes de armas capturadas, munición, vehículos destruidos y varios cuerpos sin vida.

Las acciones continuadas de JNIM durante todo el mes propiciaron la respuesta de las FAMa a través de ataques aéreos. El 19 de marzo, llevaron a cabo un bombardeo sobre un depósito de combustible perteneciente presuntamente a JNIM en Sanfatou (Gourma-Rharous, Tombuctú). Según el ejército, se destruyeron unos 100 bidones de combustible, dos vehículos y un camión. Sin embargo, varias fuentes locales indicaron que las víctimas fueron en realidad civiles que trabajaban descargando los bidones, y cuyo ataque de las FAMa habría dejado 12 víctimas mortales y motocicletas calcinadas.

Otra operación aérea de gran relevancia tuvo lugar el 29 de marzo en la región de Gao, particularmente en Fitili y Hourara (Ansongo), donde las fuerzas militares bombardearon a presuntos combatientes del EI-Sahel. En Fitili se destruyó un vehículo del grupo, mientras que en Hourara se neutralizaron al menos a tres de sus militantes, además de destruir una decena de motos y varios objetivos logísticos.

Uno de los factores más críticos en este análisis es la publicación de JNIM por primera vez de ciertas imágenes de un campamento en la región de Sikasso, al sur del país. Aunque su presencia ya era conocida por los servicios de información, la publicación refuerza la intención del grupo en demostrar su consolidación y estructura en dominios cada vez más amplios. Según fuentes locales, los combatientes en la región de Sikasso provendrían de grupos étnicos como los Bambara, Malinké y Bobo, lo que sugiere además una expansión transfronteriza, ya que parte de estas comunidades habitan tanto en Mali como en Burkina Faso. En las imágenes también se deja ver un dron sobrevolando el campamento, lo que añade además el componente tecnológico a los avances tácticos de la organización.

 

 

Níger ha aumentado ligeramente sus dinámicas de violencia (12) con respecto al análisis anterior (11), especialmente por las acciones de EI-Sahel. Sin embargo, ha reducido drásticamente el balance de víctimas mortales (85) a consecuencia de estos ataques si se compara con el mismo periodo de tiempo (106).

Como en el caso burkinés, la actividad antiterrorista ha sido intensa en el caso nigerino. Una de las operaciones de mayor envergadura fue la llevada a cabo el 15 de marzo por las Fuerzas Armadas en el marco de la operación Niya, junto con el apoyo aéreo de las fuerzas burkinesas. Esta intervención tuvo como objetivo neutralizar un sitio de minería artesanal en Kiral (Tillabéri), conocido por estar bajo control del EI-Sahel y servir como fuente clave de financiación para sus actividades. Según informes oficiales, la operación consiguió abatir al menos 45 de sus combatientes, a pesar de que solo 10 de ellos han sido verificados, e incautar importantes recursos logísticos, incluyendo RPG-7, AK-47, munición, radios y 15 motos. Sin embargo, el coste fue elevado: nueve soldados nigerinos perdieron la vida en el transcurso de la operación y otros siete resultaron heridos. Alrededor de 40 militantes del grupo fueron arrestados, incluyendo a aquellos encargados de custodiar el sitio.

Tan solo seis días después, el 21 de marzo, se registró uno de los ataques más letales contra civiles en lo que va del año. Durante la oración del viernes y en pleno Ramadán, militantes de EI-Sahel atacaron la mezquita del pueblo de Fambita (Téra, Tillabéri), acabando con la vida de al menos 44 civiles e hiriendo a 13 más, cuatro de ellos de gravedad (caso de estudio #80). Tras la masacre, incendiaron el mercado local y varias viviendas antes de replegarse. El gobierno nigerino decretó un duelo nacional de 72 horas y condenó enérgicamente el atentado, calificándolo como un acto que no guarda relación con ningún ideal religioso.

 

Lago Chad

Nigeria triplica sus dinámicas de violencia (15) y aumenta considerablemente sus índices de letalidad (56) con respecto al análisis anterior (13). La virulencia de ISWAP, Boko Haram y ahora también EI-Sahel – a través de su rama local Lakurawa – ha provocado una intensa respuesta de las fuerzas de seguridad, consolidando una de las mayores posturas ofensivas en la lucha contra el terrorismo en su vecindario regional.

Precisamente la lucha contra EI-Sahel resulta esencial en la incorporación de un nuevo foco de amenazas a la seguridad de Nigeria en su flanco noroeste. El 6 de marzo, fuerzas nigerianas eliminaron a “Maigemu”, uno de sus principales líderes, en el área de Arewa (Kebbi). La represalia llegó el 9 de marzo, cuando los yihadistas atacaron ocho aldeas, dejando al menos 13 víctimas mortales, todos ellos civiles. Entre el 6 y el 19 de marzo, miembros de este grupo fueron abatidos por tropas y cazadores locales en Kuncin Baba, Fana y Rubin Bisa, con la incautación de armamento y la fuga de algunos militantes heridos.

En términos generales, se han registrado al menos 22 operaciones antiterroristas, ocurridas en su mayoría en el estado de Borno, que dejaron un balance de cerca de 150 combatientes eliminados, incluyendo miembros de Boko Haram, ISWAP y EI-Sahel. La excepción geográfica de estas operaciones tuvo lugar en Buni Gari (Gujba, estado de Yobe). Cabe destacar la ofensiva del 5 de marzo, en la que el ejército abatió en el bosque de Sambisa al principal fabricante de explosivos de Boko Haram junto a otros ocho combatientes.

El ataque terrorista más violento registrado en el caso de Nigeria tuvo lugar a finales de mes, concretamente el 24 de marzo, a manos de ISWAP en una base militar en Wulgo (Ngala, Borno). Los combatientes, haciéndose pasar por pastores, consiguieron penetrar en la localidad al tiempo que hicieron estallar un vehículo bomba (SVBIED), que impactó contra soldados nigerianos y cameruneses de la Multinational Joint Task Force (MNJTF). El balance de víctimas fue considerable, alcanzando las 20 víctimas mortales en las fuerzas de seguridad (caso de estudio #94).

La violencia terrorista también se manifestó a través de enfrentamientos entre grupos, tónica habitual en la lucha por el control y dominio territorial que disputan históricamente ISWAP y Boko Haram. El 3 de marzo, el primero atacó un campamento del segundo entre Tumbun Kwatar Mota y Tumbun Marakirya (cerca de Tumbun Gini), eliminando al menos a 20 miembros rivales y dejando a varios heridos en este contexto de disputa territorial entre ambas facciones.

Por su parte, Camerún aumenta su volumen de actividad terrorista (11) con respecto al análisis anterior (8), incrementando también sus niveles de letalidad (22) si se comparan con el mismo periodo (12). Todos los ataques han sido de bajo impacto, destacando el ocurrido el 4 de marzo cuando elementos de Boko Haram terminaron con la vida de seis civiles e hirieron a otro más en Ndili, cerca de Mada (Makary, Logone-et-Chari, Extreme-Nord) previsiblemente para hacer acopio de los alimentos que transportaban (caso de estudio #12).

Chad continúa experimentando la misma tendencia continuista desde el inicio de año, registrando en esta ocasión un ataque en la primera semana del mes a manos de Boko Haram en los alrededores de Kinasserom (Mamdi, Lac). Alrededor de siete personas perdieron la vida a consecuencia del ataque (caso de estudio #21). Previsiblemente, habrían aprovechado la baja presencia de tropas en el área tras el fin de la operación chadiana en el mes de febrero.

El Golfo de Guinea alivia sus dinámicas de violencia al no registrar la región ningún ataque terrorista durante el periodo de estudio. Estos datos positivos impactan especialmente en el caso de Benín, que experimenta por primera vez la ausencia de acciones violentas en su territorio, algo que no ocurría desde mayo de 2024. Sin embargo, se han registrado dos incidentes relacionados con el terrorismo en el periodo de análisis. El primero, ocurrido el 3 de marzo, involucró un IED de JNIM que estalló contra dos vehículos de las tropas beninesas transitando Tanongou (Tanguieta, Atacora), lo que causó nueve soldados heridos aunque ninguna víctima mortal. Días más tarde, el 11 de marzo, las fuerzas de seguridad lanzaron una ofensiva contra militantes de JNIM en el río Mekrou, alrededor de Karimama (Alibori), neutralizando a dos de sus combatientes.

 

 

Norte de África

El norte de África experimenta una vez más la ausencia de ataques terroristas en la región. Para esta ocasión, cabe destacar el desmantelamiento de una célula compuesta por nueve individuos, entre ellos cinco excombatientes en Siria, presumiblemente vinculados a Estado Islámico, por parte de las autoridades de Orán (Argelia) el 24 de marzo. Esta red criminal estaría implicada en el secuestro y asesinato de dos jóvenes con el objetivo de cobrar un rescate que financiara actividades radicales en el exterior. El principal sospechoso fue arrestado y se localizaron los restos de las víctimas en las localidades de El Kerma y Emir Abdelkader. Las investigaciones condujeron también a la detención de otros implicados en varias ciudades del país, incluyendo Batna, Blida, Tlemcen y Tebessa.

 

Perspectiva regional

En pleno periodo del Ramadán, se ha observado una intensificación de la actividad propagandística de JNIM a través de su plataforma mediática Az-Zallaqa. Las imágenes del iftar en sus campamentos de entrenamiento en varias ubicaciones malienses, como Sikasso, Tombuktú, Gao y Macina, en Burkina Faso y, por primera vez, en Níger, actúan como refuerzo indiscutible de su narrativa de expansión regional donde actualmente opera.

Otro factor crítico en este análisis se relaciona con la evolución de las capacidades tácticas de Estado Islámico al emplear por primera vez un vehículo bomba (SVBIED) en Níger, concretamente en Chetimari (región de Diffa), causando al menos 15 bajas entre muertos y heridos (caso de estudio #63). Se trataría del primer uso documentado de este tipo de artefacto fuera de Nigeria, marcando un salto cualitativo en su operatividad regional. En Nigeria, el grupo también reivindicó el uso de un SVBIED en el ataque de Wulgo.

La narrativa de JNIM contra el gobierno se extendió también a las acciones cometidas por parte de las fuerzas del orden, en este caso del ejército burkinés. El grupo denunció ataques contra civiles fulani por parte de las tropas y sus auxiliares (VDP) en Solenzo (Boucle du Mouhoun) entre el 10 y 11 de marzo, que habrían provocado decenas de muertes. Human Rights Watch registró al menos 58 víctimas, aunque fuentes locales apuntan a un número mucho mayor. JNIM respondió con ataques contra soldados en Foutouri, y Ousmane Dicko, hermano de Jaffar (Katiba Hanifa), remarcó a través de un video el “carácter étnico de su lucha” y la narrativa transétnica e islamista de resistencia contra “la opresión” del régimen burkinés.

En Mali, además de las operaciones armadas, JNIM anunció la suspensión del bloqueo de Boni y la reapertura de la ruta Bámako-Gao tras negociaciones con líderes tribales y comerciantes, sin la participación de las fuerzas armadas. También se produjo un encuentro entre Iyad Ag Ghaly (JNIM) y Alghabass al-Intallah (FLA) el 1 de abril, con el fin de planear la comisión de futuras acciones conjuntas.

Las tensiones interestatales también han cobrado un especial protagonismo durante el mes de abril. Un dron armado turco Akinci, perteneciente a las FAMa, fue abatido en la madrugada del 31 de marzo tras presuntamente ingresar 2 km en espacio aéreo argelino cerca de Tinzaouaten. Argelia reivindicó su derribo. Este incidente ha reactivado las ya tensas relaciones de Mali con Argelia, que lleva reforzando su defensa aérea desde los incidentes que elevaron la hostilidad bilateral el pasado mes de julio de 2024.

En el ámbito regional, la posible voluntad de Togo de unirse a la AES o el anuncio de retirada de Níger de la Fuerza Multinacional Mixta (MNJTF) – estructura clave en la lucha contra el yihadismo en la cuenca del lago Chad – marcan nuevos rumbos estratégicos. El anuncio de este último fue realizado a través de un comunicado transmitido en la televisión estatal de Níger a finales de marzo de 2025, donde el gobierno justificó la decisión por la necesidad de reforzar la seguridad en torno a sus activos petroleros, especialmente el oleoducto hacia Benín, en la región de Diffa, constantemente atacado por elementos radicales. El comunicado oficial del ejército de Níger, leído en la televisión nacional, confirmó que las operaciones bajo la MNJTF cesarían y que el país reorientaría sus recursos militares a la protección de infraestructuras críticas, en particular el sector petrolero. Aunque el gobierno de Níger ha hecho pública su retirada, las autoridades militares de Nigeria han buscado rechazar este reposicionamiento securitario de su vecino, subrayando la importancia de mantener la cohesión regional y advirtiendo sobre las graves implicaciones de una salida de Níger para la seguridad colectiva.

Finalmente, cabe destacar la llegada de nuevo material militar pesado a Bámako desde el puerto de Conakry y el despliegue progresivo de Africa Corps en sustitución del Grupo Wagner. Este reposicionamiento ilustra el cambio en la doctrina de defensa maliense y el interés ruso por mantener su influencia mediante una fuerza estructurada, aunque la falta de un equipamiento suministrado adecuado (como tanques T-72 y BMDs) al terreno desértico del norte de Mali suscita todavía más dudas acerca de las verdaderas intenciones de Rusia en el Azawad.