Observatorio de la actividad yihadista en el Magreb y el Sahel Occidental de octubre de 2020

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La violencia terrorista yihadista ha empeorado considerablemente en las regiones del Magreb y el Sahel durante el mes de octubre, con un total de 357 víctimas mortales, consecuencia de los 89 atentados registrados.[1] Si se contabilizasen las muertes de los miembros de grupos terroristas durante el desarrollo de los ataques o con ocasión de operaciones de contraterrorismo, la cifra de bajas ascendería a 632.

  • Aumento del número de atentados en un 25% respecto al mes de septiembre, siendo el segundo mes de 2020 con mayor número de ataques (detrás de julio, en el que se tuvieron lugar 98). Nigeria lideraría la comparativa regional, registrando además el número más alto de ataques del que se tiene constancia en los últimos años.
  • Víctimas mortales: incremento del 56% respecto al mes anterior, alcanzando la mayor cifra de los últimos seis meses.
  • Aumento de los enfrentamientos entre miembros de la coalición JNIM y el Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS en adelante). Pese a que no en todos los casos constan las bajas de cada bando, en líneas generales la coalición JNIM continúa cosechando victorias en el Gourma maliense y el norte de Burkina Faso, obligando al EIGS a desplazarse hacia el sur de Burkina y el suroeste de Níger.
  • Nigeria despliega batallones de las fuerzas especiales a lo largo de la frontera norte con Níger para controlar la actividad criminal en la zona, donde la actividad terrorista va en aumento.
  • Primer atentado en Marruecos desde diciembre de 2018, en esta ocasión en la prisión de Tiflet, a las afueras de Rabat, donde un funcionario ha sido asesinado.
  • La Unión Europea ha anunciado el incremento del gasto destinado a labores humanitarias en el Sahel, que actualmente es cuatro veces menor al presupuesto destinado a funciones militares.

Analisis de la región de estudio

A continuación, se realiza un análisis pormenorizado de la actividad de carácter yihadista en las zonas de estudio.

Sahel Occidental

Como se indicaba en la introducción, la Unión Europea ha anunciado un cambio de estrategia en el Sahel. Hasta ahora, el grueso de los presupuestos de la lucha antiterrorista se destinaba al gasto militar. A todas luces, esta estrategia resulta insuficiente, por lo que han decidido aumentar las partidas de ayudas humanitarias, actuando así sobre algunas de las principales causas de inestabilidad en la región, que favorecen la aparición y asentamiento de grupos terroristas. Durante las próximas semanas se llevarán a cabo diálogos entre la UE y los países miembros, donde se esbozarán las nuevas líneas de ayuda.

Nuevamente, Malí ocupa la segunda posición de la comparativa regional, habiendo registrado 17 ataques terroristas. El número de víctimas mortales derivadas de la violencia yihadista ha aumentado notablemente (de 43 a 60), aunque no llega a superar los máximos registrados en el mes de marzo (151). Destaca la ausencia de atentados reivindicados por el EIGS que, tal y como se indicaba al inicio del documento, ha sufrido importantes pérdidas en la región del Gourma frente a JNIM, y cuya actividad se ha desplazado hacia el sur, a Burkina Faso y al suroeste de Níger. Por otro lado, tal y como sucedió en septiembre, JNIM ha vuelto a reclamar la autoría de un ataque perpetrado en Bougouni, en la región de Sikasso, al sur del país, donde hasta ahora no solía haber actividad yihadista (caso de estudio 45).

El mes ha estado marcado por el trato al que el gobierno nacional llegó con JNIM, por el que liberaron a más de 200 presos yihadistas a cambio de que estos entregasen al líder opositor Soumalia Cissé, secuestrado desde el mes de marzo, y tres rehenes europeos. Si bien este extremo no ha sido confirmado, algunas fuentes indican que también se habría pagado un rescate por parte de las autoridades malienses. Las negociaciones con grupos terroristas suponen una decisión controvertida, hacia la que el anterior presidente maliense Keita ya se mostró favorable, aunque se encontró con el rechazo frontal de su socio francés. Casos como el de Farabougou, una aldea de la región de Ségou que se encuentra asediada por miembros de grupos yihadistas desde principios de octubre, hacen que se reanude el debate sobre posibles tratos con los captores, ya que la presencia militar no ha sido suficiente para estabilizar la situación.

En cuanto a operaciones contraterroristas y cooperación internacional, el gobierno estadounidense ha confirmado que mantendrá la suspensión de sus operaciones en Malí hasta que el país celebre elecciones. No obstante, la Operación Barkhane ha continuado desplegando operaciones –se tiene constancia de al menos nueve durante este mes—, en las que alrededor de 50 terroristas habrían resultado neutralizados. Se estima que esta cifra sea considerablemente mayor, dada la dificultad para contabilizar las bajas en operaciones exclusivamente realizadas desde el aire.

También se ha conocido la sentencia del juicio por los atentados cometidos en Bamako en 2015 y causaron un total de 25 muertos, por la que se ha condenado a tres de los miembros de JNIM acusados a pena de muerte.

Burkina Faso también ha sufrido un aumento en el número de ataques yihadistas, aunque la cifra que más destaca es la de víctimas mortales, pasando de las 36 de septiembre a las 81 actuales. Esto se debe a la gravedad de tres de los atentados, todos ellos cometidos en la zona norte del país, en las localidades de Pissila, Pobe Mengao y Seno, en los que murieron 25, 16 y 24 civiles, respectivamente (casos de estudio 9, 98 y 41). Este último es el único que fue oficialmente reivindicado por el EIGS.

Por otro lado, a punto de cumplirse un año del ataque contra la mina de Boungou, que operaba la compañía canadiense Semafo, las instalaciones retoman la actividad de extracción, esta vez bajo el mando de Endeavour Mining, compañía nacional que adquirió la explotación en el mes de marzo y que, para evitar posibles ataques, ha aumentado el número de viviendas disponibles para los trabajadores dentro de las instalaciones, y que además se hará cargo del transporte de aquellos que no vivan en ellas.

En la región occidental de Níger tan solo se han registrado dos ataques de carácter yihadista, en los que habrían fallecido tres personas. Ninguno ha sido oficialmente reivindicado, aunque la probabilidad de que se trate de miembros del EIGS es muy alta, teniendo en cuenta las zonas en las que el grupo opera.

Además, se ha vuelto a producir un ataque contra personal humanitario: Philip Walton, hijo de un misionero cristiano americano, fue secuestrado por hombres pertenecientes al EIGS en su casa de Massalata y posteriormente trasladado al norte de Nigeria, desde donde pidieron un rescate a la familia. Cinco días después, miembros del ejército estadounidense consiguieron rescatarlo. En este sentido, es importante recordar el impacto que tuvo el asesinato de seis trabajadores humanitarios franceses y dos guías locales el pasado mes de agosto, a manos de miembros de este grupo terrorista en el parque natural de Kouré, que no estaba considerado como zona de alto riesgo. El gobierno de Niamey obliga desde entonces a todas las organizaciones internacionales a viajar escoltadas fuera de la capital, lo que ha generado incomodidad entre los trabajadores de estas, que insisten en que puede provocar el aumento de ataques contra los civiles que reciben la ayuda, al ser asociados con el ejército por parte de los terroristas, que los acusarían de colaborar con ellos.

Lago Chad

El caso de Nigeria vuelve a ser el más alarmante de los países estudiados: ha registrado la mayor cifra de atentados yihadistas de los últimos años, y el número de víctimas prácticamente se ha duplicado respecto al mes de septiembre (ver gráfico 5). La mayoría de ellos han sido cometidos por miembros de ISWAP, cuya actividad triplica a la registrada a manos de Boko Haram. En este sentido, se han registrado nuevos enfrentamientos entre ambos grupos terroristas en territorio nigerino, en la región de Diffa, concretamente en la isla de Gadia (caso de estudio 13). Como ya se indicaba en informes anteriores, en esta zona predomina la presencia de ISWAP, que se extiende a lo largo el Lago Chad y por tanto en territorios chadiano y nigerino, aunque la presencia en esta región de la facción de Boko Haram liderada por el comandante Mallam Bakura, que perpetró el ataque contra la atacaron la base militar chadiana de Boma, provoca tensiones entre ambos grupos.

En cuanto a la región noroeste, pese a que no se han registrado atentados yihadistas en octubre, el traslado del ciudadano americano a esta región desde Níger, donde fue secuestrado, no muestra sino otra evidencia de la presencia de grupos terroristas en la zona, en la que el gobierno ha decidido desplegar efectivos de las Fuerzas Especiales, que patrullarán la región fronteriza desde Ilela a Maigatari. Además, el ejército ha iniciado la operación “Sonrisa de cocodrilo”, desarrollada anualmente para frenar el avance del terrorismo en el territorio nacional. Este año no se centrará tan solo en el noreste, sino que la presencia militar se verá notablemente incrementada en toda la región norte del país.

En Camerún la situación se mantiene estable respecto a número de ataques, registrándose la mitad de víctimas mortales respecto a septiembre. Pese a ello, destaca el atentado perpetrado en la localidad de Yagoua, en Mayo-Danay (caso de estudio 76), que unido al de Fouli, en Chad (caso de estudio 57), suponen un cambio en la actividad de Boko Haram, que hasta ahora se había limitado a la frontera entre Camerún y Nigeria. Otros dos ataques por parte de ISWAP en las localidades de Mamdi y Ngouboua se cobraron la vida de diez militares (casos de estudio 61 y 70).

Magreb

Marruecos ha sido el único país magrebí en el que se ha registrado actividad yihadista durante el mes de octubre. Tal y como se indicaba en la introducción, el país ha sufrido el primer atentado terrorista desde hace casi dos años: un funcionario penitenciario fue asesinado en la prisión de Tiflet, a las afueras de Rabat, y otros tres resultaron heridos a manos de uno de los miembros de la célula desmantelada el pasado mes de septiembre (caso de estudio 108). No obstante, los esfuerzos en materia antiterrorista continúan dando frutos: miembros de la Oficina Central de Investigaciones Judiciales (BCIJ, por sus siglas en francés) han detenido a los cinco miembros de otra supuesta célula que operaba en Tánger y que estarían preparando ataques individuales en distintos puntos del país (caso de estudio 21).

Las operaciones antiterroristas se han sucedido en Libia y Túnez, destacando el papel de este último por su cooperación con las autoridades francesas: la fiscalía antiterrorista tunecina ha abierto una investigación concreta para tratar de esclarecer la veracidad de ‘Ansar al Mahdi en el Túnez y el Magreb Árabe’, supuesto grupo terrorista que reivindicó el ataque en Niza. Por el momento, han detenido al individuo que publicó la información a través de redes sociales (caso de estudio 117).

Perspectiva regional

Decisiones como la tomada por la Unión Europea suponen importantes avances en la estrategia utilizada para combatir el terrorismo en el Sahel: hasta ahora, los esfuerzos se habían centrado en acciones militares, pero la situación empeora constantemente pese a los más de siete años de intervención internacional en la zona. Esto evidencia, por tanto, la necesidad de resolver factores que propician la inseguridad, como la falta de gobernanza, corrupción política, desigualdades sociales y económicas, falta de servicios esenciales, etc., para conseguir estabilizar la región.

En Malí, la actividad terrorista ha aumentado durante la segunda mitad del mes, rompiendo la tendencia positiva que comenzaba a mostrarse desde el mes de agosto. Este cambio coincide con la liberación de más de 200 terroristas como parte del trato al que el gobierno llegó con la coalición JNIM lo que, con una alta probabilidad, aumenta las capacidades del grupo de perpetrar un mayor número de ataques. El posicionamiento a favor de posibles negociaciones con este grupo de actores tan importantes como las Naciones Unidas o la Unión Africana podría llevar a un aumento de la presión por parte de los terroristas durante las próximas semanas o meses, en un intento de forzar acuerdos con las autoridades malienses.

Por otro lado, es probable que las prisiones se conviertan en objetivos más frecuentes de miembros de grupos terroristas. tras el comunicado emitido por el portavoz de Daesh el pasado 18 de octubre, en el que alentaba a sus seguidores a atentar contra instituciones penitenciarias, se produjeron dos ataques con escasos días de diferencia: uno contra la prisión congolesa de Beni y el ya mencionado en Marruecos.

Además, la situación en Nigeria se torna más complicada si cabe. Las autoridades tendrán que gestionar la expansión del terrorismo a lo largo de la zona central y noroeste sin mermar sus esfuerzos antiterroristas en el estado de Borno –epicentro de la actividad de grupos yihadistas—, además de hacer frente a la creciente inestabilidad social, que protesta contra los abusos de las fuerzas policiales y del gobierno.

[1] Tal y como puede apreciarse en el gráfico 1, del total de las 357 víctimas mortales, 160 eran militares y 197 civiles.