Radiografía de la organización anarquista griega que ha reivindicado dos atentados en Berlín y París el pasado mes de marzo, en los que una persona resultó herida grave.
El 15 de marzo de 2017 la policía alemana desactivó un paquete bomba dirigido al ministro de Finanzas alemán Wolfgang Schäuble. Al día siguiente otro artefacto de similares características explosionó cuando era inspeccionado por una empleada del Fondo Monetario Internacional en París, que resultó gravemente herido. El grupo anarquista griego Synomosía Pyrínon Tis Fotiás (Conspiración de las Células de Fuego) reivindicó en un comunicado en la versión griega de la web indymedia.org la autoría de los ataques.
¿Qué elementos definen a este grupo?
La Conspiración de las Células de Fuego surgió como organización clandestina en Grecia a finales del año 2007. Sus fundamentos ideológicos entremezclan elementos propios del conocido como anarquismo insurreccionalista, vertiente radical del anarquismo italiano, con rasgos nihilistas y antisociales. En uno de sus textos se definían de la siguiente forma:
“Desmontamos y socavamos todos los valores de la civilización, anulamos la dictadura de la economía dejándola inválida, derrumbamos las ciudades de masas y su urbanismo autoritario, atacamos el saqueo de la naturaleza y la explotación de los animales, entorpecemos las situaciones dogmáticas y rechazamos la religión de los científicos. Sólo la continua y despiadada destrucción-creación hace que la vida sea fascinante”.
Su objetivo principal es lograr la destrucción completa del estado, el capitalismo, sus instituciones y representantes. Rechazan la dinámica de partidos políticos y el sistema democrático y creen que la liberación personal se alcanza a través de su lucha. Respecto a su visión de la estructura social, rechazan la distinción entre “opresores” y “oprimidos”, considerando a estos últimos responsables de su situación en cuanto que aceptan pasivamente su condición.
En cuanto a su modelo organizativo, rechazan el modelo jerarquizado de corte cuasi militar de grupos terroristas como las Brigadas Rojas italianas, ETA o el IRA, y prefieren la estructura que denominan de tipo “informal”, compuesta de pequeñas células cohesionadas por la afinidad ideológica de sus miembros y sin líderes internos. Estas células actúan de manera autónoma, aunque existe cierta coordinación de sus acciones violentas a través de llamamientos por medios de internet a la realización de “campañas revolucionarias” contra determinados objetivos.
¿Cuál ha sido la actividad de la CCF?
En una primera fase, la actividad de la organización se desarrolló principalmente dentro de Grecia.
Las primeras acciones llevadas a cabo por la Conspiración de las Células de Fuego tuvieron lugar a principios del año 2008, consistentes en ataques con artefactos incendiarios y explosivos de fabricación casera contra fuerzas de seguridad griegas y delegaciones diplomáticas extranjeras en Atenas. A finales de ese mismo año, la organización anarquista tuvo un papel relevante en los graves disturbios producidos en Atenas y otras ciudades griegas, a raíz de la muerte del joven Alexandros Grigoropoulos en un enfrentamiento con la policía.
Durante los años 2009 y 2010 se produjo un incremento significativo en el número de ataques violentos reivindicados por la organización. Y se empezó así mismo a apreciar un creciente interés de la CCF por extender su acción contra instituciones e intereses extranjeros. En noviembre de 2010 el grupo griego inició una “campaña revolucionaria” con el envío de catorce paquetes bomba a distintos líderes políticos, como Angela Merkel o Nicolas Sarkozy, instituciones y delegaciones diplomáticas, de países europeos.
Estos hechos suscitaron la lógica preocupación de los cuerpos de seguridad europeos. A partir de finales de 2010 y durante los siguientes dos años, la policía griega desarrolló una intensa actividad para desarticular la organización. En estos años fueron detenidos varias decenas de miembros de las CCF, siendo la mayoría condenados a penas de prisión en cárceles de alta seguridad del país heleno.
Aunque en un principio esto supuso un duro revés para la organización anarquista, a partir de 2012, y durante los años siguientes, se produjo la incorporación de nuevos integrantes a la organización y se consumó la alianza de las CCF con la Federazione Anarchica Informale italiana (FAI), organización anarcoinsurreccionalista que había sido un referente para el grupo griego durante sus primeros años de existencia. A raíz de esta alianza se constituyó la FAI-FRI-CCF, que pretendía internacionalizar y coordinar las acciones de estos grupos.
Las primeras acciones conjuntas promovidas por estas organizaciones se enmarcaron dentro de una nueva y más amplia “campaña revolucionaria” a la que llamaron “Proyecto Fénix”, con la intención evidente de resaltar la continuidad de sus acciones, a pesar de la presión policial fruto de la colaboración de los fuerzas de seguridad de varios países europeos en el seno de la EUROPOL. Entre junio de 2013 y junio de 2014, atendiendo a las llamadas en solidaridad con los presos anarquistas, se produjeron una serie de atentados y ataques con explosivos y artefactos incendiarios contra cuerpos de seguridad, fiscales, funcionarios de prisiones, oficinas bancarias y otros intereses económicos, en diversos países, no sólo en Europa (Grecia, Italia, Alemania) sino también en otros continentes (Chile, Indonesia).
A lo largo de diciembre de 2015 se produjeron algunas acciones similares a las mencionadas, enmarcadas en una campaña conocida en las redes como “Por un diciembre negro”.
En esta ocasión, como es y ha sido habitual en esta organización, se conjugan dos elementos fundamentales: el papel de los presos como impulsores de nuevas acciones violentas en el exterior y como “mentores” de los nuevos miembros de la organización; y la utilización de internet y las nuevas tecnologías como instrumento indispensable en la comunicación, coordinación y propaganda.
El “Plan Némesis”. Situación actual de la CCF.
A pesar de los altibajos sufridos en su actividad por la CCF, coincidentes con operaciones policiales y procesos judiciales contra sus miembros, la organización ha demostrado su capacidad para recomponer su estructura y captar nuevos individuos que sustituyan a los presos.
Muestra de ello es la puesta en marcha a finales de 2016 del “Plan Némesis”, concretado en el envío de varios paquetes bomba a políticos e instituciones internacionales a mediados de marzo de 2017. El día 15 un paquete bomba dirigido al ministro de Finanzas alemán Wolfgang Schäuble fue desactivado por artificieros de la policía germana en Berlín. El día siguiente un paquete enviado a la sede parisina del FMI explosionó cuando era inspeccionado por una empleada, que resultó herida grave en el rostro y las manos. CCF reivindicó el envío de estos explosivos en la web indymedia.org. Unos días después la policía griega interceptó en varias oficinas de correos ocho artefactos explosivos de similares características dirigidos a empresas y funcionarios europeos.
Estos ataques resultan similares en su “modus operandi” a la “campaña revolucionaria” de noviembre de 2010 mencionada anteriormente, y muestran la capacidad de acción de esta organización a nivel internacional a día de hoy.
Las acciones de la CCF varían en alcance, objetivos y medios empleados: desde acciones de “violencia callejera” consistentes en actos vandálicos, saqueos o sabotajes contra comercios u oficinas bancarias locales; hasta ataques con explosivos que exigen una cierta coordinación y posibilidad de obtención de armas, en ocasiones de ámbito internacional. Las fuerzas de seguridad europeas e internacionales encuentran a menudo obstáculos para desarticular esta organización, especialmente por el tipo de estructura informal en células autónomas que dificultan la detención de sus miembros.
En último lugar, cabría decir que aunque algunas de sus acciones se pueden englobar dentro de un “terrorismo de baja intensidad”, no cabe despreciar el peligro de sus acciones.
*Miguel Morán Pallarés es máster Universitario en la España Contemporánea en el contexto internacional por la UNED y doctorando en Historia Contemporánea (UNED).