Observatorio de atentados yihadistas de julio de 2021

Miembros talibán celebran la toma de una ciudad cerca de la frontera pakistaní. Fuente: Abdul Khaliq Achakzai/Reuters

1. Análisis

El mes de julio finalizó con un total de al menos 131 ataques yihadistas que arrebataron la vida a 826 personas. Que casi la mitad de las víctimas mortales se diesen en Afganistán habla por sí mismo de cuál es el panorama actual en el que se encuentra este país; no obstante, y a medida que los talibán ocupan buena parte del país, cada ves es más difícil conocer de primera mano el desarrollo de los acontecimientos ante el vacío informativo que comienza a generarse. Un vacío informativo por parte de los medios de comunicación que está siendo sustituido interesadamente por los talibán, quienes continúan con su campaña de asesinar a periodistas que están informando sobre el terreno, para que la única versión que conozca la comunidad internacional sea la impuesta por sus propios medios propagandísticos. Sin ir más lejos, este último mes fue asesinado Danish Siddiqu, conocido fotógrafo y periodista de Reuters que había obtenido diversos galardones de prestigio en su carrera, durante una emboscada terrorista (caso de estudio #69). A su muerte, es preciso añadir el asesinato de un director de radio local a principios de agosto y el secuestro de otro periodista de la misma emisora. Todo ello, como se verá en el análisis del próximo mes, en un contexto en el que en apenas diez días los talibán se han hecho con prácticamente todo el país y han conseguido derrocar al gobierno afgano.

Si nos desplazamos hacia el vecino Pakistán, vemos cómo los intereses geopolíticos de la región están sufriendo alguna variación en el juego de alianzas que está afectando directamente al desarrollo de la actividad yihadista. Concretamente es relevante el papel de China, país que tiene una fuerte inversión en Pakistán y cuyos intereses se han convertido en objeto de atentados durante los últimos meses. Si bien en abril fue el embajador chino el que sufrió un atentado suicida atribuido a la facción talibán pakistaní  (TTP) mientras se encontraba en un hotel de Quetta, este último mes fueron nueve los trabajadores chinos asesinados en otro atentado suicida en la provincia de Khyber (#62). A pesar de que las autoridades pakistaníes trataron de vincular lo ocurrido con un accidente, las conclusiones extraídas por los investigadores chinos fueron distintas y apuntaron directamente a un atentado terrorista de inspiración yihadista cometido por TTP. En línea con los diferentes intereses de los varios actores tanto estatales como terroristas que tienen presencia sobre suelo pakistaní, no hay que olvidar que las autoridades locales han utilizado a los grupos yihadistas durante las últimas décadas con el fin de debilitar a sus países vecinos y emplean el terrorismo como un arma arrojadiza hacia estos. Afganistán y la India han sufrido dentro de sus fronteras este fenómeno vinculado en no pocas ocasiones a la relación entre los servicios de inteligencia pakistaníes (ISI) y grupos como los talibán, Lashkar-e-Taiba o Lashkar-e-Jhangvi.

En otro orden, el Estado Islámico continúa con su resurgimiento tanto en Siria como en Irak. A lo largo del último ves, la organización terrorista llevó a cabo en ambos países una veintena de atentados con víctimas mortales. Entre estos ataques, es preciso destacar el ocurrido a mediados de mes en la capital iraquí, donde un terrorista suicida de Daesh se hizo estallar en un mercado de un barrio chií, asesinando a 35 personas. La mayoría de ellas eran mujeres y niños que se encontraban haciendo compras en una hora en la que el mercado estaba abarrotado de gente. Este atentado siguió la misma tipología de ataque que en el ocurrido a principios de año también en la capital, cuando otros dos terroristas suicidas activaron sus cinturones explosivos, matando de esta forma a 32 personas.  En lo que concierne a su actividad en Siria, Daesh focaliza su atención en áreas más alejadas de los centros urbanos, llevando a cabo emboscadas sobre fuerzas enemigas en zonas rurales o áreas de montaña desde las que es más sencillo escabullirse una vez materializado el ataque. Así ocurrió, por ejemplo, en los diversos atentados cometidos sobre fuerzas de seguridad en la región de Deir-ez-Zor (#10, #14, #37 y #38).

Sin abandonar Siria, pero centrando el interés en otra organización terrorista, se puede decir sin ningún género de duda que, a medida que se producía el desmoronamiento del califato yihadista de Daesh, este hueco fue ocupado por Hayat Tahrir al Sham (HTS), la organización liderada por Al Jolani y que hasta escasamente tres años actuaba como brazo de Al Qaeda en el país. HTS ha acabado por ejercer su hegemonía especialmente en el bastión de Idlib y expandiendo su influencia de forma lenta pero progresiva hacia otras regiones colindantes. En estos momentos, esta organización se presenta como la principal competidora para otras fuerzas yihadistas, entre ellas Daesh, que quieren mantener su presencia sobre el territorio. Sin embargo, la preponderancia de HTS está obligando a otras agrupaciones a integrarse bajo su organización o a abandonar provincias como Idlib o Latakia. Tal es el caso de Jund al Sham, un grupo compuesto en su mayoría por combatientes chechenos a quien durante el último mes HTS dio un ultimátum para que estos se integrasen en su facción o se marchasen antes de que este grupo fuese disuelto. La estrategia empleada por Al Jolani no puede ser más efectiva en este sentido, ya que durante los últimos dos años HTS no ha dejado de crecer a medida que han ido adoptando sus siglas otras agrupaciones rivales que operaban en Idlib y que decidieron sumarse a su enemigo antes de verse derrotadas. En este sentido, es cuestión de tiempo ver cómo pueden chocar frontalmente en un futuro a corto plazo los planes de las tres mayores fuerzas yihadistas sobre el escenario sirio, siendo estas: Daesh, el propio HTS y Hurras al Din, actual brazo de Al Qaeda en el país.

En este sentido, queda de manifiesto la importancia de comprender los alineamientos y posicionamientos entre las distintas organizaciones yihadistas locales para comprender el devenir del movimiento tanto desde una perspectiva regional como internacional, y resulta importante conocer las últimas alteraciones dadas en otro foco de interés como es el Sahel Occidental. Sobre este territorio, en el que están más que consolidadas agrupaciones tales como el Estado Islámico del Gran Sahara (EIGS) o la coalición de grupos yihadistas asociada con Al Qaeda bajo las siglas de JNIM, se ha vuelto a producir una modificación en las alianzas alrededor del Lago Chad. La muerte del carismático Abubakar Shekau el pasado mes de mayo dejó sin liderazgo a los integrantes de Boko Haram y como era previsible, no pocos de sus miembros han decidido aceptar la generosa oferta del Estado Islámico de África Occidental (ISWAP) para volver a reintegrarse bajo las siglas de la franquicia regional de Daesh. Como no podía ser de otra forma, el juramento de fidelidad realizado por estos combatientes ha sido difundido por diversos canales yihadistas de Daesh, quienes han sacado todo el rédito propagandístico posible en una nueva muestra de músculo. Por su parte, el futuro de Boko Haram como organización está en entredicho, tras haber perdido en apenas dos meses tanto a su líder como a buena parte de sus militantes. A ello, habría que sumarle que todavía se desconoce quien será el sustituto de Shekau al frente del grupo.

En cuanto al territorio europeo, durante el mes de julio no se produjo ningún ataque confirmado bajo la inspiración yihadista. No obstante, durante los últimos días de mes se dio el apuñalamiento a una mujer en Hyde Park (Londres) y la investigación para esclarecer lo ocurrido fue asumida por autoridades en materia de contraterrorismo sin que de momento se haya emitido ningún comunicado al respecto.

Para finalizar, los 14 países en los que se ha producido al menos un atentado de inspiración yihadista en el mes de marzo que han dejado al menos una víctima son: Afganistán, Siria, Irak, Pakistán, India, Egipto, Mali, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Camerún, República Democrática del Congo, Somalia y Mozambique.

2. Metodología

La metodología de la presente investigación tiene como base la búsqueda y el análisis de fuentes abiertas, siendo éstas esencialmente noticias de prensa nacionales e internacionales, informes de instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales que trabajan sobre el terreno y comunicados emitidos por los propios grupos terroristas (teniendo en cuenta que la información de éstos no siempre es fiable y siendo contrastada previamente). Dichas fuentes son accesibles al lector y pueden ser consultadas a través del enlace adjuntado en los resúmenes que acompañan a los datos extraídos en cada uno de los casos de estudio registrados. No obstante, existen algunas excepciones en las que se ha decidido no añadir el enlace por motivos de sensibilización y respeto a las víctimas, al tratarse de imágenes que no se considera necesario mostrar.

En la sección que hace referencia a la autoría de los atentados, en determinados casos se puede leer “sin confirmar” junto al nombre de la organización terrorista. Esto sucederá en todos aquellos casos donde ningún medio oficial vinculado a la organización autora haya reivindicado dicho ataque. Pese a la falta de esta confirmación, existen vínculos, modus operandi y características comunes con otros antecedentes que pueden ayudar a determinar la autoría, aunque siempre exista el riesgo de equivocarse en el análisis de la información.

El objetivo último de este observatorio es intentar conocer los máximos casos posibles, sabiendo que resulta imposible plasmar todos ellos por la inaccesibilidad de medios o falta de información en determinadas regiones. Debido a esta razón, uno de los criterios que debe reunir un atentado para aparecer en esta investigación es que se produzca alguna víctima, dado el escaso (o nulo) eco mediático que tienen aquellos casos en los que por suerte no se producen muertes, excepto en el caso de países occidentales donde sí se incluyen los atentados que no hayan provocado víctimas, así como aquellos otros que presenten unas particularidades propias que requieran su inclusión. El objetivo último es que los datos representados mes a mes permitan mostrar la evolución del terrorismo yihadista a partir de la actividad de las distintas organizaciones que lo representan a escala global.

Finalmente, se recuerda, como todos los meses, los criterios establecidos a la hora de contabilizar los casos de estudio:

• Atentados que sean perpetrados por organizaciones yihadistas o
• Cometidos por individuos inspirados en su ideología
• Donde al menos se produce una víctima mortal, pudiendo ser el propio terrorista (con las excepciones ya citadas)
• Que estén documentados por fuentes abiertas contrastadas.

3. Tabla con casos de estudios documentados