Las fuerzas de seguridad turcas detienen al segundo al mando de Daesh

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Carmen Arroyo

Fuerzas turco-sirias en Sanliurfa. Fuente: El Confidencial.

Tal y como confirmaron los medios locales turcos el pasado 28 de abril, uno de los altos cargos del autodenominado Estado Islámico ha sido detenido en Estambul. Se le ha identificado como el segundo al mando de la organización, el cual guardaba una estrecha relación con Abu Bakr al Baghdadi.

El detenido, de procedencia afgana, es conocido bajo el nombre clave de Basim o A.S.I.M. Hasta hace dos años, supuestamente se presentaba como la mano derecha de al Baghdadi, líder de la organización terrorista fallecido en una operación militar liderada por Estados Unidos en 2019 en la provincia de Idlib, último bastión del yihadismo en Siria. Se dice además que le ayudó a esconderse y huir de las fuerzas estadounidenses.

La agencia Anadolu confirmó los hechos sobre la detención, la cual fue llevada a cabo por las fuerzas de seguridad y servicios secretos de Turquía (Milli Istihbarat Teskilati, MIT por sus siglas en turco). Así como lo han afirmado dichas autoridades, la captura se dio en el distrito de Atasehir, en la parte asiática de la ciudad de Estambul. A pesar de que no se ha especificado la duración de su estancia en el país, las fuerzas turcas han declarado que entró con un pasaporte falso.

El grupo noticiero Demiroren ha afirmado que el sospechoso en cuestión formaba parte del consejo de toma de decisiones de la organización, además de reclutar combatientes para ofrecerles formación militar en campos de entrenamiento en Siria e Irak.

Turquía es la frontera del yihadismo para Europa, sus fuerzas y cuerpos de seguridad están constantemente amenazados por la presencia de organizaciones terroristas. El país fronterizo con Siria e Irak ha hecho frente a la crisis humanitaria ocasionada en estas guerras y las respectivas olas de refugiados, entre los que tienen gran facilidad de acceso terroristas yihadistas.

Así, Turquía se presenta como una base operacional desde la que Daesh tiene la capacidad de actuar y esconderse. Ya no solo como retaguardia y refugio para yihadistas, sino que también utilizan al país como amparo para el desarrollo de sus actividades ilícitas y cobijo para su red de financiación. Además, esta situación también se ha producido de forma inversa, mostrándose Turquía durante los últimos años como una vía de entrada para combatientes dispuestos a formar parte de las filas de organizaciones terroristas y luchar en el frente sirio.