Actividad yihadista en el Magreb y el Sahel Occidental en julio 2022

La muerte de al-Zawahiri. Implicaciones para al-Qaeda y el futuro del yihadismo global
09/08/2022
Observatorio de atentados yihadistas de julio de 2022
16/08/2022

Casos de estudio Magreb y Sahel julio 2022

Versión disponible en PDF

África Occidental finaliza el mes de julio mostrando cierto alivio en lo que a terrorismo yihadista se refiere. Los 104 atentados registrados son la cifra más baja de los últimos tres meses, y contrastan con los 123 del mes pasado. El número de víctimas mortales ha experimentado un descenso aún mayor: las 351 muertes de las que se tiene constancia suponen menos del 60% de las 618 de junio. Nuevamente, la práctica totalidad (84%) de ellas serían civiles.

Las claves del mes:

  • A excepción de Benín y Togo, todos los países de estudio muestran cifras más favorables que en el mes anterior.
  • Otro dato positivo: en esta ocasión, no se tiene constancia de ningún atentado de alto impacto[1].
  • Las tensiones entre la CEDEAO, Burkina Faso y Malí evolucionan favorablemente. No así la situación de este último con sus socios occidentales, que continúan con el repliegue de sus tropas en territorio maliense

 

Análisis de las regiones de estudio

A continuación, se ofrece un análisis pormenorizado de la actividad de carácter yihadista en cada una de las zonas de estudio a lo largo del mes de junio de 2022.

 

Sahel Occidental

Aunque las diferencias con Malí se hayan acortado en julio, Burkina Faso continúa siendo el país más afectado por la violencia yihadista de África Occidental. Se han registrado cuatro atentados considerados de impacto medio, en los que habrían muerto 66 civiles. Tres de ellos habrían sido cometidos por miembros de la coalición JNIM en las localidades de Bourasso, Guissingori y Soudougui (casos de estudio 9, 66 y 82, respectivamente). Por otro lado, el Estado Islámico en el Sahel (EIS) habría sido responsable del ataque perpetrado en Yeou contra grupos de autodefensa pertenecientes a los ‘Vigilantes por la Defensa de la Patria’ (VPD), matando al menos a una veintena de ellos (caso de estudio 17).

Además, en el marco de la sesión ordinaria de la CEDEAO celebrada en Accra, se acordó la reducción del período de transición del país a 24 meses, que comenzaron a contar a partir del 01 de julio, así como el levantamiento de las sanciones que la organización regional impuso al país tras el golpe de Estado liderado por el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo. La cumbre fue también ocasión para levantar las sanciones comerciales y financieras contra Malí, impuestas el pasado mes de enero, aunque mantienen otras de carácter político, como la prohibición a los miembros de la junta militar de transición de ser candidatos en las próximas elecciones presidenciales.

No obstante, en este último, continúan las complicaciones políticas y militares: tras el mantenimiento de la suspensión de la misión europea de entrenamiento militar (EUTM), España y Alemania, principales contribuyentes a la misma, han decidido replegar sus tropas. Por su parte, Francia confirmó la suspensión de la fuerza Takuba, que en julio ya no ha desarrollado ninguna operación. No obstante, el presidente Macron insistió en la importancia que África Occidental tiene para Francia, que sigue “decididamente comprometida con la seguridad del continente”: confirmó la continuidad de su apoyo en la cuenca del Lago Chad, así como en los países del Golfo de Guinea.

El país ha sufrido otros cuatro ataques de medio impacto, en los que habrían muerto cerca de una cincuentena de civiles. A este respecto, destaca el enfrentamiento entre grupos terroristas, registrado el 14 de julio en los alrededores de la localidad de Talataye (caso de estudio 52), donde miembros del EIS se habrían enfrentado a una coalición formada por JNIM y grupos tuareg.

Además, el 22 de julio se produjo un ataque mediante dos vehículos bomba y munición pesada contra el cuartel militar de Kati, la principal instalación de la junta militar de gobierno—donde incluso reside el presidente transicional—, aunque finalmente solo se confirmó la muerte de un militar (caso de estudio 84). Este atentado, reivindicado días después por la coalición afín a Al Qaeda, fue precedido por diversos ataques coordinados, el día anterior, contra Koulikoro, Ségou y Mopti, en una clara muestra del poder que JNIM ostenta en el país.

Tal y como se indicaba en la introducción, los dos únicos países que han mostrado una evolución desfavorable se encuentran en el Golfo de Guinea: Togo ha registrado dos incidentes en su extremo norte, en la prefectura de Kpendjal. En el primero de ellos, cometido contra dos aldeas de la zona, habrían fallecido 12 civiles, mientras que el segundo atentado fue perpetrado contra una patrulla militar, en la que murieron dos miembros (casos de estudio 59 y 73 respectivamente). Por otro lado, en Benín se tiene constancia de tres atentados: dos de ellos tuvieron lugar en Materi, cerca de la frontera con Togo, en los que murieron tres civiles (casos de estudio 24 y 25, respectivamente); mientras que el tercero fue cometido contra guardas forestales del parque W, dos de los cuales fallecieron (caso de estudio 23). En este último caso se desconoce la autoría de los terroristas: algunas fuentes apuntarían hacia miembros de ISWAP, que operan en Nigeria, aunque este extremo no ha podido ser confirmado.

Por último, en el suroeste de Níger continúan produciéndose ataques por parte del EIS y dirigidos contra civiles (un total de 13 muertos en el mes de julio).

 

Lago Chad

Nigeria, que pese a seguir siendo el país con más actividad yihadista de la subregión, muestra también niveles inferiores de violencia respecto a los meses anteriores. Sin embargo, pese a esta atenuación de las cifras, a lo largo del mes de julio se han registrado ciertos acontecimientos de relevancia para el análisis del contexto de seguridad del país.

En primer lugar, miembros de ISWAP atacaron la prisión de Kuje, en los alrededores de la capital nacional, Abuja. Entre los cientos de presos que lograron escapar se encontrarían numerosos miembros de los tres grupos terroristas que operan en la zona: ISWAP, Boko Haram y Ansaru. De hecho, días después, se produjo un ataque contra una universidad en Abuja, en el que mataron a tres de los militares que protegían las instalaciones (caso de estudio 91). La filial de Dáesh también habría reivindicado un atentado cometido contra un puesto militar en el estado de Níger, en el centro del país (caso de estudio 107).

 

Más al noroeste, en Birnin-Gwari—estado de Kaduna—, una milicia civil se enfrentó a miembros de Boko Haram que, al parecer, ya controlan algunas aldeas de la zona. En el enfrentamiento habrían muerto 17 terroristas (caso de estudio 65).

En Chad, por segundo mes consecutivo, miembros de ISWAP habrían perpetrado un atentado contra el ejército, matando a ocho de sus miembros e hiriendo a otros tantos (caso de estudio 43). Y, en último lugar, en Camerún continúa predominando la actividad de Boko Haram, que se encontraría detrás de los ocho atentados registrados, en los que murieron 14 civiles y un militar.

 

Magreb

En los países del Magreb se tiene constancia de un solo atentado yihadista, en esta ocasión, en la localidad argelina de El Maine, donde presuntos miembros de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) habrían asesinado a un militar que se encontraba realizando una patrulla de reconocimiento en la zona (caso de estudio 28). Por el contrario, el ejército de Argelia habría detenido a dos colaboradores de grupos terroristas en la localidad de Boumerdes (caso de estudio 72).

Por su parte, las autoridades tunecinas arrestaron a los miembros de una célula terrorista, formada por tres individuos, en la localidad de Sfax (caso de estudio 16).

 

 

Perspectiva regional

Pese a lo positivo del análisis numérico, el contexto de seguridad en África Occidental continúa mostrándose alarmante. En el Sahel Occidental, si a la descoordinación entre Malí y sus tradicionales socios occidentales se suma la actividad terrorista registrada en julio, que muestra una gran capacidad para perpetrar atentados, no solo coordinados, sino con una frecuencia muy alta contra intereses vitales para el Estado, la situación resultante es realmente preocupante.

Por otro lado, en la cuenca del Lago Chad se aprecia un avance geográfico muy amplio por parte de los grupos terroristas. Se confirma así que su actividad ya no se limita al extremo noreste de Nigeria, sino que cuentan con un creciente dominio de zonas en el centro o el oeste del país. Así las cosas, y con atentados como los ya mencionados en suelo beninés, la creación de un “puente” entre los dos principales focos de violencia de la región se hace cada vez más probable: de hecho, en caso de que se confirmase la autoría de ISWAP en estos últimos ataques, ya sería una realidad.

 

[1] Se consideran atentados de bajo impacto aquellos que causan menos de 10 víctimas mortales; medio impacto, entre 10 y 29 muertes; alto impacto, 30 o más víctimas.