Actividad yihadista en el Magreb y África Occidental, julio 2025

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23/09/2025

Casos de estudio Magreb y Sahel julio 2025

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El mes de julio registró un descenso en el volumen de ataques yihadistas en África Occidental, impulsados principalmente por JNIM y Estado Islámico. Los datos registran 101 acciones, con aproximadamente 570 muertes (en su mayoría civiles, fuerzas estatales y miembros de milicias). Los ataques se concentraron en la región del Sahel e incluyeron emboscadas, explosiones de IED, enfrentamientos y asesinatos selectivos. Los civiles como objetivo fueron prevalentes en el 60% de los casos.

 

Las claves del mes:

  • Burkina Faso y Níger sufren la mayor carga de acciones, con ataques de alto impacto en infraestructuras y convoyes.
  • JNIM es responsable de más del 60% de los ataques, enfocándose en fuerzas estatales y milicias en Burkina Faso, Mali, Níger y Togo. Los grupos de Estado Islámico (EIS e ISWAP) son dominantes en Níger, Nigeria, Chad y Camerún, especialmente en atentados contra civiles.
  • Las operaciones antiterroristas de las fuerzas y cuerpos de seguridad en la región dejan un balance de 274 militantes abatidos.

 

 

Análisis de las regiones de estudio

A continuación, se ofrece un análisis de la actividad de carácter yihadista en cada una de las zonas de estudio a lo largo del mes de julio de 2025.

 

Sahel Occidental

Burkina Faso repite como el país con el mayor número de ataques (44) en julio, con JNIM como principal actor en más del 90% de los casos. Los ataques se dirigieron a fuerzas estatales (militares y gendarmes), milicias voluntarias (VDP) y civiles, dejando un balance de más de 250 muertos. El país permanece en un estado de grave inestabilidad, con combatientes terroristas controlando áreas rurales, interrumpiendo líneas de suministro y llevando a cabo represalias contra aldeas enteras. Los civiles fueron el objetivo en aproximadamente el 25% de los casos, mediante IED y asaltos a poblaciones, lo que continúa intensificando los desplazamientos masivos.

Como ataques a destacar, incluir el ocurrido el 25 de julio, en el que militantes de JNIM atacaron el campamento del ejército burkinés en la ciudad de Foutouri (Komandjari, Est). Al menos nueve soldados y varios de los combatientes voluntarios (VDP) fueron asesinados, y varios miembros del ejército y la milicia fueron capturados por los militantes. JNIM reclamó haber atacado y tomado el control de un campamento del ejército burkinés. El grupo publicó videos mostrando a sus militantes saqueando armas, equipo y cajas de municiones dentro del campamento militar abandonado por los soldados (caso de estudio #77). Los militantes también dinamitaron y destruyeron una torre de comunicaciones en las afueras de la ciudad y se apoderaron de varias armas y equipo, incluyendo un mortero, 22 rifles PKM, 47 rifles AK, dos pistolas y 294 cargadores, publicando fotografías de lo capturado. El 9 de agosto, JNIM lanzó un video de 21 soldados capturados en Foutouri, incluyendo un oficial teniente, quien llamó a las autoridades militares a negociar por su liberación.

Pocos días después, el 28 de julio, JNIM reclamó haber atacado y tomado control de un puesto del ejército burkinés en la ciudad de Dargo (Dargo, Namentenga), en la región de Centro-Norte. En una declaración separada, JNIM anunció que acabó con la vida de 40 soldados y se apoderó de equipamiento, incluyendo tres rifles PKM, 42 rifles AK, nueve motos y otras armas (caso de estudio #89). JNIM también publicó fotografías de los objetos capturados.

Además de los ataques contra civiles y fuerzas de seguridad, se observaron enfrentamientos directos entre JNIM y EI-Sahel. El 5 de julio, militantes de EIS atacaron la aldea de Bouloye (Seno, Sahel), incluyendo un campamento Fulani, asesinando a 17 civiles y saqueando ganado, paneles solares y baterías. El grupo acusó a los habitantes de ser partidarios de JNIM y de aceptar un proyecto gubernamental de restauración de tierras degradadas llamado FAED (caso de estudio #23). Pocos días después, el 8 de julio, JNIM reclamó haber atacado y derrotado a militantes de EIS en el valle de Bambofa (Seno, Sahel), neutralizando a varios de ellos y capturando tres rifles AK, 12 motos y otros objetos. El mismo día, militantes de JNIM también se enfrentaron a EIS en la aldea de Tasmakat (Oudalan, Sahel), donde este último se retiró con bastantes pérdidas. Finalmente, el 23 de julio, EIS reclamó haber emboscado una patrulla de militantes de JNIM en la aldea de Tigou (Seno, Sahel), abatiendo a cinco militantes de JNIM y capturando motos y armas.

Por su parte, Mali registró un total de 14 ataques, predominantemente de JNIM (80%) y con EIS participando en las regiones más orientales. Las muertes ascendieron a poco más de 60 personas, con una mezcla de enfrentamientos con fuerzas estatales y ataques a civiles. Los civiles fueron el objetivo en la mitad de las acciones, que incluyeron ataques a fábricas y aldeas.

Cabe destacar la acción del 18 de julio, en la que militantes de JNIM dispararon tres proyectiles de mortero y/o cohetes contra el campamento del ejército maliense y Africa Corps en el aeropuerto de Gao (Gao, Gao). JNIM reclamó haber disparado cohetes Grad contra el aeropuerto militar, dejando un balance de pérdidas humanas y materiales considerables (caso de estudio #58). También se confirma un aumento de ataques de JNIM en el este de Mali.

Las operaciones antiterroristas han sido significativas. A destacar una de ellas ocurrida el 15 de julio, cuando el ejército maliense declaró que las fuerzas aéreas de la AES llevaron a cabo ataques aéreos contra potenciales militantes de EIS en el área de Anderamboukane (región de Menaka). Alrededor de 40 militantes fueron neutralizados. Ataques aéreos similares tuvieron lugar durante el mismo periodo en otras regiones como Kayes.

 

 

Níger registró 21 eventos, divididos entre EIS (60%) y JNIM (40%), con un aumento exponencial en el volumen de víctimas mortales (alrededor de 180), muchas de ellas masacres civiles en la región de Tillaberi. Los civiles fueron el objetivo prioritario de los ataques (70%), a menudo a modo de represalia, mientras que los enfrentamientos con militares contaron con apoyo aéreo, permitiendo abatir a varias decenas de terroristas.

Uno de los ataques más relevantes tuvo lugar el 4 de julio, cuando militantes de JNIM se enfrentaron a fuerzas de seguridad en un doble ataque cerca de la frontera con Burkina Faso: Bouloundjounga 2 (Gotheye, Tillaberi) y Samira Koira Kano. El ejército nigerino movilizó refuerzos, y la fuerza aérea intervino. El gobierno informó que los enfrentamientos causaron la muerte de 10 soldados, otros 15 más heridos y la neutralización de 41 militantes, así como la destrucción de 12 motos y la captura de diez AK-47 y una ametralladora (casos de estudio #17 y #18).

 

Lago Chad

Nigeria registró 13 ataques, liderados por ISWAP/Boko Haram (85%) y EIS (15%), con alrededor de 50 muertes a consecuencia de estos. Los ataques se enfocaron en el noreste (Borno, Yobe) y noroeste (Sokoto), dirigidos contra civiles y fuerzas de seguridad.

A destacar dos de ellos. El primero tuvo lugar en Malam Fatori (Borno) el 6 de julio, cuando combatientes de ISWAP/Boko Haram acabaron con la vida de nueve civiles y saquearon varios bienes (caso de estudio #28). El segundo es la ejecución, a manos de ISWAP, de siete vigilantes (CJTF/cazadores) en Magumeri (Borno) el 22 de julio, filmando el acto para actividades de propaganda a fin de disuadir una futura resistencia de las comunidades (caso de estudio #66).

Los ataques selectivos contra civiles, particularmente comunidades cristianas, siguen constituyendo una táctica central de los grupos terroristas en el país, aumentando la sensación de inseguridad y agudizando las tensiones sectarias.

Por su parte, Camerún registró diez atentados, todos ellos perpetrados por ISWAP y Boko Haram, con un balance de aproximadamente 15 fallecidos. Los ataques se concentraron en el Extremo Norte, empleándose IEDs, asaltos y enfrentamientos. A destacar el enfrentamiento del 3 de julio, en el que ISWAP/Boko Haram tendió una emboscada a fuerzas de la MNJTF en Zigue (Extremo Norte), y el ataque a la plataforma multimodal (29 de julio), en el que Boko Haram asesinó a dos civiles (incluyendo un conductor de camión) en Mora (Extremo Norte), hiriendo y secuestrando a otros mientras sus miembros saqueaban el complejo (casos de estudio #9 y #95 respectivamente).

Chad registró un ataque en esta ocasión, perpetrado por ISWAP/Boko Haram, que dejó una víctima mortal durante una emboscada a una patrulla chadiana cerca de Kangalia (región Lac). Un soldado falleció y otro resultó herido, por lo que debió ser evacuado a Yamena, la capital (caso de estudio #45). El país mantiene una estabilidad relativa a través de una fuerte presencia militar en la región del lago Chad, aunque todavía se producen incursiones esporádicas transfronterizas.

A destacar también la actuación de las tropas de la MNJTF el 15 de julio, cuando repelieron un ataque de militantes de Boko Haram e ISWAP contra su base en la isla de Koulfoua (Mamdi, Lac). La operación permitió neutralizar a un comandante de Boko Haram y otros cinco militantes, así como incautar nueve fusiles AK-47 y municiones. También se inició una operación de persecución contra los atacantes que se dieron a la fuga, que contaban con heridas de bala.

Para finalizar, el análisis de julio continúa la tendencia a la estabilización de la actividad violenta en el Golfo de Guinea. En los países de la región no se ha producido actividad terrorista resultante en víctimas mortales salvo en el caso de Togo, donde JNIM detonó un IED contra una patrulla cerca de Tafigbangbang (región de Savanes), saldándose con un soldado fallecido y dejando a varios otros heridos (caso de estudio #25).

 

 

Norte de África

El norte de África mantuvo la ausencia de ataques terroristas durante el mes de julio, en línea con la tendencia observada a lo largo del año.

Destacar tres incidentes ocurridos en Argelia (2) y Libia (1). En el primer caso, cabe mencionar la entrega voluntaria de dos hombres armados, identificados como miembros de AQMI, a las autoridades militares en Bordj Badji Mokhtar, zona argelina fronteriza con Mali y Níger, en la semana del 23 de julio. Los individuos entregaron un subfusil tipo Kalashnikov, municiones y otros materiales. Posteriormente, en la semana del 30 de julio, el ejército llevó a cabo una operación de barrido en Khenchela, descubriendo y destruyendo 12 escondites y 13 minas caseras pertenecientes a un grupo militante, presumiblemente de AQMI.

En el caso de Libia, cabe destacar la neutralización – alrededor del 30 de julio – de tres células vinculadas a Estado Islámico en el sur de Libia por parte de los servicios de inteligencia libios. La actividad de las células se concentraba en Sabha, centro conocido del grupo en la región de Fezzan, y se dedicaba a: (1) reclutamiento y tráfico de personas hacia Somalia y el Sahel; (2) lavado de dinero a través de empresas ficticias e inversiones en el extranjero; y (3) transferencia directa de fondos a las redes centrales de Estado Islámico.

 

Perspectiva regional

El mes de julio marcó un punto de inflexión en el Sahel, con la AES consolidando su autonomía mediante avances en integración política y de seguridad, aunque esto exacerba divisiones regionales y crea vulnerabilidades que los grupos yihadistas buscan explotar para expandir sus operaciones. El 6 de julio, los miembros de la AES adoptaron un tratado formalizando la Confederación de Estados del Sahel, fortaleciendo mecanismos de defensa colectiva y asistencia mutua, con planes para una moneda común respaldada por recursos naturales y un pasaporte biométrico compartido. Este avance político representa un desafío directo a la CEDEAO tras su retiro en enero de 2024 y potencia riesgos de aislamiento económico que podrían fomentar la inestabilidad en estados costeros como Ghana y Costa de Marfil. La formalización de la alianza generó tensiones, evidenciadas por el llamado del Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana y el mecanismo de consulta de la CEDEAO el 9 de julio para un marco de cooperación, que advirtió que el vacío podría amplificar un desencadenante de la violencia terrorista hacia el sur, complicando los esfuerzos antiterroristas regionales.

En el ámbito terrorista, JNIM demostró en el mes de julio una expansión estratégica hacia el sur y oeste de Mali y Burkina Faso, con emboscadas coordinadas cerca de la frontera con Senegal a principios del mes y un aumento en el control de territorio a consecuencia de sus operaciones, lo que eleva el riesgo de contagio a países como Mauritania, Guinea y Senegal. En katiba Macina, brigada que controla esta zona fronteriza, continúan avanzando la formación en el uso de drones para aumentar la letalidad de los ataques, entrenamiento que reciben personalidades como Hamza Al-Bambari, número dos de Amadou Kouffa en Kayes. Sus rivalidades con Estado Islámico en el Sahel escalaron en el periodo de análisis, produciéndose enfrentamientos directos que han causado decenas de bajas entre militantes y civiles acusados de lealtades divididas. Por su parte, Estado Islámico mantiene una evolución constante sin control territorial significativo, pero con operaciones letales en Níger y Nigeria – incluyendo ataques en Tillaberi y Borno – que aumentan el riesgo hacia estados costeros como Ghana, donde se registra un incremento en actividades logísticas de militantes sahelianos para evadir presiones militares.

Económicamente, la violencia yihadista interrumpió rutas de transporte clave y proyectos de infraestructura, como el ataque a la fábrica de cemento en Kayes (Mali) el 1 de julio, donde terminaron secuestrados trabajadores extranjeros. A nivel social y humanitario, más de 28.7 millones de personas necesitan asistencia vital – un aumento del 10% respecto a 2024 –, con 4.2 millones de desplazados en Burkina Faso, Mali y Níger, donde mujeres y niños representan el 60% de los afectados por hambrunas y epidemias como el cólera. Ciertas operaciones de relativo éxito, como la neutralización de un alto mando de EI por las FAMa el 21 de julio en Ménaka, han proporcionado victorias tácticas aunque sin frenar el terror generalizado, que amenaza la cohesión social, el acceso a servicios básicos y podría desencadenar en reclutamiento forzado en comunidades vulnerables.