Observatorio de atentados yihadistas de septiembre de 2023

Daños ocasionados por un nuevo atentado de Al Shabaab en la capital somalí Mogadiscio. Imagen: Redes sociales.

1. Análisis

El mes en el que se han cumplido 22 años de los atentados del 11-S no ha vuelto a pasar desapercibido para la propaganda de Al Qaeda, como suele ser algo ya habitual. En esta ocasión, ha sido a través de la revista Umma Wahida, la cual dedica su número a este atentado aludiendo al gran impacto estratégico que supuso y amenazando con un próximo ataque de mayor envergadura incluso que el 11-S, aunque no necesariamente sobre territorio estadounidense. Por su parte, sin abandonar la actividad de Al Qaeda en términos propagandísticos, el medio oficial Al Sahab ha publicado un libro inédito bajo la firma de Abu Muhammad al-Masri, figura de gran renombre y prestigio en Al Qaeda. Este libro gira en torno a la planificación y materialización de los ataques sobre las embajadas estadounidenses de Nairobi y Dar es Salaam en agosto de 1998, aportando una gran cantidad de detalles que se conocían hasta la fecha en sus más de 150 páginas.

A pesar de que la actividad terrorista de Al Qaeda Central continúa siendo inexistente y ha optado por delegar el grueso de su capacidad en sus ramas regionales y locales, el grupo sigue manteniendo unos elevados niveles de actividad propagandística a través de sus diferentes medios de comunicación, tanto oficiales como no oficiales. Desde la organización son conocedores que es importante mantener viva la llama de la yihad entre sus seguidores y tratan de publicar nuevo contenido que siga acaparando la atención de sus simpatizantes, si bien es cierto que su capacidad mediática no llega a los mismos niveles que la mostrada por Daesh en los últimos años.

En cuanto a lo que concierne a la actividad yihadista materializada en forma de acciones terroristas, un mes más la atención ha recaído sobre Somalia. En anteriores análisis mensuales se viene alertando del empeoramiento de la situación y del importante incremento de los niveles de una violencia extrema que es ejercida tanto por parte del grupo terrorista Al Shabaab como también por parte de otras agrupaciones que están combatiendo junto al gobierno somalí. Por parte de Al Shabaab, no hay duda alguna de que cada operación antiterrorista llevada a cabo por fuerzas gubernamentales es respondida por un atentado terrorista de gran envergadura, teniendo como objetivo tanto la población civil como también blancos militares. Así ha ocurrido en los meses anteriores, y septiembre no ha sido una excepción. A mediados de mes se daba un ataque a gran escala llevado a cabo por decenas de terroristas que atacaron en la región de Bakool posiciones del ejército etíope, el cual está ofreciendo apoyo a su socio somalí (caso de estudio #54). A pesar de que no hay un balance oficial del impacto que tuvo el atentado en víctimas mortales, el grupo terrorista se hizo eco de la acción en un comunicado, afirmando que habían conseguido acabar con la vida de 167 soldados. No obstante, no debemos olvidar que las cifras publicadas tanto por este grupo como también por parte de otras agrupaciones yihadistas suelen estar infladas intencionadamente bajo el propósito de generar un impacto mayor del que realmente ha tenido la acción terrorista, por lo que este tipo de fuentes suele ser poco fiables en ese sentido.

El apoyo institucional y militar externo que está recibiendo el gobierno somalí a la hora de hacer frente a este rebrote del terrorismo liderado por Al Shabaab no solo se reduce al apoyo de sus socios regionales, tales como Etiopía o Kenia, país que este último mes también ha sufrido la muerte de una veintena de sus soldados en atentados cometidos por Al Shabaab en suelo somalí. Estados Unidos también está incrementando su ayuda y los recursos durante los últimos meses, conocedor del empeoramiento de la situación y del deterioro de los niveles de seguridad y de estabilidad. A principios del mes de septiembre, la embajada estadounidense en Mogadiscio anunció el envío de ayuda en forma de material militar valorado en dos millones de euros para asistir en la lucha contraterrorista. Esta ayuda se suma a otras tantas enviadas en los últimos meses. Asimismo, el día posterior a la publicación del envío de ayuda armamentística, el Departamento de Estado estadounidense comunicó que ofrecerá una recompensa de diez millones de dólares a quien pueda facilitar información sobre el paradero de Abu Ubaidah, líder de Al Shabaab.

Bajo este contexto siguen dándose las numerosas operaciones antiterroristas lideradas por el ejército somalí para tratar de hacer retroceder a Al Shabaab. Hasta la fecha, esta tarea está siendo costosa dado que, si bien es cierto que el gobierno está obligando a que los terroristas abandonen algunos territorios ocupados, estos aprovechan los movimientos de soldados para atacar y hacerse con el control de nuevos territorios que quedan más desprotegidos.

En cualquier caso, en septiembre se llevó a cabo una operación antiterrorista por parte del ejército somalí que ha acaparado un importante protagonismo no por el hecho de que se consiguiera neutralizar a un elevado número de terroristas, sino más bien porque durante su transcurso fueron asesinadas al menos una mujer y dos niños. Si bien el gobierno somalí ha guardado silencio y no ha esclarecido lo ocurrido, Al Shabaab ha instrumentalizado la muerte de estas tres personas inocentes para impulsar una campaña de rechazo hacia las autoridades somalíes y hacer un llamamiento para que la sociedad se sume a su causa. No hay duda alguna de que este tipo de actuaciones que acaban con la muerte de civiles es un acelerador del extremismo y un elemento dinamizador más al que recurren las organizaciones terroristas. De ahí la importancia de que las autoridades gubernamentales y fuerzas militares sean conscientes de la necesidad de impedir la muerte de personas inocentes a toda costa.

Para terminar, a lo largo del último mes se ha producido al menos un atentado de inspiración yihadista que se ha saldado con la muerte al menos de una persona en un total de 18 países, siendo estos: Irak, Siria, Afganistán, Pakistán, Irán, India, Tailandia, Filipinas, Yemen, Mali, Burkina Faso, Benín, Níger, Nigeria, Camerún, República Democrática del Congo, Somalia y Mozambique.

2. Metodología

La metodología de la presente investigación tiene como base la búsqueda y el análisis de fuentes abiertas, siendo éstas esencialmente noticias de prensa nacionales e internacionales, informes de instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales que trabajan sobre el terreno y comunicados emitidos por los propios grupos terroristas (teniendo en cuenta que la información de éstos no siempre es fiable y siendo contrastada previamente). Dichas fuentes son accesibles al lector y pueden ser consultadas a través del enlace adjuntado en los resúmenes que acompañan a los datos extraídos en cada uno de los casos de estudio registrados. No obstante, existen algunas excepciones en las que se ha decidido no añadir el enlace por motivos de sensibilización y respeto a las víctimas, al tratarse de imágenes que no se considera necesario mostrar.

En la sección que hace referencia a la autoría de los atentados, en determinados casos se puede leer “sin confirmar” junto al nombre de la organización terrorista. Esto sucederá en todos aquellos casos donde ningún medio oficial vinculado a la organización autora haya reivindicado dicho ataque. Pese a la falta de esta confirmación, existen vínculos, modus operandi y características comunes con otros antecedentes que pueden ayudar a determinar la autoría, aunque siempre exista el riesgo de equivocarse en el análisis de la información.

El objetivo último de este observatorio es intentar conocer los máximos casos posibles, sabiendo que resulta imposible plasmar todos ellos por la inaccesibilidad de medios o falta de información en determinadas regiones. Debido a esta razón, uno de los criterios que debe reunir un atentado para aparecer en esta investigación es que se produzca alguna víctima, dado el escaso (o nulo) eco mediático que tienen aquellos casos en los que por suerte no se producen muertes, excepto en el caso de países occidentales donde sí se incluyen los atentados que no hayan provocado víctimas, así como aquellos otros que presenten unas particularidades propias que requieran su inclusión. El objetivo último es que los datos representados mes a mes permitan mostrar la evolución del terrorismo yihadista a partir de la actividad de las distintas organizaciones que lo representan a escala global.

Finalmente, se recuerda, como todos los meses, los criterios establecidos a la hora de contabilizar los casos de estudio:

• Atentados que sean perpetrados por organizaciones yihadistas o
• Cometidos por individuos inspirados en su ideología
• Donde al menos se produce una persona fallecida, pudiendo ser el propio terrorista (con las excepciones ya citadas)
• Que estén documentados a través de técnicas OSINT y fuentes contrastadas

3. Tabla con casos de estudio documentados