Actividad yihadista en el Magreb y África Occidental, abril 2025

Observatorio de atentados yihadistas de abril de 2025
13/05/2025
Far-right violence and terrorism – May 2025
12/06/2025

Casos de estudio Magreb y África Occidental abril 2025

Versión disponible en PDF

 

Descenso de las dinámicas terroristas en África Occidental durante abril de 2025, lo que contrasta con el aumento de la letalidad en el volumen de ataques. Las 103 acciones violentas registradas dejan un total de 677 víctimas mortales, superando el máximo anual alcanzado en el mes de marzo. Las elevadas tasas de mortalidad se concentran en Burkina Faso, Nigeria y Benín.

 

Las claves del mes:

  • Los índices de letalidad aumentan en Burkina Faso, Nigeria y Benín, mientras que Camerún, Mali y Níger descienden considerablemente sus dinámicas de violencia.
  • Las elevadas tasas de letalidad en Benín lo sitúan como el tercer país donde mayor letalidad se registra en África Occidental.
  • Un ataque múltiple de JNIM contra diversas localidades en Sourou (Boucle du Mouhoun, Burkina Faso) se cobra la vida de al menos 100 personas.

 

 

Análisis de las regiones de estudio

A continuación, se ofrece un análisis de la actividad de carácter yihadista en cada una de las zonas de estudio a lo largo del mes de abril de 2025.

 

Sahel Occidental

Durante el periodo de análisis, Burkina Faso ha sufrido una ligera disminución en el volumen de ataques (40) si se compara con el periodo anterior (44), lo cual no se ha traducido en un descenso en los índices de letalidad. Para esta ocasión, la violencia terrorista se ha cobrado la vida de al menos 390 personas, una cifra significativamente mayor si se compara con el análisis anterior (255). El país no sufría unas tasas tan elevadas de letalidad desde agosto de 2024.

Para esta ocasión, la totalidad de los ataques registrados han tenido la marca de JNIM salvo en una ocasión, atribuido a EIS. Los ataques ocurridos el 4 de abril en la provincia de Sourou, en las localidades de Guiedougou, Di y Lanfiera, constituyen uno de los episodios más sangrientos del año, con un balance de al menos 100 personas asesinadas, decenas de jóvenes secuestrados y la destrucción de infraestructura clave, como estaciones de agua (casos de estudio #7, #8 y #10 respectivamente).

La violencia desplegada por JNIM en estos ataques no fue un acto aislado ni aleatorio: la coordinación de ataques en tres puntos diferentes del mismo departamento (Sourou) apunta a una acción premeditada con fines tanto militares como simbólicos. El objetivo aparente era disuadir a la población de integrarse al programa de los VDP, destruyendo además infraestructura básica, como estaciones de bombeo de agua, lo cual permite exacerbar las condiciones de vida y promover un desplazamiento forzado de las comunidades hacia áreas estratégicas para el avance de la organización.

Solo un día después, combatientes de JNIM atacaban un destacamento militar en Sindorola, cercano a la frontera con Mali. Habrían tomado el control del puesto militar y terminado con la vida de al menos 22 soldados, además de capturar vehículos militares, armamento y munición (caso de estudio #12). El grupo publicó varias fotografías y vídeos para compartir el ataque en sus redes y canales de comunicación.

A diferencia de Burkina Faso, Mali experimenta un fuerte alivio en sus dinámicas de seguridad en esta ocasión. Se han registrado un total de 16 ataques causantes de la muerte de 43 personas entre militares, civiles y milicias de autodefensa, lo que contrasta considerablemente con las acciones violentas (27) e índices de letalidad (141) experimentados en el mes anterior. Las divisiones de Mopti y Segou han sido las regiones con mayor número de acciones terroristas, a pesar de que ninguna de ellas se incluye en las categorías de impacto medio o alto.

Algunas acciones destacables incluyen el ataque a milicias dogón en Macina (casos de estudio #6 y #51), Niono (caso de estudio #45) yDjenne (caso de estudio #32 y #68), cobrándose la vida de al menos 16 de estos milicianos en el conjunto de todas ellas. Las FAMa también han sufrido ataques de envergadura considerable mediante el uso de IEDs, aumentando aquellos de detonación remota en una muestra más de la mejora y sofisticación de los ataques atribuibles a JNIM. En otro ataque registrado, ocurrido el 18 de abril, un campamento de las FAMa en la localidad de Konna (Mopti) fue el objetivo principal, dejando un balance de cinco soldados asesinados (caso de estudio #59).

 

 

Por su parte, Níger mantiene unas dinámicas de violencia similares a las del periodo anterior (12). Sin embargo, las trece acciones registradas para esta ocasión han descendido considerablemente en términos de letalidad, dejando un balance de 47 víctimas mortales, la cifra más baja desde el mes de enero.

La práctica totalidad de los atentados han ocurrido en la región de Tillaberi, bastión de Estado Islámico en el Sahel. Este grupo ha capitalizado la mayor parte de las acciones violentas ocurridas en el país, especialmente en su flanco sur. Una de las más relevantes a mencionar tuvo lugar a finales de mes, concretamente el 25 de abril, contra fuerzas militares de Níger en la carretera RN1 en las proximidades de Dangala (Tillaberi). La patrulla escoltaba a trabajadores internacionales y nigerinos hacia la presa de Kandadji, infraestructura estratégica para la producción de electricidad y la gestión del agua en el país, cuando fueron sorprendidos por una emboscada, muriendo doce de los soldados que escoltaban el traslado (caso de estudio #81). Tras el enfrentamiento, el ejército lanzó una operación de represalia contra los combatientes, arrestando a dos presuntos colaboradores de EIS. Algunas informaciones apuntan que cinco trabajadores indios y un trabajador nigerino fueron secuestrados y podrían permanecer todavía bajo el control de la organización.

 

Lago Chad

Si en análisis anteriores ya se advertía un empeoramiento de los niveles de violencia terrorista en Nigeria, abril ha marcado un nuevo punto crítico. No solo se ha intensificado la dinámica de los ataques, sino que se han alcanzado los máximos anuales tanto en número de acciones como en volumen de víctimas mortales. Con 24 ataques registrados y un balance de 133 personas asesinadas, el país ha sufrido una nueva escalada de violencia con una cuarta parte de estos atentados clasificados como de impacto medio.

Entre los más relevantes se debe incluir el ataque del 5 de abril en el distrito de Yola (Kebbi), donde el grupo Lakurawa (afiliado a Estado Islámico) perpetró una emboscada contra una milicia local que intentaba recuperar ganado robado. Al menos trece de estos milicianos perdieron la vida en el ataque (caso de estudio #14).

El 25 de abril, la explosión de IEDs atribuidos a ISWAP en el eje Rann-Gamboru Ngala (Borno) causó la muerte de 26 civiles, en su mayoría viajeros (caso de estudio #80), mientras que los días 26 y 27 de abril estuvieron marcados por múltiples ataques atribuidos tanto a Boko Haram como a ISWAP. En Kwapre/Kopre (Adamawa), una incursión de Boko Haram contra milicianos y cazadores locales dejó 10 muertos, y en Gwoza (Borno), otro ataque mató a 10 civiles que recolectaban leña, un patrón recurrente de violencia contra civiles en actividades básicas de subsistencia (casos de estudio #83 y #84 respectivamente). Ese mismo fin de semana, en Duji (Borno), militantes de Boko Haram asesinaron a 18 pescadores, acusándolos de colaborar con ISWAP (caso de estudio #89).

Camerún es uno de los países que registra un balance más positivo si se compara con sus dinámicas anteriores. Las seis acciones registradas, causantes de ocho víctimas mortales, se han registrado y clasificado de impacto bajo, siendo perpetradas en su práctica totalidad por Boko Haram contra objetivos civiles. En una de esas ocasiones, las fuerzas militares no consiguieron repeler lo suficiente un ataque contra civiles en la localidad de Tolkomari, siendo asesinados dos civiles y resultando herido otro más a manos de elementos de Boko Haram (caso de estudio #11). En otra ocasión, un aprendiz del colegio agrícola fue la víctima mortal del ataque contra civiles en el área de Koza (Mayo-Tsanaga, Extremo Norte), un destino que padeció otro civil en una localidad cercana por las mismas fechas (casos de estudio #19 y #21 respectivamente).

Finalmente, la situación de seguridad en el Golfo de Guinea, y particularmente en Benín, muestra un deterioro respecto a análisis anteriores, donde la región se había mantenido al margen de atentados causantes de una o más víctimas mortales. En abril, una serie de ataques coordinados por JNIM, todos ellos ocurridos en el departamento de Alibori, situaron a Benín como el tercer país con el mayor repunte de violencia terrorista en la región en términos de víctimas mortales.

El atentado que refleja este aumento en los índices de letalidad tuvo lugar el 17 de abril, día en el que JNIM lanzó ataques simultáneos contra tres posiciones militares beninesas: las Cascadas de Koudou, el equipo encargado de abrir el camino hacia Point Triple y el propio Point Triple, provocando un elevado número de bajas entre las fuerzas de seguridad. Según fuentes oficiales, 54 soldados de la Operación Mirador perdieron la vida y al menos 13 resultaron heridos, siendo evacuados en helicóptero. En el contraataque, las fuerzas armadas abatieron a siete de los militantes (casos de estudio #53 y #54). JNIM reivindicó la autoría de estas acciones y afirmó haber asesinado a un total de 70 soldados. Además del impacto humano, los militantes de JNIM capturaron una gran cantidad de armamento y munición, incluyendo morteros con sus proyectiles, ametralladoras pesadas, ametralladoras PKM, armas ligeras individuales y al menos un dron.

 

 

Norte de África

El norte de África experimenta una vez más la ausencia de ataques terroristas en la región. En el caso de Argelia, cabe mencionar la rendición de varios combatientes armados al sur del país, concretamente en Bordj Badji Mokhtar e In Guezzam.

 

Perspectiva regional

Como viene ocurriendo en el panorama general de actividad terrorista, JNIM continúa demostrando una fuerza considerable y coordinada en varios países del Sahel y África Occidental, no solo en términos de capacidad militar sino también con un fuerte componente propagandístico.

En Burkina Faso, el ataque en Diapaga reivindicado por JNIM el pasado 28 de marzo, en respuesta a lo ocurrido en Solenzo contra civiles fulani por parte de militares y VDPs, fue acompañado de un inusual comunicado en video del líder local Abou Mahmoud Jafar Dicko, quien agradeció a los medios de comunicación y a organizaciones como Human Rights Watch su cobertura de los hechos y su apoyo a las víctimas. La ofensiva estuvo además cubierta y posiblemente dirigida con el uso de al menos un dron. A esta cobertura mediática se le suma en este análisis una demostración de fuerza con una parada militar grabada desde una unidad de JNIM en territorio burkinés, reforzando su narrativa de control territorial y moral con el apoyo de una fuerte campaña comunicativa y de liderazgo de masas.

En el centro de Mali, cabe destacar una reunión abierta del liderazgo del grupo durante la festividad del Eid, que congregó a comandantes clave como Ag Hitta, Talha al-Libi, Abou Hamza al-Chinqiti, Kouffa y Ag Ghali. Según algunas fuentes, también asistió Alghabass Ag Intalla, actuando como mediador entre el Frente de Liberación del Azawad (FLA) y JNIM. La fotografía filtrada del evento buscaría confirmar la participación de altos mandos y sobre todo desmentir las rumores de divisiones internas dentro del grupo. La elección de una ubicación cercana a Mopti y más próxima a Bamako que a las zonas tradicionalmente controladas en el norte sugiere además una fuerte confianza territorial y operativa del grupo, especialmente en las zonas bajo control de la katiba Macina.

Desde el punto de vista ideológico y propagandístico, se intensificaron los mensajes dirigidos a la población civil. En su discurso durante el Eid, el portavoz Mahmoud Barry llamó a los ciudadanos a rechazar a la coalición AES, a la que acusó de ineficacia, y los instó a apoyar a JNIM, acusando a los gobiernos de entregar los recursos de la región a actores externos como Rusia.

Finalmente, se confirmó la presencia de células yihadistas vinculadas a JNIM en Costa de Marfil, lo que evidencia el avance estratégico hacia el sur emprendido por esta organización tras consolidar sus bastiones en el Sahel. A comienzos de febrero, los servicios de inteligencia marfileños desarticularon parcialmente una red compuesta por ciudadanos malienses y burkineses radicados en la ciudad de Daoukro, a unos 230 kilómetros al norte de Abiyán. Los detenidos, excombatientes de la katiba Macina y de otras facciones de JNIM, utilizaban grupos de WhatsApp para difundir propaganda y reclutar nuevos combatientes marfileños con destino al frente saheliano.

Aunque esta célula no tenía planes inmediatos de atacar dentro del país, las investigaciones revelan la existencia de estructuras latentes en la periferia del Sahel con capacidad operativa futura. Entre los implicados se identificaron tanto figuras clave, tal es el caso del administrador del grupo de mensajería, como contactos locales, entre ellos un ciudadano nigerino establecido en Abiyán.

Las autoridades marfileñas destacan que, si bien los grupos saharianos utilizan el territorio como zona de repliegue y apoyo logístico, no puede descartarse la posibilidad de futuras acciones violentas, especialmente en un contexto de creciente inseguridad regional y ante la proximidad de las elecciones presidenciales previstas para finales de año. Este operativo debe analizarse también en relación con el desmantelamiento, en julio de 2024, de otra célula yihadista vinculada a Estado Islámico en Abiyán, integrada por ciudadanos sirios e iraquíes sospechosos de planear atentados de alcance internacional.