Actividad yihadista en el Magreb y el Sahel, agosto 2022

Observatorio de atentados yihadistas de julio de 2022
16/08/2022
Observatorio de atentados yihadistas de agosto de 2022
27/09/2022

Casos de estudio Magreb y Sahel agosto 2022

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En África Occidental el mes de agosto finaliza, en lo que a terrorismo yihadista se refiere, con el menor valor registrado en 2022, con 94 atentados. El número de víctimas mortales ha descendido también, continuando con la tendencia decreciente del mes de julio: de las 331 muertes de las que se tiene constancia, 232 corresponderían a civiles, mientras que las 99 restantes a personal militar o fuerzas de seguridad. En caso de considerar el número de terroristas muertos en operaciones de seguridad o durante la perpetración de atentados, la cifra ascendería hasta 491.

 

Las claves del mes:

  • En el Sahel Occidental, Malí vuelve a ser el país más afectado por la violencia terrorista.
  • Camerún ha sido el país con peor evolución: 21 atentados en agosto, en comparación con los ocho del mes anterior.
  • Finaliza de forma oficial la Operación Barkhane en Malí. Las tropas francesas se reubican en Níger, desde donde operarán a partir de ahora.

 

Análisis de las regiones de estudio

A continuación, se ofrece un análisis pormenorizado de la actividad de carácter yihadista en cada una de las zonas de estudio a lo largo del mes de agosto de 2022.

 

Sahel Occidental

Tal y como se indicaba en la introducción, Malí ha sido el país más afectado por el terrorismo yihadista en el mes de agosto. Esto no sucedía desde hacía prácticamente un año, en septiembre de 2021, momento a partir del cual Burkina Faso lideró, mes tras mes, la comparativa regional. El número de atentados registrados ha sido 30, que han causado la muerte de 169 civiles y militares.

El ataque de mayor impacto[1] tuvo lugar en la zona de la triple frontera entre Mali, Burkina Faso y Níger, en el que murieron 42 militares. Dado que no ha sido oficialmente reivindicado, y que en dicha zona es frecuente la presencia de los dos principales grupos terroristas locales—la coalición JNIM y el Estado Islámico en el Sahel (EIS)—, no es posible señalar con certeza cuál de ellos se encontraría detrás del mismo (caso de estudio 33).

Miembros de la filial de Daesh (EIS) se encontrarían detrás de la muerte de 40 civiles en dos atentados diferentes: por un lado, en la localidad de Essailal, en Ménaka (caso de estudio 56), y por otro, en distintas aldeas tuareg de Inekar (caso de estudio 35). Otro atentado de impacto medio habría tenido lugar en territorio maliense: en Dembo, región de Mopti, miembros de JNIM asesinaron a dos residentes de la localidad y, cuando sus familiares se acercaron a los cuerpos, hicieron estallar un explosivo, que acabó con la vida de otras diez personas (caso de estudio 42).

Precisamente el día 15 de agosto se completaba la retirada de las tropas francesas del territorio maliense, dando fin a la Operación Barkhane, iniciada en enero de 2013 bajo el nombre de Serval. Los contingentes galos han sido trasladados a Níger, desde donde operarán en los países colindantes. Asimismo, Alemania ha anunciado la suspensión de sus operaciones militares en el país, que desarrolla en el marco de la MINUSMA, tras las dificultades ofrecidas por el gobierno maliense para su correcto desarrollo.

Por otro lado, en Burkina Faso se ha registrado un notable descenso en el número de atentados (de 37 en julio a 25 en agosto). Destacan cuatro atentados de impacto medio: en Bourzanga (caso de estudio 12), donde murieron cuatro militares y nueve Vigilantes por la Defensa de la Patria (VDP); en Yatenga (caso de estudio 37), donde fallecieron un total de diez civiles; en la vía entre Bouzanga y Djibo, en la que dos explosiones simultáneas acabaron con la vida de 15 militares (caso de estudio 45); y en Namssiguia, en el que diez militares fallecieron a causa de la explosión de un IED (caso de estudio 46).

Además, y por primera vez desde el mes de marzo, en los países monitorizados del Golfo de Guinea—Costa de Marfil, Ghana, Togo y Benín—no se tiene constancia de ningún atentado de tipo yihadista.

Por último, de los nueve atentados registrados en Níger, seis de ellos han tenido lugar en la región suroeste. Destaca la presencia de miembros de JNIM, que se encontrarían detrás de tres de estos ataques (casos de estudio 3, 51 y 100).

 

Lago Chad

Los niveles de violencia en Nigeria continúan manteniéndose bajos. De acuerdo con los datos registrados, habría un total de siete atentados en el país. No obstante, la información sobre ataques es escasa, predominando aquella sobre operaciones antiterroristas, así como una gran cantidad de incidentes violentos en los que la autoría no queda definida, por lo que no son considerados oficialmente como atentados yihadistas, si bien la probabilidad de que miembros de estos grupos estuvieran involucrados es alta.

En Chad, por tercer mes consecutivo, han tenido lugar dos ataques en la cuenca del Lago. Uno de ellos fue presuntamente cometido por miembros de Boko Haram, en Bol, donde murieron dos militares (caso de estudio 69). No obstante, el destacamento atacado consiguió, finalmente, repelerlo. El otro tuvo lugar en Fouli, cometido por miembros de ISWAP, donde seis civiles fallecieron (caso de estudio 5).

Por último, en Camerún, la violencia yihadista se ha prácticamente triplicado desde el mes de julio, alcanzando el nivel máximo desde que se tienen registros del país. Los 21 atentados registrados, todos ellos de impacto bajo, han provocado la muerte de 31 civiles y militares.

 

 

Magreb

En esta ocasión, no se tiene constancia de ningún atentado ni operación antiterrorista en los países del Magreb. No obstante, el tribunal de Marruecos encargado de juzgar el asesinato de una ciudadana francesa en la localidad de Tiznit, perpetrado en el mes de enero, ha descartado la motivación terrorista, por lo que el último atentado registrado en el país habría tenido lugar en octubre de 2020.

 

Perspectiva regional

La evolución cuantitativa continúa siendo favorable en las regiones del Magreb y África Occidental. No obstante, se aprecian diversos indicadores que apuntarían hacia la dirección contraria. Por un lado, los primeros puestos de la comparativa regional han vuelto a revertirse, siendo Mali, nuevamente, el país más afectado de la zona de estudio. Si, además de este aumento del nivel de la violencia, se considera el continuo deterioro político y militar del país—la finalización de la cooperación francesa, los recientes ataques de alto impacto perpetrados en puntos geográficos clave, la incapacidad del ejército nacional para frenar o, al menos, mantener en niveles bajos la actividad terrorista, etc.—, la previsión no es positiva para el país.

Además, ya a nivel regional, la creciente presencia de la coalición JNIM en zonas controladas por el EIS, como el extremo occidental nigerino, indica un posible recrudecimiento de los enfrentamientos entre ambos grupos, que no estarían respetando la situación resultante tras los choques de 2019 y 2020.

Por otro lado, en lo que respecta a la cuenca del Lago Chad, pese a los bajos niveles de violencia registrados en Nigeria, se aprecia una continuidad de la mayor presencia de grupos terroristas a lo largo de la geografía del país, que desde hace meses muestra actividad de los mismos en zonas centrales y occidentales, tradicionalmente fuera de su zona de operaciones. En cuanto al incremento de la actividad yihadista en Camerún, por el momento no se puede confirmar si se trata de efectivos de Boko Haram o del Estado Islámico en África Occidental (ISWAP), que, más de un año después de la muerte del líder de aquel, continúan reestructurando sus zonas de influencia en la región.

 

[1] Se consideran atentados de bajo impacto aquellos que causan menos de 10 víctimas mortales; medio impacto, entre 10 y 29 muertes; alto impacto, 30 o más víctimas.