Actividad yihadista en el Magreb y el Sahel, septiembre 2024

Observatorio de atentados yihadistas de septiembre de 2024
15/10/2024

Casos de estudio Magreb y Sahel septiembre 2024

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Drástico descenso de la actividad yihadista (89) durante el mes de septiembre, consolidando la proyección a la baja de las dinámicas de violencia terrorista por segundo mes consecutivo. Esta tendencia positiva de las cifras se traslada al número total de víctimas mortales militares y civiles, que ha experimentado una reducción significativa con casi la mitad (527) del volumen total de fallecidos en términos comparativos con respecto al análisis anterior (1.025).

 

Las claves del mes:

  • La tendencia comparativa experimenta un balance positivo al situarse por debajo del umbral del centenar de acciones terroristas, un dato que no se barajaba desde el mes de marzo.
  • Masacre de civiles en varias localidades de Mafa (Nigeria) a principios de septiembre por parte de ISWAP. El balance final alcanza las 130 víctimas mortales.
  • JNIM lanza una ofensiva a gran escala en Bámako a mediados de mes, el primer ataque con éxito en la capital de Mali desde 2017.

 

 

Análisis de las regiones de estudio

A continuación, se ofrece un análisis de la actividad de carácter yihadista en cada una de las zonas de estudio a lo largo del mes de septiembre de 2024.

 

Sahel Occidental

En septiembre se ha registrado una fuerte disminución en el número de ataques (27) y víctimas (84) en Burkina Faso, manteniendo unos niveles bajos en la capacidad operativa de los grupos terroristas si los comparamos con el mes de agosto, donde se perpetraron un total de 47 acciones que causaron 748 víctimas mortales. A lo largo del periodo de análisis se han observado ataques coordinados y emboscadas contra posiciones del ejército y de las VDP, como el ataque del 1 de septiembre en la localidad de Bam, donde las fuerzas de seguridad burkinesas fueron emboscadas durante dos días consecutivos (caso de estudio #1). Los civiles continúan siendo los principales objetivos del yihadismo. El ataque del 30 de septiembre en Sangha, donde diez civiles fueron asesinados, parte de una estrategia de intimidación que busca castigar a quienes se perciben como colaboradores del gobierno o fuerzas armadas (caso de estudio #88).

Por primera vez desde el mes de marzo de 2024, la fuerte bajada en los índices de violencia en Burkina Faso provoca que estos niveles sean más leves que en el caso de Mali (28). Los índices de letalidad también han sufrido un incremento considerable, doblando su cifra (185) con respecto al análisis anterior (90).

Para esta ocasión, el escenario maliense ha sido el protagonista del deterioro en las dinámicas de seguridad de África Occidental, no solo por la letalidad de las acciones ocurridas en su territorio en términos cuantitativos sino también por los desarrollos cualitativos que han desplegado las dos principales organizaciones terroristas (JNIM y EIS) y que revierten a su favor unas dinámicas del conflicto que se acercan cada vez más al sur del país.

Por un lado, el ataque coordinado de JNIM en el campo de entrenamiento de la gendarmería de Faladie y el aeropuerto internacional Modibo Keita en la ciudad de Bamako el 17 de septiembre representa un punto de inflexión en el conflicto, al demostrar la habilidad de los yihadistas para penetrar el corazón de la capital y golpear objetivos de alto valor estratégico. Los militantes de JNIM no solo tomaron el control del aeropuerto, sino que también difundieron videos desde la base aérea 101, mientras que su incursión en la escuela de gendarmería trajo como desenlace la muerte de varios aprendices y la destrucción de varias incendió infraestructuras críticas. También lograron destrozar seis aeronaves militares, incluyendo un dron, además de causar daños parciales a otras cuatro. En los videos publicados se han podido observar daños a un avión presidencial (Boeing 737), un avión del ejército maliense (CASA) y un avión del Programa Mundial de Alimentos (ATR-72 UNHAS) tras los disparos y ataques incendiarios. El Programa Mundial de Alimentos confirmó que al menos dos de sus aeronaves (Dash y Beechcraft) fueron dañadas y son irreparables, lo que obligará a reemplazarlas. Varios hangares y pabellones sufrieron daños significativos a consecuencia del fuego.

Esta ofensiva en el corazón de la nación, no vista desde 2017, ha sido un ataque a gran escala planificado desde hace tiempo con un claro objetivo militar y de destrucción de soft targets, lo cual no solo ha sido letal en términos de bajas (77), heridos (+250) y daños materiales sino que también ha mermado la legitimidad del gobierno militar y cuestionado la eficacia de las fuerzas de seguridad malienses y sus aliados rusos de Wagner, que no logran reponerse desde la derrota en Tinzawatèn el pasado mes de julio.

Por otro lado, las fuerzas armadas han continuado su contraofensiva contra líderes de JNIM. Hace pocos días, algunas informaciones apuntaban a la muerte de Abu Hamza Al Chinguiti (Salem Ould Breimat), un ciudadano mauritano y destacado miembro de la primera generación de Al Qaeda. Habría sido neutralizado durante un ataque en Ber, Tombuctú, junto a ocho terroristas más, incluyendo a su adjunto y mano derecha. Su muerte todavía no ha sido confirmada por fuentes de la organización, por lo que es posible que se encuentre herido de gravedad. De quien sí está confirmada su muerte es Yulaibib Al-Ansari (Al-Izza Ould Yahya, de la tribu Ouled Iaish, berabiche), perteneciente a las brigadas Al-Quds, una facción de JNIM en Tombuctú, mientras intentaba atacar una base de la FAMa. Sería una victoria significativa para las fuerzas de seguridad confirmar ambas bajas, considerando que Yahia era el responsable de la red de trata de personas en las rutas que atravesaban el norte y este de Mali, así como Burkina Faso y Guinea, en su camino hacia Libia. Estos reveses por la muerte de figuras clave del movimiento vienen a consecuencia de los planes de JNIM en buena parte del país, especialmente tras su acción en la capital.

 

 

A pesar de disminuir sus niveles de violencia (7), Níger ha sido testigo de una intensificación en sus índices de letalidad a consecuencia de las acciones acometidas en su territorio, pasando de 61 víctimas durante agosto hasta las 89 bajas en el mes de septiembre.

Uno de los acontecimientos más relevantes tuvo lugar el 3 de septiembre en la localidad de Takoussa, donde las fuerzas gubernamentales eliminaron a 14 combatientes de EIS, aunque en el transcurso de la operación se causó la muerte a un civil. Días más tarde, la localidad de Eknewan/Iknewan (Tillia) sufrió uno de los asaltos coordinados más letales perpetrados por EIS contra una base militar. Los atacantes, que llegaron en varios vehículos, desbordaron las defensas de la Guardia Nacional en apenas 15 minutos, dejando un balance de al menos 45 miembros de las fuerzas de defensa fallecidos y la captura de al menos seis más (caso de estudio #57).

Al día siguiente, la Katiba Hanifa (JNIM) perpetró un ataque cerca de Niakatiré (Tillabéri), en la frontera con Burkina y a escasos 80 km de Niamey, que se saldó con la muerte de 27 soldados, incluido el jefe de misión y su adjunto. Los atacantes cortaron las comunicaciones un día antes, valiéndose de la incapacidad de las fuerzas nigerinas de anticipar y prevenir el ataque, y se adueñaron de la base, compuesta por 130 soldados del Batallón de Fuerzas Especiales de Tahoua, así como de armas y munición.

 

Lago Chad

Nigeria ha experimentado un drástico empeoramiento en sus niveles de seguridad a consecuencia de un único atentado ocurrido el 1 de septiembre. Aproximadamente cincuenta militantes de ISWAP irrumpieron con motocicletas en la localidad de Mafa (Yobe) a modo de represalia contra sus residentes, acusados de colaborar con el ejército de Nigeria, lo que había provocado la muerte de varios miembros del grupo. Los atacantes no solo asesinaron entre 34 y 130 personas, dependiendo de las fuentes, sino que también incendiaron numerosas viviendas y tiendas, causando una destrucción generalizada con el objetivo de hacer imposible una futura reconstrucción de los hogares. Este ataque estuvo acompañado de una carta en la que ISWAP acusaba a los lugareños de ser responsables de la muerte de sus combatientes. Precisamente, Mafa se había convertido en un punto central de tensión por estar en la frontera entre los territorios de Boko Haram e ISWAP. La localidad ha sido blanco habitual de escaramuzas, incursiones y acciones terroristas de bajo impacto, sobre todo mediante el uso de artefactos explosivos, por lo que este ataque a gran escala culmina la voluntad triunfalista de demostración de fuerza de ISWAP, arrinconando a su rival en la zona, al mismo tiempo que impide a las fuerzas gubernamentales obtener información sobre las actividades y las capacidades y planes reales del terrorismo en la zona.

Por su parte, la región del Extremo Norte de Camerún fue de nuevo la protagonista de la actividad terrorista a manos de militantes de Boko Haram e ISWAP. En términos comparativos, se ha registrado un aumento significativo en la frecuencia de ataques (21) y víctimas mortales (27), afectando tanto a civiles como a fuerzas locales de defensa. El volumen de las acciones ha sido constante, con incidentes prácticamente diarios en áreas como Mora y Kolofata, en una serie de ataques que han incluido sobre todo emboscadas en carreteras, incursiones en aldeas y enfrentamientos con milicias de autodefensa. Un patrón repetido fue el ataque a vehículos en movimiento, como lo demuestra el asesinato de un conductor de camión el 27 de septiembre cerca de Igawa (caso de estudio #78). La violencia también ha irrumpido en los campos de desplazados internos. El 23 y 24 de septiembre, militantes de ISWAP/Boko Haram atacaron el campamento de Ndabba, asesinando a dos personas y saqueando suministros básicos como alimentos y ropa (casos de estudio #69 y #73).

Al contrario de los casos de Nigeria y Camerún, la violencia en Benín se mantiene en un volúmen de ataques de bajo impacto desde el pasado mes de agosto. El 15 de septiembre, dos oficiales de policía fueron asesinados en una emboscada en la carretera entre Kompa y Kompati, en la comuna de Karimama (región de Alibori). Los atacantes se llevaron las armas de las víctimas antes de huir (caso de estudio #41). Solo cuatro días después, otro ataque de la Katiba Hanifa (JNIM) golpeó a una patrulla de las fuerzas de defensa y seguridad en la localidad de Malanville, también en Alibori, donde murieron otros dos policías y uno más resultó herido (caso de estudio #58).

Magreb

No se ha registrado ningún ataque yihadista en el Magreb.

 

Perspectiva regional

En Mali, las dinámicas del conflicto se revierten a pasos agigantados. La operación militar “Vengeance”, dirigida por FAMa con apoyo de Wagner, continúa avanzando en el norte del país. A pesar de la presencia de milicias pro-gubernamentales, como las del General Gamou, y el uso de drones como el Bayraktar TB2, la situación sigue siendo incierta. Los movimientos nocturnos estratégicos intentan minimizar la vigilancia de los grupos insurgentes a pesar de la resiliencia de JNIM y el CSP, coordinados conjuntamente, lo que mantiene un nivel elevado de riesgo. A pesar de intentos anteriores fallidos por parte de las FAMa, la escalada de enfrentamientos con estos grupos parece inminente.

Debido al acercamiento del ejército maliense y sus asociados hacia el paso fronterizo, las tensiones diplomáticas entre Mali y Argelia no han hecho más que aumentar, manifestándose en público en forma de acusaciones cruzadas en foros internacionales como el ocurrido en Naciones Unidas a principios de octubre. La posibilidad de que Argelia refuerce sus medidas de seguridad fronteriza está complicando aún más el panorama geopolítico de la zona, afectando tanto a la movilidad de las fuerzas malienses como a las dinámicas de los actores armados, de naturaleza transfronteriza.

Por su parte, el reciente ataque de JNIM en Bámako es una muestra más de su creciente capacidad para ejecutar ofensivas en áreas estratégicamente protegidas. El grupo se encuentra ampliando su radio de operaciones más allá de su zona tradicional de influencia y con una posibilidad cada vez más elevada de atentar en zonas urbanas, a la par que continúa con su agenda de reclutamiento selectivo, aumento de peso, capacidad política y creciente respaldo popular. Si bien la influencia de JNIM es incuestionable, sus continuas victorias provocan una serie de retos a nivel interno. La reciente aparición pública de un audio del comandante Ag Hita, líder de las fuerzas de JNIM en la batalla de Tinzawatèn contra Wagner y el ejército maliense, refuerza su papel como fuerte candidato a asumir progresivamente mayores puestos de control dentro de la organización de Iyad Ag Ghaly, algo que no está exento de críticas en el seno de los diferentes batallones y unidades que ayudan a crecer al grupo. Así, se contemplan fuertes pugnas por el control de la dirección interna en futuros análisis a medida que despega la puesta en marcha de la estrategia de expansión de JNIM, no solo hacia el corazón de Mali sino también, y con mayor interés, hacia la parte norte de Níger en áreas fronterizas con Argelia.

Al escenario de inseguridad derivado de la violencia insurgente se le debe añadir el componente climático adverso: durante el periodo de análisis han tenido lugar algunas de las inundaciones más severas en décadas que han terminado por golpear a algunos de los países de África Occidental, especialmente en partes de Chad, Nigeria, Mali, Níger y algunos territorios del Sáhara. Las consecuencias de este tipo de catástrofes climáticas están poniendo en serio aprieto a comunidades enteras que ya se ven asoladas por una emergencia regional, con cientos de miles de personas desplazadas, cientos de muertos, y un agravamiento de la inseguridad alimentaria por la destrucción de tierras de cultivo y pérdidas de cosechas. La inacción política de los gobiernos centrales en estas áreas, aprovechado también por las fuerzas rebeldes para engrosar su papel político y de respuesta rápida, compromete seriamente la legitimidad de las futuras respuestas gubernamentales a los problemas sociales en los territorios afectados.