Casos de estudio Magreb y Sahel febrero 2021
Por segundo mes consecutivo, la actividad terrorista de carácter yihadista disminuye en la región del Sahel, marcando mínimos que no se registraban desde junio de 2020. Este descenso no afecta solo a los atentados (70): el número de víctimas mortales se ha visto reducido en un 57% respecto al mes de enero, con un total de 163 fallecimientos[1] de personal civil y militar, que ascendería hasta 383 si se contabilizasen las muertes de los miembros de grupos terroristas durante el desarrollo de los ataques o con ocasión de operaciones de las fuerzas de seguridad. Además, a excepción de uno, todos los ataques terroristas han sido de bajo impacto (menos de 10 víctimas mortales).
Análisis de las regiones de estudio
A continuación, se realiza un análisis pormenorizado de la actividad de carácter yihadista en las zonas de estudio.
Sahel Occidental
Tal y como se indicaba en la introducción, las autoridades de Senegal desmantelaron en la ciudad de Kidira a principios de mes una célula terrorista conformada por cuatro individuos que estarían relacionados con la Katiba Macina, miembro de JNIM. Durante el último año la presión del grupo ha aumentado en el extremo oeste de Malí, aunque hasta ahora no se habían llevado a cabo operativos de detención en suelo senegalés.
Nuevamente, Malí ha sufrido el mayor número de ataques terroristas de la zona del Sahel Occidental. No obstante, los 15 atentados registrados suponen la mejor cifra de los últimos meses, mostrando un importante descenso en comparación con los 24 del mes de enero. Continúa la presión sobre las fuerzas armadas, nacionales e internacionales, especialmente por parte de la coalición JNIM—afín a Al Qaeda y principal objetivo de la Operación Barkhane y Takuba durante 2021—. Destacan los atentados contra la base militar de las Naciones Unidas en Kerena (caso de estudio 33), los puestos de Boni y Hombori (caso de estudio 10) y la gendarmería de Bandiagara (caso de estudio 84), que se saldaron con un total de 18 militares muertos y 36 heridos. En los dos últimos, además, los terroristas consiguieron tomar el control temporal de las instalaciones militares. Tal y como ya sucedió en enero, solo un atentado habría sido reivindicado por la filial de Daesh, el Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS en adelante): el 14 de febrero, miembros del grupo habrían atacado la aldea de Inekar. Un militar maliense falleció durante los enfrentamientos, así como dos de los terroristas (caso de estudio 44).
Por otro lado, efectivos de la Operación Barkhane habrían conseguido neutralizar a al menos 26 terroristas durante las tres operaciones desplegadas en Ndaki (caso de estudio 04), Ansongo (caso de estudio 48) y Ménaka (caso de estudio 68).
Este mes, la Dirección General de Seguridad Exterior francesa (DGSE) ha hecho público un vídeo de una reunión entre líderes de JNIM que se habría celebrado en febrero de 2020 y en la que se habría dado inicio a la estrategia expansiva del grupo, que durante los últimos meses ha extendido sus actividades hacia el oeste (Senegal) y el sur (Golfo de Guinea). Además, Bernard Emié, director de la DGSE, afirma que el grupo habría enviado efectivos también hacia el este, concretamente a la cuenca del Lago Chad. En Burkina Faso el descenso de la actividad terrorista ha sido aún mayor que en Malí, rozando la mitad de las cifras registradas en enero (11 atentados en febrero frente a los 20 de entonces). En este caso, la práctica totalidad de víctimas mortales registradas son civiles, y la actividad predominante ha sido del EIGS. El atentado más mortífero tuvo lugar en la carretera entre Markoye y Dolbel (caso de estudio 59), contra un convoy en el que viajaban civiles. Nueve de ellos fallecieron.
El país ha sido también escenario de los dos enfrentamientos entre ambas filiales terroristas de los que se tiene constancia, que habrían tenido lugar en la provincia de Soum, al norte del país, y se habrían saldado con más de 40 militantes muertos. A principios de mes se registraron varios días de combates entre los grupos en Tounte y otras aldeas cercadas (caso de estudio 18), tras los que el EIGS habría perdido más efectivos (17) que JNIM (4). Por otro lado, el sábado 27 se habrían encontrado cerca de una veintena de cadáveres cerca de un yacimiento de oro en Kerboulé (caso de estudio 88), consecuencia de enfrentamientos acaecidos el día anterior, aunque en esta ocasión no se ha encontrado información que confirme a qué grupo pertenecerían los cuerpos.
A lo largo de estas últimas semanas se han sucedido datos que apuntarían hacia el posible inicio de negociaciones entre el gobierno burkinés y JNIM. A principios de mes, el primer ministro, Christophe Dabire, se mostró a favor de estas. Como parte de este compromiso, habrían liberado a más de veinte terroristas, aunque este extremo no ha sido confirmado.
Por último, en la región occidental de Tillabéri, en Níger, se tiene constancia de un solo atentado yihadista (caso de estudio 69) durante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del país: el domingo 21 de febrero un IED explosionó al paso de un vehículo en el que viajaban siete miembros de la comisión electoral nigerina (CENI). Todos ellos fallecieron.
Lago Chad
La subregión del Lago Chad muestra una tendencia contraria a la anteriormente expuesta. Dos de los países que la conforman, Nigeria y Camerún, han experimentado un aumento de la actividad yihadista durante el mes de febrero. Llama la atención el caso nigeriano, que mostró una fuerte reducción en enero. No obstante, la cifra de víctimas mortales del país (67) es la más baja de los últimos nueve meses.
El ataque de mayor gravedad tuvo lugar en la ciudad de Maiduguri, capital del estado de Borno (caso de estudio 80). Miembros de Boko Haram habrían atacado el centro urbano haciendo uso de cohetes, que lanzaron desde el cercano bosque de Boboshe, donde se refugian. 16 civiles fallecieron. La ciudad ha estado semanas sin suministro eléctrico, que fue saboteado por militantes del grupo terrorista. De hecho, dos semanas antes de este atentado, también atacaron a un grupo de ingenieros que trataba de restablecer el servicio, secuestrando a 10 de ellos y asesinando a cinco de los soldados que los escoltaban (caso de estudio 26).
Por otro lado, continúa predominando la actividad de la filial de Estado Islámico en África Occidental (ISWAP en adelante). Su principal objetivo es el personal militar, y en febrero han logrado atacar varios “supercampamentos”[2] del ejército nigeriano: el de la ciudad de Marte habría sido invadido dos veces, y al menos en una de ellas los terroristas consiguieron tomar el control temporal de las instalaciones (caso de estudio 49). Uno de estos ataques tuvo lugar durante la noche del 19 de febrero, cuando también lograron controlar el campamento de la ciudad de Dikwa durante unas horas (caso de estudio 63). El grupo continúa haciendo frente a problemas internos; tras la sustitución de su líder, Ba Lawan[3], uno de sus comandantes, Ba’na Okocha, fue asesinado –supuestamente por error— por francotiradores del grupo.
También continúan las tensiones entre ambas facciones terroristas, que se habrían enfrentado en las localidades de Korongol y Sunawa, ambas en la frontera entre Nigeria y Níger. Pese a que la información no es altamente fiable, en al menos uno de ellos Boko Haram habría vencido sobre ISWAP (casos de estudio 17 y 71).
Camerún vuelve a los niveles del mes de diciembre con 15 atentados registrados. Un total de 21 civiles y un militar han fallecido a consecuencia del yihadismo en el país, todos ellos llevados a cabo en la región Extremo Norte por miembros de Boko Haram.
Magreb
En esta ocasión, Túnez ha sido el único país de la región del Magreb afectado por el terrorismo yihadista. El 03 de febrero, una mina explosionaba en la zona montañosa de Mghila, causando la muerte de cuatro militares (caso de estudio 13). El ataque fue posteriormente reivindicado por Daesh.
Durante el resto del mes, las autoridades tunecinas han desplegado cuatro operaciones antiterroristas en las localidades de Sidi Bouzid, Eddir y Kasserine, que se han saldado con la detención de al menos seis individuos relacionados con acciones terroristas (casos de estudio 57, 58, 66 y 76).
No se tiene constancia de operaciones antiterroristas o de atentados yihadistas durante el mes de febrero en Marruecos, Argelia y Libia.
No obstante, en Argelia se ha dado inicio al juicio por el asesinato de Hervé Gourdel, ciudadano francés, en septiembre de 2014. Gourdel fue secuestrado en el Parque Nacional de Djurdjura —a menos de 200 kilómetros de Argel— mientras practicaba senderismo. Siete de los 14 acusados serán juzgados en rebeldía.
Además, con ocasión del segundo aniversario del movimiento popular Hirak, que propició la salida del presidente Bouteflika, se han organizado multitudinarias manifestaciones, que han llevado al actual presidente Tebboune a indultar a cerca de 60 presos relacionados con las protestas y a convocar elecciones legislativas durante 2021.
Perspectiva regional
La coalición JNIM—más concretamente de la Katiba Macina—, cuya expansión ha sido analizada en los observatorios del último año, habría consolidado su presencia no solo en el extremo oeste de Malí (Kayes), sino en territorio senegalés. En el 27º informe sobre terrorismo elaborado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se afirma la presencia de estos grupos en las regiones orientales de Bakel, Ferlo y Saraya, donde se encuentran importantes yacimientos de oro.
Por otro lado, analizando los contundentes ataques perpetrados contra el ejército maliense durante febrero, se podría deducir la falta de capacidad de sus tropas, que aún son superadas por los terroristas. Esto, así como la expansión de estos grupos, demostraría, una vez más, el poder que ostentan en la región. De hecho, JNIM ha sido declarado principal objetivo del gobierno francés—que, de momento, no reducirá su presencial en el Sahel Occidental, tal y como se temía durante los últimos meses—.
En cuanto al otro gran foco de terrorismo, la cuenca del Lago Chad, la situación allí continúa deteriorándose. La estrategia del ejército nigeriano de replegarse hacia grandes campamentos sigue dando muestras de baja efectividad, mientras que ya son numerosos los meses en los que se han registrado atentados fuera del estado de Borno—en el mes de febrero esta expansión se ha limitado a Yobe—. La actividad de grupos criminales, cuyo nexo con el terrorismo se evidenció tras el secuestro de Kankara, continúa imparable en el centro y noroeste del país, por lo que no hay indicios de que la situación allí mejore próximamente.
[1] Tal y como puede apreciarse en la figura 2, del total de las 163 víctimas mortales, 66 eran militares y 97 civiles.
[2] Recordemos que el gobierno de Nigeria optó en 2020 por el repliegue de tropas hacia estas grandes instalaciones, para evitar los constantes ataques que tenían lugar contra pequeños puestos militares, más expuestos que los ‘supercampamentos’.
[3] Reemplazado en enero por Abu Dawud.