Observatorio de Atentados Yihadistas de noviembre de 2019

1. Introducción y metodología

Noviembre deja un balance de actividad yihadista similar a la trayectoria observada a lo largo de 2019. Este mes se han documentado un total de 89 atentados en los que se han producido 439 víctimas, siendo esta cifra superior a las seiscientas personas en el caso de incluir a los terroristas que perecieron durante los ataques perpetrados. Asimismo, 21 han sido los países en los que al menos se ha producido un atentado con víctimas mortales: Irak, Siria, Afganistán, Tayikistán, India, Filipinas, Indonesia, Tailandia, Egipto, Argelia, Mali, Burkina Faso, Chad, Níger, Nigeria, Camerún, RD Congo, Mozambique, Tanzania, Somalia y Reino Unido.

A medida que pasa el tiempo, la región del Sahel se consolida como uno de los principales focos de actividad yihadista a nivel global. El grado de letalidad de los ataques cometidos en países como Mali o Burkina Faso está adquiriendo durante los últimos meses un auge sin parangón alguno como consecuencia en gran medida del incremento de la capacidad de grupos locales vinculados tanto a al Qaeda como a Daesh. En este sentido, representan una especial amenaza la coalición de agrupaciones yihadistas que operan bajo las siglas de JNIM, así como las franquicias regionales del Estado Islámico en el Gran Sahara (ISGS) y su Wilayat en África Occidental (ISWAP).

Mientras, la situación en la mitad sur del continente africano también sigue deteriorándose con unos grupos yihadistas que cada vez abarcan más áreas de influencia. Durante los últimos años se ha visto como han surgido focos de radicalización en países como la República Democrática del Congo o Mozambique a partir de una insurgencia local que ha acabado adoptando los postulados más radicales. Precisamente, a partir de estos movimientos locales, ha conseguido Daesh introducir su ideología, siendo el mejor exponente de ello la provincia creada por la organización este mismo año en África Central, la cual tiene presencia en los dos países recientemente citados. Lo más preocupante de todo ello es que este mismo mes se ha producido el primer ataque en Tanzania, el cual podría haber sido perpetrado por el grupo local mozambiqueño Al Shabaab o la facción de Daesh en ese país. Si bien es cierto que este atentado ha sido cometido en la frontera entre ambos países, no sería extraño observar cómo estos grupos yihadistas intentan expandir su presencia por la región, actualmente focalizada en la región de Cabo Delgado, más allá de sus fronteras tradicionales.

Por su parte, la presencia de Daesh a partir de actividad terrorista en Siria e Irak continúa disminuyendo con el transcurso de los meses, dándose un descenso considerable en cuanto al número de atentados y de víctimas en todo el año 2019.

La metodología de la presente investigación tiene como base la búsqueda y el análisis de fuentes abiertas, siendo éstas esencialmente noticias de prensa nacionales e internacionales, informes de instituciones gubernamentales, ONG’s que trabajan sobre el terreno y comunicados emitidos por los propios grupos terroristas (teniendo en cuenta que la información de éstos no siempre es fiable y siendo contrastada previamente). Dichas fuentes son accesibles al lector y pueden ser consultadas a través del enlace adjuntado en los resúmenes que acompañan a los datos extraídos en cada uno de los casos de estudio registrados. No obstante, existen algunas excepciones en las que se ha decidido no añadir el enlace por motivos de sensibilización y respeto a las víctimas, al tratarse de imágenes que no se considera necesario mostrar.

En la sección que hace referencia a la autoría de los atentados, en determinados casos se puede leer “sin confirmar” junto al nombre de la organización terrorista. Esto sucederá en todos aquellos casos donde ningún medio oficial vinculado a la organización autora haya reivindicado dicho ataque. Pese a la falta de esta confirmación, existen vínculos, modus operandi y características comunes con otros antecedentes que pueden ayudar a determinar la autoría, aunque siempre exista el riesgo de equivocarse en el análisis de la información.

El objetivo último de este observatorio es intentar conocer los máximos casos posibles, sabiendo que resulta imposible plasmar todos ellos por la inaccesibilidad de medios o falta de información en determinadas regiones. Debido a esta razón, uno de los criterios que debe reunir un atentado para aparecer en esta investigación es que se produzca alguna víctima, dado el escaso (o nulo) eco mediático que tienen aquellos casos en los que por suerte no se producen muertes. A1ún así, los datos representados mes a mes permiten mostrar la evolución del terrorismo yihadista a partir de la actividad de las distintas organizaciones que lo representan a escala global.

Finalmente, se recuerda, como todos los meses, los criterios establecidos a la hora de contabilizar los casos de estudio:

• Atentados que sean perpetrados por organizaciones yihadistas o
• Cometidos por individuos inspirados en su ideología.
• Donde al menos se produce una víctima, pudiendo ser el propio terrorista.
• Que estén documentados por open sources, contrastadas en medios u organizaciones nacionales o internacionales

2. Tabla con casos de estudios documentados