Los cuatro ejes de actuación del plan de actuación, ahora denominado “Programa de actuación del Gobierno Vasco para promover la convivencia junto a la comunidad islámica vasca”, incluyen las denominadas “bases”, en las que se describen los puntos de partida y “líneas de actuación”, que incluyen los llamados “acuerdos de base” y los proyectos de actuación a desarrollar.
El primer eje de intervención se denomina “Cohesión social e integración intercultural e interreligiosa en Euskadi”. Las bases que establecen el punto de partida conceptual provienen del denominado Plan de Convivencia y Derechos Humanos para los años 2017-2020. La diversidad, la convivencia, los derechos humanos, la defensa de los derechos de las víctimas, el propio compromiso del gobierno autonómico y los valores de seguridad, solidaridad y educación establecen el marco conceptual de este eje de intervención sobre el que se construirán las posteriores líneas de actuación. Es evidente la importancia que supone la cohesión social e integración intercultural e interreligiosa, no obstante, tal y como recoge la estrategia de prevención de la Oficina de Seguridad y Contraterrorismo del Home Office, la prevención significa evitar, y para ello se depende de sobremanera del éxito de las políticas de integración. No obstante, la sola integración no logrará la prevención. Cuestión que conviene no perder de vista.
Como elemento de interés puede mencionarse el hecho de la inclusión de los llamados contravalores como marco conceptual al que de manera inequívoca parecen haber prestado especial atención para el posterior desarrollo de las líneas de actuación.
A este respecto resulta obligado llamar la atención al hecho de que la identificación de estos dos contravalores se realiza sobre el supuesto en el que” algunos acontecimientos puntuales que se han vivido en otras sociedades europeas en los últimos años resaltan dos contravalores a los que nos enfrentamos”. Estos dos contravalores, son por un lado “el fanatismo violento de inspiración supuestamente religiosa” y de otra parte “el racismo, la persecución o la discriminación contra determinados grupos religiosos y en particular, la islamofobia”. Que decir sobre el hecho de que resulta poco adecuado minimizar la actual amenaza terrorista, refiriéndose a ella como “algunos acontecimientos puntuales”. Asimismo, se refiere al fenómeno del yihadismo como “fanatismo violento de inspiración supuestamente religiosa”, dejando sin aclarar la naturaleza de la amenaza y creando no poca confusión. En cuanto a la islamofobia, ahondar en sus expresiones amplificando de sobremanera su realidad a fin de mostrar solidaridad y sensibilidad en cuanto a esta problemática innegable puede sumar argumentos de victimización. Hecho que se ha de tener presente.
Como principal acuerdo de base, destaca la creación de la llamada Comisión Asesora para la Colaboración con las Comunidades Islámicas de Euskadi, así como la creación de un Consejo Interreligioso Vasco. Ya el plan noruego contra radicalización incluye en su desarrollo la aspiración a la mejora y avance del dialogo entre religiones a fin de lograr una sociedad multirreligiosa, promoviendo el entendimiento y el respeto, así como los valores comunes. Esta clase de iniciativas deben de contextualizarse en el marco de la consideración de que parte de la estrategia terrorista es la búsqueda de la división de nuestras sociedades en comunidades religiosas enfrentadas y su inclusión es bastante habitual en los planes de prevención del extremismo. En este eje de actuación se realizarán tres proyectos basados en el reto estratégico que supone el “ser libres juntos” y “vivir juntos en paz”.
El primero de ellos, centrado en la cohesión social, buscara la universalización de las políticas sociales, actuaciones de sensibilización y divulgación para la deconstrucción de prejuicios y estereotipos, así como la creación de sinergias en materia de investigación, mediación y formación intercultural.
El segundo de ellos, centrado en la convivencia religiosa, elaborara un registro de entidades religiosas, un mapa sociológico de implantación de las diversas confesiones, una agenda de diálogo interreligioso y una Ley de Centros de Culto.
El tercer proyecto, ahondara en la promoción de la diversidad a través de la implicación ciudadana incorporando a las convocatorias de subvenciones cuestiones relacionadas con la diversidad, la prevención del racismo y los delitos de odio. Así mismo, el Gobierno Vasco propondrá la creación de un protocolo de respuesta y movilización social en el seno de la Comisión Asesora para la Colaboración con las Comunidades Islámicas y del Consejo interreligioso Vasco frente a cualquier atentado terrorista, cuestión que se abordara mas adelante.
El segundo eje de intervención, ahonda en todo aquello relacionado con la “Seguridad y Actuación Policial Preventiva y de Respuesta”. Las bases del acuerdo son la conocida Estrategia de la Unión Europea de Lucha contra el Terrorismo del año 2005 y sus cuatro pilares esenciales de prevenir, proteger, perseguir y responder. Tras mencionar la asunción por parte del Estado Español de los pilares de la estrategia europea tanto en la ESN2013 o el PENLCRV o la instrucción 3/2015 por la que se actualizaba el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista, el Plan de Actuación asume que no es ajena a un modelo de seguridad basado en los cuatro pilares anteriormente descritos como tampoco debiera de ser ajena a los desarrollos elaborados por el gobierno central en esta materia, toda vez que la competencia en esta materia es compartida. Avanzar en la mejora de la colaboración policial en aquellas comunidades con competencias en materia de seguridad sigue siendo necesario, para ello es necesaria la existencia de una voluntad inequívoca al margen de consideraciones políticas.
Como principal acuerdo de base dentro de las líneas de actuación estaría la presentación a la Comisión Asesora para la Colaboración con las Comunidades Islámicas, la propuesta de creación de un Foro de Identificación Temprana de Procesos de Radicalización y de Respuesta Pedagógica. Su actuación se centraría en entornos especialmente vulnerables y su composición sería de naturaleza mixta. Por un lado, expertos en materia de educación y miembros de la comunidad islámica y por otro lado presumiblemente personal adscrito a la Oficina de Central de Inteligencia de la Ertzaintza. Esta propuesta puede enmarcarse dentro de los programas de participación de la sociedad civil y el empoderamiento comunitario incluidos en la Colección RAN. Todos los planes de prevención impulsados y elaborados por distintos gobiernos hacen mención de la necesidad de incluir a las diferentes comunidades en la lucha contra la radicalización violenta. Es una necesidad y desde luego por algo se empieza. En algunas comunidades, además de no existir ninguna resistencia al extremismo, la desconfianza hacia las autoridades públicas y el hermetismo pueden agravar la situación. De ahí, la necesidad de revertir esos escenarios que facilitan la expansión del extremismo, empoderando comunidades y estimulando su participación.
Otro de los acuerdos de base seria la presentación al Consejo Interreligioso Vasco, la propuesta de aprobación de un manifiesto de apoyo a la estrategia de búsqueda “de máxima coordinación y eficacia policial y de inteligencia” así como el compromiso de liderazgo de movilización y de respuesta social” frente a cualquier atentado de pretexto religioso y ante expresiones de violencia xenófoba, islamofoba o racista”. Respecto al compromiso adquirido por el Consejo interreligioso Vasco para el caso de que este manifiesto se apruebe poco puede decirse, no obstante, puede resultar extraño que dentro de la estrategia de intervención de la Ertzaintza se mencione la presentación al Consejo Interreligioso Vasco de un manifiesto de apoyo a la estrategia de búsqueda de máxima coordinación y eficacia policial y de inteligencia, pues sin duda, las autoridades tanto políticas como policiales cuentan mecanismos adecuados para la búsqueda de esa eficacia y coordinación al margen de los pronunciamientos de entidades, consejos o agrupaciones de carácter religioso. Quizá fuese más adecuado un manifiesto de apoyo a la búsqueda de máxima coordinación y eficacia al margen de consideraciones políticas cuyos efectos se han hecho sentir de algún modo en el atentado de Barcelona de agosto del año pasado. No obstante, no parece que dicho manifiesto en un sentido u otro obtenga ningún resultado tangible en el ámbito de la prevención de la radicalización al margen de consideraciones ajenas al objetivo de este plan.
Respecto a los proyectos, estos tomaran como base a los cuatro pilares de la Estrategia de la Unión Europea contra el Terrorismo. Obviamente tal y como indica el plan la “estrategia policial no puede ser desvelada en sus detalles para no anular su potencial de eficacia.” No obstante, pueden destacarse las iniciativas dirigidas a complementar el análisis que realiza el gobierno central en la identificación y protección de infraestructuras estratégicas en Euskadi, la actualización de los protocolos de respuesta de coordinación de la información operativa y policial, de solidaridad ante las victimas y de comunicación hacia la opinión pública que permita transmitir información precisa y veraz compatible con las necesidades y cautelas propias de la investigación. Cuestión de suma importancia habida cuenta del tratamiento informativo recibido por los diferentes atentados acaecidos en Europa y la constatación de lo vital de una adecuada comunicación publica.
El siguiente eje de intervención incide en la “Prevención socio-educativa de la radicalización violenta”. Parte de las bases de este eje surgen de la adaptación de la segunda parte del Plan de Convivencia y Derechos Humanos 2017-2020. Este eje toma como núcleo el hecho de que el ejercicio de la violencia se caracteriza por anteponer en la conciencia personal el valor de la etiqueta étnica, religiosa o política en detrimiento de la dignidad humana, tomando como causas de la ruptura de la convivencia el dogmatismo, el fatalismo, el maniqueísmo o el sectarismo. Así, desde el punto de vista de la prevención, el trabajo en el ámbito socioeducativo se centraría en estas cuatro causas de ruptura de la convivencia, siendo necesaria la promoción de la cultura y la educación para la convivencia basada en el respeto a los derechos humanos.
Esta promoción, quizás inspirándose en el trabajo de Javier Gomá en el campo de la ejemplaridad publica, considera al conjunto de la ciudadanía como un agregado de agentes socioeducativos tomando como referencia cuatro puntos acción y trabajo pedagógico.
El primero de ellos es la pedagogía de la propia limitación, por ejemplo, en cuanto a la posesión de la razón o la verdad. Así, la aceptación de la propia limitación actuaría a modo de vacuna frente al dogmatismo, promoviendo el dialogo y la no violencia. El segundo es la pedagogía del valor positivo, la cual permite descubrir alternativas a la desesperación o al uso de la violencia, promoviendo el pluralismo y previendo así el fatalismo. El siguiente punto de trabajo pedagógico es de la conciencia ética, donde la convivencia exige la asunción de la propia responsabilidad ética de cada circunstancia, primando el uso de la razón y la capacidad de elegir con sentido ético. Por último, el eje incluye la pedagogía de la dignidad humana, donde su respeto adquiere la condición de valor superior. Estos programas tienen por objeto educar a los jóvenes en valores cívicos, estereotipos, discriminación, prejuicios, responsabilidad, valores democráticos y diversidad cultural. En línea con los programas en la educación de jóvenes en valores democráticos y pensamiento crítico de la Colección RAN, resulta necesario llamar la atención sobre la importancia que tiene apoyarse en el conocimiento generado fruto de la experiencia adquirida por otros operadores en el marco de la prevención.
Dentro de la prevención socio educativa, el Plan da una especial importancia a dos textos que devienen en fundamentales, el Acuerdo Gizalegez, suscrito por la práctica totalidad de los agentes educativos de Euskadi en el año 2013 en cuanto a la promoción de la cultura de la paz y la convivencia así como en el Programa Complementario de Educación en Derechos humanos, Convivencia y Cooperación 2017-2020 de mayo del 2017 el cual pretende integrar en una misma unidad de sentido las iniciativas y proyectos educativos en el ámbito de las derechos humanos y la convivencia.
En lo que a las líneas de actuación se refiere, uno de los acuerdos de base es precisamente la extensión del Acuerdo Gizalegez a la Comisión Asesora para la Colaboración con las Comunidades Islámicas de Euskadi y en el seno del Consejo Interreligioso Vasco, cobrando especial función el Departamento de Educación, el Consejo Escolar y el “conjunto de los agentes educativos vascos”. El siguiente acuerdo de base es la creación de una red de jóvenes de tradición cultural y religiosa plural, orientada a compartir y promover valores de convivencia intercultural y religiosa junto al Consejo de la Juventud en Euskadi y la Comisión asesora para la Colaboración con la Comunidades Islámicas de Euskadi. Un modelo similar al del Plan de Acción de Prevención del Extremismo Violento, “Hacia una sociedad cohesionada” del Ministerio de Interior finlandés en el que uno de los puntos clave pasa por reforzar la confianza de los jóvenes en el sistema democrático mediante el inicio de un diálogo centrado en democracia, “entre y con los jóvenes”, como parte de las actividades de los consejos de la juventud. Los proyectos a realizar poseen cuatro ámbitos de trabajo.
En el apartado de la Formación, se incluye un modulo formativo para jóvenes y adultos dirigida a formadores sobre convivencia interreligiosa, intercultural y prevención de la radicalización. En el caso del plan francés contra la radicalización “Prevenir Para Proteger”, esta formación se amplía incluso a los monitores deportivos, asociaciones, clubes y distintas federaciones. Los formadores, bien sean monitores, trabajadores sociales o voluntarios son muchas veces activos sociales en primera línea en lo que a entornos vulnerables se refiere. Es evidente que la inmensa mayoría de los programas de prevención de los países miembros de la UE incluyen en línea con las recomendaciones del RAN este tipo programas de capacitación para trabajadores, en el caso francés existe una suerte de “KIT” que opera como manual de prevención. Las conclusiones sobre las diversas experiencias en la formación y la sensibilización de los profesionales que trabajan en primera línea de combate a tenor de las conclusiones del RAN pasan por estimular su disposición, de manera que el acercamiento al fenómeno se realice desde la curiosidad, estimulando la pregunta y la reflexión. Es preferible que la formación sea activa y dinámica en contraposición a modelos estáticos o pasivos.
En el de la Educación se incidirá en la atención al alumnado inmigrante, o de proyectos como “escuela llama al mundo” con el objetivo de acercar a los colegios el conocimiento directo de testimonios e historias de vida de personas de confesiones religiosas diferentes. La apertura de la comunidad al resto de la sociedad, la transparencia y el fortalecimiento de la educación religiosa, y los dilemas en torno a la identidad de los musulmanes y la llamada islamofobia. Así mismo se pondrán en marcha iniciativas como “Bizikasi”, en el que se pretende hacer de los centros educativos un espacio de aprendizaje y desarrollo personal y social a través del conocimiento y compromiso compartido. Esta iniciativa aspira a elaborar unidades didácticas para sesiones de tutorías o la formación en centros docentes de personal asociado al mismo o las familias de los estudiantes y es que en este sentido el papel de las familias resulta esencial.
El tercer ámbito es de la Divulgación, en el que se realizaran guías locales de conocimiento y pedagogía de la diversidad cultural y religiosa y la celebración de jornadas, encuentros y seminarios para la promoción del conocimiento de iniciativas e investigaciones en el ámbito de la convivencia y la no violencia.
El cuarto ámbito, quizás el más delicado es de las Intervenciones de carácter específico. Ello incluye la elaboración junto a la Comisión Asesora para la Colaboración con las Comunidades Islámicas de Euskadi de un documento educativo para la prevención de la radicalización para su distribución en las mezquitas, un modulo educativo de intervención en centros tutelados, así como un modulo de intervención educativa en los centros penitenciarios localizados dentro del ámbito de competencia territorial del Gobierno Vasco. Ya hace unos años la Oficina Central de Inteligencia elaboro junto a la asociación musulmana EBI, unos tripticos de prevención de la radicalización para su reparto en mezquitas con el lema “no dejes que te manipulen”. En este sentido, esta clase de iniciativas pretenden involucrar a los representantes comunitarios dentro del trabajo de prevención contra la radicalización. El plan holandés, en su cuarta medida “Counteracting Radicalization” nos recuerda la necesidad de estrechar lazos con la comunidad musulmana, considerando a imanes y juntas directivas de las mezquitas aliados en la batalla contra el extremismo, en cuanto a que estos “secuestran su fe, engañan y abusan a sus hijos”, cita literal que opera como lema.
El cuarto y último eje de intervención del Plan de Actuación del Gobierno Vasco está directamente relacionado con el “Posicionamiento político interno e internacional”. Ambos posicionamientos poseen en común el ya citado Plan de Convivencia y Derechos Humanos 2017-2020, donde el posicionamiento se divide en relación a la respuesta multidimensional ante los factores estructurales que facilitan la proliferación del terrorismo, la cooperación y la respuesta multilateral frente a su capacidad operativa. Ambos apartados hacen referencia a principios tales como la eficiencia, cooperación o proporcionalidad. Obviamente se trata de un texto neutro que puede poseer cierto interés a fin de vislumbrar algunos matices en cuanto al posicionamiento del Gobierno Vasco en relación al problema del terrorismo sobre todo en cuanto al desarrollo de debates y trabajos propios de las comisiones parlamentarias a nivel autonómico, trabajos periodísticos o las reuniones de las juntas de seguridad.
En lo que al posicionamiento político interno se refiere, además del servicio de atención a las víctimas, los protocolos de atención solidaria y eficiente, o la creación de una oficina ad hoc de asistencia inmediata parecen sumársele toda una serie de iniciativas en materia de convivencia interreligiosa e intercultural, de convivencia integrada y integradora basada en el pluralismo. A este respecto ya se han mencionado en este resumen toda una serie de iniciativas, propuestas y acciones basadas en este principio. Una conjunción de valores e ideales habituales en el género que parecen vislumbrar en realidad una inclinación hacia una sociedad multicultural basada en una suma de comunidades religiosas que la mayoría de las veces se encuentran sobre representadas.
De hecho, la propia respuesta de movilización impulsada por el Gobierno Vasco prevé que esta sea de carácter ”intercultural” e “interreligioso” visibilizando la diversidad comunitaria frente a la unidad cívica. Podría apuntarse al hecho de que este tipo de opciones pueden acabar convirtiendo al ciudadano en un “cautivo” de su comunidad cultural o religiosa de origen al ser la sociedad una suma de comunidades y no de ciudadanos.
Hemos de tener presente que toda opción de intervención social en el ámbito de la prevención y respuesta frente al terrorismo posee efectos, consecuencias y problemas asociados. En este sentido resultan de interés los desarrollos y experiencia adquirida en el campo de la prevención por la Oficina de Seguridad y Contraterrorismo del Home Office del Reino Unido dada la configuración “comunitaria” de la sociedad británica. La propia Colección RAN nos advierte en cuanto al desarrollo de los programas de participación de la sociedad civil y el empoderamiento comunitario de ser realistas en cuanto a los límites de lo que puede lograrse a través de la participación comunitaria o de la necesidad de saber diferenciar entre líderes comunitarios y representantes autoproclamados. A ello habrá de sumársele las complicadas relaciones entre estos mismos liderazgos, así como a los intereses por el control comunitario de agentes provenientes de sus países de origen. En algunos casos ajenos a la propia realidad político-social en el que se desenvuelven. De ahí, que no es raro observar el uso de determinados colectivos u asociaciones pantalla con fines ajenos al hecho propio de la prevención.
A este respecto, resulta de interés reflexionar en torno a la realidad de la propia extensión del sentimiento de pertenencia e identidad de la propia comunidad en función de la religiosidad, que variara de manera muy dispar de unos individuos a otros. Quizás un sindicato de trabajadores o asociaciones no religiosas puedan considerarse más representativas de la comunidad que determinadas entidades religiosas.
Dado que la prevención incluye diferentes niveles de la administración y gobierno, aquellos organismos con competencias en materia exterior debieran de facilitar e incentivar el acceso de los operadores e investigadores en materia de prevención a foros, estructuras y redes internacionales. Ya el propio plan de prevención contra la radicalización elaborado por el Comité interministerial de la prevención de la delincuencia y la radicalización del gobierno francés incluye dentro de sus medidas la búsqueda de una mayor colaboración de la red RAN de la UE y su oferta formadora con la Organización Internacional de la Francofonía.
En lo que al posicionamiento internacional se refiere, el terrorismo forma parte de la agenda vasca de Acción Exterior del Gobierno Vasco de manera muy especial en lo que a coordinación policial e inteligencia se refiere participando de manera activa en redes europeas e internacionales. Así mismo integrara dentro de la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo y en la Secretaria General de Derechos Humanos, Convivencia y Cooperación aquellos llamamientos de Naciones Unidas y otras instituciones internacionales y europeas dirigidas a aliviar situaciones de emergencia humanitaria provocadas por la guerra o el terrorismo.
Al margen de consideraciones sobre la ambición del plan, la extensión real del ámbito de actuación o la necesidad de un mayor desarrollo del mismo que inevitablemente habrá de ir parejo de sus correspondientes partidas presupuestarias duraderas en el tiempo, cosa que no es nada fácil, se debe de aplaudir su presentación.
Es razonable pensar que habida cuenta del reparto de competencias existente se debe de seguir trabajando en virtud del principio de cooperación y eficiencia en cuanto a los recursos pues la prevención es clave en la lucha contra el terrorismo.
La prevención de la radicalización es responsabilidad de todos y para ello se ha de involucrar a toda la administración, independientemente de su ámbito y niveles de gobierno, desde los ejecutivos centrales a los distritos municipales. Es una cuestión de responsabilidad, pero también de solidaridad pues un individuo radicalizado en un territorio dado, puede acabar atentando en otro.