Casos de estudio Magreb y Sahel septiembre 2020
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Durante el mes de septiembre, 249 personas han perdido la vida como consecuencia de los 73 ataques yihadistas registrados en las regiones del Magreb y el Sahel. [1] Esta cifra ascendería hasta 438 si se tuviesen en cuenta las muertes de miembros de grupos terroristas durante el desarrollo de los atentados o con ocasión de operaciones de las fuerzas de seguridad.
Pese a que las cifras muestran una tendencia estable en comparación con el mes de agosto, analizando la actividad yihadista en las regiones de estudio sí se encuentran diferencias respecto al Observatorio anterior: no ha habido ningún ataque de alto impacto[2], en la región del Magreb se han perpetrado dos atentados yihadistas –uno en Libia y uno en Túnez— y en Malí se ha registrado actividad terrorista en localidades lejanas a los focos tradicionales de actividad –centro y la llamada zona de la ‘triple frontera’—. Además, tal y como se detallará más adelante, en Nigeria continúa la violencia yihadista en el centro del país, además de la ya tradicional inestabilidad del estado de Borno (en el noreste del país) y las recientes tensiones en los estados del noroeste.
Por otro lado, la información disponible muestra un menor número de enfrentamientos entre miembros del Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS en adelante) y la coalición JNIM, habiéndose registrado tan solo uno en Tin-Akoff, en la frontera entre Malí y Burkina Faso (caso de estudio 26). No obstante, la coalición JNIM, a través de sus medios de propaganda, afirma haber derrotado al EIGS en numerosas ciudades de la región maliense de Gao, donde el grupo ejerce tradicionalmente poder. Se tiene constancia también de combates entre los dos principales grupos terroristas nigerianos, Boko Haram y el Estado Islámico en África Occidental (ISWAP en adelante) en la región nigerina de Diffa, considerada parte de la cuenca del Lago Chad (caso de estudio 24).
Nuevamente, el mes ha estado marcado por la situación política de Malí, donde las negociaciones sobre el proceso de transición no han estado exentas de conflictos. La CEDEAO mantiene el cierre de fronteras con el país debido a ciertas desavenencias con la junta de gobierno maliense, entre las que destaca la condición de que la transición sea liderada por un civil, y no por cargos militares. En este sentido, se llegaron a producir enfrentamientos entre la policía y manifestantes en favor al nombramiento de un dirigente civil. Pese a ello, la junta nombró a Bah Ndaw, coronel del ejército y antiguo ministro de Defensa, como presidente interino del país, que designó al ex ministro de Exteriores, Moctar Ouane, primer ministro, en un intento por cumplir, aún de manera parcial, con las exigencias de la CEDEAO, que a 01 de octubre no se ha pronunciado sobre el levantamiento de sanciones, ya que insisten en que aún se deben aclarar ciertos puntos.
Por otro lado, la misión de entrenamiento desarrollada por la Unión Europea en Malí (EUTM) continúa paralizada. Sin embargo, lejos de planear disminuir su presencia en la región, el Parlamento Europeo ha aprobado una resolución en la que reclama reforzar las misiones europeas en el Sahel, África Occidental y Cuerno de África. Para ello, se podrá hacer uso de un nuevo instrumento que permitirá suministrar armas y equipos a los países, lo que hasta ahora suponía uno de los principales escollos operativos para una colaboración más efectiva.
A continuación, se realiza un análisis pormenorizado de la actividad de carácter yihadista en las zonas de estudio.
Tal y se aprecia en el gráfico 3, en esta ocasión, Malí ocupa la segunda posición de la comparativa regional con 16 ataques terroristas, lo que representa cierto alivio respecto a la situación de agosto, donde se registraron 21 ataques. Pese a que la actividad terrorista predominante en el país continúa siendo por parte de JNIM, se han registrado ataques de miembros del EIGS al este, en la frontera con Níger (casos de estudio 18 y 35), además de los ya mencionados enfrentamientos en Tin-Akoff entre ambos grupos. Destaca también el atentado contra la gendarmería de Didieni (caso de estudio 80), a tan solo 150 kilómetros al norte de Bamako, en el que un militar falleció. Los ataques cercanos a la frontera sur de Mauritania son cada vez más frecuentes, teniéndose constancia de al menos tres durante el mes de septiembre (casos de estudio 11, 29 y 66).
En cuanto a las actuaciones de la Operación Barkhane, destaca la muerte de un civil tras un incidente con un autobús en el que viajaban civiles: el vehículo se dirigía a gran velocidad hacia un convoy francés, cuyos miembros, tras indicarle que aminorase la marcha y frenase para ser inspeccionado y no obtener respuesta por parte del conductor, lanzaron disparos de advertencia. Uno de los proyectiles habría rebotado contra el suelo del vehículo, matando por accidente a uno de los ocupantes.
Por primera vez desde abril de 2019, mes en el que Camerún fue incluido en el estudio regional, Burkina Faso queda por detrás de él en la comparativa regional, tanto en cuanto a número de atentados como a víctimas mortales derivadas de los mismos. La actividad yihadista registrada marca el mínimo de 2020 con 13 atentados (ver gráfico 4). En cuanto a la distribución geográfica de los mismos, el EIGS –actor predominante en el país— centra su actividad en la zona este y sureste del país, expandiéndose desde el suroeste de Níger, mientras que la coalición JNIM actúa más al norte, en la zona fronteriza con Malí. Por otro lado, se han desarrollado importantes operaciones antiterroristas durante este mes, en las que se han eliminado a, al menos, 71 militantes en la zona norte del país, concretamente en la región de Soum.
Las cifras registradas en Níger continúan mejorando por tercer mes consecutivo. En esta ocasión, en la región suroeste no se ha registrado ningún ataque terrorista, aunque miembros de la Operación Barkhane se enfrentaron a un convoy del EIGS en Garey Akoukou (caso de estudio 46). A mitad de mes, el grupo finalmente reivindicó la autoría del ataque en Kouré el pasado 09 de agosto contra seis trabajadores humanitarios franceses y los dos guías locales que los acompañaban. Hasta dicho momento, se habían limitado a ensalzarlo en otras publicaciones propagandísticas, sin llegar a atribuírselo.
Destaca asimismo una detención llevada a cabo por las autoridades de Senegal en el aeropuerto de Dakar, donde un ciudadano de nacionalidad alemana, sobre el que constaba una orden de detención internacional por su presunta relación con actividades de carácter yihadista, trataba de entrar en territorio senegalés haciendo uso de un pasaporte falso, afirmando ser vietnamita (caso de estudio 49).
La actividad yihadista en Nigeria vuelve a aumentar notablemente, en contraste con el optimismo que las cifras mostraban en agosto. Además, los registros actuales no incluyen los incidentes violentos que están teniendo lugar en el noroeste desde hace algunos meses, dada la imposibilidad de discernir si se tratan de atentados yihadistas o si, por el contrario, se limita a delincuencia vandálica y de bandidaje. 21 de los 22 ataques registrados en septiembre han tenido lugar en el estado de Borno, al noreste del país. No obstante, en el estado de Níger, en la región centro-oeste, cuatro civiles murieron en la localidad de Kagara tras lo que se ha considerado un ataque terrorista (caso de estudio 7). Por el momento, ningún grupo lo ha reivindicado, y no queda claro si se trata de Ansaru o de miembros de Boko Haram: aquel reivindicó el mes pasado un ataque en Kaduna, cerca de Kagara, aunque los vídeos publicados por el líder de Boko Haram evidenciando la presencia del grupo en el estado de Níger siembra dudas sobre la autoría.
En Camerún continúan aumentando los ataques, siguiendo la tendencia mostrada el mes pasado, así como el número de víctimas mortales. Miembros de Boko Haram atacaron un campamento de desplazados ubicado en Goldavi, asesinando a al menos siete personas (caso de estudio o1). Destacan también los atentados perpetrados en Darak (caso de estudio 23), que dejó 11 muertos, y Zelevet (caso de estudio 39), donde los atacantes provocaron primero la huida masiva de la población que se encontraba cerca de un campamento militar y, posteriormente, dos terroristas suicidas activaron sus explosivos tras confundirse con la muchedumbre, provocando la muerte de cinco personas.
Por último, en Chad la situación ha vuelto a empeorar: tanto el número de ataques como de víctimas mortales han aumentado durante el mes de septiembre. Si bien los ataques, perpetrados por Boko Haram, han sido de bajo impacto, el ejército sufrió la pérdida de 10 de sus miembros durante el desarrollo de una operación antiterrorista en el Lago Chad, donde sufrieron una fuerte resistencia, aunque finalmente consiguieron neutralizar a 20 militantes del grupo (caso de estudio 65).
Tal y como se indicaba en la introducción, la región del Magreb ha sufrido dos atentados yihadistas durante el mes de septiembre.
El primero de ellos tuvo lugar en Túnez, el 06 de septiembre, donde tres individuos atacaron a una patrulla de la gendarmería que prestaba servicio en la turística zona de Akouda (caso de estudio 21). Tras golpearles con su propio vehículo, ambos gendarmes fueron apuñalados, y finalmente uno de ellos falleció. La persecución que las autoridades emprendieron sobre los atacantes permitió neutralizarlos a los tres, y hasta ahora al menos 16 personas habrían sido imputadas por su relación con el caso, entre ellos el imán de la mezquita de Akouda, por proporcionar información.
Por otro lado, el 15 de septiembre se produjeron fuertes enfrentamientos al sur de Libia, en la localidad de Sebha, entre miembros del LNA y una célula de Daesh local (caso de estudio 51). Finalmente, consiguieron abatir a al menos uno de los terroristas, que podría tratarse de Abu Abdullah al-Libya, uno de los líderes del grupo terrorista en el país, aunque este extremo no ha sido confirmado.
Por su parte, Marruecos ha desmantelado una célula terrorista afín a Daesh que operaba en las ciudades de Témara, Tánger y Tiflet (caso de estudio 37). Sus cinco miembros han sido arrestados y, según la información publicada por las autoridades, preparaban un atentado de manera “inminente”.
Pese a la inestabilidad respecto a la situación en Malí, la actividad terrorista, lejos de verse incrementada durante el mes de septiembre, se ha reducido en casi un 30%. No obstante, se necesitarán datos durante más tiempo para poder analizar posibles relaciones causales con los cambios políticos del país. En este sentido, pese a que la junta gobernante se ha mostrado comprometida con la lucha contra el terrorismo, han de enfrentarse aún a los numerosos desafíos que esto implica, como a la hostilidad de la población civil hacia la presencia de fuerzas internacionales, especialmente francesas. Incidentes como el ocurrido en Gao con el convoy de Barkhane puede exacerbar este tipo de comportamientos, provocando movimientos ciudadanos como el que se aprecia en esta manifestación, donde piden una intervención rusa en el país.
Por otro lado, las cifras correspondientes a la cuenca del Lago Chad continúan aumentando, por lo que las autoridades podrían estar perdiendo la oportunidad de llevar a cabo contundentes operaciones aprovechando la debilidad mostrada por Boko Haram e ISWAP durante los últimos meses. Además, la falta de operaciones militares y policiales contra elementos terroristas en la zona centro y oeste del país, donde ya se ha evidenciado la presencia de estos grupos, propicia su expansión hacia zonas de estas características, ya descontroladas por la delincuencia común y por redes criminales no vinculadas, hasta hace poco tiempo, con el terrorismo.
[1] Tal y como puede apreciarse en el gráfico 1, del total de las 249 víctimas mortales, 132 eran militares y 117 civiles.
[2] Atendiendo a la leyenda detallada en el mapa, se consideran ataques bajo impacto aquellos que provoquen menos de 10 víctimas mortales, impacto medio entre 10 y 30 bajas y alto los que superen las 30.