Observatorio de Atentados Yihadistas de febrero de 2020

Firma en Doha del acuerdo de paz entre Estados Unidos y los talibán. Fuente:BBC

1.Introducción y metodología

El mes de febrero dejó una intensa actividad yihadista global, como bien reflejan los 168 atentados documentados. Afganistán continúa siendo el país más afectado por la violencia terrorista, con un total de 57 atentados, pese al acuerdo de paz firmado por Estados Unidos y los talibán durante un período de negociación en el que se produjo la reducción de la violencia durante una semana. Posteriormente a la firma de este tratado, los grupos talibán han recuperado la misma dinámica, llevando a cabo sobre todo ataques sobre las fuerzas de seguridad y posiciones militares afganas. No obstante, las fuerzas internacionales han permanecido al margen de estos atentados, al menos de momento.

El otro gran foco a nivel mundial de actividad yihadista se encuentra en África Occidental. De las 580 víctimas registradas en el mes de febrero como consecuencia de los atentados yihadistas, más de dos centenares han ocurrido en esta región, siendo un mes más Burkina Faso, Nigeria y Mali los países más afectados. En este sentido, se observa como el Estado Islámico de África Occidental (ISWAP) abarca cada vez un mayor radio de actividad, especialmente gracias a la acción desarrollada por el Estado Islámico del Gran Sahara (EIGS), quien está reemplazando a JNIM como el grupo terrorista con más visibilidad tanto en Burkina Faso como, en menor medida, en Mali. La explicación a ello se debe a que JNIM focaliza especialmente sus ataques sobre objetivos securitarios, mientras que EIGS ataca generalmente y de forma indistinta tanto sobre la población civil como a las fuerzas de seguridad, por lo que en términos cuantitativos sus acciones terroristas son mayores. En cuanto a la situación de ISWAP en Nigeria, este mes se ha dado una noticia que puede tener una importante relevancia, ya que el día 24 fueron ejecutados tres altos cargos del grupo debido a que eran contrarios a las directrices de perseguir y acabar con la vida de todos los soldados que huían durante los ataques que esta agrupación realiza sobre bases e infraestructuras militares (#145). Será interesante comprobar si en los próximos meses siguen produciéndose acciones como esta y si dicha situación puede acabar generando una crisis dentro de la organización ante la negativa de sus miembros a mostrar un grado de violencia excesivo, considerado innecesario y contraproducente por algunos de ellos.

Europa Occidental, por segundo mes consecutivo, continúa siendo escenario de atentados de perfil bajo y una letalidad muy reducida, pero con una asiduidad mayor que la vista en 2019, como reflejan las dos las acciones terroristas ocurridas en Reino Unido. En la primera de ellas, ocurrida el día 2, un joven radicalizado que había salido de prisión recientemente apuñaló a varias personas antes de ser abatido, siendo el único fallecido en la acción (caso de estudio #7). Por su parte, en una prisión de Winchester, un preso atacó a varios agentes con un arma blanca fabricada por él mismo en el momento en el que estos entraron en su celda (#83). Ambos casos, sumado al ataque ocurrido en otra prisión de Bristol en el mes de enero, ponen de manifiesto una vez más la estrecha vinculación entre los atentados actuales que están ocurriendo sobre suelo europeo y la situación que se está dando en el interior de las prisiones. Los tres últimos ataques, han sido cometidos por individuos que, o bien fueron radicalizados durante su estancia en prisión, o ya habían sido condenados previamente por terrorismo, lo que manifiesta en este segundo caso que los programas de desradicalización no están funcionando en algunos casos como debería.

Por otro lado, y mostrando un similar modus operandi, se han producido dos ataques que merecen ser destacados. Por un lado, el ocurrido el día 21 en Toronto, Canadá, donde un hombre armado con un martillo asesinó a una persona en la calle antes de ser detenido (#131). Este ataque, dado los indicios existentes, ha sido considerado por las autoridades como un acto terrorista y apuntan en un primer momento a que el hombre pakistaní que realizó la acción se habría adentrado en un proceso de radicalización previamente. Mientras tanto, el 4 de febrero tres turistas fueron apuñalados en Maldivas a manos de tres individuos simpatizantes de Daesh que grabaron más tarde un vídeo reivindicando la autoría y en el cual afirmaban formar parte de un grupo que mantenía vinculación con esta organización terrorista (#20)[1].

Por último, en el mes de febrero han sido veintiuno los países que han sido escenario de al menos un atentado yihadista: Afganistán, Siria, Irak, Pakistán, India, Filipinas, Egipto, Argelia, Mali, Burkina Faso, Benín, Níger, Nigeria, Camerún, República Democrática del Congo, Somalia, Kenia, Mozambique, Maldivas, Canadá y Reino Unido.

La metodología de la presente investigación tiene como base la búsqueda y el análisis de fuentes abiertas, siendo éstas esencialmente noticias de prensa nacionales e internacionales, informes de instituciones gubernamentales, ONG’s que trabajan sobre el terreno y comunicados emitidos por los propios grupos terroristas (teniendo en cuenta que la información de éstos no siempre es fiable y siendo contrastada previamente). Dichas fuentes son accesibles al lector y pueden ser consultadas a través del enlace adjuntado en los resúmenes que acompañan a los datos extraídos en cada uno de los casos de estudio registrados. No obstante, existen algunas excepciones en las que se ha decidido no añadir el enlace por motivos de sensibilización y respeto a las víctimas, al tratarse de imágenes que no se considera necesario mostrar.

En la sección que hace referencia a la autoría de los atentados, en determinados casos se puede leer “sin confirmar” junto al nombre de la organización terrorista. Esto sucederá en todos aquellos casos donde ningún medio oficial vinculado a la organización autora haya reivindicado dicho ataque. Pese a la falta de esta confirmación, existen vínculos, modus operandi y características comunes con otros antecedentes que pueden ayudar a determinar la autoría, aunque siempre exista el riesgo de equivocarse en el análisis de la información.

El objetivo último de este observatorio es intentar conocer los máximos casos posibles, sabiendo que resulta imposible plasmar todos ellos por la inaccesibilidad de medios o falta de información en determinadas regiones. Debido a esta razón, uno de los criterios que debe reunir un atentado para aparecer en esta investigación es que se produzca alguna víctima, dado el escaso (o nulo) eco mediático que tienen aquellos casos en los que por suerte no se producen muertes. A1ún así, los datos representados mes a mes permiten mostrar la evolución del terrorismo yihadista a partir de la actividad de las distintas organizaciones que lo representan a escala global.

Finalmente, se recuerda, como todos los meses, los criterios establecidos a la hora de contabilizar los casos de estudio:

• Atentados que sean perpetrados por organizaciones yihadistas o
• Cometidos por individuos inspirados en su ideología.
• Donde al menos se produce una víctima, pudiendo ser el propio terrorista.
• Que estén documentados por fuentes abiertas contrastadas en medios u organizaciones nacionales o internacionales.

2.Tabla con casos de estudios documentados

[1] Si bien esta acción no reúne todos los requisitos específicos para ser documentado como caso de estudio, se ha creído conveniente incluirlo por la relevancia que tiene, ya que es un ataque alejado de los focos tradicionales de actividad yihadista.