Observatorio de atentados yihadistas de marzo de 2023

Puesto de control talibán situado cerca del lugar en el que fue asesinado el gobernador de la provincia de Balkh. Imagen: Atif Aryan/AFP/Getty Image

1. Análisis

El terrorismo de carácter yihadista ha vuelto a manifestar un mes más la elevada capacidad que posee para desarrollar su actividad bajo diferentes escenarios y contextos en los que se desarrollan dinámicas de todo tipo. Asimismo, el grado de descentralización que presenta el movimiento va cada ves más asociado a una expansión sin precedentes históricos, especialmente en buena parte del continente africano. Allí se ha producido por primera vez en más de una década una acción terrorista en Mauritania, dándose esta en una prisión en la que se amotinaron varios terroristas condenados por yihadismo y que consiguieron acabar con la vida de dos miembros del personal de seguridad. Al menos cuatro de estos terroristas consiguieron escapar del centro penitenciario (caso de estudio #20). Por otro lado, pero en la misma línea de lo que se acaba de comentar en relación a la expansión sin precedentes, la rama territorial de Daesh en África Central (ISCAP) llevó a cabo en el mes de marzo su primer ataque en la ciudad de Lubero, ubicada al norte de la provincia de Kibu, donde asesinaron a una decena de personas (#62). La misma organización terrorista emitió un comunicado a raíz de este ataque en el que reivindicaba la acción ocurrida, afirmando que esta era una muestra de “la expansión de la actividad de la organización más allá de las áreas de Beni e Ituri”, consideradas ambas como sus tradicional área de influencia.

Sin abandonar el caso de la República Democrática del Congo, es importante no pasar por alto los numerosos ataques, la mayoría sobre asentamientos cristianos, que continúan produciéndose en las dos regiones citadas de Ituri y Beni. A la asiduidad con la que estos se producen es preciso sumar la violencia que ejercen los terroristas que asaltan estos poblados. Sirva como ejemplo que en apenas una semana, transcurrida entre los días 8 y 14 de marzo, al menos un centenar de personas fueron asesinadas en seis ataques sobre diferentes localidades cristianas. Debido al enorme grado de violencia y letalidad sobre la población local con el que los miembros de ISCAP llevan a cabo sus ataques, este país se situó el último año entre uno de los más golpeados por el terrorismo de carácter yihadista.

Otro escenario sobre el que es preciso detenernos un mes más es Afganistán. En anteriores análisis ya se ha venido comentando el cambio de prioridades de la rama territorial en este país de Daesh (IS-K). Mientras que en el pasado más reciente sus ataques se centraban en gran medida en las minorías chiíes, algo que todavía sigue ocurriendo como manifiesta por sí mismo el atentado ocurrido en un centro hazara a mediados de marzo (#40), cada vez es más frecuente ver la comisión de acciones terroristas que tienen como objetivo directo las instituciones del régimen talibán. No está de más recordar que en enero fue atacada la base militar talibán en el aeropuerto de Kabul y el Ministerio de Asuntos Exteriores a través de dos ataques suicidas ocurridos en diferentes días que dejaron medio centenar de víctimas, y que en febrero un comandante talibán también perdía la vida como consecuencia de un atentado sufrido mediante el estallido de un artefacto explosivo colocado bajo su vehículo. Siguiendo esta estela, en marzo se ha producido el asesinato del gobernador de la provincia de Balkh, quien murió junto a otros dos civiles (#39). Este atentado ocurrió de la misma forma que los otros ataques citados ocurridos el pasado mes de enero, tras hacerse estallar un terrorista suicida en el interior del edificio gubernamental en el que se encontraba el despacho del gobernador.

Esta serie de ataques llevados por parte de IS-K sobre espacios simbólicos del régimen talibán, así como hacia sus propios líderes políticos, suponen una clara muestra de intenciones de las aspiraciones de Daesh sobre suelo afgano. A su vez, dichas acciones terroristas también plasman por sí mismas las capacidades de esta organización terrorista,  mostrando unos niveles de actividad que no dejan de crecer y que con toda seguridad son superiores a los que podía esperarse de ella desde que los talibán recuperaron el poder en agosto de 2021.

Ante la amenaza que puede representar IS-K para la supervivencia del régimen por la fijación de acabar con la vida de importantes figuras políticas, los líderes talibán se han visto obligados a tomar medidas e incrementar sus esfuerzos en lucha antiterrorista, un área en el que en apenas un año se ha evidenciado las importantes limitaciones y carencias del nuevo gobierno. De esta forma, se observa cómo en las últimas semanas se ha incrementado el número de operaciones antiterroristas sobre objetivos de IS-K, especialmente en provincias alejadas de la capital. Esto se debe a que, si bien buena parte de las acciones terroristas de la rama territorial de Daesh ocurren en Kabul, no pocas de ellas se planifican y organizan desde otras provincias en las que las fuerzas talibán no pueden ejercer tanta presión sobre los terroristas de IS-K. En los próximos meses se verá la forma en la que evoluciona este conflicto. No obstante, todo apunta a que IS-K continuará llevando a cabo su campaña de atentar directamente contra un régimen talibán que no parece capaz por sí mismo de eliminar la amenaza que esta organización terrorista representa y que se encuentra en su momento de mayor expansión y protagonismo.

Tampoco está de más recordar que la amenaza que puede representar esta rama territorial de Daesh no se limita únicamente al área de Afganistán y países vecinos, sino que también a corto plazo puede suponer un desafió securitario para Occidente. Así quedó atestiguado a mediados de mes cuando desde el Mando Central de Estados Unidos (CENTCOM) se afirmó que IS-K tiene capacidad como para atentar o para inspirar un atentado sobre Occidente en un período de seis meses. En estos momentos no hay duda de que IS-K es la franquicia de Daesh que ha tomado el relevo de la estructura central en cuanto al mantenimiento de una agenda global, al contrario de la mayoría del resto de sus ramas afiliadas que apuestan por unos objetivos locales o regionales. Así queda de manifiesto en la gran cantidad de contenido propagandístico que generan y publican mensualmente desde donde se emiten amenazas hacia Occidente en múltiples idiomas y también se analiza el contexto internacional. La guerra de Ucrania, la ingerencia de China o la quema de un Corán en Suecia en enero de 2023 han sido algunos de los temas sobre los que se ha pronunciado la organización a través de su medio propagandístico más conocido: Voice of Khroasan.

Para finalizar, los 19 países en los que se ha producido al menos un atentado de inspiración yihadista en el último mes y que se han saldado con al menos una víctima mortal son: Afganistán, Siria, Irak, Pakistán, India, Tailandia, Filipinas, Egipto, Mali, Burkina Faso, Benín, Mauritania, Níger, Nigeria, Camerún, República Democrática del Congo, Somalia, Kenia y Mozambique.

2. Metodología

La metodología de la presente investigación tiene como base la búsqueda y el análisis de fuentes abiertas, siendo éstas esencialmente noticias de prensa nacionales e internacionales, informes de instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales que trabajan sobre el terreno y comunicados emitidos por los propios grupos terroristas (teniendo en cuenta que la información de éstos no siempre es fiable y siendo contrastada previamente). Dichas fuentes son accesibles al lector y pueden ser consultadas a través del enlace adjuntado en los resúmenes que acompañan a los datos extraídos en cada uno de los casos de estudio registrados. No obstante, existen algunas excepciones en las que se ha decidido no añadir el enlace por motivos de sensibilización y respeto a las víctimas, al tratarse de imágenes que no se considera necesario mostrar.

En la sección que hace referencia a la autoría de los atentados, en determinados casos se puede leer “sin confirmar” junto al nombre de la organización terrorista. Esto sucederá en todos aquellos casos donde ningún medio oficial vinculado a la organización autora haya reivindicado dicho ataque. Pese a la falta de esta confirmación, existen vínculos, modus operandi y características comunes con otros antecedentes que pueden ayudar a determinar la autoría, aunque siempre exista el riesgo de equivocarse en el análisis de la información.

El objetivo último de este observatorio es intentar conocer los máximos casos posibles, sabiendo que resulta imposible plasmar todos ellos por la inaccesibilidad de medios o falta de información en determinadas regiones. Debido a esta razón, uno de los criterios que debe reunir un atentado para aparecer en esta investigación es que se produzca alguna víctima, dado el escaso (o nulo) eco mediático que tienen aquellos casos en los que por suerte no se producen muertes, excepto en el caso de países occidentales donde sí se incluyen los atentados que no hayan provocado víctimas, así como aquellos otros que presenten unas particularidades propias que requieran su inclusión. El objetivo último es que los datos representados mes a mes permitan mostrar la evolución del terrorismo yihadista a partir de la actividad de las distintas organizaciones que lo representan a escala global.

Finalmente, se recuerda, como todos los meses, los criterios establecidos a la hora de contabilizar los casos de estudio:

• Atentados que sean perpetrados por organizaciones yihadistas o
• Cometidos por individuos inspirados en su ideología
• Donde al menos se produce una persona fallecida, pudiendo ser el propio terrorista (con las excepciones ya citadas)
• Que estén documentados a través de técnicas OSINT y fuentes contrastadas

3. Tabla con casos de estudio documentados