Actividad yihadista en el Magreb y el Sahel, marzo 2023

Heridas
20/04/2023
Observatorio de atentados yihadistas de marzo de 2023
24/04/2023

 

Casos de estudio Magreb y Sahel marzo 2023

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Tras dos meses marcando niveles máximos, el nivel de violencia derivada del terrorismo yihadista experimenta cierto alivio en África Occidental, con un total de 121 atentados registrados[1]. El número total de víctimas mortales asciende a 416, número notablemente inferior al registrado el pasado mes de febrero. Si se considerasen los miembros de grupos terroristas muertos durante la perpetración de atentados o a lo largo del desarrollo de operaciones de seguridad, esta cifra rozaría el millar (969).

 

Las claves del mes:

  • Descenso generalizado de la violencia yihadista en los países de África Occidental, a excepción de Nigeria y Benín.
  • Sahel Occidental: primer atentado en Mauritania después de más de once años. En esta ocasión, se trataría de un motín en una prisión de Nuakchot.
  • Marruecos: primer ataque terrorista en más de dos años, el último fue registrado en octubre de 2020. Un policía habría sido asesinado por dos individuos.

 

Análisis de las regiones de estudio

A continuación, se ofrece un análisis pormenorizado de la actividad de carácter yihadista en cada una de las zonas de estudio a lo largo del mes de marzo de 2023.

 

Sahel Occidental

En primer lugar, tal y como se indicaba en la introducción, en Mauritania ha tenido lugar el que se podría considerar como primer ataque terrorista en los últimos once años. En esta ocasión, el 5 de marzo se produjo un motín en la prisión civil de Nuakchot, capital del país: cuatro presos relacionados con terrorismo yihadista, tras matar a dos de los guardias de seguridad de las instalaciones, consiguieron escapar. Días después, las autoridades del país confirmaron la muerte de tres de los fugados, así como la detención de un quinto individuo que, presuntamente, habría organizado la revuelta. El cuarto preso huido continúa en paradero desconocido.

Pero a lo largo de la costa atlántica, no solo se ha registrado actividad relacionada con el yihadismo en Mauritania, sino que la Gendarmería de Senegal también detuvo a un ciudadano maliense que portaba explosivos y detonadores eléctricos en la región de Kédougou, en la frontera este del país.

En Mali, la actividad terrorista de carácter yihadista ha disminuido cerca de un 25% respecto al mes de febrero. El ataque de mayor gravedad, considerado de impacto medio[2], fue perpetrado por miembros del Estado Islámico en el Sahel (EIS) contra elementos de Wagner—20 de ellos murieron, y otros 10 resultaron heridos—en la región de Ménaka (caso de estudio 103). El siguiente, por orden de gravedad, en el que fallecieron 19 civiles, tuvo lugar en la localidad de Kobolagado, en el Círculo de Bankass. En esta ocasión, los autores fueron miembros de JNIM, y las víctimas miembros de la milicia civil Dan Na Ambassagou (caso de estudio 145). Además, los enfrentamientos entre ambos grupos terroristas continúan en la denominada zona de la Triple Frontera.

 

 

El nivel máximo de acciones terroristas vuelve a marcarlo, pese al descenso respecto a meses anteriores, Burkina Faso. En este caso, tampoco se ha registrado ningún atentado de alto impacto: el de mayor gravedad habría tenido lugar en Salmossi, Oudalan, donde un convoy de comerciantes habría sido atacado por miembros del EIS. Al menos 15 de ellos habrían muerto (caso de estudio 123). Con un balance similar, otro ataque, en esta ocasión en la localidad de Zorkoum, se habría saldado con la muerte de cuatro militares y 10 miembros de la milicia civil Vigilantes por la Defensa de la Patria (VDPs) (caso de estudio 116).

Por otro lado, en el terreno político, aumentan las tensiones entre el gobierno y Francia: tras la publicación, por parte del medio de comunicación galo France 24, de la entrevista realizada al líder de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), al-Anabi, las emisiones de la cadena fueron prohibidas en territorio burkinés, por “hacer espacio a la legitimación de acciones terroristas y discursos de odio”. Al mismo tiempo, continúan mostrando signos de acercamiento hacia Rusia, como la reapertura de su embajada en la capital, Uagadugú, cerrada desde 1992.

Además, el Ejecutivo habría decidido crear brigadas de protección de minas de oro para asegurar los yacimientos, crecientemente amenazados por grupos terroristas y criminales—en la región de Boucle du Mouhoun habrían cerrado ya 43 instalaciones por estar siendo utilizadas por miembros de JNIM y el EIS—. De hecho, seis minas industriales habrían cerrado recientemente debido a la inestabilidad del país, lo que habría provocado pérdidas de miles de millones de francos CFA.

Ya a nivel regional, destaca el comunicado conjunto emitido por los gobiernos de Mali, Burkina Faso y Guinea, en el que solicitaban su reingreso en bloques regionales como la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) o la Unión Africana.

Analizando los países del Golfo de Guinea monitorizados—Costa de Marfil, Ghana, Togo y Benín—, a lo largo del mes de marzo solo se han registrado atentados (tres) en el último de ellos. Todos habrían causado la muerte de una persona, ya fuese militar—localidad de Liboussou, por parte de presuntos miembros del EIS (caso de estudio 138)—o civil—localidades de Mamassi Peulh y Materi (casos de estudio 80 y 28, respectivamente).

Por último, en Níger, cinco de los siete ataques terroristas registrados habrían tenido lugar en el extremo occidental del país, todos ellos a manos de miembros del EIS. En cuanto al otro foco de terrorismo, ubicado en su extremo oriental, se tiene constancia de dos atentados, uno por parte de Boko Haram—que, con nueve civiles muertos, habría sido el más grave acaecido en territorio nigerino (caso de estudio 60)—y otro de ISWAP (caso de estudio 84).

El presidente Bazoum comunicó, además, el próximo despliegue de tropas nigerinas a lo largo de la frontera con Benín, dada la importancia de la salida al mar que este le brinda, tanto para la economía nacional como para asegurar el suministro de multitud de bienes.

 

Lago Chad

En Nigeria se mantienen los once atentados registrados en el mes de abril, todos ellos, nuevamente, de impacto bajo. No obstante, los enfrentamientos entre los principales grupos que operan en la zona, Boko Haram y el Estado Islámico en África Occidental (ISWAP, por sus siglas en inglés), continúan: a lo largo del mes de marzo, cerca de un centenar de militantes habrían muerto (casos de estudio 5, 6 y 26).

En la zona del lago, el líder de la filial de Dáesh habría tenido que enfrentar problemas internos: según la información disponible, tras una revuelta interna de algunos de sus miembros, Abu Musab al-Barnawi habría ejecutado a su mano derecha, Abu Darda, por la falta de efectividad de sus acciones terroristas, así como por no evitar a tiempo una operación del ejército nigeriano en la que al menos 41 miembros del grupo habrían muerto.

Por último, en Camerún el descenso de la violencia habría sido mínimo: los 13 atentados detectados a lo largo del mes, todos ellos de baja intensidad y, a excepción de uno, dirigidos contra civiles, suponen una leve variación respecto de los 16 registrados en febrero.

 

Magreb

Por primera vez en más de dos años, en Marruecos habría tenido lugar un ataque de carácter yihadista: dos individuos, que habrían jurado fidelidad a Dáesh, habrían apuñalado a un policía que patrullaba en la zona de Dar Bouazza de Casablanca. Su cadáver fue encontrado calcinado a decenas de kilómetros de allí y, en un primer momento, no habría sido relacionado con terrorismo (caso de estudio 3).

Además, en Túnez, dos personas habrían sido condenadas a muerte por su participación en el atentado frente a la Embajada estadounidense de la capital, perpetrado en marzo de 2020.

 

Perspectiva regional

Desafortunadamente, la mejora cuantitativa respecto a violencia yihadista registrada en África Occidental ha ido acompañada de ciertos sucesos que han de considerarse a la hora de analizar la situación en la región, y que muestran el evidente deterioro del contexto de seguridad de la zona.

En primer lugar, el motín acaecido en la prisión de Nuakchot genera diversas problemáticas a nivel nacional y regional. Por un lado, un atentado de este tipo puede generar efecto llamada en otros centros penitenciarios. Los comunicados terroristas a este respecto han sido numerosos recientemente, pero el caso mauritano revista especial preocupación, ya que el país había logrado evitar las acciones terroristas durante los últimos once años. Además, en caso de que esto finalmente suceda, las autoridades mauritanas tendrían que hacer frente a una nueva amenaza, de gran complejidad, y que hechos como la muerte de los dos guardias de seguridad muestran la dificultad para hacerle frente.

Por otro lado, aún en el Sahel Occidental, se espera que los enfrentamientos entre JNIM y el EIS continúen durante los próximos meses, y que incluso se recrudezcan, ya que, por el momento, la filial de Al Qaeda no se muestra capaz de frenar el avance de los de Dáesh.

El despliegue de tropas nigerinas a lo largo de su frontera con Benín muestra la importancia de este en gran parte del abastecimiento básico de Níger, así como lo esencial de su posición a la hora de frenar la expansión geográfica del terrorismo, que podría permitir la unión de los dos grandes focos de África Occidental, el Sahel y la cuenca del Lago Chad.

Por último, el atentado registrado en Marruecos no muestra sino la imposibilidad de bajar la guardia por parte de las autoridades del reino alauí donde, si bien es poco probable la perpetración de un atentado a gran escala, no es ajeno a la existencia de actores solitarios o, en este caso, pequeñas células terroristas de carácter yihadista.

 

[1] Los atentados registrados en el presente Observatorio son aquellos de los que se deriva al menos una muerte, ya se trate de civiles, personal de seguridad o miembros de grupos terroristas.

[2] Se consideran atentados de bajo impacto aquellos que causan menos de 10 víctimas mortales; medio impacto, entre 10 y 29 muertes; alto impacto, 30 o más víctimas.