Observatorio de atentados yihadistas de octubre de 2020

Autoridades afganas retiran un vehículo dañado por la explosión de un coche bomba. Imagen: Noorullah Shirzada

1.Análisis

La monitorización de la actividad yihadista en el mes de octubre ha permitido estudiar dinámicas y acontecimientos de una importante relevancia tanto en el panorama regional como global. Asimismo, los 163 ataques documentados en los que han perdido la vida un total de 817 son cifras que ayudan a comprender la dimensión que tiene a día de hoy este fenómeno, el cual cada vez más amplía sus fronteras con el paso del tiempo. Como muestra de ello, este mes han sido veinte los países en los que se ha producido al menos un atentado de inspiración yihadista, siendo estos: Afganistán, Siria, Irak, Pakistán, Filipinas, Tailandia, Marruecos, Mali, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Camerún, Chad, República Democrática del Congo, Somalia, Arabia Saudí, Tanzania, Mozambique, Alemania y Francia.

Centrando la atención en las claves de lo ocurrido a lo largo del mes, que Afganistán sea el país en el que más acciones terroristas se producen hace tiempo que tristemente dejó de ser una novedad. Apenas han tenido que transcurrir dos meses para comprobar que los acuerdos de Doha no se están cumpliendo en ninguna de sus dos premisas principales. Por un lado, la reducción de la violencia en el país es algo irreal en estos momentos ya que a las continuas ofensivas talibán para avanzar sobre el territorio es preciso añadir los ataques que sufre la población civil. Sin ir más lejos, este mes han muerto 18 personas en tres atentados perpetrados por los talibán en distintas carreteras del país en las que colocan artefactos explosivos. En el caso de estos 18 ciudadanos, todos ellos iban en distintos autobuses que estallaron tras ser activados estos explosivos en Herat, Helmand y Wardak (casos de estudio 43, 47 y 103). Estos tres ataques son solo un ejemplo de las numerosas víctimas civiles que se producen cada mes en el país como consecuencia de la actividad terrorista. Paralelamente a la violencia ejercida hacia la propia población, la otra cuestión que atrajo gran parte del interés en Doha giró en relación a la necesidad de que los grupos talibán rompiesen todos los vínculos establecidos con Al Qaeda, así commo con cualquier otra organización terrorita. Sin embargo, a finales de mes se conocía la noticia sobre el fallecimiento de Abu Muhsin al Masri, uno de los líderes de la organización dirigida por Ayman al Zawahiri, durante una operación en Ghazni. No es casualidad que la muerte del que ha sido uno de los terroristas más buscados se produjera en una provincia afgana en la que tradicionalmente al Qaeda ha tenido una presencia importante asociada a los grupos talibán. De esta forma, queda patente que la colaboración entre ambas entidades sigue produciéndose y que el acuerdo se está incumpliendo de forma flagrante.

Sin abandonar la actividad talibán, pero desplazándonos al vecino Pakistán en el que opera su facción Tahrik e Taliban Pakistan (TTP), encontramos que esta organización ha comenzado a reunificar a una buena parte de sus grupúsculos, los cuales durante los últimos años habían ido adquiriendo una independencia que repercutió negativamente en la capacidad del movimiento yihadista en el país. Este proceso de reunificación se inició a finales de verano y en estos momentos son múltiples las facciones las que han decidido volver a integrarse bajo el paraguas de TTP, como muestran los distintos juramentos de fidelidad realizados al emir del grupo Noor Wali Mehsud. Entre estas facciones que han decidido volver a unir fuerzas se encuentran algunas de las más activas, como es el caso de Jamaat-ul-Ahrar o Hizb ul-Ahrar.

Poniendo el foco en la actividad de Daesh Central, el grupo mantiene los niveles de una insurgencia caracterizada por un perfil bajo en Irak y Siria, aprovechando pequeñas escaramuzas, así como ataques sobre distintos poblados para mermar a las fuerzas de seguridad y generar terror entre la población. En este sentido, lo más preocupante es que en determinadas regiones como Diyala, Daesh ha comenzado una nueva campaña de ataques sectarios contra la población chií, tratando de nuevo de ahondar en esa brecha social de la que tanto rédito consiguió obtener en el pasado más reciente. Muestra de este tipo de ataques ocurridos a lo largo del mes es el secuestro y ejecución de un líder tribal chií al que colocaron explosivos junto a su cuerpo para que los familiares que se acercaran a recuperar el cadáver también fuesen víctimas de un nuevo ataque, como así ocurrió, dado que tres de ellos también perdieron la vida (#144).

Por otro lado, en el análisis del mes pasado se hablaba de que Daesh, a través de su franquicia en África Central (ISCAP), había reivindicado un atentado sobre territorio de Tanzania sin que tuviese total credibilidad tal comunicado. Sin embargo, en octubre sí que ha quedado constancia de una acción terrorista llevada a cabo más allá de la frontera mozambiqueña de Cabo Delgado, principal área de influencia del yihadismo local. Este atentado, se materializó en un poblazo de Tanzania en el que los terroristas asesinaron a una veintena de sus habitantes el día 16 de octubre (#84). Pese a no saberse con exactitud si este ataque fue llevado por ISCAP o el grupo de ámbito local Ansar al Sunna, a pesar de la reivindicación de Daesh, lo cierto es que esta acción pone de manifiesto la expansión hacia el norte de los grupos que operan bajo el influjo de la ideología yihadista, mostrando de forma manifiesta la amenaza que supone el terrorismo también para Tanzania.

ISCAP también ha sido protagonista de otra acción de gran envergadura durante el mes de octubre. Como respuesta al nuevo llamamiento por parte de Daesh realizado el día 18 en el que instaba a sus seguidores a atacar las prisiones, dos días después de este mensaje se producía la liberación de cerca de 1.500 presos en una cárcel de Beni en la República Democrática del Congo. Esta acción, revindicada por ISCAP, tiene un doble objetivo por parte de Daesh, el provocar que la sociedad se vea inmersa en el caos con la repentina vuelta a la calle de centenares de individuos condenados por distintos crímenes y, por otro lado, conseguir que no pocos de ellos se sumen a las filas de su organización en agradecimiento por su liberación. No hay que olvidar, que el anterior llamamiento de Daesh de similares características, realizado en mayo de 2017, también tuvo una respuesta inmediata con ataques sobre diferentes prisiones sirias que acabó por extenderse a otros países.

En relación con lo que ocurre en los entornos penitenciarios, en este observatorio se ha ido contando a lo largo del año los distintos ataques en prisión perpetrados por individuos que o bien han sido radicalizados en las cárceles, o están cumpliendo su condena tras haber sido sentenciados por terrorismo. Si bien este fenómeno se está produciendo cada vez con mayor reiteración en Europa, en octubre se ha dado un caso mortal de estas características en Marruecos, país en el que un individuo que cumplía su condena por haber formado parte de una célula yihadista, acabó con la vida de un funcionario en la cárcel de Tiflet, tras apuñalarlo con un objeto punzante.

El análisis de este mes no podía finalizar sin comentar la situación que se está viviendo en Europa. Durante el mes de octubre se han producido tres ataques terroristas vinculados con la ideología del salafismo yihadista, dándose dos de estos en Francia y un tercero en Alemania. Para comprender especialmente los atentados acaecidos en territorio galo es preciso entender el contexto de tensión en el que nos encontramos, tensión que tuvo su punto de partida cuando Charlie Hebdo decidió volver a publicar las imágenes de 2015 en vísperas del juicio por los terroristas del atentado sobre la sede de la revista amparándose en el legítimo derecho de libertad de expresión. A partir de estas viñetas, la reacción por parte de los círculos más radicales del islamismo fue la de hacer un llamamiento enfatizado a que se cometiesen nuevas acciones terroristas sobre Francia, algo que se materializó rápidamente a finales de septiembre y teniendo dos réplicas más en el mes de octubre en las afueras de París donde un profesor fue degollado por un individuo radicalizado, y en Niza, donde otro terrorista asesinó a tres personas en el interior de una iglesia. Ante esta situación, el gobierno francés ha reafirmado su política de eliminar a aquellos sectores islamistas que no tienen cabida en un estado democrático y que son contrarios a la libertad de expresión, así como a los derechos y valores defendidos desde Occidente.  Estas medidas para hacer frente al “separatismo islamista” han sido entendidas por una parte del mundo arabo-musulmán liderado por el presidente Erdogan como un rechazo hacia los musulmanes con claros tintes islamófobos. Este argumento ha sido llevado al extremo por distintos grupos yihadistas e individuos vinculados con esta ideología, como muestra el reciente comunicado de AQMI o las palabras de un antiguo líder de al Qaeda en Indonesia, quienes tratan de victimizar a la población musulmana que vive en los estados occidentales, a la vez que ven con buenos ojos el atentar sobre estos territorios para que aumente el rechazo social hacia todo lo relacionado con el islam. El objetivo que persiguen con todo ello es que los gobiernos occidentales reaccionen de forma desproporcionada, penetrando así el sentimiento islamófobo en el seno de la sociedad para que esta acabe polarizándose y produciéndose una fractura irreparable. En esta última fase, los islamistas radicales se presentarían como únicos valedores y defensores del islam, esperando que la mayoría de musulmanes se pusieran de su lado frente a unos gobiernos y una ciudadanía que actúan deliberadamente contra ellos.  No olvidemos que esta estrategia no se presenta como una idea original, ya que responde a una maniobra bien descrita en su día por Abu Musab al Suri en su Llamada a la resistencia islámica global, obra que se publicó en Internet en 2005 y que ha tenido desde entonces una amplia difusión.

2.Metodología

La metodología de la presente investigación tiene como base la búsqueda y el análisis de fuentes abiertas, siendo éstas esencialmente noticias de prensa nacionales e internacionales, informes de instituciones gubernamentales, ONG’s que trabajan sobre el terreno y comunicados emitidos por los propios grupos terroristas (teniendo en cuenta que la información de éstos no siempre es fiable y siendo contrastada previamente). Dichas fuentes son accesibles al lector y pueden ser consultadas a través del enlace adjuntado en los resúmenes que acompañan a los datos extraídos en cada uno de los casos de estudio registrados. No obstante, existen algunas excepciones en las que se ha decidido no añadir el enlace por motivos de sensibilización y respeto a las víctimas, al tratarse de imágenes que no se considera necesario mostrar.

En la sección que hace referencia a la autoría de los atentados, en determinados casos se puede leer “sin confirmar” junto al nombre de la organización terrorista. Esto sucederá en todos aquellos casos donde ningún medio oficial vinculado a la organización autora haya reivindicado dicho ataque. Pese a la falta de esta confirmación, existen vínculos, modus operandi y características comunes con otros antecedentes que pueden ayudar a determinar la autoría, aunque siempre exista el riesgo de equivocarse en el análisis de la información.

El objetivo último de este observatorio es intentar conocer los máximos casos posibles, sabiendo que resulta imposible plasmar todos ellos por la inaccesibilidad de medios o falta de información en determinadas regiones. Debido a esta razón, uno de los criterios que debe reunir un atentado para aparecer en esta investigación es que se produzca alguna víctima, dado el escaso (o nulo) eco mediático que tienen aquellos casos en los que por suerte no se producen muertes, excepto en el caso de países occidentales donde sí se incluyen los atentados también que no hayan provocado víctimas.  El objetivo último es que los datos representados mes a mes permitan mostrar la evolución del terrorismo yihadista a partir de la actividad de las distintas organizaciones que lo representan a escala global.

Finalmente, se recuerda, como todos los meses, los criterios establecidos a la hora de contabilizar los casos de estudio:

• Atentados que sean perpetrados por organizaciones yihadistas o
• Cometidos por individuos inspirados en su ideología.
• Donde al menos se produce una víctima, pudiendo ser el propio terrorista, a excepción
• Que estén documentados por fuentes abiertas contrastadas en medios u organizaciones nacionales o internacionales

3.Tabla con casos de estudios documentados