Observatorio de atentados yihadistas de diciembre de 2021

Escenario del atentado suicida ocurrido en R.D Congo junto a un restaurante durante la comida de Navidad. Fuente: Al Jazeera.

1.Análisis

El año 2021 finaliza con un nuevo mes en el que el yihadismo ha dejado su huella en múltiples países a través de la actividad terrorista desarrollada por las numerosas organizaciones que actúan bajo el influjo de esta ideología extremista, dejando tras de sí al menos a 583 personas asesinadas.

A lo largo de este último mes se han reflejado una vez más las distintas tendencias que se encuentran a la hora de abordar el fenómeno yihadista actual, siendo todas ellas analizadas en la próxima edición del Anuario del terrorismo yihadista 2021. Mientras, en lo que concierne al desarrollo de los acontecimientos durante el mes de diciembre, es preciso poner el foco en varios escenarios que tradicionalmente escapan al interés que acaparan otros epicentros de actividad yihadista, y sobre los que ya se ha hablado con detenimiento en anteriores análisis mensuales.

En primer lugar, y como continuación de los hechos acaecidos en noviembre, la tregua acordada por la rama talibán pakistaní (TTP) y las autoridades locales llegó a su punto final el pasado día 9, después de un mes sin que se produjeran acciones terroristas. Una vez cumplido el plazo establecido, TTP ha vuelto a retomar la actividad, cometiendo al menos cinco atentados sobre fuerzas policiales y militares, aunque algunas fuentes apuntan que podrían ser una decena. El primero de estos ataques fue perpetrado el día 11 en Khyber, provincia en la que fue asesinado un policía en una emboscada (caso de estudio #45). El motivo de la ruptura de las negociaciones y del consecuente retorno a la actividad terrorista, según apunta en un comunicado de audio Noor Wali Meshud, líder de TTP y a quien se dio por muerto erróneamente a mitad de año, es que las autoridades no cumplieron con su compromiso de excarcelar a miembros de su organización que se encuentran en prisión. En estos momentos, todo apunta a que estas conversaciones han quedado suspendidas y que la desconfianza entre ambas partes se ha incrementado. La inestabilidad surgida a raíz de este desencuentro sin duda alguna no agradará a los talibán afganos, quienes están ejerciendo de intermediarios y ven necesario un equilibrio en el país vecino para consolidar un gobierno que no es lo suficientemente sólido debido a la crisis humanitaria, la deficiente situación económica, la inseguridad provocada por la oleada de atentados de la rama territorial de Estado Islámico, etc.

Desplazando el foco de atención hacia la vecina India, la región de Cachemira lleva siendo noticia durante los últimos meses por distintos motivos relacionados con la seguridad del país y la actividad terrorista desarrollada sobre él. Si en el mes de junio, por ejemplo, comentábamos el primer ataque con dron cometido sobre este territorio y llevado a cabo por Lashkar-e-Taiba, es preciso apuntar que en el último mes se produjo el primer atentado reivindicado por una nueva organización terrorista que se hace llamar Kashmir Tigers. Según apuntan investigaciones policiales locales, esta agrupación estaría integrada dentro del conocido grupo Jaish-e-Mohammed (JeM), que es el más activo de toda la región en cuanto a volumen de atentados terroristas. La particularidad de Kashmir Tigers sería que actúan como un grupúsculo que tiene como objetivo mostrar un perfil más secular en cuanto a sus reivindicaciones, y alejarse de la ideología que lo vincula con el extremismo religioso. De ahí se entiende su propia nomenclatura. Sin embargo, que permanezca integrado en JeM deja entrever cuál es realmente la fuente ideológica de la que bebe este grupúsculo y los miembros que lo conforman. Sea como fuere, lo cierto es que el atentado ocurrido el pasado día 14 en el que fueron asesinados tres policías mientras volvían en autobús una vez finalizada su jornada laboral (#53) es una muestra de la capacidad que parece ostentar.

Por otro lado, el final de año es un buen momento para hacer balance de la evolución que el yihadismo ha tenido en Somalia. Pese a no haber sido un foco central de atención, la situación en este país es preocupante por diversas cuestiones. En primer lugar, la inestabilidad política ha marcado el devenir de los acontecimientos. Las elecciones presidenciales que tenían que haberse celebrado a inicios de año se han postergado en varias ocasiones, acabando 2021 sin que estas se hayan producido. A ello hay que sumar que el día 27 de diciembre el presidente del país decidió destituir del cargo a su primer ministro. Coincidiendo con esta crisis constitucional, Al Shabaab ha aprovechado las distintas fechas cercanas en las que se esperaba que se pudiesen celebrar estas elecciones para incrementar sus ofensivas y así amedrentar a la población para que no votase. La organización terrorista parece haber incrementado su capacidad operativa, cometiendo diversos atentados también en Kenia a lo largo del año y siendo incluso capaz este último mes de tomar por completo la ciudad de Balad próxima a la capital del país. En este ataque, los yihadistas consiguieron que las fuerzas de seguridad huyesen de sus posiciones, lo que permitió hacerse con el control de la ciudad (#107). Sin motivo aparente, horas después de su llegada, los miembros de Al Shabaab decidieron abandonar sus posiciones y salir de la ciudad.

La situación en Somalia no es nada halagüeña. El vacío de poder generado y la fuerte inestabilidad política son dos factores clave que cada vez dan más alas a Al Shaabab. Si a ello sumamos el desamparo que siente buena parte de la población respecto a sus gobernantes, así como las dificultades económicas y sociales, lo cierto es que el contexto es muy favorable para que este grupo yihadista, que durante los últimos años ya ha sido capaz de arrinconar al Estado Islámico en Somalia a la región de Puntland, continúe suponiendo una seria amenaza para la seguridad del país.

El último escenario en el que nos vamos a detener es Benín. Allí, entre finales de noviembre e inicios de diciembre se han producido una serie de ataques atribuidos a JNIM, siglas que corresponden a la coalición de grupos yihadistas del Sahel Occidental alineada con Al Qaeda. La tendencia de los últimos años señalaba claramente hacia una expansión del yihadismo por el Golfo de Guinea. Esta expansión progresiva parece que durante la segunda mitad de 2021 ha acabado materializándose con el incremento de acciones terroristas en países como Togo, Costa de Marfil o el propio Benín. En el caso de este último país, preocupa especialmente lo que ocurre en su frontera norte con Burkina Faso y Níger, ya que allí se han producido los dos ataques documentados a principio de mes (#1 y #10). El modus operandi que los terroristas han empleado es similar al que se da en otros países vecinos con presencia yihadista, recurriendo a incursiones en poblado y emboscadas sobre puestos de control de fuerzas policiales y militares. El elemento más preocupante es que esta tendencia por la que los ataques terroristas cada vez son más frecuentes sobre países del Golfo de Guinea parece ir en aumento, y no hay que descartar que el año 2022 sea el temido punto de inflexión para que el terrorismo yihadista que ejercen las ramas territoriales de Estado Islámico y de Al Qaeda golpee con fuerza y de forma reiterada a estos países que ven como poco a poco la sombra del yihadismo se adentra en su territorio. Que JNIM reivindicase por primera vez como propio el atentado ocurrido el día 2 en Benín es una muestra de cómo el yihadismo ha optado por dejarse ver definitivamente en esta región, mostrando así sus intenciones para el futuro más próximo.

Para finalizar, los dieciséis países en los que se ha producido al menos un atentado de inspiración yihadista en el mes de diciembre y que se han saldado con al menos una víctima son: Afganistán, Siria, Irak, Pakistán, India, Egipto, Mali, Burkina Faso, Benín, Níger, Nigeria, Camerún, República Democrática del Congo, Somalia, Tanzania y Mozambique.

2. Metodología

La metodología de la presente investigación tiene como base la búsqueda y el análisis de fuentes abiertas, siendo éstas esencialmente noticias de prensa nacionales e internacionales, informes de instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales que trabajan sobre el terreno y comunicados emitidos por los propios grupos terroristas (teniendo en cuenta que la información de éstos no siempre es fiable y siendo contrastada previamente). Dichas fuentes son accesibles al lector y pueden ser consultadas a través del enlace adjuntado en los resúmenes que acompañan a los datos extraídos en cada uno de los casos de estudio registrados. No obstante, existen algunas excepciones en las que se ha decidido no añadir el enlace por motivos de sensibilización y respeto a las víctimas, al tratarse de imágenes que no se considera necesario mostrar.

En la sección que hace referencia a la autoría de los atentados, en determinados casos se puede leer “sin confirmar” junto al nombre de la organización terrorista. Esto sucederá en todos aquellos casos donde ningún medio oficial vinculado a la organización autora haya reivindicado dicho ataque. Pese a la falta de esta confirmación, existen vínculos, modus operandi y características comunes con otros antecedentes que pueden ayudar a determinar la autoría, aunque siempre exista el riesgo de equivocarse en el análisis de la información.

El objetivo último de este observatorio es intentar conocer los máximos casos posibles, sabiendo que resulta imposible plasmar todos ellos por la inaccesibilidad de medios o falta de información en determinadas regiones. Debido a esta razón, uno de los criterios que debe reunir un atentado para aparecer en esta investigación es que se produzca alguna víctima, dado el escaso (o nulo) eco mediático que tienen aquellos casos en los que por suerte no se producen muertes, excepto en el caso de países occidentales donde sí se incluyen los atentados que no hayan provocado víctimas, así como aquellos otros que presenten unas particularidades propias que requieran su inclusión. El objetivo último es que los datos representados mes a mes permitan mostrar la evolución del terrorismo yihadista a partir de la actividad de las distintas organizaciones que lo representan a escala global.

Finalmente, se recuerda, como todos los meses, los criterios establecidos a la hora de contabilizar los casos de estudio:

• Atentados que sean perpetrados por organizaciones yihadistas o
• Cometidos por individuos inspirados en su ideología
• Donde al menos se produce una víctima mortal, pudiendo ser el propio terrorista (con las excepciones ya citadas)
• Que estén documentados por fuentes contrastadas

3. Tabla con casos de estudios documentados