En la colonia penitenciaria masculina de máxima seguridad IK-19 en Surovikino, región de Volgogrado (Federación Rusa), a unos 850 kilómetros al sur de Moscú, cumplían condena 1.241 reclusos. En el transcurso de una reunión rutinaria celebrada el 23 de agosto del 2024, cuatro presos tomaron como rehenes a ocho funcionarios del Servicio Penitenciario Federal (FSIN). Entre ellos se encontraba el director del centro, Andrei Devyatov, y otros cuatro internos. Los secuestradores hirieron con arma blanca a cuatro funcionarios matando a tres de ellos e hiriendo de gravedad a otros tres miembros del personal de la prisión que les hicieron frente, falleciendo uno de ellos en el hospital poco después. Cuatro reclusos más también sufrieron heridas por parte de los atacantes.
Los terroristas difundieron un vídeo donde se podía ver a los funcionarios heridos y degollados por ellos mismos. La grabación, realizada en árabe daba comienzo con la sahada (testimonio de fe, uno de los cinco pilares del islam) y con reconocimiento de que eran “Muyahidin del Estado islámico”. Señalaban que “con la ayuda de Dios todopoderoso” habían capturado la prisión.
En un nuevo vídeo, este también en árabe, uno de los asaltantes, portando lo que parecía ser un chaleco explosivo y un cuchillo en las manos ensangrentadas exhibía la bandera empleada por el Daesh.
También se podía ver a otro de los terroristas que mostraba tres cuchillos mientras proclamaba: “Aquí están los muyahidin del Estado Islámico”. Un tercero sostenía un cuchillo en la garganta de un funcionario de prisiones arrodillado y cubierto de sangre.
Este funcionario volvía a aparecer, en una tercera grabación, esta en lengua rusa, en la que los secuestradores le obligaron a dirigirse al presidente de la Federación Rusa Vladimir Putin a quién instaba a que atendiese las demandas de los terroristas. Estas consistían inicialmente en dinero y un helicóptero para huir del centro penitenciario. Posteriormente, en una nueva grabación, uno de los terroristas, proclamando que “los musulmanes están oprimidos por la policía” demandaba un coche en una ametralladora.
Al inicio de una reunión operativa con miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa, el presidente Putin compareció públicamente para comunicar que estaba siendo informado de la situación por el jefe del Servicio Penitenciario Federal, y que iba a escuchar las valoraciones de Vladimir Aleksandrovich Kolokoltsev, ministro del Interior y de Viktor Vasilyevich Zolotov director del Servicio Federal de Seguridad (FSB) y jefe de la Rosgvárdia (Guardia Nacional de Rusia).
Un mulá de la localidad intentó negociar con los delincuentes, aunque sin lograr resultados. En unas declaraciones públicas, Bata Kifah Mohamad, Mufti de la Administración Espiritual Central de los Musulmanes de la Región de Volgogrado, declaró que no se pueden llevar a cabo negociaciones con los secuestradores. “¿No está claro por qué no son necesarias estas negociaciones con los criminales? ¿Para persuadirlos con palabras amables? ¿Para amonestarlos? ¿Después de lo que estos bandidos mataron e hicieron hoy? …a los criminales hay que hablarles desde una posición de fuerza”.
Poco después, a primera hora de la tarde, y tras la realización de una operación antiterrorista, el gobernador de la región Andrei Bocharov declaró públicamente: “Hubo muertes, los criminales fueron eliminados” (…) “Francotiradores de las fuerzas especiales de la Guardia Nacional Rusa en la región de Volgogrado neutralizaron a los cuatro prisioneros que habían tomado como rehenes al personal penitenciario con cuatro disparos precisos“.
La identidad de los asaltantes eliminados era la siguiente:
Temur Khusinov, nacido el 9 de agosto de 1995 en Uzbekistán. Encarcelado el 9 de noviembre del 2018 para cumplir una condena que finalizaba el 8 de noviembre de 2024.
Nazirchon Toshov, nacido el 6 de marzo de 1996 en Tayikistán. Encarcelado el 19 de abril de 2023 para cumplir una condena que finalizaba el 4 de agosto de 2029.
Ramzidin Toshev, nacido el 8 de octubre de 1995 en Uzbekistán. Encarcelado el 25 de octubre del 2023 para cumplir una condena que finalizaba el 12 de marzo de 2031.
Rustaman Navruzi nacido el 22 de marzo de 2001 en Tayikistán. Encarcelado el 23 de junio de 2022 para cumplir una condena que finalizaba el 4 de abril de 2028.
El motivo del ingreso en prisión de tres de ellos estaba relacionado con narcotráfico (tres de ellos) y un homicidio involuntario en el transcurso de una pelea. Ninguno tenía vínculos conocidos con el yihadismo en el momento de su detención. Asimismo, estos cuatro terroristas se caracterizaban por ser jóvenes de nacionalidad tayika y uzbeka, que junto con la kazaja son las mayoritarias del Estado Islámico en el Khorasan (IS-K) filial afgana del Daesh. Precisamente, varios nacionales de estos países fueron los autores del mortal atentado yihadista en el Crocus City Hall de Moscú el 22 de marzo de 2024 en el que más de 130 personas fueron asesinadas. En aquella ocasión, a los autores del ataque tampoco se le conocía relación previa con la actividad yihadista, a excepción de uno de ellos que afirmó haber sido captado a través de un canal de Telegram.
En el caso del reciente motín en la prisión de Surovikino, queda por saber la causa de la intensa radicalización de estos terroristas, toda vez que a uno de ellos apenas le quedaban unos meses de estancia en prisión. Además, la falta de detección de estos casos de radicalismo por parte de las autoridades penitenciarias en un entorno, al menos en teoría, hipervigilado también será motivo de debate.
De lo que no hay dudas en base a numerosos casos anteriores de incidentes ocurridos en prisión por parte de presos radicalizados es del papel que tienen los centros penitenciarios como eventual elemento de trasmisión de doctrinas radicales y la importancia vital, en este caso en toda la extensión del término, de la detección previa e intervención inmediata sobre esas conductas. En este contexto, no debería olvidarse la relevancia que tiene el trato que recibe población reclusa como eventual elemento impulsor cara el radicalismo, pues como decía Fiódor Dostoyevski, “El grado de civilización de una sociedad se mide por el trato a sus presos.”