Observatorio de atentados yihadistas de agosto de 2020

Escenario de un atentado de Al Shabaab en Somalia mediante un coche bomba

1. Introducción

Un mes más, el terrorismo de carácter yihadista ha vuelto a dejar su marca a nivel global, manteniendo la tendencia al alza que se está observando durante el transcurso de año 2020. En el mes de agosto, se han producido al menos 190 ataques en los que han perdido la vida un total de 724 personas, registrándose así datos similares a los del mes anterior, cuando se produjeron 186 atentados y 770 fallecidos.

Como ya se viene contando a lo largo de los últimos observatorios publicados, Afganistán y una buena parte del Sahel siguen siendo los principales focos de actividad yihadista, con presencia sobre estos lugares de organizaciones terroristas capaces de ejercer un dominio efectivo del territorio que tienen bajo su control. El caso de Afganistán resulta paradójico, ya que, sobre el papel, se están produciendo en Doha las conversaciones intra-afganas entre el gobierno y los representantes talibán con el fin de alcanzar una paz duradera para el país. Sin embargo, la realidad afgana muestra que esta paz está muy lejos de ser alcanzada, dado que los ataques talibán no solo no han cesado, si no que se han incrementado durante los últimos meses, como muestran los datos del presente observatorio en el que se han documentado 106 ataques talibán que han acabado con la vida de al menos 360 personas. Pese a que los talibán afirman que las únicas bajas son fuerzas de seguridad y soldados afganos, lo cierto es que la población civil contraria a sus ideales extremistas también se convierten en el blanco de sus ataques y este es el mejor ejemplo para comprender que la única paz que aceptará la organización terrorista será aquella que les permita ejercer el poder en solitario.

Por su parte, la situación en el Sahel Occidental sigue deteriorándose a pasos agigantados con el transcurso de los meses. Países como Costa de Marfil y Senegal comienzan a intensificar sus medidas de seguridad en la frontera como medida para prevenir que los grupos yihadistas que operan sobre sus países vecinos se adentren en sus territorios y continúen una expansión que en pocos años les ha permitido hacerse con buena parte de Mali, Burkina Faso y Níger. Precisamente, Costa de Marfil ya sufrió dos ataques vinculados a la ideología del salafismo yihadista en el mes de junio, por lo que estas medidas implantadas se presentan muy necesarias. Asimismo, se siguen produciendo enfrentamientos directos entre miembros de JNIM, la franquicia de al Qaeda, y el Estado Islámico del Gran Sahara (EIGS), aunque con una intensidad ciertamente menor a la de los últimos meses, pero sin que cambie la tendencia por la cual JNIM se muestra más fuerte en Mali, mientras que EIGS lo es en Burkina Faso.

Por su parte, en el entorno del Lago Chad la situación tampoco es mucho más halagüeña. Boko Haram y el Estado Islámico de África Occidental (ISWAP) continúan expandiéndose hacia el sur de Nigeria, saliendo así de su tradicional zona de influencia en el estado de Borno. Pese a que no exista una explicación clara, todo apunta a que más que una decisión voluntaria del grupo, esta actitud es resultado de la presión de las fuerzas y cuerpos de seguridad, quienes están obligando a ambas facciones a trasladarse hacia otras regiones para reducir los envites de las autoridades.

Desplazándonos a la provincia mozambiqueña norteña de Cabo Delgado, observamos que la situación también empeora con el paso del tiempo. Tanto el Estado Islámico de África Central (ISCAP) como el grupo local Ansar al Sunna, se están haciendo con el control de importantes puntos estratégicos, siendo capaces de dominar ciudades enteras y con un deseo de seguir expandiéndose más allá de Cabo Delgado ante las dificultades que tienen las autoridades locales por controlar la situación, lo que les ha obligado a pedir ayuda a países vecinos.

Mientras, el Sudeste Asiático ha vuelto a sufrir un atentado de envergadura, con el ocurrido el día 24 de agosto en la isla filipina de Jolo (caso de estudio #154) tras un doble ataque suicida que acabó con la vida de 13 personas y que tendría al joven Mundi Sawadjaan del grupo Abu Sayyaf como cerebro del mismo. Asimismo, también se han producido ataques terroristas en el mes de agosto en países de esta región como Indonesia y Tailandia. En el Sudeste Asiático en general y en Filipinas en particular resulta preocupante el aumento durante los últimos años de atentados suicidas perpetrados por terroristas extranjeros, siendo explicados ambos fenómenos por la influencia que ha ejercido Daesh sobre el movimiento yihadista local y regional durante los últimos años.

Por último, Europa ha sido escenario de un ataque que estaría vinculado con la ideología yihadista. El 19 de agosto en una autopista de Berlín (#119) un individuo a bordo de un vehículo y que habría actuado bajo el influjo del extremismo islamista, como así señalaron inicialmente las autoridades alemanas, arrolló intencionadamente a varias motocicletas en distintos puntos kilométricos, dejando como resultado tres personas heridas en estado grave.

En el mes de agosto veinte ha sido los países que han sido escenario de al menos un atentado de inspiración yihadista, siendo estos: Afganistán, Siria, Irak, Pakistán, India, Bangladés, Filipinas, Tailandia, Indonesia, Yemen, Libia, Mali, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Camerún, Somalia, República Democrática del Congo, Mozambique y Alemania.

2. Metodología

La metodología de la presente investigación tiene como base la búsqueda y el análisis de fuentes abiertas, siendo éstas esencialmente noticias de prensa nacionales e internacionales, informes de instituciones gubernamentales, ONG’s que trabajan sobre el terreno y comunicados emitidos por los propios grupos terroristas (teniendo en cuenta que la información de éstos no siempre es fiable y siendo contrastada previamente). Dichas fuentes son accesibles al lector y pueden ser consultadas a través del enlace adjuntado en los resúmenes que acompañan a los datos extraídos en cada uno de los casos de estudio registrados. No obstante, existen algunas excepciones en las que se ha decidido no añadir el enlace por motivos de sensibilización y respeto a las víctimas, al tratarse de imágenes que no se considera necesario mostrar.

En la sección que hace referencia a la autoría de los atentados, en determinados casos se puede leer “sin confirmar” junto al nombre de la organización terrorista. Esto sucederá en todos aquellos casos donde ningún medio oficial vinculado a la organización autora haya reivindicado dicho ataque. Pese a la falta de esta confirmación, existen vínculos, modus operandi y características comunes con otros antecedentes que pueden ayudar a determinar la autoría, aunque siempre exista el riesgo de equivocarse en el análisis de la información.

El objetivo último de este observatorio es intentar conocer los máximos casos posibles, sabiendo que resulta imposible plasmar todos ellos por la inaccesibilidad de medios o falta de información en determinadas regiones. Debido a esta razón, uno de los criterios que debe reunir un atentado para aparecer en esta investigación es que se produzca alguna víctima, dado el escaso (o nulo) eco mediático que tienen aquellos casos en los que por suerte no se producen muertes, excepto en el caso de países occidentales donde sí se incluyen los atentados también que no hayan provocado víctimas.  El objetivo último es que los datos representados mes a mes permitan mostrar la evolución del terrorismo yihadista a partir de la actividad de las distintas organizaciones que lo representan a escala global.

Finalmente, se recuerda, como todos los meses, los criterios establecidos a la hora de contabilizar los casos de estudio:

• Atentados que sean perpetrados por organizaciones yihadistas o
• Cometidos por individuos inspirados en su ideología.
• Donde al menos se produce una víctima, pudiendo ser el propio terrorista.
• Que estén documentados por fuentes abiertas contrastadas en medios u organizaciones nacionales o internacionales

3. Tabla con casos de estudios documentados