A nivel internacional, España es ejemplo de cómo poner a las víctimas en el centro del debate, en primer lugar por un deber de justicia, de reconocer el sacrificio que las víctimas tienen en la lucha contra el terrorismo, en la reparación del daño; pero también porque pueden ser un instrumento en la lucha contra el terrorismo: al contar lo que es y cómo les ha afectado, dan testimonio de la barbarie del terrorismo.
De hecho, se celebró una sesión en la que víctimas españolas dieron su testimonio en el Consejo de Seguridad.
Teníamos mucho interés en llevar a las víctimas al seno del Consejo de Seguridad. En octubre celebramos una sesión específica, con el liderazgo de Estados Unidos, y llevamos a víctimas con nombres y apellidos para explicar los efectos del terrorismo. Eran víctimas de ETA en España, de Daesh en Oriente Próximo y de Boko Haram. Era una sesión abierta a otros países, no sólo a miembros del Consejo, y muchos embajadores pudieron escuchar las vivencias de las víctimas en primera persona. Hay varias ideas para avanzar en este sentido en 2016. Una de ellas es aprobar una Declaración Presidencial, donde se podrían recoger esos elementos. También promover un Estatuto Internacional de la Víctimas, siguiendo el ejemplo español.
¿Qué implicaciones prácticas tendría una Declaración Presidencial en torno a las víctimas del terrorismo?
Nuestras aspiraciones son de máximos: nos gustaría que recogiera todos los elementos a los que le hemos dado importancia en torno a las víctimas, que los Estados tengan una legislación avanzada… Pero el Consejo de Seguridad es un trabajo a quince con una comunidad internacional con su propia visión. La declaración presidencial la adopta el presidente con el consenso de los otros quince, que tienen derecho a veto. Nosotros somos optimistas: gracias al trabajo que realizamos el año pasado, así como el de otros países como Jordania, esperamos lograr un texto ambicioso.
Una de las prioridades para 2016 es poner en valor la experiencia española en la lucha contra el terrorismo. ¿Qué se debería poner como ejemplo de buenas prácticas?
Hay seis aspectos fundamentales. El primero, el papel de las víctimas. Hay socios, algunos tan relevantes como Estados Unidos, que nos piden siempre que expliquemos cómo hemos tratado a las víctimas, la conciencia que despertaron en el conjunto de la sociedad y cómo eso cambió la lucha contra ETA. El segundo punto, que surgió de las víctimas, es el consenso político y social para luchar contra el terrorismo, que es necesario para la lucha antiterrorista. En España dio buenos resultados y ahora vemos a otros países que se enfrentan al terrorismo y que no han sido capaces de generarlo. También está el tema de la cooperación interna, porque es importante que fuerzas de policía, la justicia y la administración trabajen juntos y se coordinen entre ellos.
¿Cuáles son las otras líneas de acción?
También es importante plantear instrumentos legales, sobre todo para los combatientes extranjeros que van a otros países a atentar y a veces las herramientas legislativas no están adaptadas a esta situación. Nosotros hemos hecho modificaciones en el Código Penal para que, si una persona se desplaza a un país tercero para cometer un delito y luego vuelve a España, pueda ser detenido y encausado por tribunales españoles. Hay que estar siempre muy a la avanzada porque el terrorismo busca los huecos de la sociedad libre para atentar. Otro punto importante es el respeto a los derechos humanos: saltarte el camino de la ley es perder legitimidad en la lucha contra el terrorismo. Y el último, muy relevante ahora, es la cooperación internacional: un país solo no puede enfrentarse a la lucha contra el terrorismo. Lo vimos cuando nos enfrentamos a ETA: hasta que no se consiguió generar una conciencia internacional, países como Francia o Estados Unidos no se implicaron en la lucha contra el terrorismo. Ahora pasa lo mismo cuando países como Siria, Irak o Túnez se enfrentan al terrorismo: es importante que cooperen con países vecinos.
En torno al consenso político o social, ¿en España está en duda ese consenso?
Yo espero que no. Las Fuerzas políticas que tenían clara mayoría en la legislatura anterior siguen teniendo mayoría en el Parlamento y otras fuerzas políticas, como Ciudadanos, han manifestado ese apoyo y espero que otras se vayan sumando. Hay que trabajarlo mucho porque el consenso es esencial. También es importante que las víctimas y la sociedad civil cumplan su labor y empujen a las fuerzas políticas hacia el consenso. Si en un país se produce una fractura en cómo enfrentarse al terrorismo, los terroristas empiezan a ganar la batalla.
La cooperación antiterrorista entre España y Marruecos goza de muy buena salud. No obstante, el pasado febrero, Marruecos suspendió relaciones con la Unión Europea. ¿Esta decisión supone un riesgo para la cooperación hispano-marroquí?
Valoramos muchísimo la relación bilateral y el mensaje que nos dan es que esa cooperación está al margen de esa dificultad que están teniendo en el ámbito de la Unión Europea. Como es lógico, nos preocupa porque Marruecos es un país que ha apostado por una relación preferente con la Unión Europea. Estamos haciendo todo lo posible para rebajar la tensión entre la Unión Europea y Marruecos. Estoy muy esperanzado y los últimos mensajes han sido muy positivos. Además, en el ámbito internacional, cada vez se valora más la cooperación entre España y Marruecos y, en materia de terrorismo, la ven como un ejemplo.
España, junto a Rumanía, va a promover la creación de un tribunal especial para juzgar delitos de terrorismo. ¿Por qué es necesario crearlo?
Es una idea hispano-rumana que parte de la convicción de que no podemos dejar los crímenes terroristas impunes y debemos dotarnos de todos los instrumentos. Hay países que no han sido capaces de juzgar a terroristas que han cometido atentados y eso es una carencia importante para la comunidad internacional. De ahí la idea de crear un tribunal que pueda actuar y que sería complementario a la Corte Penal, también porque no todos los países han reconocido a la Corte. Es una idea a futuro: estamos en los inicios y habrá que ver hasta dónde podemos llegar.
En la agenda de seguridad europea ocupa un papel prioritario el terrorismo yihadista. ¿Qué retos afronta España?
España tiene un historial propio de atentados yihadistas y está en primera línea para combatirlo. Es muy importante dotarnos de todos los medios para combatir el terrorismo, reforzar la parte policial y la cooperación internacional. También hay otra parte muy importante, y nuestra experiencia con el terrorismo de ETA lo tenemos claro, que es contraponer a los mensajes de odio que el terrorismo transmite, mensajes que deslegitimen esa realidad. Hay que promover también mensajes positivos porque es importante no sólo desmentir a los terroristas, sino en el caso del extremismo violento, desmontar lo que los terroristas dicen que hacemos. Sólo hay que pasar por la M-30 y ver la mezquita o comprobar la integración de las comunidades musulmanas, que tienen el máximo nivel de aceptación por parte de la sociedad. Trabajar en esas dos líneas, promover la integración plena de las comunidades y decirle a la sociedad que los terroristas son los primeros anti Islam, porque el Islam es una religión de paz, es importante. España, comparado con otros países europeos, lo ha conseguido porque incluso después de los atentados de Madrid, nunca hubo mensajes de rechazo a la comunidad musulmana. Quizá esto lo echamos de menos en los discursos contra el yihadismo en otros países, como en el caso de Nigeria con Boko Haram.
¿Qué hay que hacer para visualizar ese mensaje?
Introducir ese mensaje en todas las facetas de la vida social: en la educación, explicando a los niños qué es el radicalismo y a qué te lleva no considerar al otro igual que tú; en los mandatarios políticos, para que hagan ese mensaje permanente y que siempre que haya un atentado haya un mensaje de unidad; y en los medios de comunicación, que son esenciales para transmitir ese mensaje. Hay que dejar claro que la narrativa es la nuestra y la contranarrativa es la de los terroristas, que nos transmiten una visión del mundo que es falsa. Utilizan mensajes muy bien presentados y con gran difusión, pero falsos, presentando a comunidades musulmanes maltratadas, cuando no es así.
España apoyó la resolución 2249, que instaba a los Estados miembros a adoptar las medidas necesarias para prevenir y reprimir atentados terroristas, así como para erradicar refugios seguros para terroristas en determinados países. ¿Qué medidas concretas ha adoptado España en ese sentido?
España se ha sumando a la coalición internacional contra el Daesh y animamos a todos los países a cumplir con esa resolución que obliga a todos, porque el Consejo de Seguridad ha establecido que es una obligación de los Estados Miembros la lucha contra el Daesh. En nuestro caso concreto, decidimos unirnos y volver a Irak, después de que había sido un elemento de división en nuestra política, y conseguimos un acuerdo de todos los partidos para que 300 militares españoles formaran al Ejército iraquí para que sean ellos los que combatan en primer lugar al Daesh. Tenemos una petición reciente para hacer lo mismo con la Policía iraquí y, en ese sentido, la experiencia de la Guardia Civil en la lucha contra el terrorismo es muy demandada, de ahí que haya una petición concreta del Gobierno iraquí para hacer lo mismo. Ahora, hay que esperar a tener un Gobierno para tomar esa decisión. A la vez, insistimos mucho en la cooperación con países como Túnez, que se enfrenta a la amenaza terrorista en su propia frontera, y estamos intentado definir un paquete de apoyo; o en Libia, donde aún no estamos en esa situación porque no hay Gobierno y lo que pretendemos es promover una solución política impulsada por Naciones Unidas. Si no lo conseguimos, van a ser los terroristas los que ganen la guerra.
Los atentados de Bruselas han vuelto a vapulear los cimientos de la seguridad en Europa. ¿Qué debe hacer la Unión Europea para enfrentarse a esta amenaza? ¿Es necesaria una respuesta militar?
La respuesta a esta amenaza terrorista debe abarcar los diferentes aspectos que son necesarios para dar una respuesta total. La respuesta policial es importante y para ello la Unión Europea sigue tomado medidas a efectos de reforzar la cooperación internacional, que es decisiva para hacer frente al terrorismo. Estamos ampliando el intercambio de información y la gestión de las fronteras externas. En el terreno militar la coalición internacional actúa mediante ataques aéreos y también dando formación a las fuerzas que deben enfrentarse a Daesh sobre el terreno. De hecho, España ha enviado 300 militares a Irak para ayudar en esa tarea de formación. Estamos viendo que, a pesar de que Daesh mantiene sus brutales ataques terroristas, ha ido perdiendo gran parte del territorio y ciudades que había ocupado tanto en Siria como en Irak: Kobane, Tal Abyad, Tikrit, Ramadi, Palmira. Pero sabemos que no se va a derrotar al terrorismo con medios exclusivamente policiales, o militares, como son necesarios frente a Daesh en Siria e Irak. Debemos tener presente que toda la fuerza de Daesh procede de la debilidad o la inexistencia del poder estatal en las zonas donde se ha establecido. Es una batalla de gran alcance estratégico, que debe incluir la solución de los graves problemas de fondo y los conflictos políticos de donde Daesh ha extraído su fuerza en Siria e Irak, así como en el nuevo frente de Libia.
En las últimas semanas han arreciado las críticas a las políticas antiterroristas del Gobierno belga y a sus fuerzas de seguridad. ¿Son justas las críticas? ¿Qué aspectos de la lucha contra el terrorismo debe mejorar Bélgica?
Si estamos hablando de reforzar la cooperación internacional, la base para ello es que todos tomemos en primer lugar las medidas necesarias en el interior de nuestros países. Y eso lo estamos haciendo. Todos los Estados Miembros de la UE sabemos que frente a una amenaza cambiante, como es el terrorismo actual, tenemos que adaptar nuestros mecanismos. Tenemos unas democracias maduras y unas administraciones nacionales eficaces que están en condiciones de hacer frente a ese reto y de poner en marcha los nuevos mecanismos necesarios.
¿Qué nuevos lazos prevé trazar España para enfrentarse al terrorismo internacional?
El terrorismo lo llevamos en la mochila para todos los temas, es una constante en nuestra actividad. Tenemos una relación muy estrecha con países cercanos, como Marruecos. También compartimos la preocupación del terrorismo con los países del Sahel, los vecinos de nuestros vecinos, que han creado el grupo G-5 con el que tenemos una relación muy directa y estamos apoyando.
También hay otros países con los que la cooperación en materia terrorista es inexistente, como Venezuela. ¿Qué medidas está llevando a cabo España en relación con la presencia en este país de miembros de ETA huidos?