Alias ‘Timochenko’: radicalismo político, narcoterrorismo y negociación en La Habana

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Recorrido por la biografía del líder de las FARC, Rodrigo Londoño, ‘Timochenko’, hasta las negociaciones de paz de La Habana, donde busca un acuerdo que no implique una “derrota estratégica” para la organización.

Rodrigo Londoño Echeverri (alias Timochenko) es el comandante máximo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -FARC- desde 2011 y actual jefe negociador de la delegación de la organización guerrillera en los diálogos de paz que se llevan a cabo en La Habana, Cuba.

Tras la muerte de alias Alfonso Cano en la Operación Odiseo en noviembre de 2011 y desde su residencia en territorio venezolano, asume la implementación del plan de repliegue estratégico de las FARC retornando a operaciones de guerra de guerrillas a través de la ejecución de atentados dispersos en la geografía nacional, el despliegue de unidades y comandos reducidos, y el refugio en zonas de frontera donde a la vez podrían seguir controlando rutas de narcotráfico.

Se conoce que alias Timochenko nació en el municipio de Calarcá (departamento de Quindío) el 22 desantos-anuncia-que-en-seis-meses-firmara-la-paz-con-las-farc enero de 1959. Vivió su infancia en el municipio de La Tebaida (departamento de Quindío). Antes de finalizar sus estudios de secundaria ingresa a la Juventud Comunista -JUCO- y logra ascender en la organización hasta llegar a la dirección nacional, donde tiene un primer contacto con el fundador y líder natural de las FARC, Pedro Antonio Marín (alias Manuel Marulanda Vélez, Tirofijo).

Finalizados sus estudios en 1976, Londoño Echeverri viaja a la Unión Soviética donde estudió Medicina y Cardiología en la Universidad Patricio Lumumba de Moscú. Durante ese periodo recibe entrenamiento militar en inteligencia y contrainteligencia en la Yugoslavia de ‘Tito’. Posteriormente parte a Cuba, lugar donde fue instruido en guerra irregular.

Trayectoria política y militar en las FARC

A finales de los años setenta alias Timochenko ingresa a las filas de las FARC formalmente adoptando su nombre de guerra actual, elegido en honor de un general soviético llamado Semyon Timoshenko. En 1982, participa en la Séptima Conferencia de las FARC como cabecilla del Frente 9, que opera en el departamento de Antioquia. Posteriormente, en 1984 es enviado a combatir a las selvas del sur del Meta y del Caquetá como cabecilla del Frente 16.

En 1986 es designado como quinto cabecilla del Estado Mayor Central, lo cual le permite participar en los procesos de negociación adelantados por el presidente Belisario Betancourt en Casa Verde. Su experiencia político-militar le lleva a ser escogido en 1988 como cabecilla del Bloque Oriental, reconocido como uno de los bloques más poderosos militar y financieramente de las FARC.

Más tarde, en 1993 Timochenko es nombrado jefe del Bloque Magdalena Medio y, como resultado de la Octava Conferencia de las FARC, fue incorporado como miembro del Secretariado, la más alta unidad de mando de la estructura guerrillera. Esta designación, más allá de constituir un ascenso dentro de la organización, significó la primera vez que se involucraba a una nueva generación de comandantes dentro del Secretariado; aquellos de origen urbano y de temprana militancia.

Posterior al proceso de negociación con Andrés Pastrana (1998 – 2002) y a la ofensiva militar lanzada por el Gobierno para desmantelar la zona de distensión, Timochenko fue encargado de fortalecer las actividades internacionales de las FARC encontrando refugio en Venezuela debido a sus contactos directos con el gobierno de Hugo Chávez y con el entonces ministro de defensa Henry Rangel Silva registrados desde 2005, con lo cual se consolidó un corredor estratégico para el tráfico de drogas y repliegue de unidades guerrilleras en la zona fronteriza de Tibú (departamento de Norte de Santander) y limítrofe con el estado venezolano de Zulia.

Del narcoterrorismo al pulso estratégico en La Habana

Con la fase de expansión territorial de las FARC iniciada en los años ochenta y continuada durante los noventa, y el direccionamiento de sus acciones hacia una guerra de movimientos, el Bloque Magdalena Medio comandado por Timochenko logró asegurar su participación en el negocio del narcotráfico como pilar de los ingresos de la organización. Para 1993, la zona de El Catatumbo reportaba alrededor de 200 hectáreas sembradas de coca hasta alcanzar las 3.178 hectáreas en 2011, 4.638 hectáreas en el 2012, 6.222 hectáreas en 2013, y 4.175 hectáreas en 2014 con una producción estimada de 42.100 toneladas métricas para el 2014 (según datos de SIMCI/UNODC).

Además de los nexos con el narcotráfico, a alias Timochenko se le atribuye una relación directa con diversos actos terroristas por los cuales cuenta con más de 180 procesos judiciales en su contra, cerca de 100 órdenes de captura y más de una docena de condenas que suman aproximadamente 450 años de prisión. Por otro lado, se le ha responsabilizado por su participación en la planeación de otros actos violaciones al DIH como el secuestro del exgobernador del Meta en 2001, Alan Jara, quien fue liberado 8 años después y en precarias condiciones de salud. Asimismo, ha sido identificado como responsable del atentado al Club El Nogal en la ciudad de Bogotá en el año 2003, por el cual murieron 37 personas y otras 197 resultaron heridas.

Recientemente, Timochenko desde el Secretariado de las FARC ha impulsado un mecanismo de alianzas criminales. Entre estos actos se encuentran la ejecución de operaciones conjuntas con la guerrilla del ELN en departamentos como Norte de Santander, Antioquia y Valle del Cauca. Por otro lado, han establecido pactos con el ELN, el EPL y las bandas criminales de los “Urabeños” y el “Clan Úsuga” para la producción y el tráfico de cocaína en departamentos como Antioquia, Córdoba, Chocó y Norte de Santander.

Finalmente, la participación desde 2014 de Londoño Echeverri en la mesa de negociación de La Habana ha fijado un curso específico de acción política para las FARC. En primer lugar, Timochenko concibe el proceso de negociación como una fase en la lucha revolucionaria de las FARC, así las distintas fases de guerra o paz van direccionadas en el desarrollo de su proyecto político. En segundo lugar, el origen urbano y educado de Timochenko lo convierte en una figura radicalizada ideológica y militarmente, lo que supone que los acuerdos alcanzados hasta el momento benefician directamente el proyecto revolucionario de la guerrilla y no implican “derrotas estratégicas” para la organización. Por último, los acuerdos de cese al fuego alcanzados posibilitan para el máximo jefe de las FARC la redistribución de los bloques y frentes en zonas estratégicas del país tales como fronteras, corredores estratégicos, áreas de cultivos ilícitos y zonas de resguardo histórico de la guerrilla, con el fin último de reacomodar sus capacidades políticas/militares desde una lógica de la combinación de las formas de lucha.

*Janneth Vargas – Subdirectora de la firma colombiana de consultoría en riesgo político, seguridad y defensa nacional Decisive Point. janneth.vargas@decisive-point.org

Diego Briceño – Analista de la firma colombiana de consultoría en riesgo político, seguridad y defensa nacional Decisive Point. diego.briceno@decisive-point.org