Casos de estudio Magreb y Sahel agosto 2024
Desciende la actividad yihadista (100) durante el mes de agosto hasta alcanzar uno de los niveles anuales más bajos en términos de ataques. Esta cifra contrasta estrepitosamente con el número de víctimas mortales, que alcanza el máximo anual hasta situarse en los 1.025 fallecidos a consecuencia de la violencia terrorista.
Las claves del mes:
Análisis de las regiones de estudio
A continuación, se ofrece un análisis de la actividad de carácter yihadista en cada una de las zonas de estudio a lo largo del mes de agosto de 2024.
Sahel Occidental
En agosto, la actividad terrorista en Burkina Faso registró un alarmante ascenso en términos de víctimas, aunque el número de ataques se mantuvo casi constante en comparación con julio. Si en el anterior análisis se registraban 48 ataques que habrían causado 352 víctimas mortales, en agosto vemos cómo se contabilizan 47 ataques con un total de 748 fallecidos entre militares, civiles y milicias de protección. Burkina es con diferencia el país que más violencia registra, superando a todos los demás países juntos en términos de acciones terroristas durante el mismo periodo.
Uno de los casos más relevantes y de alto impacto tuvo lugar el 9 de agosto, reivindicado por JNIM en forma de una emboscada contra un convoy militar entre Fada N’Goura y Boungou, que causó la muerte de al menos 140 soldados y destruyó 116 vehículos, incluidos 7 blindados. Los militantes también capturaron una gran cantidad de armas y municiones. Este ataque, justificado por JNIM como una represalia por los crímenes del gobierno burkinés contra la población musulmana en Burkina Faso, Mali y Níger, rinde buena cuenta de la escalada de tensión y letalidad de los grupos terroristas en la zona oriental del país desde hace varios meses.
El mismo día también se produjo el asalto a un convoy por parte de JNIM de suministros alimentarios escoltado por soldados y voluntarios de defensa (VDP) cerca del pueblo de Nassougou. Aunque el convoy regresaba vacío desde Tawori, el resultado fue devastador: aproximadamente 150 soldados y voluntarios, junto con 50 civiles, fueron asesinados, y varios vehículos fueron quemados y capturados por los terroristas (caso de estudio #29). En respuesta a esta acción, las fuerzas armadas burkinesas llevaron a cabo una serie de operaciones entre el 13 y el 16 de agosto en Nassougou, en las proximidades del parque W, logrando destruir una importante base terrorista y neutralizando a más de 20 militantes. En el operativo militar se incluyeron ataques aéreos coordinados y el uso de inteligencia avanzada para localizar las posiciones enemigas, lo que permitió desmantelar infraestructura clave utilizada por elementos de JNIM.
Finalmente, cabe destacar el peor ataque perpetrado por JNIM en Burkina Faso en la última década. El 24 de agosto, militantes de JNIM atacaron a soldados y VDP que protegían a civiles mientras éstos cavaban trincheras alrededor de la ciudad de Barsalogho, en la provincia de Sanmatenga. Durante el ataque, los soldados y VDP se retiraron, lo que permitió a los militantes disparar contra los civiles, asesinando a aproximadamente 300 de ellos, además de a tres soldados y siete VDP (caso de estudio #74). Aunque JNIM afirmó haber terminado con la vida de 300 combatientes entre soldados y VDP, sin bajas civiles, videos no oficiales muestran a militantes disparando contra civiles, muchos de ellos visibles en las trincheras. Personal militar burkinés se reunió con algunas víctimas en la cercana Kaya tras el ataque, aunque hasta la fecha el gobierno y el ejército han guardado silencio sobre la magnitud real de los acontecimientos en Barsalogho, un bastión estratégico para las fuerzas de seguridad a la hora de combatir a los combatientes que se aproximan a la capital, Uagadugú.
Contrario al caso de Burkina Faso, la situación en Mali presenta un panorama distinto, con un menor número de víctimas y acciones de menor intensidad. El país registró un total de 90 muertos a consecuencia de la violencia en forma de 23 acciones terroristas, una cifra de víctimas significativamente menor a la registrada en el mes anterior (154). La mayoría de los ataques fueron de impacto bajo, excepto en dos ocasiones. El 7 de agosto, JNIM atacó el campamento de las FAMa en Kouakourou (Mopti), dejando un balance de diez soldados asesinados y el control temporal del campamento por parte de los militantes (caso de estudio #26). Además de este ataque, se registró una semana más tarde una emboscada contra las fuerzas armadas a manos del mismo grupo en Diallassagou, también en Mopti, que dejó un balance de 15 víctimas mortales (caso de estudio #44). Si bien estas acciones demuestran una bajada en la escalada de violencia en el país, no deja lugar a dudas sobre la persistencia de las actividades de JNIM en zonas estratégicas del país. El bombardeo del aeropuerto militar de Gao el 12 de agosto, aunque no provocó víctimas mortales, es una muestra de ello.
En Níger disminuyen tanto el volumen de ataques como de víctimas mortales en esta ocasión. Estado Islámico capitaliza la totalidad de los ataques en el país, a excepción del choque entre JNIM y militares que dejó siete víctimas mortales el pasado 26 de agosto en Bouloundjounga (Gotheye, Tillaberi). Las disminución en el número de acciones terroristas (8) con respecto al análisis anterior (11) ha tenido un impacto en los datos de víctimas (61), que han mostrado su nivel más bajo desde el mes de abril.
Los dos ataques de medio impacto registrados para esta ocasión fueron perpetrados por EIS en las localidades de Méhana y Ayorou, cercanas cerca de la Triple Frontera. Ambas acciones tuvieron lugar el 13 de agosto y los objetivos fueron civiles, terminando con la vida de al menos 37 de ellos (casos de estudio #37 y #38 respectivamente).
Aunque la situación parece relativamente menos volátil que en Mali o Burkina Faso, la violencia yihadista de las regiones de Diffa y Tillaberi permitió a JNIM secuestrar a dos trabajadores de una empresa rusa a principios de mes en el área de Mbanga, en una zona rica en minas de oro.
Lago Chad
Nigeria ha contado con una escalada significativa de las dinámicas de violencia relacionadas con Boko Haram e ISWAP, rebajando los datos de ataques pero aumentando exponencialmente los datos de víctimas a consecuencia de las acciones terroristas. Los ocho ataques registrados, un número menor al que se registraba anteriormente (14), no ha frenado la proliferación en el volumen de víctimas, que se ha duplicado hasta alcanzar las 98 muertes.
Esta cifra se explica en gran medida por la ejecución de 69 personas cautivas en la localidad de Marte (Borno) a manos de ISWAP, como reacción a la invasión de principios de mes de la facción de Bakura (Boko Haram) a un campamento de ISWAP, que trajo como resultado la muerte de 90 militantes de este último. Los enfrentamientos entre las dos organizaciones no hacen más que aumentar el número de bajas en ambas filas, un contexto aprovechado por las fuerzas del orden que tratan de debilitar a los dos grupos y contrarrestar el deterioro del panorama de seguridad provocado por la acción de éstos.
Por su parte, Camerún muestra una situación de violencia relativamente estable en términos comparativos, reduciéndose a la mitad el número de ataques (12) y disminuyendo el volumen de víctimas mortales hasta alcanzar los 24 fallecimientos. Todas las acciones registradas han tenido un bajo impacto, ocurriendo la más grave el 4 de agosto en Djibrili (Extremo-Norte), cuando los militantes chocaron contra una patrulla de las fuerzas especiales camerunesas y terminaron con la vida de siete soldados (caso de estudio #86).
Benín y Togo han sufrido un ataque terrorista con 2 y 3 víctimas mortales respectivamente, lo que ha rebajado la tendencia alcista en términos de víctimas para ambos países, que alcanzaron los 13 muertos en el análisis anterior. En esta ocasión, un IED de JNIM explotó en la localidad togolesa de Kankanti (Savanes), mientras que las fuerzas de Benín chocaron con militantes de JNIM en Porga (Atacora) dejando dos víctimas entre las fuerzas del orden.
Magreb
No se ha registrado ningún ataque yihadista en el Magreb.
Perspectiva regional
Mali, a pesar de una disminución en el volumen de ataques, mantiene su posición como epicentro de la inestabilidad regional, influyendo significativamente en las dinámicas internacionales del Sahel. La región de Kidal sigue siendo un punto crítico, con enfrentamientos intensos y sistémicos entre las FAMa/Wagner y los rebeldes tuareg. Con el objetivo de devolver el golpe tras la derrota en Tinzawatène, el gobierno maliense respondió a su humillación con ataques aéreos en la zona fronteriza a los pocos días del atentado, provocando incidentes como el ocurrido en un campo de refugiados de Inkharabane, a escasos 400 metros de la frontera argelina, que causó la muerte de al menos 26 civiles. Diplomáticamente, Mali también ha tomado medidas drásticas, cortando relaciones con Ucrania por su supuesta colaboración con las fuerzas del CSP-PDA y suspendiendo a medios de comunicación franceses, lo que pone en jaque informativo y diplomático a varios países clave en el conflicto y crea una dependencia mayor de Rusia, que en estos momentos vive una de sus horas más bajas.
Burkina Faso, por su parte, muestra signos de creciente autoritarismo interno. El gobierno de Traoré ha intensificado la represión contra la disidencia, arrestando a importantes figuras de la sociedad civil y forzando a funcionarios judiciales a unirse a la lucha contra los yihadistas en el frente. La reciente nacionalización de minas en áreas de conflicto, aunque potencialmente destinada a consolidar el control sobre recursos estratégicos, podría exacerbar las tensiones existentes. En cualquier caso, son minas que están ubicadas en lugares con grandes y constantes amenazas a su seguridad por la presencia de un yihadismo que está entorpeciendo los acuerdos comerciales y económicos en puntos clave del país.
La inestabilidad regional actual se traslada también a la presencia internacional y los acuerdos de seguridad previos. Estados Unidos, tras ser desalojado de su bastión en Níger, ha iniciado un reposicionamiento estratégico para establecer su presencia en Benín, Costa de Marfil y negociar su vuelta a Chad, aunque esto último parece poco probable a corto plazo. En esta ocasión, las consecuencias diplomáticas se han agravado todavía más para Occidente, como lo demuestra el cierre de las embajadas de Dinamarca en Burkina Faso y Mali para abrirlas en Ruanda, Senegal y Túnez, advirtiendo de una reformulación de las alianzas que ampliará todavía más la brecha entre los partidarios del bloque Occidental y los seguidores de Rusia y sus asociados.