El Plan de actuación frente al terrorismo internacional de pretexto religioso ha sido elaborado por encargo expreso del Lehendakari Urkullu a la Secretaria General de Derechos Humanos, Convivencia Cooperación dirigida por Jonan Fernández y ha sido coordinada por un grupo de trabajo de naturaleza interdepartamental.
Tras la presentación de este plan de actuación se abrió un periodo de cuatro meses para la recogida de aportaciones y propuestas. Además de una nueva denominación para la Comisión Asesora “ADOS” para la colaboración con las Comunidades Islámicas de Euskadi, el plan incluye una nueva denominación siendo su título principal: “Programa de actuación del Gobierno Vasco para promover la convivencia junto a la comunidad islámica vasca”. En cualquier caso, la única diferencia podría estar en que de la anterior denominación podría interpretarse que sus actuaciones “frente al terrorismo” tenían un trasfondo reactivo, mientras que la nueva denominación “para promover la convivencia” posee un matiz más constructivo. Denominaciones algo confusas para lo que a todas luces debiera de ser un plan de prevención al uso.
Respecto a la Comisión Asesora “ADOS”, es razonable pensar que la elección de unos en detrimento de otros, será motivo de crítica. Hemos tener presente la existencia de susceptibilidades y lealtades en colisión de los liderazgos comunitarios por la búsqueda de notoriedad y fondos públicos, donde no es raro observar campañas de desprestigio e intereses relacionados con el control comunitario.
Cambios en la denominación con distinto matiz que en nada afectan al desarrollo de este resumen ejecutivo comentado. Quizás la única diferencia reseñable este en la inclusión dentro de las premisas del marco general en lo que, a identificación de las vulnerabilidades y puntos fuertes de nuestras sociedades, la carta de 19 de septiembre de 2014 que 130 eruditos musulmanes de todo el ámbito internacional dirigieron al Daesh (www.lettertobaghdadi.com) deslegitimando el uso de la violencia en nombre del Islam.
El Plan, ahora Programa, incluye de manera prolífica los principios y valores que deben de regir las actuaciones de los departamentos involucrados y que pueden resumirse en el pluralismo, la integración y la convivencia. Conceptos que a pesar de bien intencionados pueden resultar ajenos a determinados colectivos y sujetos a la denominada comunidad musulmana.
De acuerdo con la introducción al mismo, la actuación política e institucional no puede reducirse a la actuación reactiva puntual ante el espasmo y estremecimiento que produce cada atentado. De tener un enfoque preventivo y con una estrategia integral e inteligente, sería necesario abordar las causas que propician y las circunstancias que lo hacen posible. Para ello, el plan establece dos perspectivas genéricas:
El terrorismo internacional de pretexto religioso se ha consolidado como uno de los puntos clave de la agenda de preocupaciones de las primeras dos décadas de este siglo. Un debate emergente relacionado con los valores de diversidad y solidaridad que tienen su plasmación en la problemática de la exclusión, las injusticias, la pluralidad religiosa y cultural, así como el fenómeno de las migraciones o los refugiados. Lamentablemente ante la ausencia de solidez en el discurso público, se han llegado a cuestionar principios que hasta ahora se consideraban incuestionables y que afectan a valores, derechos y libertades fundamentales.
De ahí que este plan pretenda poner de manifiesto la voluntad del Gobierno Vasco de reforzar desde el enfoque de los derechos humanos su acción, la cual es presentada como “englobante e interdepartamental”. El objetivo del plan pretende armonizar las iniciativas y proyectos desarrollados en el ámbito de la prevención y en función de esos objetivos compartidos, evitar duplicidades optimizando esfuerzos y recursos. Menciones, proclamas y referencias que suelen ser habituales en la literatura propia de muchos de los planes de prevención a nivel europeo.
Marco General
Dentro de las premisas que delimitan y condicionan el plan pueden mencionarse el habitual alineamiento con las resoluciones de instituciones internacionales, ello incluye la Estrategia Global de las Naciones Unidas contra el Terrorismo, la conocida resolución 60/158 aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas, la Estrategia de Lucha contra el Terrorismo de la Unión Europea, así como la Estrategia global para la política exterior y se seguridad de la Unión Europea.
Obviamente en relación a un mejor ajuste para aquellas competencias compartidas con tantos organismos y ministerios implicados en la lucha contra el terrorismo internacional dependientes del gobierno central, hubiese sido razonable incluir de manera más palpable aquellas disposiciones, estrategias y leyes que bien pueden constituirse en apoyo fundamental para los objetivos del plan, como con la Estrategia de Seguridad Nacional del 2013, su renovación del 2017 o el Plan Nacional para la Lucha contra la Radicalización del 2015.
A modo de declaración de voluntades, aceptando lo limitado de su ámbito de actuación y competencias, el plan posee como premisa que la pasividad no es una alternativa, “no todo está en nuestra mano, pero podemos hacer todo lo que esté en nuestra mano.” Es decir, el compromiso en la lucha contra el terrorismo, es una cuestión de solidaridad y soberanía, en tanto en cuanto las instituciones y la sociedad vasca deben y pueden centrarse en sus propios recursos y en su marco de competencias, capacidad y posibilidades.
Buen ejemplo de este compromiso, limitado a los recursos y marcos competenciales sería, por ejemplo, en plan de lucha contra la radicalización aprobado por el ayuntamiento de Málaga. No obstante, de manera didáctica, el propio plan ahora programa admite, que se debe de conocer y reconocer como premisa básica la falibilidad del plan. Aun cuando se implementen las mejores y más eficaces estrategias de prevención y respuesta, el riesgo de sufrir un atentado persistirá.
¿Cuál sería uno de los objetivos fundamentales de un posible atentado? Además de buscar el máximo número de víctimas, el impacto mediático, la notoriedad y, sobre todo, la ruptura del marco de convivencia y del pluralismo. Esta perspectiva redunda en vital para la comprensión del trasfondo del plan.
Sobre el trasfondo ideológico del plan
De manera un tanto sorprendente dada la naturaleza del texto, el plan incluye algunos elementos ideológicos mas allá de la mención habitual a los principios y valores incluidos en la Constitución o en el Estatuto de Autonomía.
Basándose en la reflexión de Alessandro Baricco en el epilogo de su libro Homero, Iliada de la editorial Anagrama, el Plan de Actuación parte de la premisa de que la guerra, que en este caso incluye todas las formas de interacción social violenta asociada al extremismo, se ha situado durante siglos “como un acontecimiento trascendente que frente a la mediocridad de la vida cotidiana”, se ha sublimado a si misma afianzándose en valores cargados de absoluto, el honor, la nobleza, la valentía, el patriotismo, el heroísmo etc. De ahí que sea necesaria una sublimación ética de similar fuerza.
El yihadismo seria así la enésima versión legitimadora de la iniquidad más abyecta, basada en una dialéctica de la lucha en términos absolutos del bien contra el mal. Ante esta manifestación, la respuesta del Gobierno Vasco es compartir de un modo interreligioso e intercultural la sublimación ética de un marco de convivencia basado sobre todo en el pluralismo. De ahí que anteriormente se haya mencionado la importancia que adquiere para el Gobierno Vasco dentro de los objetivos del yihadismo, la búsqueda de la ruptura del marco de convivencia y del pluralismo. Sobre esta premisa, resulta comprensible que el Plan considere como principal aliado del terrorismo internacional de pretexto religioso aquellas cuestiones vinculadas al neologismo conocido como islamofobia.
Dada la importancia de la convivencia y el pluralismo como principios del Plan de Actuación, se eleva a máxima categoría la idea de vivir juntos y en paz, una determinación que tiene un carácter pre-político y pre-religioso. Esta idea, no solo representaría una estrategia defensiva, si no que formaría parte de un reto de progreso cívico, social y político en Europa y el resto del mundo a la altura de las exigencias del siglo XXI. Esta afirmación toma como base algunas de las reflexiones del filósofo bilbaíno Javier Gomá, en tanto que, si el gran progreso de los siglos XIX y XX ha sido en progresivo ensanchamiento de la libertad individual, el reto actual estaría seria “ser libres juntos” lo cual implica la aceptación positiva de determinadas limitaciones de esa libertad individual. Cabe recordar, sin que pueda parecer una réplica de carácter filosófico al Plan de Actuación, que este reto planteado por Gomá, se realiza de la mano de dos conceptos clave, el de la finitud y la igualdad, edificado eso sí, sobre el limite de lo humano para una sociedad “sin fundamento trascendente y al mismo tiempo sin consistencia alguna” sin que el nihilismo sea una jaula de hierro, si no una puerta de salida en la que debemos de hallar, una ocasión civilizadora. Un punto de partida de difícil consenso en una sociedad multicultural pues debe tenerse presente que parte de estos conceptos son totalmente ajenos a parte del público objetivo al que el plan se dirige.