Observatorio de atentados yihadistas de julio de 2023

Recinto policial que sufrió un doble atentado suicida en el noreste de Pakistán a mediados de mes. AP Photo

1.Análisis

La actividad de carácter yihadista continúa su retroceso en buena parte del mundo en cuanto a lo que concierne a la materialización de atentados terroristas. A excepción de África Occidental, donde las dinámicas son diametralmente opuestas, tradicionales focos de actividad yihadista durante los últimos años, tales como Oriente Medio y buena parte de Asia, muestran un importante retroceso del volumen de atentados.

Si esto es así es gracias en buena medida a la actividad contraterrorista que vienen desarrollando sobre estos escenarios tanto potencias internacionales como también las fuerzas locales. En la misma línea de lo comentado en el último análisis, en el mes de julio se han desarrollado diferentes operaciones contra Daesh Central tanto en Siria como en Irak que han vuelto a poner de manifiesto la debilidad de la agrupación terrorista. Algunos ejemplos de ello han sido la operación realizada por un dron estadounidense el pasado día 7 en la que fue abatido en Alepo Osama al-Muhajir, un alto cargo de Daesh que había ocupado cargos como el de gobernador de la importante provincia de Deir-ez-Zor, una de las que mayor volumen de actividad presenta por parte de Daesh. Asimismo, Daesh Central también ha visto mermadas sus capacidades durante el último mes en Irak, país que está haciendo enormes esfuerzos por acabar con la presencia de la organización terrorista. Así se desprende de las múltiples operaciones antiterroristas realizadas a lo largo del último mes, entre las que se encuentra la detención en la provincia de Sulaymaniyah del emir de Daesh en la región de Saladino, considerada como uno de los bastiones en los que el grupo todavía tiene presencia.

El creciente impulso y efectividad que está adquiriendo la lucha antiterrorista en diferentes escenarios frente al yihadismo no solo se limita a combatir a Daesh. Al Qaeda también está sufriendo los embates en este sentido, como así demuestra la detención en la capital bangladesí Dhaka de Abu Talha, un oficial de alto rango de Al Qaeda en el Subcontinente Indio. Según apuntan varios medios, esta información, que ha visto ahora la luz, corresponde a una detención que se habría realizado a finales del mes de mayo.

En otro orden de cosas, varios acontecimientos recientes acaecidos sobre suelo europeo han llamado la atención de la narrativa terrorista elaborada por Daesh y Al Qaeda. En primer lugar, a raíz de la reciente oleada de protestas y violencias desarrollada en buena parte de Francia, y que tuvieron como punto de origen el asesinato de un joven argelino a manos de un agente de policía, Al Qaeda ha tratado de sacar rédito con un llamamiento realizado a través de varios canales afiliados a la organización desde los que se ha alentado a la comisión de ataques sobre fuerzas policiales y militares. Por otro lado, la quema de un Corán en Suecia a finales de junio también ha sido motivo de nuevos llamamientos para la comisión de atentados por parte tanto de canales simpatizantes como de medios vinculados directamente con Al Qaeda y Daesh. En este sentido, se ha tratado de incitar a la comisión de ataques y a la lucha “contra los cruzados como venganza sobre aquellos que insultan a Allah y a su Mensajero”. Asimismo, varios canales han publicado imágenes del autor de la quema del Corán, destacando que pese a ser iraquí, profesaba el cristianismo como religión.

Coincidiendo con el primer aniversario de la muerte de Ayman al Zawahiri, líder de Al Qaeda, la coyuntura actual se presenta como una buena oportunidad para evaluar la amenaza procedente del yihadismo en estos momentos. La vuelta al poder de los talibán ha acabado plasmando lo que ya se suponía que ocurriría: la recuperación de un espacio seguro para el terrorismo en Afganistán. Este santuario ha sido y seguirá siendo aprovechado por Al Qaeda, quien mantiene unos lazos históricos inquebrantables hasta la fecha con los talibán, para reorganizar sus fuerzas y fortalecer su posición en torno al país afgano. No obstante, y por mucho que les pese a los nuevos gobernantes talibán, Afganistán también se ha convertido en un espacio seguro para su gran amenaza, plasmada en la rama territorial de Daesh en la región del Khorasan, más conocida por sus siglas IS-K. Tanto es así que una gran parte de los ataques terroristas que materializa este grupo tanto en Afganistán como en el vecino Pakistán son planificados desde suelo afgano. Así queda de manifiesto en el atentado suicida cometido en la ciudad pakistaní de Bajur a finales de mes por un terrorista de IS-K que activó su cinturón de explosivos durante el desarrollo de un mitin político pro-talibán. Este es uno de los mayores atentados que ha sufrido Pakistán en los últimos años tras ser asesinadas 63 personas en la comentada acción terrorista (caso de estudio #65).

Desde que los talibán retomaron el poder hace dos años, IS-K no ha dejado de crecer exponencialmente. Este crecimiento obedece tanto a términos de expansión territorial como también a una ampliación de capacidades logísticas y operativas. Tanto es así que, en estos momentos, IS-K no es solo la mayor amenaza para la seguridad de la región, sino que también se está erigiendo en la principal amenaza para el presente y el futuro a corto plazo en Occidente, y concretamente en suelo europeo. Esta amenaza, que todavía podía considerarse como algo intangible en Europa, está comenzando a tener forma. Así ha quedado de manifiesto en el mes de julio a través de dos operaciones antiterroristas realizadas en Alemania y Holanda y que atestiguarían por sí mismas la ya presencia sobre el territorio europeo de células e individuos que tienen como propósito la comisión de atentados alentados por IS-K. En el caso de Alemania, seis personas que formaban parte de una célula terrorista fueron detenidas a principio de mes. Según apunta la investigación, estos individuos de nacionalidad tayika, así como de otras exrepúblicas soviéticas centroasiáticas, permanecían en contacto con miembros de IS-K y habían accedido a Alemania a través de Ucrania. Su propósito era buscar posibles espacios sobre los que atentar, así como adquirir armamento. Por su parte, el mismo día eran detenidas en Holanda otras dos personas, un hombre y una mujer, en la treintena de edad y también con nacionalidades procedentes de exrepúblicas soviéticas, a los que se acusa de llevar a cabo preparativos para desarrollar actividad terrorista en favor de Daesh.

Las operaciones realizadas en Alemania y Holanda ponen de manifiesto la forma en la que IS-K ha sido capaz de elaborar durante los últimos años una narrativa y una red de captación bajo el liderazgo de Sanaullah Ghafari sobre diferentes repúblicas centroasiáticas tales como Tayikistán, Kazajstán, Kirguistán, Turkmenistán y Uzbekistán. Como se ve en ambas operaciones, los cientos de combatientes que se están sumando a IS-K no solo se suman a sus filas en Afganistán y Pakistán, sino que también están siendo encomendados para viajar al corazón de Europa, sacando partido de la accesibilidad generada a raíz de la guerra de Ucrania. De esta forma, IS-K está consiguiendo instalar células terroristas sobre suelo europeo con diferentes finalidades. Mientras algunas de ellas son responsables de buscar financiación para la organización, otras tienen como misión analizar y buscar espacios sobre los que cometer atentados terroristas. Tampoco hay que descartar que se estén formando células durmientes, así como la existencia de individuos cuyo propósito sea llevar a cabo labores de proselitismo y formar así nuevas células que tengan como objetivo último cometer acciones terroristas sobre suelo europeo. Bajo este contexto, no cabe duda de que la nueva amenaza yihadista para Occidente, y concretamente para Europa, no recaerá sobre Al Qaeda ni sobre Daesh Central, sino sobre IS-K.

Para terminar, a lo largo del último mes se ha producido al menos un atentado de inspiración yihadista que se ha saldado con la muerte al menos de una persona en un total de 17 países, siendo estos: Irak, Siria, Afganistán, Pakistán, Irán, Tailandia, Yemen, Mali, Burkina Faso, Togo, Níger, Nigeria, Camerún, República Democrática del Congo, Kenia, Somalia y Mozambique.

2. Metodología

La metodología de la presente investigación tiene como base la búsqueda y el análisis de fuentes abiertas, siendo éstas esencialmente noticias de prensa nacionales e internacionales, informes de instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales que trabajan sobre el terreno y comunicados emitidos por los propios grupos terroristas (teniendo en cuenta que la información de éstos no siempre es fiable y siendo contrastada previamente). Dichas fuentes son accesibles al lector y pueden ser consultadas a través del enlace adjuntado en los resúmenes que acompañan a los datos extraídos en cada uno de los casos de estudio registrados. No obstante, existen algunas excepciones en las que se ha decidido no añadir el enlace por motivos de sensibilización y respeto a las víctimas, al tratarse de imágenes que no se considera necesario mostrar.

En la sección que hace referencia a la autoría de los atentados, en determinados casos se puede leer “sin confirmar” junto al nombre de la organización terrorista. Esto sucederá en todos aquellos casos donde ningún medio oficial vinculado a la organización autora haya reivindicado dicho ataque. Pese a la falta de esta confirmación, existen vínculos, modus operandi y características comunes con otros antecedentes que pueden ayudar a determinar la autoría, aunque siempre exista el riesgo de equivocarse en el análisis de la información.

El objetivo último de este observatorio es intentar conocer los máximos casos posibles, sabiendo que resulta imposible plasmar todos ellos por la inaccesibilidad de medios o falta de información en determinadas regiones. Debido a esta razón, uno de los criterios que debe reunir un atentado para aparecer en esta investigación es que se produzca alguna víctima, dado el escaso (o nulo) eco mediático que tienen aquellos casos en los que por suerte no se producen muertes, excepto en el caso de países occidentales donde sí se incluyen los atentados que no hayan provocado víctimas, así como aquellos otros que presenten unas particularidades propias que requieran su inclusión. El objetivo último es que los datos representados mes a mes permitan mostrar la evolución del terrorismo yihadista a partir de la actividad de las distintas organizaciones que lo representan a escala global.

Finalmente, se recuerda, como todos los meses, los criterios establecidos a la hora de contabilizar los casos de estudio:

• Atentados que sean perpetrados por organizaciones yihadistas o
• Cometidos por individuos inspirados en su ideología
• Donde al menos se produce una persona fallecida, pudiendo ser el propio terrorista (con las excepciones ya citadas)
• Que estén documentados a través de técnicas OSINT y fuentes contrastadas

3. Tabla con casos de estudio documentados