Actividad yihadista en el Magreb y el Sahel, octubre 2021

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Casos de estudio Magreb y Sahel octubre 2021

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A lo largo del mes de octubre, la evolución de la actividad yihadista en la región del Sahel Occidental se muestra, nuevamente, irregular entre países. A nivel global, el número total de atentados (89) aumenta con respecto al mes de septiembre (76), así como las víctimas mortales, que de las 238 de entonces aumentan hasta las 350. En caso de contabilizarse las muertes de militantes de grupos terroristas, la cifra total ascendería a 766.

Las claves del mes:

  • Sahel Occidental: destaca el aumento de la violencia terrorista en Burkina Faso, donde se han registrado más del doble de ataques que en el mes de septiembre, alcanzando nuevamente el segundo máximo histórico de 34 atentados, como ya sucedió en julio. Malí vuelve a mostrar índices similares a los de meses anteriores, aunque registra un máximo histórico de víctimas mortales (165).
  • Golfo de Guinea: continúan produciéndose atentados en Costa de Marfil—al menos dos en el mes de octubre, ambos en la región norte, colindante con Burkina Faso—y en el noroeste de Benín, donde las autoridades habrían desmantelado una célula terrorista en Koatena.
  • Cuenca del Lago Chad: continúan los enfrentamientos entre miembros de ISWAP y Boko Haram. La expansión de Ansaru se acelera en el estado de Kaduna.

 

 

Análisis de las regiones de estudio

A continuación, se realiza un análisis pormenorizado de la actividad de carácter yihadista en las zonas de estudio.

 

Sahel Occidental

En Malí destacan tres ataques, todos ellos cometidos por miembros de la coalición JNIM, afín a Al Qaeda y perpetrados en la región central del país. El primero—el único de impacto alto[1] registrado en el país en este período—tuvo lugar en Marebougou, donde se produjeron fuertes enfrentamientos entre terroristas y cazadores de las milicias Donzo. Un total de 54 de estos habrían muerto, y otros 58 habrían resultado heridos (caso de estudio 85). Por otro lado, el mismo grupo se encontraría detrás de los dos ataques de impacto medio, en el eje Bankass-Bandiagara (caso de estudio 21) y Niono (caso de estudio 23), respectivamente: en el primero de ellos murieron 16 militares, y en el segundo, 28 cazadores Donzo.

Continúa preocupando la zona occidental del país, especialmente Kayes y sus alrededores, ya en la frontera con Senegal y Mauritania, donde la frecuencia de ataques terroristas va en aumento. En esta ocasión, un vehículo de la misión de las Naciones Unidas MINUSMA explosionó un Dispositivo Explosivo Improvisado (IED, por sus siglas en inglés) a su paso por una de las carreteras locales. Uno de ellos falleció (caso de estudio 8).

Por su parte, Daesh habría designado a Abdoul Bara Al Ansari, que hasta ahora operaba en las filas libias del grupo, como nuevo líder de la franquicia regional del Gran Sáhara (EIGS), tras la muerte el pasado mes de agosto de Adnan Abou Walid al-Saharaoui.

Respecto al desmantelamiento de la Fuerza Barkhane, sus tropas ya se habrían retirado por completo de la base militar de Kidal, que ahora está a cargo de las Fuerzas Armadas de Malí (FAMA), y donde también permanecen alrededor de 1.300 efectivos de la MINUSMA. A nivel estatal, el ministro de Asuntos Religiosos, Mahamadou Koné, habría declarado haber recibido del encargo de retomar las negociaciones con la coalición JNIM a través del Alto Consejo Islámico—principal órgano religioso del país—, algo que desde el gobierno central se ha desmentido. Por otro lado, los líderes del gobierno de transición se habrían mostrado favorables a extender el período de transición y, por tanto, posiblemente aplazar la celebración de elecciones generales, inicialmente previstas para finales del mes de febrero, algo que ha sido frontalmente rechazado por la comunidad internacional.

Tras el descenso registrado en Burkina Faso en septiembre (13), los datos de este período vuelven a mostrar una tendencia negativa (34), más acorde con el nivel de violencia de meses anteriores. El atentado de mayor envergadura, considerado de impacto medio, tuvo lugar en la localidad de Yirgou, en Sanmatenga, contra un destacamento militar, en el que al menos 14 militares murieron, además de otros siete que resultaron heridos (caso de estudio 12). Días después del incidente, el gobierno burkinés decidió reemplazar al Jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Barthélémy Simporé, que fue reemplazado por el general Gilbert Ouédraogo.

Se han producido además diversos ataques en la frontera suroeste del país, que colinda con el norte de Costa de Marfil. En esta zona, la presencia predominante es de grupos de la Katiba Macina, perteneciente a la coalición JNIM que, presuntamente, son también los que llevan a cabo acciones en territorio marfileño. A lo largo del mes de octubre, nueve personas (siete militares y dos civiles) habrían perdido la vida a consecuencia de estos ataques, en su mayoría perpetrados utilizando IEDs (casos de estudio 13, 47, 48, 62 y 97). Es en esta zona donde en meses anteriores ya se habrían producido desplazamientos masivos de la población, ante la llegada de estos grupos, que parecen haberse establecido allí. Por su parte, se tiene constancia de dos atentados en Costa de Marfil: el 13 octubre, el puesto mixto de control de Tiémesson fue atacado. Un gendarme y un agente forestal fallecieron. El 19 fue el turno de Tehini, aunque en esta ocasión la respuesta de las fuerzas armadas permitió neutralizarlo.

 

 

En esta ocasión, en Níger solo se han registrado ataques en la región occidental del país, sin que se tenga constancia de ninguna acción terrorista en el extremo oriental, colindante con Nigeria y el Lago Chad. De estos, a excepción de uno, que habría sido cometido por la coalición JNIM (caso de estudio 95), todos ellos serían obra del EIGS, que se habría cobrado la vida de 32 personas en los siete ataques que se le imputan. Entre ellos, destaca el perpetrado contra la mezquita local de Abankor, región de Tillabéri, en el que diez civiles fallecieron (caso de estudio 49). Dado el continuo deterioro de la situación de la zona, y teniendo en cuenta el creciente número de atentados desde septiembre, las autoridades decidieron reimponer la prohibición de circulación de motocicletas en algunos de sus departamentos, tras el levantamiento parcial de mediados de septiembre.

Por otro lado, en cuanto al ataque perpetrado en 2020 en la reserva de jirafas de Kouré[2], fuentes judiciales nigerinas habrían confirmado la detención y encarcelamiento de al menos 11 personas: los miembros de dos células terroristas, desmanteladas en Niamey y Tchoubi respectivamente, así como otros dos cooperadores.

 

 

Lago Chad

En cuanto a la zona del Lago Chad, el otro gran foco de terrorismo en la región de estudio, los niveles de violencia yihadista se mantienen similares a los registrados en septiembre.

Como ya se ha indicado, solo se tiene constancia de ataques en territorio nigeriano y camerunés. En Nigeria han continuado produciéndose enfrentamientos entre miembros de ISWAP y Boko Haram, tanto al norte, en la zona ribereña, bastión tradicional de la filial de Daesh, aunque también del pequeño grupo que Bakura dirige; como al sur de Maiduguri, que hasta la muerte de Abubakar Shekau, líder de Boko Haram, era la principal zona de operaciones de este grupo. En términos generales, si comparamos los 24 muertos de ISWAP con los más de 100 de Boko Haram, este último se encontraría en mejor posición.

La violencia continúa también en la zona oeste del país, donde se habrían producido enfrentamientos entre miembros de Ansaru, afín a Al Qaeda, y grupos criminales locales. Al parecer, tras la llegada de aquellos al estado de Kaduna, procedentes de Zamfara, de donde huyeron tras el incremento de operaciones policiales, habrían tratado de regular el funcionamiento de los grupos criminales, prohibiéndoles secuestrar y atacar comunidades de civiles, algo que estos no habrían aceptado.

Por último, la violencia en Camerún muestra cierto alivio. Se tienen constancia de siete atentados a lo largo del mes de octubre que, aunque es probable que se trate de miembros de Boko Haram, la inestabilidad reinante en Nigeria, colindante con la región de Camerún afectada por el terrorismo yihadista, dificulta en gran medida la identificación de los terroristas que se encuentran detrás de los ataques perpetrados.

 

Magreb

Los países del Magreb no han sufrido ningún ataque terrorista de carácter yihadista a lo largo del mes de octubre. No obstante, las autoridades de Marruecos (caso de estudio 25), Libia (casos de estudio 57 y 94) y Túnez (casos de estudio 61, 105 y 109) han llevado a cabo diversas operaciones contra grupos o individuos relacionados con este tipo de delincuencia, arrestando a al menos 18 personas.

 

 

Perspectiva regional

El contexto de seguridad continúa siendo muy preocupante, especialmente en la región del Sahel. En primer lugar, en la llamada zona de la Triple Frontera entre Malí, Burkina Faso y Níger, destaca el aumento de la violencia en el eje Bamako-Dakar (Senegal), que supone una de las principales rutas comerciales desde la costa atlántica no solo hacia territorio maliense, de donde provienen casi el 70% de las importaciones totales, sino a todos los vecinos orientales de la franja saheliana. Ya en septiembre, dos camioneros marroquíes fueron asesinados en un ataque finalmente reivindicado por la coalición JNIM. Por tanto, el deterioro de esta zona puede dañar enormemente la economía regional, que ya se encuentra en condiciones críticas.

La zona sur de esta región, en la frontera de Burkina Faso con Costa de Marfil o Benín, es otro de los puntos en los que la actividad yihadista se muestra creciente, también por parte de grupos afines a la coalición JNIM.

Por otro lado, en Nigeria se muestra también un notable deterioro de la región centro y norte. Unido a la huida de miembros de Boko Haram desde el estado de Borno, ya analizado en Observatorios anteriores, se encontraría la expansión de Ansaru, afín a Al Qaeda, en el estado de Kaduna. Este grupo, que hasta ahora se ha mantenido con un perfil bajo, estaría iniciando una estrategia similar a la de ISWAP en el Lago Chad, o a la de JNIM en Malí, tratando de ganarse el apoyo de la población civil, que lleva más de un año reclamándole al gobierno nigeriano acciones contra la creciente violencia criminal en la zona. Tal y como hemos visto en numerosas ocasiones en Nigeria, Níger, Malí o Burkina Faso, los terroristas podrían aprovechar este sentimiento de descontento generalizado para franquearse el respaldo de la población, posicionándose como alternativa al Estado y las autoridades nigerianas.

 

[1] Se consideran ataques de impacto bajo aquellos que provocan la muerte de menos de 10 personas; impacto medio, entre 10 y 29 víctimas mortales; impacto alto, 30 o más víctimas.

[2] El 09 de agosto de 2020, ocho personas fueron asesinadas mientras realizaban un safari en la reserva de jirafas de Kouré. Entre ellos, se encontraban seis trabajadores humanitarios franceses de la ONG Acted fueron asesinados, así como su guía y su conductor locales.